fbpx

Cristina Gutiérrez: “En el peor momento, podemos ver lo mejor de cada alumno”

La educadora anima a los docentes a formarse en Educación emocional para entenderse a sí mismos y así poder conocer de verdad a sus alumnos y conectar con ellos.
Adrián ArcosMartes, 18 de febrero de 2020
0

Cristina Gutiérrez lleva 37 años trabajando en La Granja de Barcelona, una granja escuela por donde pasan cada año más de 18.000 niños de todas las edades, de escuelas públicas, privadas y concertadas, niños de pueblo y de ciudad… Y en esos 37 años nunca antes se ha encontrado tantos niños con tantas carencias emocionales: miedos a casi todo, bajas autoestimas, desconfianza, inseguridad…, pero tampoco antes había visto a tantos padres asustados. La solución, para ella, está en la Educación emocional.

En tu libro Crecer con valentía, destacas la importancia de educar con valentía, fortaleza, confianza, seguridad… ¿Es lo que les falta a los padres hoy?
—Lo que les falta a los padres sobre todo es confiar, que etimológicamente significa tener fe. Deben tener fe en los hijos, en que los hijos pueden. Y en el que nace nuestro bebé tenemos que tomar una decisión muy importante, y es quién queremos que eduque a nuestro hijo, si nosotros o nuestros miedos.

¿Qué ha cambiado en esa actitud de los padres?
—Ahora los padres son mucho más desconfiados, hay muchos más miedos, y una evidencia es la sobreprotección que se ha convertido en una pandemia.

"

Ahora los padres son mucho más desconfiados, y una evidencia es la sobreprotección que se ha convertido en una pandemia

"

¿Por qué se produce ese mayor miedo? ¿Qué ha cambiado en la sociedad?
—El gran cambio lo empecé a notar a principios de los años 2000, porque me di cuenta de que los niños ya no me escuchaban cuando explicaba algo, ya no conseguía modular actitudes ni comportamientos, los padres se enfadaban por cualquier cosa… Creo que durante esos años de opulencia, cambiamos el ser por el tener. Y además tenemos todo doble: dos móviles, dos teles, dos videojuegos para que los niños no discutan ni se enfaden. En definitiva, para que no haya conflicto. Y si no hay conflicto, no estamos entrenando a los niños a tener herramientas para gestionar ese conflicto. Estamos haciendo que los niños sientan que no puedan, porque cuando le llevo la mochila al cole, en realidad le estoy diciendo “ya la llevo yo que tú no puedes”; o cada vez que discuto la nota del examen con el profesor, en realidad le estoy diciendo “ya voy yo porque tú no puedes”; y lo mismo cuando miro el WhatsApp de los padres para ver qué deberes tocan. Y en todas esas situaciones le estoy entrenando en la dependencia, en la irresponsabilidad, en la falta de autonomía y autoestima.

¿Qué recomendaciones les darías a los padres para evitar esas actitudes?
—Primero que confíen, que pongan límites pero sin ser pesados. Si no hacen los deberes, no pasa nada; al día siguiente se van a llevar la bronca, tienen que espabilar, ver que ellos pueden; y, sobre todo, no sobreproteger, no hacer nada que ellos puedan hacer. Evolutivamente estamos diseñados para crecer, ser autónomos y útiles para la tribu.

"

La Educación emocional es la herramienta básica para saber quiénes somos, qué nos hace únicos, especiales y diferentes

"

Trasladándolo al ámbito educativo, ¿cómo tiene el profesor que actuar con este tipo de alumnos sobreprotegidos?
—Cuando tienes a un niño de 10 años sentado en el suelo, enfadado con el mundo y te dice: “la vida es una mieeeerda”, con la e muy larga, a mí lo que me salvó la vida fueron las herramientas de la Educación emocional. Primero me ayudaron a entenderme a mí, porque yo salí del sistema educativo sabiendo el nombre de los ríos o que París era la capital de Francia, pero no tenía ni idea de quién era e iba caminando por el mundo con la mitad de información. Y después me ayudaron a conocerlos a ellos, y ver las personas que hay detrás de esos ojos. Cuando eso pasa y ves lo maravillosos que son, entonces es cuando conectas. La Educación emocional es la herramienta básica para saber quiénes somos, qué nos hace únicos, especiales y diferentes. Porque eso que te hace única, especial y diferente es a lo que seguramente te acabarás dedicando. Y mejor descubrirlo a los 20 o 25 años que como yo, que lo descubrí a los 35. Me hubiera ahorrado 15 años.

De forma práctica, ¿cómo le puede ayudar al profesor?
—En La Granja, por ejemplo, la Educación emocional es ya una ciencia aplicada, con resultados demostrados, donde se ve un aumento de la competencia emocional de los niños además de una bajada muy significativa de la ansiedad. Nosotros compartimos todo con los docentes, hacemos demostraciones gratuitas tanto en La Granja de Barcelona como en la nueva de Madrid. Ahora tenemos la herramientas cuando surgen los conflictos, y en esos momentos podemos aprender y enseñar lo realmente importante, que es quiénes somos. Cuando todo va bien, todos somos fantásticos, pero en los peores momentos de conflicto, ahí demostramos quiénes somos, y tiene que haber un docente que vea lo maravilloso que hay dentro de cada alumno.

"

Es importante que el docente sienta ese despertar, que entienda todo lo que le pasa, porque si no, somos como máquinas

"

¿Cómo debería plasmarse la Educación emocional en el sistema educativo?
—Primero tiene que ser transversal, y después muy práctica y con sentido, de forma que los niños lo sientan, porque si les vamos a meter un rollo, eso no va a funcionar. La Educación emocional tiene que ser mi herramienta, y como Cristina, allá donde vaya, haga la actividad que haga, lo llevo dentro, lo llevo puesto, es una manera de mirar de forma diferente, dignificando a ese niño, mirando con el corazón. Tenemos que dar ese espacio y tiempo para que los niños se encuentren, para que hablen y disciernan entre ellos. Y descubres que los niños te dicen unas cosas que te sorprenden. Después de su paso en La Granja, pregunté a una niña de 12 años qué se llevaba de allí, y me dijo: “La autoestima es como una botella que debemos mantener llena para estar bien con nosotros mismos”. Y es cierto, porque muchas veces vamos con la botella medio vacía y así es muy fácil que nos afecte cualquier cosa.

¿Les faltan a los profesores este tipo de competencias?
—Por supuesto, y debería estar integrada en el sistema universitario. Es importante que el docente sienta ese despertar, que entienda todo lo que le pasa, porque si no, somos como máquinas. La Educación emocional si no emociona, no funciona.

Competencias para la vida

La base del éxito y de la felicidad. Por ejemplo, en Infojobs ya se miran las competencias emocionales. Y nosotros hace años que seleccionamos por esas competencias. Sin embargo, no estamos enseñándolas, cuando es totalmente necesario ir por la vida con empatía, con autoestima que es la base del éxito y la felicidad, con autonomía para no depender de los demás o para decir no, o con valentía para afrontar los miedos.

0
Comentarios