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El vínculo social, motor del desarrollo personal y emocional del alumno

La crisis sanitaria ha constatado la importancia de la escuela física y la enseñanza presencial para el adecuado desarrollo personal y social del alumno.
Adrián ArcosMartes, 9 de junio de 2020
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© MERFIN

La situación de pandemia global vivida en estos meses ha obligado a cambiar la enseñanza presencial por la virtual, cuando ni profesores, ni alumnos ni familias estaban lo suficientemente preparados. Esto ha supuesto un trabajo ingente de toda la comunidad educativa para sacar lo mejor de sí misma y ofrecer una respuesta eficiente y eficaz. Y ha sido esa respuesta la que ha generado oportunidades positivas en la Educación que deberían aprovecharse de cara al futuro más próximo.

Sobre esas oportunidades y desafíos educativos que han surgido de la crisis sanitaria hablaron el pasado 27 de mayo los invitados al webinar La comunidad educativa frente al Covid-19. Retos y aprendizajes, organizado por la ONG Ayuda en Acción. Los participantes pusieron sobre la mesa aquellas competencias educativas que han salido reforzadas de esta crisis y que también van a ser muy útiles de cara a la escuela que viene.

“Sabemos que nuestro mundo más próximo ha cambiado y hemos de adaptarnos a esta nueva realidad, con escenarios diferentes, pero ahora tenemos la posibilidad de anticiparnos y de que esta experiencia vivida nos sirva de reflexión para aprender de los errores cometidos pero también de los aciertos, que han sido muchos”, expresó Rosa Llorente, directora del Colegio “Ramiro Soláns” de Zaragoza.

Carles López, presidente de la Plataforma de Infancia, también se refirió a “un escenario diferente que necesita decisiones valientes, y que hay que tomarlas en conjunto por toda la comunidad educativa”. Esas decisiones pasan por un cambio metodológico, enfocándose en las habilidades del siglo XXI: espíritu crítico, empatía y solidaridad como herramientas fundamentales.

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Nos hemos dado cuenta de lo importante que es tener la escuela abierta y funcionando

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Precisamente, una de las competencias que ha salido más reforzada de esta crisis ha sido el vínculo social y la constatación de la importancia que tienen la escuela física y la enseñanza presencial como motores del desarrollo social y personal del alumno.

“Nos hemos dado cuenta de lo importante que es tener la escuela abierta y funcionando, que constituye un sistema fundamental de convivencia que va más allá de una mera función transmisora de conocimiento; la escuela forma parte crucial de lo que somos y de cómo vivimos, y no siempre le hemos dado toda la importancia que se merece”, manifestó Fernando Mudarra, director general de Ayuda en Acción

Según Gerardo Echeita, profesor de Psicología Evolutiva y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y experto en Educación inclusiva y atención a la diversidad, “algo que estamos viendo estos días, y que nos enorgullece como sociedad, son las muestras de solidaridad, cariño y apoyo mutuo, la construcción de un vínculo emocional con el que nos sentimos parte de un grupo; por tanto, tendremos que valorar el peso de las formas de enseñar que nos permitan reforzar ese vínculo que ha demostrado ser tan decisivo para nuestra supervivencia y para salir adelante con menos dolor”.

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La escuela tiene una función de acompañamiento emocional que es necesaria para nuestro alumnado más vulnerable

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En ese sentido, Rosa Llorente asegura que “la enseñanza presencial es insustituible” y recuerda cuál es la función fundamental de la escuela: “La instrucción es una parte importante, pero la escuela tiene una función de acompañamiento emocional que es necesaria para que nuestro alumnado más vulnerable pueda tener un desarrollo evolutivo adecuado y un futuro éxito en su vida”.

De hecho, ella considera la escuela como “un espacio de justicia social, que elimina las desigualdades, que permite transformar habilidades y conocimientos en bien común, que genera vínculos emocionales que garantizan la estabilidad del alumnado y de todos los agentes de la comunidad educativa para construir una sociedad común, para resolver y aprender a gestionar conflictos y para ofrecer oportunidades de tiempo libre”.

Y señala todos esos valores que en esta crisis han salido muy reforzados: fraternidad, generosidad, ética del cuidado, gratitud y cooperación. “Tienen que ser valores que hayan llegado para quedarse y no podemos olvidarlos porque son una forma de lograr un mundo más justo y equitativo”, manifestó Llorente. 

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Han pasado de ser niños con una vida social importante a quedarse encerrados, pero todos han dado ejemplo de responsabilidad

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También participó en el webinar Leticia Cardenal, presidenta de la Ceapa, que quiso destacar esos lazos emocionales entre alumnado, profesores y compañeros que hay que mantener vivos para que la vuelta al cole sea lo menos drástica posible: “Han pasado de ser niños con una vida social importante a quedarse encerrados, pero todos han dado ejemplo de responsabilidad cumpliendo con el confinamiento mejor que nadie”.

Por ello, reclamaba que, una vez esté garantizada la seguridad de los docentes y todos los trabajadores y trabajadoras de los centros educativos, los estudiantes vuelvan a las clases lo antes posible. Y esto es necesario también para favorecer la conciliación familiar. “De cara al inicio de curso, las familias nos enfrentamos a una grave dificultad y pedimos a las administraciones que den una respuesta real y conjunta para solucionar este problema”, reclamaba Cardenal. 

Un mundo más sostenible

Otra de las competencias que ha salido reforzada de esta crisis ha sido la importancia de la sostenibilidad. Todas las imágenes que hemos visto durante estos meses de animales que ocupaban los espacios urbanos, de canales de agua más limpios o de espacios naturales que se regeneraban gracias a la ausencia de los humanos, tienen que servirnos para cambiar la mentalidad sobre nuestra relación con el medio ambiente.

“Estamos en una senda de colapso medioambiental con un horizonte temporal muy corto, y no podemos seguir con un sistema educativo que no refuerce la competencia de convivir de una manera más armónica con el medio ambiente, porque si no tenemos un planeta en el que vivir –y algunos análisis son muy preocupantes en ese sentido– el resto de las preocupaciones pueden parecer secundarias”, advertía el profesor Gerardo Echeita.

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