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Alex Alegre: “Los profesores tienen que sentirse cómodos con la tecnología y conocer las herramientas”

Alex Alegre, responsable de la vertical de Educación en SEMIC, advierte de que solo aquellos profesores que se sienten cómodos con las TIC son capaces de cambiar la forma de trabajar de sus alumnos.
Adrián ArcosMartes, 20 de abril de 2021
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Alex Alegre analiza la situación actual y los retos digitales a los que se enfrentan los centros. © SEMIC

Hace poco más de un año que los colegios tuvieron que cerrar como consecuencia de la pandemia de Covid-19. Algunos ya habían desarrollado toda una estrategia digital, pero otros muchos tuvieron que acelerar el proceso para poder ofrecer una enseñanza 100% online. En esa transformación, suelen surgir dificultades, dudas y problemas. SEMIC acompaña a los centros en todos sus procesos educativos y digitales, les facilita la tecnología que necesitan y les ayuda a implantarla y a darle continuidad. Alex Alegre, responsable de la vertical de Educación de esta compañía, analiza la situación actual y los retos digitales a los que se enfrentan los centros educativos.

Después de un año desde que empezó la pandemia, ¿qué gran cambio se observa en la Educación?
—Nosotros, que trabajamos en diferentes zonas de España, veíamos que dependiendo del tipo de colegio al que acudíamos, estaban en uno u otro grado de madurez. Pero esto ha empujado a todo el mundo a entender que la tecnología nos va a ayudar a trabajar de manera diferente. Y algo bueno es que los profesores han tenido que asumir unas competencias y han tenido que acostumbrarse a una manera de trabajar absolutamente innovadora.

¿Qué va a quedar para los próximos años?
—Sobre todo el uso de dispositivos dentro del aula. Ya será lo más normal del mundo que lleven un portátil o una tablet a clase, que presenten los trabajos con documentos cloud, o que los contenidos sean cada vez más digitales.

¿Cómo se puede abordar el problema de la brecha digital?
—La pobreza es un mal endémico que tenemos que combatir entre todos con soluciones imaginativas como los bancos de dispositivos en los que las familias contribuyen con sus préstamos igual que hacían en los bancos de libros, o las wifi gratuitas en espacios públicos que ponen en marcha los ayuntamientos. Una de las cosas que creo más importante es el tema de las capacitaciones de los docentes, porque la brecha digital no es solo no tener un dispositivo sino trabajar de forma diferente para que podamos utilizar esta tecnología.

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Los contenidos de los dispositivos tienen que ser interactivos, personalizables y adaptados al ritmo y aprendizaje de cada alumno

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¿Qué inconvenientes tiene el modelo híbrido?
—Tiene que ser un modelo complementario. El modelo híbrido tiene una serie de ventajas cuando un alumno se queda en casa porque está enfermo para que pueda conectar con el grupo e intervenir, o en zonas rurales donde el desplazamiento a los colegios resulta muy complicado. También con metodologías como la flipped classroom para que trabajen de forma diferente. Pero los alumnos necesitan esa vinculación social y esa relación personal con el resto de sus compañeros, poder trabajar físicamente e interactuar dentro de la clase.

¿Qué dispositivo es el más adecuado para la enseñanza?
—A veces en algunos colegios me preguntan si es mejor usar una tablet o un portátil. La diferencia fundamental entre un dispositivo y otro es que en uno se consume información y en otro se genera. Cuando un alumno es capaz de generar información, ese aprendizaje híbrido puede tener un sentido; en cuanto un alumno solo consume información y está muy vinculado a su docente, el aprendizaje híbrido empieza a presentar unas dificultades importantes.

¿Cómo debe cambiar el formato de los contenidos?
—Muchas veces, cuando se ha querido proponer contenidos digitales, se ha transformado el libro de papel en un PDF y eso no tiene pies ni cabeza. Los contenidos de los dispositivos tienen que ser interactivos, personalizables y adaptados al ritmo y aprendizaje de cada alumno. Hay empresas que lo están haciendo muy bien y que están lanzando propuestas formativas muy potentes. Quizá las que van más por detrás son aquellas editoriales tradicionales que conservan esa estructura de libro de papel, pero los contenidos tienen que evolucionar y adaptarse.

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No hay nada más triste que un alumno abandone su formación porque no haya podido encontrar su camino

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¿Y la evaluación?
—Precisamente el problema de los contenidos radica en la evaluación posterior. Intentamos transformar la Educación, intentamos que nuestros alumnos trabajen en colaborativo, por proyectos, de manera que cada uno pueda desarrollar sus capacidades, pero al final los medimos a todos con el mismo metro. Ahí tenemos un gran reto.

¿Cómo debería plantearse?
—Es difícil de determinar porque es verdad que hay unos conocimientos, una cultura general y un equilibrio que debemos mantener. Y también hacen falta recursos en Educación para desarrollar diferentes itinerarios educativos que nos permitan ser capaces de mantener a todos los alumnos en el sistema. Porque no hay nada más triste que un alumno abandone su formación porque no haya podido encontrar su camino.

Supongo que aquí tiene mucho que ver la FP.
—Siempre ha sido la gran olvidada pero hoy es fundamental para formar a profesionales.

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A veces se dice que los alumnos son nativos digitales, pero jugar a la Xbox o dominar el Fortnite no es ser nativo digital

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¿Qué papel juega la tecnología en las nuevas metodologías?
—La tecnología es un facilitador de herramientas para que esas nuevas metodologías educativas se desarrollen. Sería difícil trabajar en flipped classroom, en colaborativo o por proyectos si no tuviéramos dispositivos. La tecnología está para ayudar a los profesores, no para darles más trabajo. A los profesores innovadores se les requiere un sobreesfuerzo intelectual y de dedicación, y la tecnología está para ayudarles y hacerles la vida más fácil.

¿Cómo se consigue que haya más profesores innovadores?
—Yo hablo del efecto “mancha de aceite”. Los alumnos arrastran a veces a otros profesores contándoles sus experiencias en otras asignaturas. Y también es importante que la dirección del centro tenga muy claro cuál es el proyecto educativo y cual la metodología, porque son los directores los primeros que tienen que estar convencidos del camino; de no ser así, ocurre que estos profesores innovadores acaban predicando en el desierto.

¿Qué competencias digitales necesitan alumnos y profesores?
—Es importante separar ambas formaciones. Los alumnos tienen un proceso de aprendizaje más rápido y se van a adaptar a cualquier entorno siempre y cuando el docente tenga las capacidades adecuadas para ese entorno. A veces se dice que los alumnos son nativos digitales, pero jugar a la Xbox o dominar el Fortnite no es ser nativo digital. Para nosotros los docentes tienen que sentirse cómodos con la tecnología que pones a su alcance y los que tienen que conocer las herramientas que tienen. A partir de ahí, los docentes evolucionan de manera espectacular y van a conseguir que sus alumnos trabajen de forma diferente. Por eso la formación continua es fundamental.

¿Habría que poner también el foco en la formación inicial?
—Lo que es incoherente es que las facultades de Educación no estén pensando en la realidad de los colegios. Sabemos que mucha gente que sale de Magisterio no sabe nada de tecnología. Una clase magistral con el profesor en una tarima y los jóvenes alineados con sillas, es algo que ya debe pasar a la historia.

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Una de las habilidades fundamentales que van a necesitar nuestros alumnos cuando lleguen al mundo laboral va a ser la capacidad de aprender y de adaptarse

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¿Qué habilidades va a necesitar el alumno para su futuro?
—Es cierto que van a ser necesarias las llamadas soft skills –espíritu creativo, crítico, sociabilidad…– que se están trabajando en los colegios con el aprendizaje colaborativo, por proyectos o la flipped classroom. Pero una de las habilidades fundamentales que van a necesitar nuestros alumnos cuando lleguen al mundo laboral va a ser la capacidad de aprender y de adaptarse. El mundo cambia rápidamente y vamos a tener que ir cambiando según nuestra habilidad de aprender y adaptarnos.

¿Cómo visualiza los empleos del futuro?
—Esta juventud se ha de preparar para empleos donde la tecnología va a estar por todos lados. Van a desarrollarse empleos en entornos virtuales donde la programación y la robótica van a despuntar cada vez más.

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