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La Educación en tiempos de la cólera

Mónica Stilman
Licenciada en Educación, autora del proyecto “Elegir un modelo educativo es elegir un modelo de ciudadanía”
11 de mayo de 2021
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Resulta fundamental generar deliberación en nuestras aulas de forma programada y con convencimiento. © IGOR KISSELEV

«Ahora, di: ¿habría algo peor para el hombre en la tierra, si no fuera ciudadano?». Dante, Divina Comedia, Paraíso, VIII, 115-116

Desde hace tiempo que han saltado las alarmas en nuestra sociedad, mucho antes de procesos electorales. Descalificaciones que atentan contra el diálogo con ausencia del respeto indispensable dentro y fuera de la política, con un serio deterioro de la convivencia. No podemos pasar por alto con qué facilidad de palabra y actitudes se desvirtúan valores esenciales, ética indispensable en una sociedad justa. Entre tanto, nuestros jóvenes son testigos presenciales del más peligroso y descontrolado de los mensajes.
“El mal se alimenta y crece en ocasiones por una tolerancia mal entendida de las democracias parlamentarias, que a veces no se toman en serio a ciertos actores peligrosos”, como señala Hanna Arendt. Esgrimir términos como democracia y libertad para justificar crispación desconcierta, especialmente viniendo de la clase política, cuando el término libertad se ve despojado sobre todo de la imprescindible fraternidad. Por ello me permito subir el volumen de las alarmas en el campo de la Educación en un momento de ruptura social. Resulta fundamental generar deliberación en nuestras aulas de forma programada y con convencimiento, desarrollando la capacidad para diferenciar drásticamente entre el debate constructivo y el discurso de contenido banal, la descalificación que nada tiene que ver con libertad de expresión. Hagamos un ejercicio de democracia en acto. Estamos asistiendo a la normalización de un culto a la ignorancia en la sociedad, donde el paradigma del éxito son los influencers y las redes sociales, fuente de consulta, en que la violencia física o verbal aspira a ser viral y donde humillar es de recibo. Incluso el discurso y confrontación en el Parlamento se asemeja a un plató de televisión en el que se compite en la descalificación en medio de aplausos.

Intentemos proporcionar a nuestra joven comunidad escolar herramientas intelectuales para recuperar integridad y decencia, para que logren desplegar sus propios talentos sabiendo cuestionar lo incorrecto. La situación actual exige que sepan confiar en sí mismos para llevar a cabo lo que se propongan, reclamando de forma inteligente responsabilidad ante los compromisos. Insistir en la palabra compartida aunque no se comparta la opinión.

Cuando la palabra racional desaparece del escenario público se movilizan solo emociones, se adoctrina en la prepotencia, lejos del deseable pensamiento crítico que permite decisiones justas y apropiadas con el acontecimiento. Ante un escenario de estas características hay que hacer florecer “la idea” en espacios de deliberación, inspirando el pensamiento original, formando jóvenes ilustrados, adquiriendo el hábito de pensar por sí mismos. Grupos que elaboren ideas para una mejor convivencia en el grupo, la escuela o el barrio, una ejercitación cívica responsable que les permita trasladar la experiencia a cualquier situación de la vida cotidiana y, sobre todo, con disfrute. La única exigencia es la de respetar las siguientes normas: las ideas expuestas deben estar fundamentadas / escuchar al otro sin interrumpir/ no pueden aceptarse descalificaciones de ningún tipo /se debe llegar a conclusiones y llegado el momento verificarse resultados.

"Cuando la palabra racional desaparece del escenario público se movilizan solo emociones, se adoctrina en la prepotencia, lejos del deseable pensamiento crítico"

En un diálogo con jóvenes de Bachillerato, un alumno señalaba la diferencia entre el debate en la escuela de los debates entre políticos, “fuera de la escuela la vida real es otra cosa, los políticos mienten y manipulan como siempre”. Es allí donde cabe marcar un punto de inflexión en el debate: ¿los políticos serán siempre así y debemos resignarnos, de qué depende, qué políticos queremos y porqué ¿qué cambiar? ¿con qué herramientas contamos para ello? ¿cómo llegar a acuerdos en convivencia? ¿se es ciudadano solo por ejercer el derecho a voto? ¿no es parte de las obligaciones salvaguardar derechos? ¿qué aporta la diversidad de ideas a la hora de tener que llegar a una conclusión grupal? ¿en qué consiste negociar?

Actuar es fácil, lo difícil es pensar

La pandemia ha provocado mucho dolor y sobre todo un fuerte desconcierto, la incertidumbre dificulta el camino. Es la hora de infundir (e infundirnos) confianza y valor, de saber acompañar desechando decepciones, estereotipos, rencores y sobre todo certezas a través de nuevos planteamientos. Debemos ejercitar el hábito del pensamiento junto a la capacidad de comunicarse aprendiendo a cuestionar con fundamento, para una buena toma de decisiones. Por todo ello resulta indispensable ante todo reflexionar en el seno de los propios equipos docentes en las escuelas y sobre todo en los cursos de formación del profesorado. En ningún caso se habla de partidos políticos, solo de tomar partido con responsabilidad cívica. No se trata de imprimir manuales sino de imprimir actitudes.

Sin duda la escuela está cambiando y es imprescindible consolidar la fraternidad cívica como prioridad cotidiana desde la escuela infantil, adquiriendo el hábito de opinar desde el respeto a otras opiniones con mutua confianza. Hemos vivido cambios radicales en tiempos difíciles de pandemia que han dejado cicatrices y seguramente nos esperan imprevistos impensables que se deben afrontar juntos, pero sin ignorar las cicatrices, son nuestro punto de partida. Los japoneses han desarrollado un arte exquisito, el kintsugi. No se desprenden de un objeto roto ni se intenta ocultar las fisuras, consideran que la grieta embellece el objeto, cuentan con ella, crean a partir de ella. Nuestro mundo ha cambiado y el aprendizaje surge de las grietas, hay que tomarlas como punto de partida en nuestra actual normalidad. Porque como dice el poeta, hay una grieta en todo, así es como entra la luz, contando con la mejor Educación posible.

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