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Podcast: Ruta de la Seda

Recuerdo alguna vez en la escuela con asombro escuchar por primera vez mencionar la Ruta de la Seda. La sola existencia de un largo camino que uniese Constantinopla con remotísimas regiones de Asia, me despertaba un interés viajero. Disfrutaba de imaginar cómo serían esos largos periplos de caravanas de camellos atravesando Turquía, Siria, Arabia, Persia, India, Mongolia y China hace 2.000 años.
Esteban NigroViernes, 18 de junio de 2021
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En la Europa del siglo 4 a.C. ya se rumoreaba sobre un pueblo en lejanas tierras orientales denominado “seres”, famoso por poseer un tejido único.  A su vez, en la China del siglo II a.C. generaba la intriga de emperadores, unos habitantes que vivían en Occidente, más allá de las tribus bárbaras. Cada pueblo despertaba la curiosidad del otro. Era sólo cuestión de tiempo que se encontraran.

Al comienzo de la Era Cristiana, durante las guerras párticas por el control del Cercano Oriente, el Imperio Romano divisó en los estandartes de sus enemigos partos un tejido brilloso y seco al tacto que jamás habían visto. Y como comercio ha habido siempre, entre batalla y batalla le compraron a los partos esa llamativa tela llamada seda, llegando pronto la demanda a sus productores: la tierra de los seres. Había nacido así la Ruta de la Seda. Con el tiempo se sumaron a esta y en ambos sentidos: minerales, lana, marfil, porcelana, vidrio y claro, especias. Incluso por ella llegó a Europa desde China en el siglo XIII d.C., la pólvora! Se sabe que la primera vez que se utilizó esta mezcla de carbón, azufre y nitrato de potasio en un campo de batalla europeo fue en cañones ingleses durante la Guerra de los 100 años. Quedaría así registrado en los reportes del bando enemigo francés: “Las armas inglesas lanzan bolas de hierro por medio del fuego… Hacen un ruido parecido al trueno y causan grandes pérdidas de hombres y caballos…”. Era el fin de la caballería.

Pero volvamos al mapa de nuestra Ruta de la Seda, y al recuerdo de aquella vez que escuché por primera vez en la escuela hablar de ella. Me veo caminando de vuelta a casa y rememorando lo aprendido, pero… había algo que me hacía ruido. Tenía en claro que el extremo oeste de esta ruta era la ciudad de Constantinopla. Sin embargo… ¿qué había en el otro extremo? El profesor había mencionado vagamente unas lejanas tierras de China

Me veo caminando de vuelta a casa y rememorando lo aprendido, pero… había algo que me hacía ruido

A veces imagino mi vida habiendo nacido en este país asiatico, y cómo un día en la escuela me hubiera asombrado descubrir la Ruta de la Seda. Atento a sus palabras, mi profesor me hubiera contado que nacía en la ciudad de Xian, fundada hace 3.100 años. Y que si bien hoy a todos nosotros mandarines nos es más fácil escuchar hablar de Beijing o Shanghai, la ciudad de Xian fue nada más ni nada menos que capital de 13 dinastías chinas. Una de ellas, fue la denominada Tang y gobernó por 300 años a partir del siglo VII d.C. y fue entonces que la Ruta de la Seda vivió su apogeo. Mi profesor agrega que en ese entonces Xian era la ciudad más poblada del mundo con dos millones de habitantes, y que junto con Atenas, Roma y El Cairo, son consideradas hoy en día las cuatro mayores ciudades de la civilización antigua.

Los historiadores hoy se refieren a la dinastía Tang como el momento de mayor esplendor de la antigua civilización china. Tanto es así que los barrios chinos del mundo son llamados coloquialmente Tangrenjie (o sea calles de personas de la dinastía Tang). Me despido de mi profesor chino, agradeciéndole porque ahora sí conozco completa la Ruta de la Seda. De Xian a Constantinopla, y viceversa.

* Esteban Nigro (esteban.nigro@gmail.com) es geólogo de profesión y apasionado por descubrir historias del mundo investigando mapas y fotos antiguas, libros y artículos periodísticos. Después de todo, uno sólo ve lo que conoce.

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