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Podcast: Magallanes y Elcano (1ª parte)

A comienzos del siglo 16, la Corona de Castilla con ánimo de Imperio que busca dominar el mundo poseía su principal puerto en la ciudad de Sevilla. Llama la atención que si miramos un mapa de España, este puerto se encuentra sobre un río, el famoso Guadalquivir y a 100 km de su desembocadura en el océano Atlántico. ¿Querían dominar el mundo desde un puerto fluvial?
Esteban NigroViernes, 1 de octubre de 2021
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La más importante narración de la primera vuelta al mundo fue escrita por el joven Antonio Pigafetta.

Al parecer, por aquella época los peligros estaban a la vuelta de la esquina y un puerto sobre el mar hubiera sido de muy fácil ataque. A propósito, en aquella Sevilla se encontraba la Casa de la Contratación de Indias, institución creada para fomentar la navegación con los territorios españoles en ultramar. Y vaya que se hicieron buenos negocios allí: tan sólo entre los años 1503 y 1660 consta en sus registros que llegaron desde América 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata.

Pero no sólo los minerales eran valiosos por entonces. Disimular el mal estado de las carnes para su consumo estaba a la orden del día y eso sólo se lograba gracias a las especias. Nuez moscada, canela, pimienta y clavo de olor eran las más demandadas. Claro que había un problema, en Europa no crecían: había que salir a buscarlas en la India y el sudeste asíatico. Y en esa carrera la corona portuguesa ya se les había adelantado tras circunnavegar África y llegar a la costa de Malabar. En Lisboa se encontraba el mayor mercado europeo de especias y rápidos, los portugueses firmaron con los reyes de Castilla y de Aragón el Tratado de Tordesillas en 1494 para mantener ese monopolio. Este arreglo entre partes, en resumidas cuentas decía: “Nosotros portugueses nos quedamos con el acceso a Asia vía el cabo africano de Buena Esperanza, y le dejamos a ustedes la exploración de aquellas tierras a las que hace poco llegó ese tal Colón”. Las coronas de Castilla y de Aragón, que aún no sabían exactamente qué tierras eran esas (que a futuro proveerán oro y plata), no se daban por vencidas de llegar al Sudeste asiático en busca de especias y tras la firma del tratado no les quedó otra que probar hacerlo por el oeste, siguiendo más allá de la ruta que Colón había trazado.

En 1519 sale el navegante Magallanes desde el puerto de Sevilla, comandando cinco barcos y 250 tripulantes con el objetivo de encontrar una ruta marina hacia las Islas de las especias y volver a Europa con la preciada carga

En 1519 sale el navegante Magallanes desde el puerto de Sevilla, comandando cinco barcos y 250 tripulantes con el objetivo de encontrar una ruta marina hacia las Islas de las especias y volver a Europa con la preciada carga. Querían llegar por el Oeste a un lugar que ya sabían los portugueses lo habían logrado, pero navegando hacia el Este. Aún hoy me asombra esa idea.

Los cinco barcos de Magallanes llevaban provisiones para dos años: vino, bizcochos, queso, arroz, legumbres, membrillo, azúcar y hasta algunas vacas. A comienzos de 1520 llegan al Río de la Plata y después de 20 días de buscar, no encuentran paso al Pacífico. Siguen navegando hacia el sur, desplazándose muy lento porque cada entrada era una posibilidad del comienzo de un estrecho que les permitiera dejar atrás América y poner rumbo a Asia. Con pocas esperanzas llegan hasta una nueva entrada bien al sur, incursionan y ante la sorpresa de todos tras recorrer 500 km, ¡finalmente se abre un nuevo océano del otro lado! La historia recordaría ese estrecho como el del comandante de aquella expedición, Magallanes. Era finales de 1520, ya llevaban 15 meses navegando y todavía restaba cruzar ese gran y desconocido nuevo océano. La aventura, recién comenzaba.

* Esteban Nigro (esteban.nigro@gmail.com) es geólogo de profesión y apasionado por descubrir historias del mundo investigando mapas y fotos antiguas, libros y artículos periodísticos. Después de todo, uno sólo ve lo que conoce.

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