Cambios en la hoja de ruta
Cuántas veces hemos oído la expresión “¿por qué los niños no vienen con el libro de instrucciones?”. Muchas. Y es que la Educación de los hijos es un tarea muy difícil pero satisfactoria. Da muchas alegrías y algún que otro disgusto.
Pero aún así, los de mi generación y los de generaciones anteriores teníamos una hoja de ruta más o menos definida. Después de nuestra etapa escolar, elegíamos una carrera de la oferta académica que existía para pronto encontrar un puesto de trabajo y continuar la vida. Además, no teníamos muchos elementos para distraernos, las ofertas de ocio eran las de siempre y la innovación era algo que siempre ocurría lejos de nosotros.
En la actualidad todo es muy distinto. La innovación se palpa cada día, los inventos viajan de un país a otro tan rápido que ya son pocas las cosas que encargamos al “extranjero”. La tecnología lo envuelve todo.
Los bebés pueden jugar con un álbum de fotos en el que sus familiares les han grabado un mensaje, y donde ven la imagen y escuchan sus voces. Los niños, en Educación infantil, usan PDA´s para aprender y los padres se quedan embobados cuando comprueban que ¡lo hacen solos! A temprana edad les compramos un móvil para tenerlos localizados y que nos digan siempre donde están. Los estudiantes necesitan ordenador para aprender y para relacionarse a través de las distintas redes: Facebook, Twitter, Tuenti…
Definitivamente, la hoja de ruta ha cambiado tanto que incluso podemos decir, sin temor a equivocarnos, que no existe. La diversidad es tal que los estudiantes de hoy estudian profesiones que mañana no existirán. De hecho, en Fundación Telefónica, dentro de “Debate y Conocimiento” se celebró un ciclo de 10 conferencias, "Internet y las nuevas tecnologías crean nuevas profesiones", en el que conocimos nombres de nuevos puestos de trabajo como: comumunity manager, desarrollador de animación 3D, blogger profesional, web analyst o digital art.
La tecnología lo envuelve todo pero los cambios no son tecnológicos, los cambios son culturales. Ahora los padres escriben su propio libro de instrucciones, mucho más creativo, que se reinventa cada día, pero que también buscará igual que siempre que sus hijos sean felices y que sean personas integras.