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Comunicación con los hijos: ¿tarea reservada a las madres?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Tradicionalmente, los roles comunicativos en la familia han estado bien
definidos. La madre: confidente (sobre todo para las hijas) en los temas
serios y más accesible en el diálogo cotidiano. El padre: casi missing en el
día a día y pidiendo cuentas de resultados cada cierto tiempo. ¿Han variado
algo estos papeles? Los expertos observan cambios, pero muy lentos.

Autor: RODRIGO SANTODOMINGO

Un estudio de la Universidad de Sevilla (US) realizado sobre chavales de 13 a 18
años apuntaba conclusiones bastante claras: nuestros adolescentes (chicos y
chicas) hablan más con sus madres que con sus padres de casi cualquier tema.
Sólo invertían la norma las conversaciones sobre política entre hijos varones y
sus padres, donde, siendo escasas en general, los chicos mostraban una mayor
predilección a dialogar con sus progenitores masculinos que con los
femeninos.
Quizá poco sorprendente, las adolescentes hablan más sobre
cualquier asunto con sus madres de lo que lo hacen sus compañeros masculinos, y
(lo que no parecía tan claro) también se comunican más con sus padres que los
chicos excepto en cuestiones de sexo y de consumo de alcohol y tabaco.
A la
vista de estos datos, parece claro que los patrones comunicativos en las
familias españolas siguen respondiendo al modelo tradicional. Madres actuando
como confidentes; padres más inaccesibles. Hijas abiertas a hablar de su vida
privada en familia; hijos extremamente reservados. Los roles perduran, ¿pero
empieza a observarse algún cambio de tendencia en una realidad tan asentada en
nuestra sociedad?
Según los expertos, se ha percibido alguna transformación
sólo entre los niveles socioculturales más altos. Al parecer, los hombres
universitarios han sabido adaptarse mejor al ritmo de los tiempos y empiezan a
mostrarse abiertos, atentos e interesados en aumentar el diálogo con sus hijos.
Es lo que opinan tanto la co-autora del estudio, Águeda Parra, profesora
asociada en la US, como el profesor de psicología en la San Pablo- CEU Amable
Cima.

SIMETRÍA

El
profesor Cima señala que, en ocasiones, los padres con peor nivel educativo
querrían comunicarse mejor con sus hijos, pero se encuentran con que no disponen
de «las herramientas afectivas y la capacidad de diálogo necesarias». Además,
apunta Cima, la incorporación al mercado laboral de la mujer y el reparto de
tareas en el hogar (entre ellas, la atención a los retoños) son fenómenos más
generalizados entre las capas sociales con estudios superiores.
Por su parte,
Parra enumera tres motivos para explicar la perpetuación del papel tradicional
que aún sitúa a la madre como cabeza visible en los procesos comunicativos de la
familia. Una es que los adolescentes sienten «la relación con la madre como más
simétrica. Existe verdadero diálogo porque ellas hablan con más facilidad de sus
sentimientos, se muestran más humanas».
Además, aunque las cosas están
cambiando, habitualmente «la implicación de las madres en el hogar sigue siendo
mayor» que la de los padres en todas las clases sociales. Por último, «la
motivación de padres y madres a la hora de hablar con sus hijos es distinta. El
padre suele recurrir al sermón, mientras que la madre procura comprender cómo se
sienten sus hijos y les pregunta más sus propias opiniones».
Cima añade que
la comunicación del padre con sus hijos durante la adolescencia suele ser mejor
«cuando las relaciones han sido intensas durante la infancia, entre los tres y
once años. Hay que ganarse la confianza poco a poco». Algo que comparte Parra:
«lo que no se puede hacer es coger un día y decir: vamos a hablar de tal o cual
tema. Eso no funciona», concluye.

¿Instrumentales o
expresivos?

Un capítulo dedicado a comunicación familiar
incluido en la Enciclopedia Encarta define con claridad y cierto lirismo los dos
roles sociales más habituales en la interacción del hogar. Curiosamente, la
información no atribuye explícitamente ninguno de los dos a un sexo concreto,
pero las definiciones parecen copiar la opinión que la mayoría comparte sobre
las actitudes paterna y materna respectivamente ante el diálogo con los
hijos.
La persona que adquiere el rol instrumental»se va a regir por el
intelecto, la razón… va a buscar soluciones a los problemas, se va a centrar
en lo material. Lo material, no en el sentido económico únicamente, sino en el
sentido de las necesidades materiales, de las cosas concretas, de la
operatividad cara a conseguir los objetivos. Este rol va a determinar que el
funcionamiento sea más frío y práctico».
Por el contrario, el rol expresivo»
se relaciona con el mundo emocional, y la persona que funciona de acuerdo con él
va a atender las necesidades efectivas del otro, va a ocuparse del cuidado del
otro, de proveerle de contención emocional, apoyo, escucha, va a tener una
actitud empática frente a las dificultades y vivencias del otro; es decir, de
calidez y cercanía, que ofrece cobijo emocional, escucha cálida que nos ayuda a
desahogarnos, a sentirnos comprendidos».
Aplicados al tópico, los perfiles
parecen bien trazados. En pocas palabras, los padres tienden a sentir
preocupación porque a sus hijos (dentro de sus posibilidades) no les falte de
nada. Querrán buenas notas y un comportamiento correcto, pero pocos conseguirán
romper la barrera afectiva que separa la apariencia de la realidad. En cambio,
las madres suelen ir más allá de lo superficial y la periódica cuenta de
resultados escolares: es más probable que detecten con una simple mirada si las
cosas no van bien. Con seguridad tendrán una aproximación más sutil y efectiva
para arrancar palabras difíciles.
Amén de factores objetivables, no son pocos
los que piensan que el carácter femenino inspira en general más confianza que el
masculino. Pero, ¿hasta qué punto es social y no esencial el comportamiento de
la mujer y el hombre actuales? Sólo el tiempo lo dirá.

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