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Educar en el apego: La tribu conquista las aulas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los hallazgos neurológicos respaldan que un entorno de afecto facilita el aprendizaje. La enseñanza basada en el apego promueve las ‘aulas tribales’.

 

Por Javier Peris

Que se aprende mejor con una relación de confianza y de afecto con el docente y con el resto de los compañeros no es una idea nueva, pero ahora viene respaldada con los hallazgos de la neurociencia y el denominado ‘cerebro social’. El concepto de la tribu como agente educador, que hizo popular en España el filósofo José Antonio Marina, está en la base de la propuesta, centrada en el aula, de Louis Cozolino, psicólogo estadounidense autor de ‘La enseñanza basada en el apego. Crear un aula tribal’, que ha sido traducido ahora al castellano (Desclée, 2019).

“La creación de un aula tribal es un acto subversivo”, afirma Cozolino para señalar las consecuencias negativas de la Educación estandarizada y sujeta a los mismos métodos pedagógicos y que se relaciona, en su opinión, con el individualismo y la competencia que extendió la Revolución Industrial. El concepto de la tribu, el entorno natural en la que se aceptan las dependencias y se trabaja por objetivos comunes, rompería con este esquema proporcionando un ambiente más propicio y eficaz para el aprendizaje.

“La capacidad de un alumno para aprender está influenciada profundamente por la calidad de su apego a los profesores y a los compañeros”. No es un enfoque voluntarista. Para Cozolino “los datos de la neurociencia social, antropología cultural y de la bioquímica apoyan la teoría de que nuestros cerebros evolucionaron para aprender de los profesores cariñosos y compasivos que nos conocen bien y que se concentran en nuestro bienestar”. Fomentar este ‘apego seguro’ entre docente y alumno, basado en compartir y no en imponer, se ha demostrado -el autor describe muchos ejemplos- muy eficaz para recuperar a niños y jóvenes para la instrucción y la Educación.

Recuperar a todos

En efecto, la enseñanza basada en el apego se demuestra especialmente eficaz en entornos difíciles, con circunstancias socioeconómicas complicadas que impiden a los alumnos y a sus familias valorar la importancia de la Educación. Se trata de dar un paso más en la enseñanza personalizada; no detenerse en el seguimiento académico del alumno y promover una complicidad sana con la situación personal del alumno.

Cruz Pérez, profesor de la Universitat de València y formador de docentes, es el editor y director de la colección ‘Aprender a Ser’ que ha publicado en España el trabajo de Cozolino. Pérez recalca la validez y la oportunidad del modelo del apego en la Educación en España: “Los datos del fracaso escolar son tremendos, y los profesores también tenemos nuestra responsabilidad en que muchos jóvenes abandonen el sistema educativo. Debemos hacer un esfuerzo para adaptar la docencia a aquellos casos en los que se viene de casa con graves problemas”.

El desafío, sostiene Cruz Pérez, no estriba tanto en la consecución de unos objetivos académicos como en inspirar y motivar a los alumnos con problemas para que logren unos objetivos personales: “Muchas veces lo primero que hay que decirles es: ¡olvídate de las comparaciones!”. Pero ¿hay margen en el sistema educativo para esta pedagogía? Para Pérez sí que existe: “Es verdad que los profesores se sienten cansados por la burocracia, desmotivados por la falta de alicientes, presionados por los demás agentes educativos… Mi opinión, sin embargo, es que lo que más desgasta es la falta de ilusión, y no sentirse apoyado en esa tarea de suscitar la motivación en un alumno”.

Gestionar el estrés

Sí, los docentes sufren estrés, pero ¿y los alumnos? Cozolino da a esta cuestión mucha importancia, porque “el estrés social debilita a docentes y alumnos”. La excitación excesiva es negativa, pero también la relajación, y esta es una afirmación que tiene una aplicación directa en la enseñanza: los niveles altos tanto de adrenalina como de cortisol acaban por inhibir el aprendizaje. Por eso, construir un ambiente con las dosis justas de estrés es una tarea básica para lograr un aula tribal; es decir, un grupo en el que sus individuos se sienten obligados a colaborar por motivos de apego, de familiaridad…, voluntariamente.

 

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No es un reto

“Jugar, explorar y aprender”. Así resume Cozolino un itinerario pedagógico muy conocido pero poco practicado. Quizá porque existen pocos manuales de uso. Entre las numerosas propuestas concretas destaca la importancia de las historias, de contar cuentos. Para un aula que basa su aprendizaje en compartir y en ayudarse, las historias motivan, sugieren, suscitan el debate y enseñan valores mucho mejor que la mera descripción. Y también aquí la ciencia despeja las dudas sobre su conveniencia: “Una historia bien contada proporciona al cerebro la mejor plantilla y la mejor estrategia posibles para la organización del pensamiento en los dos hemisferios. De hecho, la coherencia y la inteligibilidad de las narraciones que generamos están vinculadas a las relaciones seguras de apego, a la autoestima y a la regulación emocional” de los escolares.

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