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¿A tu hijo le cuesta aprender a leer? Descubre las causas y cómo ayudarle

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Es importante detectar posibles dificultades de lectoescritura a tiempo para evitar futuros problemas. En algunos casos, hay que recurrir a un especialista. Sin embargo, en muchas ocasiones, el problema no es tal, sino que simplemente estamos exigiendo una habilidad antes de tiempo. Respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño es fundamental a la hora del aprendizaje de la lectura.

Por Eva R. Soler

Hay niños que sienten curiosidad por las letras desde muy pequeños y aprenden a leer muy temprano, pero no es lo habitual. La etapa del aprendizaje de la lectura no es fácil, pues éste requiere de un proceso complejo en términos neurológicos. Lo normal es que, al principio, cueste adquirir esta habilidad y que haya ciertas dificultades no significa que el niño tenga poca inteligencia o problemas neurológicos.

Como explica Isabel Rodero, psicopedagoga del Centro TAP de Madrid, “el aprendizaje y el desarrollo de la lectoescritura es un proceso complicado en el que intervienen diferentes estructuras cerebrales. Algunas de ellas empiezan a madurar en torno a los 5-7 años. Sin embargo, las edades cronológicas no son una medida exacta por lo que es importante atender a los hitos evolutivos de maduración que hay en cada niño y tener en cuenta que son alcanzados de forma independiente. Es decir, cada niño estará preparado para adquirir habilidades lectoras en el momento de su maduración”.

Es cierto que en algunos casos la dificultad puede deberse a cierto retraso madurativo en las áreas neurológicas que regulan este aprendizaje, pero hay muchas otras causas que pueden estar originando este problema. Rodero señala algunas de ellas:

Factores emocionales: “Derivan de una dificultad para gestionar adecuadamente algunas emociones como, por ejemplo, la frustración”, explica la misma experta.

-Causas orgánicas que tiene que ver con dificultades físicas, auditivas o visuales. Es aconsejable una visita al oculista para que le efectúe las pruebas oportunas.

«Las edades cronológicas no son una medida exacta por lo que es importante atender a los hitos evolutivos de maduración que hay en cada niño y tener en cuenta que son alcanzados de forma independiente»

-El uso de una metodología inadecuada: “En ocasiones el método utilizado para la enseñanza de la lectura no va acorde con el estilo de aprendizaje del alumno. Así es importante saber de qué forma aprende mejor el niño y ajustar la metodología a su estilo de aprendizaje para que desarrolle al máximo su capacidad”, sostiene la psicoterapeuta.

-Problemas o dificultades evolutivas, poca capacidad de atención, deficiencias de memoria o de formación de conceptos.

Otros expertos también añaden como posibles causas del problema factores ambientales relativos a la situación familiar (conflictos, falta de comunicación, poca paciencia de los tutores, escasez de tiempo para ayudar a los niños en el aprendizaje, clima hostil, poca valoración de los éxitos) o al ámbito escolar (curso muy numeroso; profesor con poca experiencia, personalidad fría o con baja preparación profesional, muchas ausencias; falta de material adecuado; cambio continuo de profesores).

Y otra de las causas, como se apuntaba al principio, es que, a veces lo que pasa es que tanto las familias como los maestros (y las editoriales), es decir, todos los que participamos en la educación de los niños, estamos exigiendo una habilidad antes de tiempo. Se suele relacionar la escolarización con el aprendizaje de la lectura y de la escritura y parece haber cierta prisa para que el niño o la niña aprenda a leer pronto, rápido y cuanto antes mejor. Sin embargo, tratar de acelerar este proceso puede ser muy contraproducente.

No respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño y presionar para un proceso para el que todavía no están maduros supone relegar a un segundo o incluso a un tercer plano procesos para los que sí están preparados como valores, autonomía, autoconocimiento y razonamiento lógico. Eso sin contar que intentar acelerar el aprendizaje en el momento inoportuno puede generar etiquetas tempranas como lento o vago, en el mejor de los casos. “Si vamos a etiquetar, que no deberíamos, hagámoslo, al menos en el momento evolutivo correcto”, señalan algunos especialistas en la materia.

¿Cuándo hay que preocuparse?

La psicopedagoga del Centro TAP afirma que, por regla general, al inicio de la edad escolar es cuando empiezan a detectarse más claramente las dificultades relacionadas con los procesos de lectoescritura.

Sin embargo, la familia también puede detectar una serie de síntomas que pueden indicar que algo no va en la dirección adecuada y es el momento de consultar con un especialista: “Es importante apuntar que las dificultades varían según la edad. Debemos observar y prestar atención a la actitud que el niño muestra ante tareas relacionadas con la lectoescritura, si hay un descenso en el rendimiento escolar, si existen dificultades a la hora de gestionar las emociones (explosiones de ira, llanto, etc.), si el niño evita realizar tareas que tienen que ver con la lectura y la escritura o si muestra una negación absoluta ante las tareas escolares”.

«No respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño y presionar para un proceso para el que todavía no están maduros supone relegar a un segundo o incluso a un tercer plano procesos para los que sí están preparados como valores, autonomía, autoconocimiento y razonamiento lógico»

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Cómo se puede ayudar desde casa

En cualquier caso, la etapa del aprendizaje de la lectura es compleja y todos los niños (independientemente de que les cueste más o menos) necesitan de la atención y el apoyo de los padres. Sofía Rodero enumera una serie de consejos muy útiles para aplicar desde casa:

1)Predica con el ejemplo: Es importante saber que los padres servimos de modelo, así que queramos o no, nuestros hijos copian nuestros comportamientos, gestos y también nuestros hábitos. Por eso es importante que si queremos que nuestros hijos adquieran hábitos de lectura, los vean en sus cuidadores de referencia.

2)Léele: Ofrécele espacios de lectura ya aprovecha esos momentos para pasar tiempo de calidad con tus hijos. Pero si el niño no muestra interés o no es el momento adecuado, no hay que forzar la situación. Recuerda que es un momento de ocio, distendido, dónde vamos a disfrutar de la lectura.

3)Hacer de la lectura un momento divertido: Podemos contar un cuento y después hacer preguntas como, por ejemplo, ¿Qué pasaría a partir de ahora? e inventarnos finales divertidos.

4)No juzgar: Debemos evitar emitir juicio de valor sobre la forma de leer de nuestros hijos, máxime cuando existe una dificultad.

5)Busca métodos alternativos: leer los carteles que encontramos de camino de vuelta a casa, leer una receta juntos…

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Comentarios

  1. Xiomara Arteaga
    22 de noviembre de 2022 16:54

    Buenos consejo para la enseñanza en la lectura gracias me gusto.