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Sheddad Kaid-Salah Ferrón: “Los libros de divulgación científica ilustrados son estupendos para fomentar el aprendizaje”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Sheddad Kaid-Salah Ferrón es físico, farmacéutico y divulgador científico, y acaba de publicar ‘Microbios’ (Andana editorial), un libro informativo para niños y jóvenes con el que aprender de forma sencilla sobre este interesante mundo microscópico tanto en casa como en la escuela.

 

Por Diana Oliver

 

Para aprender hay que emocionarse con lo que aprendemos. Eso, al menos, es lo que asegura la neurociencia. “Sin emoción no hay aprendizaje”. Para aprender, además, hay que tener los recursos adecuados para hacerlo. En este sentido los álbumes ilustrados informativos son una herramienta perfecta para hacer llegar a niños y jóvenes de manera sencilla y atrayente conceptos que son complejos, incluso tediosos. Sheddad Kaid-Salah Ferrón, físico, farmacéutico y divulgador científico, acaba de publicar  Microbios (Andana Editorial), un libro informativo que nos acerca a esos seres que son fundamentales para la vida, aunque también los causantes de enfermedades y pandemias, como hemos visto con la COVID -19. Con las ilustraciones de gran calidad de Eduard Altarriba –que lleva trabajando décadas en el campo del diseño gráfico y la ilustración– y el lenguaje sencillo y ameno de Kaid-Salah Ferrón, tanto en la escuela como en casa, podremos conocer los tipos de microorganismos que hay, qué relación mantenemos los seres humanos con ellos o porqué es tan importante lavarse las manos muy a menudo a lo largo del día. Dice su autor que los humanos, desde muy pequeños, intentamos explicarnos el mundo y para ello creamos una narrativa para todas las experiencias que tenemos. ‘Microbios’ es un libro que puede servir para encontrar esa explicación, para aprender, pero también es un recurso que nos invita a continuar haciéndonos preguntas (y que también nos vacuna contra la desinformación).

 

Los libros de ciencia para niños y niñas apuestan por crear narrativas específicas, acompañadas de ilustraciones que les atraigan hacia el mundo de la ciencia. ¿Cuesta dejarse enamorar en la infancia por este tipo de contenido o, al revés, es el momento ideal si se fomenta la curiosidad? ¿A qué edad es recomendable empezar a introducir la ciencia?

 

Los humanos, desde muy pequeños, intentamos explicarnos el mundo, es decir, creamos una narrativa para todas las experiencias que tenemos. Si le preguntas a un niño o a una niña pequeña qué es la electricidad, o qué es la lluvia o porqué quema el fuego, te dará una explicación de estos fenómenos, la suya, aunque sea inventada. La ciencia es una fuente de conocimiento estupenda (aunque no la única). Cuanto antes se expliquen estos fenómenos, aunque sea de manera muy elemental, antes se tendrá una visión más clara de la realidad.

 

¿Cómo podríamos fomentar el aprendizaje de la ciencia en casa si sus adultos de referencia no tenemos ni idea? 

 

Los libros de divulgación científica ilustrados son estupendos para fomentar el aprendizaje. Son amenos, entretenidos y rigurosos, y los podemos utilizar todos: pequeños, jóvenes y no tan jóvenes.

 

A la hora de escribir un libro como ‘Microbios’, ¿se piensa en a quien se dirige y, en base a eso, lo que se escribe?

 

Un poco sí. En mi caso decido sobre qué quiero escribir, normalmente porque he detectado una falta de conocimiento en algún área en concreto, qué ideas importantes quiero explicar y cómo las voy a explicar. En esta última parte es en la que la ayuda de las ilustraciones de Eduard Altarriba se hacen imprescindibles ya que la narrativa de los libros ilustrados es una combinación muy entrelazada de texto e imagen.

 

 

¿Cuáles dirías que son los conceptos básicos científicos que todos deberíamos saber?

 

Buff, hay muchísimos. Cuando al genial físico Richard Feynman (Premio Nobel de Física en 1965) le preguntaron cual sería el fragmento de conocimiento más importante que podríamos dejar a generaciones venideras en el caso de que un cataclismo fuera a destruir todo el conocimiento científico, él respondió: “Creo que es la teoría atómica, la hipótesis de que todo está hecho de átomos”.

Yo añadiría también a los microbios. Nos costó mucho encontrarlos y darnos cuenta de que eran, entre otras cosas, los causantes de las enfermedades infecciosas.

 

¿Por qué es importante conocer el mundo microscópico que nos rodea?

 

La pandemia ha logrado que todos queramos saber un poco más sobre virus. En un momento como el actual, tener información de calidad es muy valioso. El mundo de los microbios es un universo minúsculo lleno de vida e imprescindible para el planeta tal y como lo conocemos. Por ejemplo, es gracias a los microorganismos que podemos respirar el oxígeno atmosférico o digerir alimentos. También fabricamos medicinas, limpiamos las aguas sucias en las depuradoras y hasta podemos crear alimentos. Pero, como estamos viendo durante la pandemia, también causan enfermedades y desastres.

 

¿Ayuda a tener un espíritu crítico en el futuro haber tenido contacto con contenidos científicos desde la infancia?

 

Sí. La ciencia aporta lógica y basa sus explicaciones en el principio de causalidad, es decir, que todo efecto tiene una causa. Ojo, la filosofía también.

 

Se habla mucho de la falta de vocación de las niñas por la ciencia por falta de referentes. ¿Cómo prevenir la falta de vocaciones STEM?

 

Creo que hoy en día hay suficientes referentes femeninos de primerísima línea en todos los campos del conocimiento, la ciencia incluida. Mujeres impresionantes cuyas vidas son fuente de inspiración para cualquiera. Tan solo hay que hacerlas visibles y que la sociedad las conozca. Por desgracia, la ciencia siempre queda un poco marginada. Se conocen los nombres de muchos grandes deportistas o empresarios pero no de grandes científicos y científicas. En ‘Microbios’ hablamos de Dorothy Hodgkin, una persona más que inspiradora.

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