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Un crack en potencia. Los riesgos del deporte infantil

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Un estudio denuncia que en las actividades deportivas
dirigidas a los más pequeños se tiende al exceso
de entrenamiento, lo que provoca una mayor incidencia
de lesiones y problemas osteoarticulares a medio y
largo plazo.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Las estadísticas insisten: los niños españoles son, por detrás de los de Reino Unido, los más gorditos de toda Europa. Mientras, los especialistas no paran de elaborar recomendaciones para mejorar la alimentación de los más pequeños. También han colocado al ejercicio y la actividad física como piedras angulares para mantenerlos dentro de un peso ideal. Denuncian que los cachivaches electrónicos roban demasiado tiempo a otras ocupaciones mucho más activas: juegos al aire libre y, sobre todo, deporte.
Sin embargo, tal y como pone de manifiesto un estudio publicado hace algunos meses en la revista Pediatrics, cuando los chavales comienzan a hacer deporte más en serio, corren una serie de riesgos hasta el momento no contemplados pero nada despreciables.

MÁS LESIONES

En opinión de los responsables de este trabajo –un equipo de especialistas del Consejo de Medicina Deportiva y Fitness estadounidense– el sobreentrenamiento es uno de los mayores factores de riesgo que favorecen las lesiones en la población deportista infantil y juvenil.
Además, llaman la atención sobre el hecho de que cada vez más críos estén implicados en la realización de varias actividades deportivas de cierto nivel de forma simultánea, lo que agrava aún más este problema, que debería ser abordado tanto por padres como por profesionales relacionados con el entrenamiento infantil.

CONCLUSIONES

Los expertos no albergan dudas al corroborar las conclusiones del trabajo. Según la mayoría, el deporte en el niño se plantea mal, ya que se busca más el resultado que la salud. Traumatólogos, pediatras, fisioterapeutas y rehabilitadores están hastiados de atender en sus consultas una cantidad inusitada de lesiones por sobrecarga en edades muy tempranas.
Tal y como se refleja en el trabajo estadounidense, todavía no se puede calificar este fenómeno como una verdadera epidemia, pero los especialistas están convencidos de que, de seguir por este camino, está próximo un gran estallido de problemas en los niños deportistas.
Éstos denuncian que los progenitores encaminan los pasos deportivos de sus hijos hacia niveles demasiado competitivos. En otras palabras, se pasa de buscar el bienestar físico y mental del pequeño a querer que gane a toda costa, algo que se trata de conseguir mediante el endurecimiento de las sesiones de entrenamiento.
En el informe se puede leer que este sobreentrenamiento puede acarrear consecuencias negativas no sólo físicas, sino también mentales. De hecho, puede llevarles al desgaste y tener un efecto perjudicial a la hora de que desarrollen una actividad física saludable durante el resto de su vida”, asegura.

RECOMENDACIONES PARA PADRES Y ENTRENADORES

El informe, avalado por la Academia Americana de Pediatría, recoge una serie de recomendaciones para poner ciertos límites a los padres de niños deportistas y para que los profesionales y técnicos que se ocupan de su actividades físicas estén al tanto de posibles riesgos.
1 – Hacer, ante todo, que la práctica deportiva sea divertida. Ésta debe adaptarse a la edad y a la condición física del pequeño. De lo contrario abandonará rápido.
2 – Potenciar los periodos de descanso. Durante uno o dos días a la semana la competición y el entrenamiento deben parar.
3 – Hay que planificar un descanso de dos o tres meses al año para desconectar de la competición. Para no perder habilidades pueden diseñarse actividades suaves alternativas.
4 – Hay que hacer hincapié en el bienestar y enseñar a los pequeños a escuchar a su cuerpo para que adapten su ritmo de entrenamiento a su estado físico y saber cuándo deben aminorar la marcha.
5 – Se debe favorecer que el chaval participe en un único equipo cada año. Si el atleta compite en torneos de fin de semana, deben respetarse igualmente los dos días de reposo.
6 – Tiempo dedicado al entrenamiento. El número de repeticiones o la distancia recorrida (según qué actividad lleve a cabo el crío) no se deben incrementar en más de un 10% cada semana.
7 – Si el menor se queja de problemas musculares o articulares inespecíficos, muestra fatiga o un rendimiento escolar bajo, estar alerta de un posible efecto de desgaste. Indagar en su nivel de motivación para hacer deporte.
8 – Abogar por que se introduzcan comités asesores médicos en los torneos infantiles de fin de semana para formar a los deportistas infantiles y juveniles sobre las dolencias asociadas a la actividad física inadecuada.
9 – Alentar el desarrollo de programas educativos para padres y entrenadores sobre nutrición y reposición de líquidos, seguridad en el deporte y medidas para evitar el sobreentrenamiento.
10 – Advertir especialmente de estos aspectos a los familiares de los menores deportistas que participan en múltiples torneos en periodos cortos de tiempo.

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