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Cómo afrontar la guerra de Ucrania en las aulas

La labor del profesorado pasa no solo por resolver las dudas que puedan surgir entre los alumnos, sino por dotarles de confianza y seguridad en el proceso de comprensión de esta guerra.
Beatriz López IgualMiércoles, 16 de marzo de 2022
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Niño y guerra de Ucrania.

El estallido de la guerra de Ucrania ha supuesto un duro golpe de realidad para el continente europeo. No se trata de la única guerra en curso, ni la única en suelo europeo durante el siglo XXI, pero la cercanía del conflicto y la cantidad de información disponible han vuelto a situar a la guerra en nuestro día a día. Una conversación que, indudablemente, también se ha colado en las aulas de los centros educativos.

Según Acnur, la agencia para los refugiados de las Naciones Unidas, más de dos millones y medio de ucranianos han abandonado su país durante las últimas semanas. Y son más de 112.000 los ciudadanos ucranianos que viven en nuestro país, según cifras del Gobierno. La realidad de este conflicto nos golpea muy de cerca, no solo a los adultos, sino a los más pequeños que, en muchos casos por primera vez, empiezan a ser conscientes de las consecuencias que acarrea una guerra.

Un conflicto ampliamente cubierto a través de los medios de comunicación, pero también a través de las redes sociales, donde las desinformaciones y los bulos campan a sus anchas

Precisamente por ello, en los centros educativos ha surgido la necesidad de redoblar esfuerzos para resolver las dudas y preguntas que pueden surgir entre los más jóvenes.

“La mayoría de los niños en nuestras aulas han oído hablar de que hay una guerra en Ucrania. Saben que algo grave está pasando, y además de escucharlo en conversaciones y noticias, muchos de ellos tienen acceso a internet y redes sociales, y pueden estar recibiendo informaciones sin el filtro adecuado a su nivel de madurez”, señala Ana Herrero, Coordinadora de los departamentos de Orientación del grupo «Brains International Schools».

Educar en valores

La labor del profesorado pasa no solo por resolver las dudas que puedan surgir entre los alumnos, sino por dotarles de confianza y seguridad en el proceso de comprensión de esta guerra, para evitar que surjan el miedo y la ansiedad ante el conflicto. Una tarea en la que es necesario:

  • Preguntarles qué saben, qué han oído sobre este conflicto y ayudarles a expresar qué sienten. La expresión emocional es una incorporación relativamente reciente a las aulas, pero su importancia es cada vez mayor. Un bloqueo emocional conlleva a un bloqueo intelectual, por lo que es importante guiar y acompañar a los estudiantes en el proceso de expresión de sus emociones, como una labor de autoconocimiento, pero, sobre todo, como una vía hacia la empatía con los demás.
  • Ayudarles a diferenciar entre los ciudadanos y sus gobernantes. La deshumanización y estereotipación son dos de las primeras consecuencias de un conflicto bélico. Los alumnos han de ser conscientes de cuál es el papel de la ciudadanía en una guerra, generalmente víctima directa del conflicto en ambos bandos, y cuál puede ser nuestro papel activo como ciudadanos en la preservación de la paz y la democracia.
  • Detectar las fake news y fomentar el pensamiento crítico. Los alumnos más mayores, en muchos casos con acceso directo a fuentes de información y redes sociales, han de ser capaces de discernir si la información que reciben son bulos o propaganda. La verificación de fuentes oficiales y el acceso a medios de comunicación contrastados son dos de las herramientas que se han de inculcar entre los estudiantes. Además, el profesorado puede, a través de preguntas, desarrollar este modelo de pensamiento crítico, que les ayude a valorar la información relevante, y poder alcanzar sus propias conclusiones de forma autónoma e independiente.
  • Recalcar la Educación en Valores. «Brains», como colegio internacional, apuesta por la riqueza que aporta conocer otras culturas, la mentalidad abierta, la tolerancia y la solidaridad. Estos valores, transversales al método educativo Brains, deben reforzarse en ocasiones como esta, como la única vía para la formación de los ciudadanos del futuro y la creación de sociedades más justas y pacíficas.
  • Valorar la resolución pacífica de conflictos. Es necesario poner en valor competencias como la escucha activa, la comprensión desde la perspectiva del otro, la negociación, la asertividad, buscando siempre soluciones respetuosas, tal y como trabajan en el colegio sus propios conflictos.
  • Poner en marcha propuestas de acción social y solidaria con los refugiados y víctimas del conflicto. Fomentar la solidaridad y tener un rol activo en catástrofes humanitarias como las que producen las guerras es posible. Porque toda ayuda, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia en situaciones de conflicto. Además de recogidas de ropa, alimentos y abrigo, la llegada de refugiados a nuestro país requerirá de labores de asistencia y acompañamiento, que además de inestimable ayuda para los afectados, son una valiosa lección para los más pequeños.

“No podemos dejarles en la incertidumbre o el silencio, que puede producir más ansiedad o miedo. Pero es necesario que hagamos un ejercicio de serenidad y de calma, para poder tratar este tema tan doloroso con un tono tranquilizador, fomentando la reflexión, la expresión de sus dudas y sentimientos, y siendo sinceros cuando no sepamos dar respuesta. No podemos mentirles, aunque es conveniente evitar darles excesiva información o sobreexposición al tema”, concluye Ana Herrero.

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