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Siete de cada 10 llamadas para solicitar atención psicológica infantil las realizan las madres

Las madres, además de tener habitualmente un trabajo remunerado fuera del hogar, se implican más en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos. Esto se traduce en que siguen acusando la carga mental que cae sobre ellas y que genera ansiedad, malestar y tristeza.
RedacciónMartes, 26 de abril de 2022
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© Photographee.eu

En los últimos años hemos asistido a un aumento de la implicación de los padres en la crianza de los hijos gracias a una mayor visibilización de los cuidados y a los cambios sociales que se están produciendo en materia de igualdad. Sin embargo, y pese a esos avances, las madres siguen siendo quienes se encargan del grueso de tareas relacionadas con el cuidado de los hijos y de la vida. “Desde Crece Bien hemos encontrado que 7 de cada 10 llamadas para solicitar atención psicológica infantil son realizadas por las madres”, señala Gema Fuentes, psicóloga de los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje.

Desde la fundación del primer centro hace 14 años, la proporción no ha variado pero sí ha aparecido un dato muy significativo: si bien el número de padres no ha aumentado, sí lo ha hecho el número de abuelos que llaman o que, incluso, acompañan a las madres en la primera cita. “Una de las causas de esto puede deberse al papel que están desempeñando actualmente los abuelos en la educación de los niños y las niñas. Nos encontramos a madres sobrecargadas que tienen la necesidad de pedir ayuda a los abuelos para poder compartir un poco de esta carga”, explica.

También está la cuestión de las consultas y reuniones. Al igual que en el centro escolar se pide que ambos progenitores estén presentes en las tutorías, también suele ser interesante que ambos acudan a las reuniones de seguimiento de los niños o adolescentes cuando éstos siguen una terapia psicológica o un apoyo de tipo educativo. En estos últimos casos, desde la experiencia de Gema Fuentes, son también las madres quienes acuden y quienes durante las sesiones están más receptivas.

Al igual que en el centro escolar se pide que ambos progenitores estén presentes en las tutorías, también suele ser interesante que ambos acudan a las reuniones de seguimiento de los niños o adolescentes cuando éstos siguen una terapia psicológica o un apoyo de tipo educativo

“En las reuniones con las familias, cuando acuden ambos progenitores, escuchamos mucho expresiones del tipo “Mi marido es mas «tradicional» educando a los niños”. Quizá la educación que han tenido hombres y mujeres en cuanto a inteligencia emocional ha sido, por desgracia, distinta, provocando que los hombres sean más reticentes a hablar de emociones. Aquí entran en juego las expectativas sociales: se espera que la mujer se ocupe de las emociones del niño y el padre de los límites, por ejemplo. También se espera que la madre «llegue» a todo”, cuenta Fuentes.

 Una mayor carga mental hace que aumente los niveles de estrés

Este traspaso de responsabilidades y la asunción de una mayor capacidad para determinados asuntos, provocan en las madres una mayor carga mental, ya que además de tener habitualmente un trabajo remunerado fuera del hogar, se implican más en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos. Una mayor carga mental tiene diferentes efectos en la salud mental y física de las madres. “La carga mental aumenta los niveles de estrés, y nos encontremos lidiando con un estrés alto día tras día. Esto puede producir problemas en nuestra salud física, como dolores, malestar o enfermedades relacionadas con un estilo de vista estresante, y mental, como ansiedad, ataques de pánico, angustia y depresión”, sostiene Gema Fuentes.

Pese a que socialmente se espera de las mujeres que puedan con todo y encuentren ese equilibrio feliz, lo cierto es que el modelo de mujer perfecta, que todo lo puede, es imposible de conseguir. “No podemos tener una casa impecable, tener un trabajo exitoso, un tipo perfecto y ser las madres modelos 24 horas al día siente días a la semana, y además de todo no estar después de esto estresadas, enfadadas o tristes”, apunta Fuentes. ¿Qué pueden hacer las madres que se sientan así? La psicóloga da algunas claves:

  • En primer lugar, rebajar las expectativas. Asumir que no podemos ser perfectas nos libera de responsabilidades que nos han dado de más. También, muy relacionado con esto, debemos aprender a gestionar la culpa. Muchas veces nos sentimos culpables si un día nos levantamos más tarde o si no hemos podido ir al cumpleaños de un compañero de colegio de nuestro hijo porque no hemos tenido tiempo.
  • En segundo lugar, es fundamental identificar nuestras emociones. Saber qué nos esta pasando. Por ejemplo, si vemos que tenemos problemas para conciliar el sueño, por la mañana es normal que nos encontremos más irascibles, y esto puede ser debido al estrés que estamos sufriendo.
  • En tercer lugar, apoyarnos en nuestra pareja y en nuestro entorno. Aunque muchas veces nos cuesta pedir ayuda, hacerlo nos libera de la carga mental que estamos padeciendo.
  • En último lugar, y no menos importante, buscar estrategias que nos ayuden a gestionar el estrés. El ejercicio físico es un buen compañero para poder llevar a cabo esta tarea. Buscar un momento a la semana para dedicarnos a nosotras mismas, a relajarnos, a lo que nos gusta, es fundamental para una buena salud mental.

Si vemos que el estrés no desaparece, que interfiere en nuestras vidas, y además nos causa un gran sufrimiento, Gema Fuentes considera que es recomendable acudir a un profesional que nos ayude. Sin embargo, antes de llegar a nuestro “límite” recomienda hablar con la pareja acerca de cómo nos sentimos y proponer un nuevo reparto de taras más equitativo. También señala que podemos apoyarnos en nuestro entorno, amigos o familiares cercanos.

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