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La función directiva en los centros educativos: una mirada actual (y II)

En la primera parte de este artículo sobre la función directiva en los centros educativos, se lanzó una mirada sobre la realidad actual de la práctica profesional de los equipos directivos, para poner énfasis en la necesidad de actualizar las condiciones de desempeño de su función.
David IzquierdoJueves, 5 de mayo de 2022
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En esta segunda parte, se pretende resaltar algunos aspectos clave expuestos a nivel internacional para lograr una mejora en las condiciones profesionales de los equipos directivos, considerar algunas cuestiones relevantes que la normativa nacional actual incluye, para pasar finalmente a plantear propuestas concretas de mejora.

A nivel internacional, existe una sensibilidad hacia el papel decisivo que los equipos directivos desempeñan en la educación, describiendo unos criterios estables ajustados a lo largo de los años, con independencia de los cambios normativos. A destacar las siguientes cuestiones:

  • El Informe Delors (1996) señala que el factor clave de la eficacia escolar es la dirección escolar, y que ha de ser confiada a los profesionales más cualificados.
  • La OCDE (2008) en su informe sobre liderazgo escolar reconoce que la definición del director no se ajusta a la realidad cambiante, y que ha de estar en permanente revisión. Considera su función fundamental para la mejora del rendimiento académico del alumnado, y se pretende dotarlo de mayor autonomía, que se traduzca en un liderazgo distribuido, con una adecuada evaluación, acceso, formación y desarrollo en su función. Para ello, se pretende diseñar un marco de la función directiva.
  • La UE (2009) en un informe sobre el desarrollo profesional de los profesores y directores remarca la importancia del liderazgo escolar de los directores como factor que define el clima de enseñanza-aprendizaje y mejora el rendimiento del alumnado, que tengan las cualidades necesarias para asumir el número en aumento de tareas, que no estén desbordados por tareas administrativas, y que se atraiga y retenga a los mejores profesores y directores en la función, desarrollando perfiles de la profesión.
  • La OCDE en la edición de TALIS de 2018 sitúa el liderazgo escolar como el factor a nivel de escuela más importante que influye en el desarrollo de los estudiantes, que unido a la gobernanza y la autonomía, definen las claves de la profesión directiva.

A nivel nacional, de las diversas redacciones a la LOE desde 2006 se puede destacar algunas cuestiones propias de la función directiva sobre las que valorar su situación:

  • Se habla (art. 122) de la promoción de acciones destinadas a fomentar la calidad de los centros docentes, mediante el refuerzo de su autonomía y la potenciación de la función directiva, según establezcan el Gobierno y las Administraciones educativas.
  • En relación con los equipos directivos (art. 131), menciona el enfoque colaborativo buscando equilibrio entre lo administrativo y lo pedagógico, y se incide en la necesidad de que las Administraciones educativas favorezcan el ejercicio de la función directiva en los centros docentes.
  • Sobre las competencias de un director (art. 122), sólo tres de ellas conllevan cuestiones directamente pedagógicas, mientras que la inmensa mayoría de ellas son de naturaleza ejecutiva y administrativa, o bien de gestión y organización.
  • En cuanto a cuestiones relacionadas con el procedimiento de selección, en la redacción original se subrayaba la necesidad de seleccionar a los candidatos más idóneos profesionalmente. Respecto a la formación inicial, se pasó de no ser mencionado como requisito, a serlo, para actualmente poder serlo, a discreción de las administraciones educativas.
  • La comisión de selección valora méritos académicos y profesionales, y el proyecto de dirección. En la redacción anterior se hacía referencia a la experiencia y valoración positiva del trabajo previo desarrollado como cargo directivo y de la labor docente realizada como profesor o profesora, y el desarrollo de acciones de calidad educativa.

El modelo actual, que se basa en la eficacia desde el conocimiento ganado por la experiencia, supone que los equipos directivos no sean realmente efectivos en los primeros cuatro años de su desempeño, y cuando comienzan a tener el conocimiento, están preparados para abandonar su función

El modelo actual, que se basa en la eficacia desde el conocimiento ganado por la experiencia, supone que los equipos directivos no sean realmente efectivos en los primeros cuatro años de su desempeño, y cuando comienzan a tener el conocimiento, están preparados para abandonar su función. Su actividad, más allá de la de funcionarios docentes, que es lo que son administrativamente, tiene la suficiente entidad como para ser más que la asunción temporal de una función.

No es visto actualmente como una profesión en sí misma, pero la normativa sí la define como una función totalmente distinta a la de docente. Es un puesto de trabajo diferente al de profesor, por lo que lleva a tratarlo como una profesión. El modelo de función directiva a lo largo de las ocho normativas educativas en tiempo de democracia ha probado ser insuficiente para lograr una mejora significativa del sistema educativo.

Todo lo descrito apunta a la necesidad de un nuevo modelo de dirección que supere al actual, con la introducción de los rasgos profesionalizadores que priman en los modelos europeos de calidad. Y para ello, hay que mirar a la literatura académica internacional y estudiar los sistemas educativos con éxito; generar un perfil de dirección, con unos conocimientos, cualidades y habilidades claras; generar un marco de desempeño de la función; potenciar el tiempo dedicado por los directivos a la enseñanza y aprendizaje, reorganizando la estructura de los equipos directivos; actualizar la normativa relacionada con el gobierno de los centros; y fomentar un espacio de investigación para su constante actualización.

En base a lo anterior, desde APRODIR se enumeran las siguientes propuestas:

  • Implantación de un periodo de prácticas y mentoría en el primer año del ejercicio directivo para dotar a los directivos que comienzan de las herramientas y el acompañamiento para la adquisición del conocimiento necesario.
  • Creación de una unidad administrativa que trabaje sobre la mejora de las condiciones de la función directiva y genere los aspectos relacionados con las estructuras profesionales de la función.
  • Establecimiento de una estructura para la generación de futuros directivos, asegurando la continuidad del liderazgo en los centros, al asignar los profesionales idóneos en cada caso.
  • Reconocimiento de su función: asignación diferenciada según características de los centros, y no por el número de alumnado.
  • Actualización de centros de especial dificultad, seleccionando los directivos más cualificados para ellos.
  • Atribuir a los directivos la posibilidad de mantener en sus centros a las personas más adecuadas para liderar sosteniblemente los proyectos del centro.

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