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Identidad y orientación sexual

El 'bullying' motivado por la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género sigue siendo el mayoritario en España. Todas las medidas que en la actualidad se llevan a cabo siguen sin ser suficientes.
Javier UrraViernes, 21 de octubre de 2022
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© RICK

Nos dice la OMS que la salud sexual está ligada a la medida en que se respetan, protegen y cumplen los derechos humanos.

Los derechos sexuales constituyen la aplicación de los derechos humanos existentes a la sexualidad y a la salud sexual. Protegen el derecho de todas las personas a satisfacer y expresar su sexualidad y a disfrutar de la salud sexual, con el debido respeto por los derechos de los demás, dentro de un marco de protección frente a la discriminación.

La orientación no se puede cambiar exteriormente. No existe manera de, a una persona heterosexual, volverla homosexual. Es decir, no es posible cambiar el deseo sexual. Del mismo modo, no es posible transformar a una persona homosexual o bisexual en heterosexual. Esto implica que todo intento de “reconversión” supone maltrato y un tipo de tortura.

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La orientación no se puede cambiar. No existe manera de, a una persona heterosexual, volverla homosexual

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Debido a los prejuicios y la discriminación, a muchas personas les cuesta aceptar la identidad de su orientación sexual, por lo que asumir una identidad lesbiana, gay o bisexual puede ser un proceso lento.

Hay que hablar y estar cerca del hijo. No culparlo, ni despreciarlo. No se puede negar la realidad, ni intentar influir sobre una opción que es absolutamente personal.

Los padres han de ser receptivos, comprensivos, eludiendo miedos, minimizando dolores. La ayuda psicológica es recomendable en algunos casos.

A veces, no somos conscientes del sufrimiento que supone para los adolescentes afrontar esta situación, tanto porque sus sentimientos son distintos de los de sus amigos y compañeros como por el acoso que sufren continuamente.

De los 1.401 delitos de odio que se cometieron en España en el año 2020 según el informe de la evolución de los delitos de odio del Ministerio del Interior, 277 estaban relacionados con la orientación sexual o la identidad de género de la víctima.

La mayoría de los delitos suelen ser de agresión verbal, seguidos de agresiones físicas, exclusión, discursos de odio, discriminación. Y se dan en espacios cercanos a la víctima (trabajo, centro educativo, el propio hogar, en el ocio…).

La tasa de suicidios en jóvenes LGTBI ha aumentado, y es que las personas LGTBI, sobre todo los trans, son las más vulnerables para verse afectadas por el acoso y los delitos de odio. Cuando el acoso verbal o físico ya ha dado paso a unas dinámicas de agresiones, aislamiento e incomprensión, que resultan fatales para la estabilidad psicológica del menor, la única solución que este contempla es la del suicidio.

La forma más virulenta y más frecuente de esta lacra se da en el acoso escolar, lo que hace que el abandono escolar se dispare. Tampoco cuentan con el apoyo de sus iguales, por miedo a ser señalados también, ni de su entorno más cercano.

El bullying motivado por la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género sigue siendo el mayoritario en España. Todas las medidas que en la actualidad se llevan a cabo siguen sin ser suficientes para acabar con una problemática tan grave.

Según Rivers (2013), para afrontar la problemática de la LGTBfobia en el ámbito escolar, los profesores deben admitir distintos puntos de vista en lo referente a la orientación sexual, que se hable de homosexualidad dentro del contexto escolar, ofreciendo a los estudiantes la posibilidad de tratar las distintas opiniones que la gente mantiene sobre esta cuestión, así como analizar las actitudes y los sistemas de valores emergentes de los estudiantes. Además, estos temas no deben ser relegados a la Educación Secundaria Obligatoria, sino irse introduciendo poco a poco a lo largo del proceso educativo.

Con los alumnos deben trabajar la gestión de conflictos, la inteligencia emocional, y la asertividad. Hay que impartir coeducación, basada en la igualdad y la diversidad. Es importante realizar debates en clase sobre las personas LGTBI y hacerles saber a los alumnos que este tipo de discriminación no está bien.

Y muy importante es que cada centro educativo tenga un protocolo de actuación para estos casos. Y específicamente si el acoso es hacia menores trans. La escuela debe ser un entorno seguro. 

Javier Urra es doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud. Académico de Número de la Academia de Psicología de España.

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