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Joaquín Gairín y Patricia Olmos: "¿Cómo despertar el interés de los jóvenes desencantados en un tiempo limitado?"

El abandono escolar temprano es uno de los problemas prioritarios de la educación en España, con consecuencias económicas y sociales. Los pedagogos Joaquín Gairín y Patricia Olmos profundizan en él y ofrecen soluciones en su libro "Disminuir el abandono escolar y mejorar la persistencia".
Marta Peiro del ValleJueves, 2 de febrero de 2023
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Joaquín Gairín y Patricia Olmos. © PATRICIA OLMOS

Según el Mapa del Abandono Educativo Temprano en España, publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación, España es uno de los países de la Unión Europea con un mayor porcentaje de población con nivel de estudios básicos, superado únicamente por Portugal, Malta e Italia. Por otro lado, cuenta con el menor porcentaje de población con estudios secundarios post-obligatorios: solo el 25% en 2019.

Estos datos reflejan una realidad que preocupa a la comunidad educativa en particular y a las instituciones en general. El abandono escolar es un problema prioritario en todas las agendas políticas. No solo supone menores oportunidades para el alumno a nivel académico, sino que deriva en un acceso más complicado al mundo laboral, mayor probabilidad de paro y marginación y exclusión a nivel social. No se trata solo de una problemática que afecte al alumno, sino que frena el progreso de la sociedad a nivel colectivo.

Dada su relevancia, los pedagogos Joaquín Gairín y Patricia Olmos, catedrático y doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona, respectivamente, reunieron a un equipo de 16 profesionales de la educación, la pedagogía y la psicología para crear el libro Disminuir el abandono escolar y mejorar la persistencia. En él, tratan de profundizar en las causas que llevan al alumno a abandonar los estudios una vez dejan de ser obligatorios y las consecuencias económicas y sociales de dicho abandono. También proponen una serie de acciones destinadas a atajar este problema. Hablamos con ellos.

Pregunta.–¿Por qué decidisteis escribir un libro en torno a esta problemática?

Respuesta.–La iniciativa de este libro se vincula a los estudios que venimos realizando en el marco de una de nuestras líneas de investigación del Centro de Investigación y Estudios sobre Desarrollo Organizacional. A través de diferentes proyectos financiados por la Unión Europea, como Orienta4YEL , Accedes , Oracle , Ideas y Access4All , hemos conocido los problemas relacionados con el desarrollo de organizaciones inclusivas y las relaciones que se establecen entre las personas y grupos vulnerables con el Abandono Escolar Temprano (AET).

Superar los retos existentes exige de más investigación, pero, también, de mayor difusión. Esto nos ha llevado a coordinar una obra que visibilice y sintetice lo más relevante y actual en estudios y prácticas sobre la problemática de la retención y el abandono escolar en el sistema educativo. Se trata de dar respuesta global al problema del abandono, pudiendo buscar la coherencia o incoherencia de las actuaciones en las etapas educativas.

¿Podéis definir y diferenciar el absentismo activo y el pasivo? ¿Cómo enfrentarse al pasivo?

–El absentismo es uno de los factores de riesgo de AET. No es sinónimo de abandono educativo temprano, pero sí un síntoma, un factor que, si no se identifica y trabaja adecuadamente, va a desencadenar en AET. El absentismo es la manifestación de una actitud de rechazo, de desinterés y desmotivación, de resistencia hacia el sistema educativo que pone en riesgo la continuidad de los estudiantes en itinerarios formativos. Existe, de hecho, el peligro de un proceso de ruptura con el sistema educativo-formativo.

El absentismo activo es claramente identificable, al manifestarse en la falta de asistencia en contextos educativo-formativos. En el absentismo pasivo, por el contrario, la persona asiste al centro pero manifiesta conductas de “boicot” y rechazo hacia el proceso de enseñanza-aprendizaje. Estas conductas, normalmente, se vinculan a una desconexión cognitiva, emocional y actitudinal del alumnado, que puede provocar manifestaciones de disrupción activa o pasiva.

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En el absentismo educativo pasivo, el alumno asiste al centro escolar, pero manifiesta conductas de "boicot" y rechazo hacia el proceso de enseñanza-aprendizaje

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La falta de motivación y de interés se establecen como las principales causas de ese absentismo pasivo, y enfrentarse a ello no es fácil si consideramos que estas conductas se han sedimentado durante mucho tiempo y reconducirlas exige de más tiempo y oportunidades formativas que no siempre se pueden dar. No es sencillo y, muchas veces, la gran pregunta es ¿cómo motivar y despertar el interés de esos jóvenes “desencantados” con el sistema educativo-formativo en un tiempo limitado?

¿De qué manera afecta el abandono escolar a la salud?

–Es un elemento clave. El abandono escolar es consecuencia de la combinación de una serie de factores personales, familiares, institucionales, sociales o estructurales considerados de riesgo. Normalmente, el perfil de personas en riesgo de abandono que deciden o se plantean abandonar son jóvenes con dificultades en su esfera personal y familiar: baja autoestima, escasa autoconfianza, autopercepción académica negativa asociadas a bajas expectativas, percepción negativa de su desempeño, falta de o escasas expectativas y escaso o nulo apoyo familiar.

Esas dificultades acaban derivando en fracaso, absentismo y bajo rendimiento escolar en los diferentes niveles educativos. Asimismo, este círculo perverso también tiene repercusiones negativas en la esfera de las relaciones sociales, pues dificulta muchas veces la relación con los demás.

Si entendemos la salud como el bienestar físico, social, emocional y mental, todos estos factores de riesgo inciden, claramente, en ella. Y de manera negativa.

¿Por qué afirmáis que mantenerse en el itinerario educativo-formativo es una forma para hacer frente a la exclusión?

–El abandono de la educación y la formación (AEF) es considerado uno de los factores de riesgo y vulnerabilidad de mayor incidencia en los contextos educativos en todos los niveles y respecto a todos los estratos de la sociedad. Continúa siendo uno de los focos de atención de las políticas socio-educativas actuales, que establecen entre sus prioridades la continuidad formativa del colectivo de jóvenes más allá de las etapas educativas obligatorias.

Son muchos los estudios que evidencian las desventajas y costes personales, sociales y económicos derivados del AEF, principalmente traducidos en menores oportunidades individuales y sociales y una mayor exclusión. Es importante entender y visibilizar los efectos positivos que la continuidad formativa tiene ya no sólo a nivel individual, sino también a nivel de progreso de la sociedad.

Mantenerse en itinerarios educativo-formativos es una de las formas más efectivas de hacer frente a la exclusión. El paro, la marginación y los guetos afectan, casi siempre y en mayor medida, a las personas con bajos niveles de formación y/o sin posibilidades de acceder al mercado laboral y otros beneficios sociales (vivienda, salud, entre otros).

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El abandono de la educación es uno de los factores de riesgo y vulnerabilidad de mayor incidencia y continúa siendo uno de los focos de atención de las políticas socio-educativos

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¿Existe alguna relación entre el sexo del estudiante y su predisposición al abandono escolar?

–No podemos afirmar que exista una relación directa ente el género del estudiante y su predisposición al abandono escolar. En el marco de nuestros trabajos, no hemos analizado de manera concreta esta variable para afirmar o rechazar dicha hipótesis. El abandono educativo es el resultado de una combinación de múltiples factores, más allá del género del estudiante.

De todas formas, cabe señalar que algunos grupos sociales y étnicos siguen priorizando el papel de la mujer en la familia y excluyendo su incorporación al mundo formativo y profesional.

¿En qué etapa es más grave este problema, en la escolarización obligatoria o en los estudios posteriores?

–El AET es grave en todas las etapas educativo-formativas: también hay abandono en los estudios superiores y universitarios. No obstante, su manifestación más latente, o que más preocupa, es en la etapa educativa de Secundaria Obligatoria y en la post-obligatoria, por ligarse a un proceso formativo inconcluso y necesario para el futuro personal y laboral.

El AET no es un fenómeno que surja de manera “espontánea” en la ESO, sino que es la consecuencia y la manifestación de experiencias de fracaso, absentismo y bajo rendimiento escolar en niveles educativos previos. Es un problema que hay que prevenir y empezar a trabajar desde la etapa educativa más temprana.

En el capítulo que escribís afirmáis que, dentro de los factores que llevan a un joven a abandonar sus estudios, los desafíos personales son los que más le afectan. ¿Por qué? ¿Cómo se puede impedir que tengan tanto peso?

–Los desafíos personales devienen los factores de riesgo con más peso, especialmente en etapas educativas de secundaria obligatoria y post-secundaria. Véase, baja autoestima, escasa autoconfianza, auto-percepción negativa, bajas expectativas, etc.

Ahora bien, no podemos ignorar que esos desafíos personales están directamente vinculados a las circunstancias familiares y las relaciones sociales, como tampoco obviar la etapa madurativa o biológica en la que se encuentran y donde la construcción del yo está muy condicionada por la imagen social, el ‘cómo me ven’ los demás.

En esta etapa evolutiva de crisis y de construcción de la propia personalidad son frecuentes las dudas, los intentos de iniciar caminos nuevos, la resistencia a las propuestas adultas o el miedo al fracaso, entre otros. Y no siempre existe apoyo familiar o social.

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El abandono de la escolarización, donde más preocupa, es en la etapa educativa de Secundaria Obligatoria y post-obligatoria, por ligarse a un proceso formativo inconcluso y necesario para el futuro personal y laboral

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¿Puede la ayuda psicológica ser clave en este sentido? ¿Qué papel deben adoptar estos profesionales para disminuir este problema?

–La ayuda psicológica puede ayudar, pero, como profesionales de la pedagogía, consideramos que hacer frente al AET y a los factores de riesgo que lo condicionan merece y precisa de respuestas, orientaciones y actuaciones pedagógicas y didáctico-organizativas que vayan más allá de la acción individual.

Tan importante como la orientación personal es la generación de un contexto positivo que proporcione ayudas ante las dificultades con que se encuentran los adolescentes y jóvenes. En este sentido, la orientación y la acción tutorial se establecen como mecanismos claros de acción en los centros educativos, así como la utilización de estrategias y herramientas útiles para los profesionales que trabajan día a día para hacer frente al AET.

¿Puede la educación emocional aportar algo en la resolución de este problema?

–En tanto que puede aportar herramientas y/o estrategias que permiten la adquisición y desarrollo de competencias para el bienestar personal, emocional, social, físico y mental de la persona, sí. Pero nunca deberá trabajar de manera aislada, ni única.

Es cierto que la educación tradicional ha obviado la importancia de las emociones y actitudes personales, pero también lo es que su configuración y desarrollo no se consiguen al margen del contexto familiar, social y educativo donde se manifiestan.

¿Se emplean los suficientes recursos para acabar con el abandono escolar? ¿Qué se está haciendo?

–¿Qué entendemos por suficientes recursos? Si hacemos caso de las cifras de abandono en nuestro contexto, quizás opinamos que “nunca es suficiente”.

Sin embargo, los centros, las instituciones educativas y los profesionales que en ellos trabajan son conscientes de la problemática y están haciendo cosas, se preocupan por el fenómeno y trabajan en su día a día para dar una respuesta más efectiva, sistematizada y con recursos suficientes. Formación, participación en proyectos y programas, utilización de estrategias antiabandono e iniciativas en el ámbito de la orientación y la acción tutorial son claros ejemplos de ello.

Una muestra de las iniciativas que mencionamos puede ser el Proyecto europeo Orienta4YEL, que pone a disposición de los centros educativos reflexiones y prácticas seleccionadas y contrastadas que pueden facilitar la creación de planes y programas de intervención contextualizados.

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El abandono educativo temprano requiere de una acción coordinada de toda la comunidad educativa, y el compromiso y apoyo de la Administración

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¿Qué se puede hacer, tanto desde los organismos escolares, incluso los docentes, como a nivel institucional?

–A este respecto, este proyecto presenta un conjunto seleccionado de estrategias y acciones tutoriales que pueden orientar la actuación de los centros educativos y sus servicios de orientación, con el objetivo de dotar a las instituciones educativas y agentes involucrados de un conjunto de estrategias y acciones tutoriales que han sido diseñadas de acuerdo con un diagnóstico previo, para apoyarles en su tarea de prevenir el riesgo de abandono prematuro de los jóvenes en cada uno de sus contextos específicos.

Dichas acciones permiten trabajar de manera individual, con las familias, con el entorno/contexto, a nivel institucional con los agentes educativos, con el profesorado, etc.

¿Cuál debe ser el papel de los agentes del sistema educativo?

–Se requiere un papel activo, coordinado y colaborativo ente todos los agentes del sistema educativo. El AET requiere de una acción coordinada de toda la comunidad educativa, al mismo tiempo que el compromiso y apoyo de la Administración educativa al respecto.

Podemos decir que las posibilidades de éxito mejorarán en la medida en que sean más los agentes involucrados, siempre y cuando actúen de una manera coordinada y continuada. Cabe recordar aquí los éxitos conseguidos en planes educativos de entorno cuando las acciones de los centros educativos se combinan con las actuaciones de los municipios y la implicación de las familias, contando siempre con el soporte de los servicios educativos de la administración.

¿Cómo ha afectado Internet a esta problemática?

–El problema no es internet, sino el uso que hacemos de la tecnología como herramienta educativa y del dominio que se tiene de la competencia digital. El acceso al conocimiento se ha ampliado con los recursos digitales, pero sigue siendo necesario estar en el aula para desarrollar competencias personales y sociales.

Los centros educativos no sólo son espacios para sintetizar y adquirir conocimiento. También son espacios de relación, de socialización y de apoyo mutuo, muy importantes cuando los estudiantes se plantean el sentido y la utilidad del sistema formativo.

¿Debe preocuparnos la comparativa con el resto de Europa a este respecto? ¿Cómo acercarnos a otros países?

–No debe preocuparnos la comparativa: los contextos son diferentes por su historia y realidad sociocultural y económica. Debe preocuparnos por qué no conseguimos “atajar” el problema del AET, pues ningún país debería permitirse su existencia.

Solemos pensar que estamos peor que el resto de Europa, como indican las cifras cuantitativas de AET. Pero, cuando conocemos la realidad del AET de otros países europeos, observamos que son muchos los elementos o factores que tenemos en común, las problemáticas que compartimos y la necesidad de dar una respuesta adaptada y contextualizada a cada realidad. Esto mismo es lo que nuestro libro permite conocer.

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