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Coni La Grotteria: "La escuela tiene una gran oportunidad para educar desde el respeto mutuo"

Coni La Grotteria es una apasionada de la Educación y una innovadora social. Maestra de Infantil, máster en Dificultades del aprendizaje y escritora de cuentos que promueven una cultura de paz desde la primera infancia. Su proyecto "Escuelas de Paz" ha sido reconocido con numerosos premios internacionales, implementándose en centros de España y Latinoamérica. En 2021 ha sido galardonada con el Global Teacher Prize.
RedacciónMartes, 25 de abril de 2023
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Coni La Grotteria es maestra de Educación Infantil, doctoranda en Igualdad y escritora de cuentos que promueven una cultura de paz desde la primera infancia. En la actualidad, se encarga de la dirección pedagógica de la escuela infantil Ituitu de Valencia y ha recibido el Global Teacher Prize 2021. Su proyecto educativo, Escuelas de Paz, ha sido premiado internacionalmente y se ha implementado en centros educativos de España y Latinoamérica. Educar en la tolerancia (Plataforma Editorial) es su último título publicado.

Trabajas como directora pedagógica en una escuela de Valencia, ¿cuáles son tus retos diarios?

–Desde la escuela construimos a diario una comunidad nutrida y sólida. Es necesario que las familias y los docentes compartan una mirada respetuosa y sean conscientes de la responsabilidad y la huella significativa que dejan en la infancia. Por ello, el compromiso de educar debe romper los muros de lo meramente institucional y ser una labor compartida, un privilegio que requiere vocación, dignidad y respeto absoluto.

¿Por dónde empezamos a “Educar en la tolerancia”, como se titula tu último libro?

–Como premisa, concebir la diversidad humana como un valor que nos enriquece, empezando a reconocer la propia diversidad y despojarla de cualquier juicio de valor. Es una auténtica transformación cuando decidimos reflexionar y respetar las diferencias que nos rodean, educando la mirada de una manera más amplia, más integradora, para no relacionarla únicamente a lo cultural o social.

Todos somos únicos y diversos, por ello la escuela tiene una gran oportunidad y labor al promover espacios para educar desde el respeto mutuo, espacios abiertos para las familias, espacios bajo un lema tácito: aceptar al otro como igual en respeto, trato y dignidad.

¿Se puede educar en el respeto en una sociedad que está definida por la competencia y el éxito?

–Es importante la construcción de una escala de valores desde la familia, cuidar nuestras redes de vínculos cercanos y seguros. Desde esa perspectiva de diálogo, de pertenencia, donde mi opinión cuenta y tengo un rol en la sociedad, puedo definir qué es el éxito. No podemos permitir que valores como la familia, la amistad, una pasión o un tiempo de calidad descienda en nuestra escala y deje de ser una prioridad.

El mundo se presenta con muchas contradicciones, sociedades violentas, luchas, guerras, corrupción, sin embargo, prefiero seguir promoviendo una educación en valores donde ejes como el respeto mutuo y la confianza sean los objetivos de vida para una convivencia sana. Apuesto por una educación equitativa como la clave del éxito, motor de oportunidades para romper aquellas imposiciones sociales que definen a las personas por una nota o por sus medallas o dinero.

En tu libro hablas de ‘violencias suaves’, ¿qué son exactamente?

–Las ‘violencias suaves’, son situaciones que conviven de manera cotidiana con la infancia; son actitudes tan normalizadas que no se consideran abuso o maltrato, porque ni siquiera tienen el fin de hacer daño a un infante, aunque se esté activando el control o la superioridad adulta. Son comportamientos más sutiles que pasan desapercibidos, como por ejemplo, hablar delante de los niños o niñas como si no estuvieran a nuestro lado, detallando situaciones íntimas como que se hace pis en la cama, o por la noche tiene miedo y se pasa a mi cama, situaciones que pueden llegar a ser vergonzosas, o incluso juzgarles o etiquetarles; esto suele pasar de manera natural en los parques, en casa y a la salida de la escuela.

Has escrito también un libro para la etapa de Educación Primaria sobre Bullying. ¿Qué podemos hacer para acabar con esta problemática?

–La clave está en la prevención, en educar desde el respeto mutuo desde edades tempranas. Una labor conjunta que deben emprender escuelas y familias. Como medidas concretas, por ejemplo, podemos empezar poniendo el foco en el adulto, que es el modelo de referencia y un gran transmisor de valores, debemos hacer una autocrítica potente. Revisar lenguaje y actitudes, sobre todo frases cargadas de prejuicios, racistadas y estereotipos que vamos naturalizando y se interiorizan.

En cuanto a la infancia, no minimizamos con una resolución de conflictos que expresa ‘son cosas de niños o niñas’, sino que se interviene con todos los agentes y herramientas, activando protocolos ante cualquier señal.

El libro está adaptado a un lenguaje para que la los niños y niñas puedan identificar qué es el acoso escolar, qué tipos existen y cómo actuar o prevenir en diferentes contextos.

Al final encontraréis pautas para trabajar en la escuela y en familia, es una edición muy cuidada y con unas ilustraciones preciosas.

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