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Un comando formativo ante el "sufrimiento" que desemboca en suicidio juvenil

El maltrato, la incomunicación con padres que "minimizan el sufrimiento" y una autoestima minada pueden desembocar en un sufrimiento que lleva a algunos adolescentes a acabar con su vida, una realidad que una suerte de "comando" de psicólogos y formadores trata de alejar de las aulas.
Marta RojoLunes, 10 de abril de 2023
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Taller 'Estem parlant del suïcidi' en uno de los institutos de Valencia.

¿Y cómo lo hacen? Explicando el suicidio como un fenómeno complejo y facilitando los recursos que actúen como «botón de emergencia», todo ello a través de unos talleres que el Ayuntamiento de Valencia ha puesto en marcha en varios institutos de la ciudad.

Los adolescentes con problemas de salud mental no solo «se hablan fatal a sí mismos», son hiperexigentes o incluso se riñen ante sus propios fallos, sino que prevenir el suicidio en los centros escolares es especialmente complicado ante generaciones que han escuchado e interiorizado muchos términos relacionados con la psicología pero «no se conocen a sí mismos ni a sus emociones». Así lo expresan en una entrevista con Efe los formadores Gracia Vinagre y Roque López, de la Federación de Salud Mental de la Comunitat Valenciana, responsable de los talleres ‘Estem parlant del suïcidi’, que acercan a los alumnos de Secundaria y Bachiller de Valencia, en virtud de un convenio con el Ayuntamiento, la realidad «multicausal» del suicidio.

El día en que se realiza la entrevista, López y Vinagre imparten un taller a segundo de Bachiller y la edad «se nota»: «A veces este trabajo es complicado porque el rango de edades desde primero de ESO hasta segundo de Bachiller es muy grande y tienen problemas diferentes». Pero hay preocupaciones comunes, según Roque López, sobre todo el maltrato «en todas sus formas» y muy especialmente en la de acoso escolar o «bullying», además de la dificultad de los adolescentes que sufren para comunicarse con sus familiares, amigos y profesores, aunque al psicólogo le «llama la atención, sobre todo, el tema de las familias».

«En ocasiones, las familias minimizan mucho su sufrimiento; en lugar de empatizar con lo que se vive a esa edad le quitan importancia y ponen en primer plano la experiencia adulta», lamenta Gracia Vinagre, que reconoce que muchas veces la respuesta de los alumnos es: «¿Cómo se lo voy a contar a mis padres?». Además, en esa franja de edad, «la autoestima y el autocuidado son algo que está bastante descuidado», según López, en un momento en que la percepción personal «se basa en conseguir cosas, en llegar a ser alguien». «Además, se tratan fatal a sí mismos, con autoexigencia, riñéndose cuando hacen las cosas mal», añade.

En las generaciones actuales de adolescentes, asegura Vinagre, se nota el efecto de las redes sociales y «sale constantemente en las charlas la forma que tienen de crear la autoestima desde la comparación». Muchos jóvenes que ha conocido en su andadura por institutos, además, «no se conocen a sí mismos y cómo funcionan sus emociones», y conocen términos del ámbito de la psicología pero los aplican de forma confusa o incorrecta: «Te dicen ‘yo soy bipolar porque me levanto superfeliz y luego me enfado, tengo una bipolaridad'».

A pesar de todas las dificultades, celebra que los alumnos «se informan, buscan, quieren saber», que los centros, en general, son conocedores de esta problemática y que los profesores «también, pero van desbordados de trabajo».

Más allá del botón de emergencia

«El objetivo es aumentar la información sobre el suicidio, cómo se desencadena y el proceso, con etapas de menor a mayor sufrimiento, por el que pasa la persona hasta tomar esa decisión», explica a Efe Gracia Vinagre. Por eso, entre los adolescentes, considera fundamental transmitir «que quien se quita la vida no lo hace porque quiera dejar de vivir, sino porque quiere dejar de sufrir, y eso desencadena el acto de autodestrucción».

Los talleres están enfocados sobre todo en la prevención: «En hablar, en escuchar y en ofrecer y pedir ayuda, algo que en estas edades es difícil, porque consideran que pueden afrontarlo todo en primera persona». «Queremos que se pregunten qué pueden hacer por el otro, empatizar, comprender, pero también que entiendan que podemos ayudar a los demás pero no podemos salvarlos, porque hay muchas causas que llevan al suicidio, es multicausal», explica.

Durante los talleres como los que estas semanas han tenido lugar en el IES «El Cid» de València, los formadores de la Federación informan a los adolescentes de las vías a las que pueden recurrir en caso de necesidad, pero, más allá del «botón de emergencia», como afirma el psicólogo Roque López, se busca incidir en tres ejes: «Que no hay una única causa, que esto no va de valientes y cobardes y que es un proceso, que no se llega al suicidio de la noche a la mañana».

Ansiedad, relaciones e incertidumbre

El programa ‘Estem parlant del suïcidi’ es uno de los que la Concejalía de Educación de València ha puesto en marcha en materia de salud mental en la población escolar, fruto del convencimiento de que es un problema «con muchas manifestaciones», como explica la edil del área, Maite Ibáñez. «La mayor parte de los comentarios o consultas al consistorio está relacionada con la ansiedad, la autoestima, las relaciones personales y, en el caso de los más mayores, con el futuro académico o laboral», detalla.

Además, según Ibáñez, las desigualdades sociales y económicas explican buena parte del sufrimiento que lleva al suicidio: el acoso, por ejemplo, aparece más frecuentemente dirigido a personas migrantes o del colectivo LGTBI. «Se está poniendo nombre al suicidio y eso es muy positivo, porque ayuda a concienciar de la importancia de la salud mental», considera Ibáñez, que celebra que «aunque hasta ahora era un tema tabú», ya se habla «de cifras y herramientas para poder combatirlo».

Para todo ello, desde Educación han puesto en marcha programas como ‘Vive tus emociones’, que ya ha recibido 280 solicitudes de centros, o la ‘Red EMO’, la red de centros por la educación emocional de València, a la que se han apuntado 20 centros oficialmente pero fueron el doble los que acudieron a la primera reunión. En esta línea trabajan también en el programa ‘T’escoltem’ de atención personalizada para personas de entre 12 y 30 años, y el programa municipal contra el absentismo escolar.

«Los profesores a veces no tienen herramientas técnicas para trabajar temas como los problemas de autoestima, las conductas problemáticas, la salud mental o el suicidio, y por eso tratamos de ofrecer asesoramiento técnico», concluye.

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