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Licencia escolar progresista

Jesús Asensi
Profesor de Religión
22 de mayo de 2023
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Nuestros políticos, sin distinciones ideológicas aparentes, creen que la responsabilidad de solucionar los problemas sociales, familiares, morales, sanitarios, económicos, delictivos, lingüísticos, penales, ecológicos, medio ambientales, sexuales, de género, de seguridad vial o de urbanidad recae sobre los maestros y los centros educativos. Como si de un mago se tratase, el docente ha de subsanar todas las deficiencias educativas que los discentes traen de sus casas o de la calle y que son simplemente el reflejo de la falta de sentido común que brilla por su ausencia en muchos estratos de nuestra sociedad.

Y así, con la excusa de que ciertos colectivos sufren una injusta discriminación, nuestros políticos imponen a las escuelas la impartición de una serie de talleres ideológicos, a niños de 3 años en adelante, por parte de colectivos externos a los centros educativos y que, sin reparo alguno, tratan de manipular los sentimientos y el pensamientos de los alumnos sin contar siquiera con el visto bueno de sus progenitores.

Pues resulta que en la actualidad, y en todo el mundo, uno de los colectivos que sufren una persecución violenta y sin tapujos son las personas que profesan la religión cristiana. Por eso, y por mucho más, está más que justificada la presencia de la asignatura de Religión católica en los colegios, aunque su elección siga siendo voluntaria por parte de las familias. Por eso, ya sin tapujos y con la licencia que da la intromisión progresista en el currículo educativo, algunos maestros de Religión adornan sus aulas con imaginería religiosa y oran junto a sus alumnos, creyentes o no, con cánticos de alabanza y de desagravio. Porque la verdad nos hace libres y el bien llena de gozo el corazón inocente de los niños. Un corazón que algunos quieren mancillar con talleres repulsivos que las familias deberían denunciar ante los juzgados por una “presunta” corrupción de menores.

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