fbpx

Lideremos el futuro desde el pensamiento

Tenemos un maestro interior, o así debiera ser, que nos enseña a pensar la vida, pero sin olvidar vivirla; nos muestra cómo saber hacer, no haciendo; nos señala que son nuestras resistencias a la realidad las que nos hacen sufrir; nos orienta para mediante el esfuerzo poner en funcionamiento la razón y la voluntad, y mediante la entrega, la libertad y la intuición.
Javier Urra
Dr. en Psicología y Dr. en Ciencias de la Salud
19 de enero de 2024
0

Seamos exploradores del conocimiento, sabedores de que no hay que salvar las Humanidades, son las Humanidades las que nos salvan, son la brújula, las que permiten educar para ser buenos ciudadanos, nos aportan luz, nos ofrecen dudar y continuar en la búsqueda del Sentido.

Hay que cuidar de no caer en la inflación de sí mismo, la autoatención hipertrofiada, y es que el sentido de la vida no se encuentra dentro de uno mismo, sino, en el horizonte que se abre más allá del yo. Son los diversos contextos e interacciones, junto a la autoobservación, los que nos dotan de posibilidades.

No se trata de diferenciar lo que podemos y no podemos hacer, sino de fortalecer códigos morales que son capaces de discernir lo que debemos y no debemos hacer. Claro que la privacidad es el aspecto jurídico de la intimidad.

Recordemos, que en la naturaleza humana, está el comprometernos con los demás, el sentirnos concernidos, el ayudar. Es en el encuentro con los demás, que descubrimos el sentido vital.

Respetemos los espacios de pensamiento, apliquémonos para consensuar nuevas soluciones, utilicemos la tecnología como vehículo facilitador de la conexión entre personas, que nunca debe sustituir al factor presencial de las relaciones.

Hemos conocido seres humanos que se han desarrollado en la selva con otros animales pero sin nadie de su especie, siendo que no poseían lenguaje y su forma de procesar, de elaborar, de conducirse, era primaria, instintiva y en algo parecida a la de un primate, que sobrevive, pero sin gustar ni transmitir la belleza, la cultura, el conocimiento, es en esa conversación con el otro donde se enriquece la relación y también el “yo” personal, escuchar resulta una forma de aprender muy productiva, dialogar también lo es y saber debatir. Inteligencia compartida.

Hemos de liderar el futuro desde el pensamiento, los objetivos comunes y el trabajo conjunto. Creemos laboratorios de ideas, hagamos apología del saber, repudiemos los trastornos ideológicos y sus baratijas que se dan como ridículas soluciones.

Eduquemos, no tanto en proyectos, o sí, bien pensado mejor en proyectos que en asignaturas, ¿está de acuerdo? Y que contemos con especialistas en su materia, pero con amplitud de miras, y siempre dotando de ética a las tecnologías.

Cultivemos el placer de leer, el buen gusto, el atreverse a comunicar, el amor a las palabras. Sí, busquemos entender el pensamiento computacional.

Acordemos que la ciencia también es cultura; que el reto es la solidaridad universal; que la incoherencia es humana y no de los algoritmos; que la filosofía es sentido común vestido de gala; que toda ayuda innecesaria genera limitación; que resulta esencial la coherencia entre lo que somos y lo que hacemos.

Fue Cervantes quien nos mostró en El Quijote la terapia del humor en la literatura, el mejor lugar donde los seres humanos podemos ponernos a refugio de las muy diversas situaciones, algunas calamitosas.

No nos envolvamos en excusas, no opinemos desde el desconocimiento, no perdamos el tiempo. Fortalezcamos la voluntad en el día a día, desde los ideales, la vocación o los objetivos que establezcamos.

0
Comentarios