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Abolicionistas y defensores de la Educación Especial

Desde el año pasado se empezó a hacer pública la iniciativa de supresión de la Educación Especial para convertir los centros educativos ordinarios en centros inclusivos, es decir, centros que atenderán a todo el espectro de la diversidad de capacidades en las mismas aulas.
Silvina FunesMartes, 7 de mayo de 2019
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La medida ha generado una gran controversia porque mientras los grupos inclusivistas lo ven como un avance social, las familias del alumnado de Educación Especial, como principal representante del sector, y parte del profesorado (de Especial y de ordinaria) lo ven como una supresión a la libertad de elección de centro y como una merma del Derecho a la Educación, ya que en un centro ordinario no tendrían la Educación especializada que reciben sus hijos con el modelo actual.

En este artículo se propone revisar algunos de los argumentos que separan a ambos grupos para explicitar y analizar sus ideas, valores e intenciones en la manera de entender la inclusión del alumnado con discapacidad.

Todo partió de la iniciativa legislativa popular de Educación inclusiva que señala la “deriva segregadora” de la Educación en España y amparándose en un informe de la ONU. Los datos en los que se avalan dicen que:

  • en Madrid un 20% del alumnado con NEE están escolarizados en CEE.
  • País Vasco o Navarra es 5% y
  • en Canadá y Portugal 1%.

Esto es interpretado como falta de igualdad y de inclusión en los que hay que encajar de manera estadística un modelo de inclusión para una realidad diversa. En concreto, en España, estamos hablando de 37.000 alumnos con discapacidad matriculados en los 470 centros de Educación Especial.

Para enfocar el debate en torno a los nudos centrales del enfrentamiento, se destacarán tres líneas dicotómicas: 1) Excluyente/inclusivo y 2) Igualdad/equidad, y 3) Intensivo/extensivo, pasemos a explicarlos.

1) Excluyente/inclusivo
Sus defensores esgrimen los argumentos de la belleza de la diversidad, la bondad de la aceptación de lo diverso, la alegría de la inclusión, pero, mal llevada a cabo, su materialización puede ser imposible para sus docentes y traumática para sus destinatarios. Porque no es posible dar respuesta desde un modelo de Educación estandarizada cuando las necesidades son profundas y generalizadas, haciéndolo a costa de profesionales bienintencionados, pero insuficiente para satisfacer las medidas muy significactivas del alumnado que más se aleja del modelo de alumno estándar concebido por la sociedad capacitista y su sistema educativo.

El modelo inclusivo considera que todo lo que sea apartar a la persona con discapacidad atenta contra sus derechos, ya que como señala el modelo de derechos humanos, la sociedad oprimió, segregó y ocultó durante siglos a estas personas, solo por el hecho de ser diferentes a las del modelo capacitista-normativo. Y por lo tanto, cualquier medida que tan siquiera separe temporalmente, aunque sea para dar una atención más adecuada, se la considera como segregadora.

Supone entonces atribuir bondad a medidas inclusivas aunque sean limitadas y maldad (exclusión) a las que, aunque sean adecuadas, requieran separar del grupo.

No cabe duda en que hay que invertir en inclusión, la cuestión es si eso se va a hacer a costa del desahucio educativo de la infancia más vulnerable

El maniqueísmo de este supuesto es respondido por las familias, que argumentan con la libertad de elegir el tipo de Educación. Dichas familias optan por dicha modalidad educativa a partir del dictamen que reciben, teniendo en cuenta las recomendaciones sobre las mejores opciones para la Educación de sus hijos en cada situación y zona (ya que los recursos de las administraciones territoriales también son diversos). Nadie es “rehén” en un CEE, y no creo que sea justo atribuirles a las familias malas intenciones por escoger un CEE, es más, seguramente deciden teniendo en cuenta “qué será lo mejor” para sus hijos.

2) Igualdad/equidad
La primera es dar a todos lo mismo y la segunda dar a cada uno lo que necesita. Escolarizar en un centro homogeneizante, aunque sea inclusivo, requerirá de una dilución de la atención centrada en la persona que hace la Educación Especial, porque el foco en la Educación ordinaria es el grupo diverso, que ya hemos dicho, es numeroso. Pero, ¿qué espectro de diversidad es capaz de asumir un aula para que el trabajo siga siendo grupal y al mismo tiempo haya una atención individualizada? ¿Por dónde se recorta: por lo alto o por lo bajo? ¿A quién se deja fuera?

Para los defensores de la Educación Especial la apuesta es por la equidad, ya que entiende que desde los centros ordinarios no se puede atender de forma especializada y personalizada y ven a los CEE y a sus profesionales como capacitados para transmitir a su alumnado los conocimientos y habilidades que necesitan para la vida, desde sus posibilidades y capacidades.

3) Modelo intensivo/extensivo
El Derecho a la Educación y la democratización de la enseñanza tuvo como resultado que el sistema esté masificado y sus metodologías, contenidos y estrategias de evaluación, estandarizados. También está fuertemente jerarquizado, en el que conviven contradicciones que tienen difícil implementación, como por ejemplo, que se tienen que poner medidas que garanticen la igualdad de oportunidades en un sistema heredado-selectivo (así surgen parches, como los actuales Programas de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento (PMAR), Formación Profesional Básica, etc).

Por estas contradicciones y la diversidad de públicos e intereses que convergen en las aulas, los centros son, además, conflictivos, porque tienen que compartir horas, espacios y actividades personas que probablemente no son las que se escogerían a sí mismas para hacerlo. Por eso el bullying, los problemas de conducta y la incapacidad de cómo atender a estas problemáticas, han puesto en entredicho, en ocasiones, el trabajo que se hace en las escuelas.

Los docentes, entonces, enseñan a uno o a varios grupos los contenidos de sus materias, estableciendo unos tiempos fijos para cada tema con unas actividades. El logro de los objetivos se evalúa mediantes pruebas generalizadas en las que todos los alumnos tendrán que demostrar haber alcanzado para aprobar, pasar de curso, etc.

En el modelo intensivo de la Educación Especial, el tan conocido “programa” no existe como tal. Sí existe una programación por alumno/grupo, pero el eje del proceso de enseñanza-aprendizaje no está en seguir el hilo conductor que marca el programa prescriptivo, sino en el que necesita cada persona. Las ratios son de cinco alumnos, más el docente y el auxiliar (no olvidemos que se trata de personas con altos, aunque distintos, niveles y tipos de dependencia).

En cierta manera, podría entenderse que un aula convencional ofrece una atención como podría ser en el modelo sanitario, la medicina ambulatoria y un aula de Especial sería comparable a una UCI. O comparar una clase de un centro ordinario con una actividad de un gimnasio normal y la de un centro especial con una de un centro de alto rendimiento. Ninguno de estos ámbitos son puestos en entredicho por hacer sus actividades aparte de los espacios ordinarios. Es prestar un servicio para satisfacer una necesidad más especializada, no es discriminar.

No cabe duda en que hay que invertir en inclusión, en especial, la del alumnado con discapacidad leve y moderada, la cuestión es si eso se va a hacer a costa del desahucio educativo de la infancia más vulnerable, la de los que tienen discapacidad severa o profunda.

La autora es profesora de Sociología aplicada en la Facultad de Educación – UCM

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Comentarios

  1. DOMINGO RIVERO SÁNCHEZ
    7 de mayo de 2019 13:21

    Estimo que la autora es una profesional que en este artículo establece y aporta líneas de mediación para un debate de buen calado en los últimos tiempos en la educación básica de este país. Ante el derecho a la educación que expresa el artículo 27 de la Constitución Española para toda la ciudadanía, habrá que posibilitar vías no solo de incorporación a la escolaridad sino también de equidad para la titulación de la misma ( debate ignorado por muchos hasta ahora), pues poco sentido tiene una inclusión educativa si no se facilita el logro final ( titulación) en posibilidades equitativas a todo el alumnado, sin depender sus capacidades intelectuales, psicológicas, motóricas, etc. Al fin y al cabo dicha titulación no es más que la consecuencia ultima del logro estatal de dicho derecho a la educación y cuando no se logra hablaremos de fracaso o de abandono escolar, y no de fracaso del propio sistema escolar. Poco se avanza si solo hay un diseño curricular ( para todos lo que llegan a desarrollar dicho derecho) como vía del logro de la titulación, pues me temo que ese será el currículo de la escolarización en centros ordinarios. Imaginemos que en educación vial a las personas con diversidad funcional se les admite en las academias de educación vial pero que nunca obtenga el carnet de conducir porque solo existe un modelo de carnet.
    Volviendo al artículo estimo que clarifica y fundamenta muy claro las posibilidades de desarrollar una mayor equidad educativa con muchos menores que por condición de nacimiento se encuentra precisos de esa equidad abriendo para ello tres líneas de interpretar la existencia o no en CEE. Y es de agradecer esa claridad mediadora que ejerce la articulista entre esas tres vías.

    Otra cosa es lo que se les quiera brindar socialmente a los interesados más allá de este debate, por ser de justicia.

  2. Jorge Mayor
    9 de mayo de 2019 07:57

    Hola,

    En primer lugar, quiero hacer especial hincapié en que el informe de la ONU está totalmente falseado y fuera de la realidad porque a estos inspectores no se les ha llevado por centros de educación especial. únicamente se les ha llevado donde a la administración le ha dado la gana.

    En segundo lugar, la educación especial es donde mejor atienden a los usuarios con un índice de discapacidad severa, TEA, enfermedades raras, etc. En el momento en que estos usuarios los incluyan en una escuela normal, la cual carece de los recursos que tiene un centro de educación especial, y a las pruebas me remito, atentaremos contra los derechos de dichos usuarios, los de discapacidad severa, TEA, etc. Un centro normal no puede atender ni a un usuario con TDH. Aquí por ejemplo en Guipúzcoa a los niños con TDH los expulsan de clase y los dejan aparte. y si quieren ustedes les digo varios casos concretos que conozco. ¿Cómo van atender los centros normales a usuarios especiales o con discapacidad si ni siquiera están preparados para trabajar con un TDH? Es sencillamente cínico, ridículo y alejado de la realidad. Quien lo pagará finalmente son las familias de esos usuarios y los propios usuarios.

    Dejémonos de tanta hipocresía, la administración lo que pretende es ahorrar costes incluyendo a los usuarios con discapacidad en centros normales donde no pueden ser atendidos amén de otros aspectos cómo serán el bullying hacia niños con espectro autista discapacidad etcétera.

    Personalmente me parece lamentable que no se tenga en cuenta la voz de las familias que tienen niños con ha
    discapacidad muy alta.

    Un saludo

    Jorge

  3. Noticias | Del 1 al 10 de mayo - UCETAM
    9 de mayo de 2019 08:09

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