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¿Cómo puede ayudar la tecnología a impulsar nuevas metodologías de Educación?

Durante los últimos años ha surgido con fuerza la necesidad de reinventar la manera de enseñar y de aprender, de redefinir las metodologías educativas.
Belén EspejoMiércoles, 5 de mayo de 2021
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La tecnología puede ser muy útil a la hora de evaluar, diseñar tareas y dinámicas, y crear hojas de ruta en equipo. © IRINA

La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto una necesidad que antes no habíamos identificado: dar continuidad al entorno de aprendizaje en el hogar cuando el aula no está disponible. Durante el confinamiento masivo la tecnología fue la principal aliada para mantener conectados a alumnos y docentes, salvando así los muebles del pasado curso escolar.

Tras unas vacaciones de verano cargadas de incertidumbre, finalmente fue posible recuperar el modelo presencial; los protocolos sanitarios definidos, la implicación de los docentes y la responsabilidad de los alumnos han sido parte esencial en el éxito de un regreso a las clases cercano a una normalidad salpicada, eso sí, por algunos confinamientos puntuales que irremediablemente han impactado en las aulas en los últimos meses.

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La tecnología será la pieza clave para impulsar el éxito en la implantación de nuevas metodologías educativas

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Con un poco de suerte en no mucho tiempo podremos pasar la página de la crisis del Covid, una crisis que habrá dejado a su paso el reto y la oportunidad de redefinir el modelo educativo y los espacios en el aula, donde la tecnología será mucho más que una tabla salvavidas: será la pieza clave para impulsar el éxito en la implantación de nuevas metodologías educativas.

Durante los últimos años ha surgido con fuerza la necesidad de reinventar la manera de enseñar y de aprender: la necesidad de redefinir las metodologías educativas, para adaptarlas al nuevo entorno y garantizar momentos de aprendizaje memorables. La tecnología es una palanca más: a la hora de abordar la transformación del centro educativo, la primera decisión nunca es tecnológica, sino que debe estar orientada a definir la identidad digital del centro educativo. ¿Para qué necesitamos la tecnología? ¿Qué valor va a aportar? ¿Cómo puede mejorar el aprendizaje de los alumnos? Son solo algunas de las preguntas a las que deberemos enfrentarnos.

ABP y aprendizaje cooperativo

Una de las metodologías más implantadas en los últimos años, fundamentalmente en la etapa de la Educación Infantil es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), un modelo pedagógico que propone a los alumnos un proyecto centrado en una temática concreta y que les permite adquirir conocimientos y competencias transversales a través de la elaboración de proyecto. A través de ABP es posible garantizar que los procesos de aprendizaje sean más eficaces, permitir a los alumnos desarrollar capacidades complejas como el pensamiento crítico, la comunicación y la resolución de problemas.

En este ámbito metodológico, la tecnología puede ser un elemento clave en la fase de investigación, e incluso en la construcción de un entregable digital, la planificación de la tarea y la organización del trabajo en equipo. También resultará útil en la última milla, cuando los resultados del proyecto se comuniquen al resto de los alumnos, donde la tecnología puede servir como medio conductor.

El aprendizaje cooperativo es otra de las nuevas metodologías más comunes: cada miembro del equipo definido asume un rol determinado y debe interactuar y trabajar de forma coordinada con el resto del equipo para alcanzar los objetivos fijados. La tecnología en este caso será de utilidad a la hora de evaluar, diseñar tareas y dinámicas, crear hojas de ruta para el equipo, o presentar los resultados de manera conjunta.

'Flipped classroom' y gamificación

Otro de los modelos pedagógicos incipientes se conoce como flipped classroom o aula invertida, donde los elementos tradicionales de aprendizaje se alteran. Las materias se preparan en casa y se exponen en clase para que el tiempo en el aula pueda dedicarse a atender las necesidades de cada alumno y al desarrollo de proyectos cooperativos. El uso de la tecnología facilita en este caso el acceso a la información y permite la creación de contenidos más atractivos para los alumnos.

La gamificación utiliza dinámicas de juego en el entorno del aula para impulsar la motivación, el esfuerzo y otros valores positivos de los juegos. El uso de tecnología en este ámbito metodológico facilita tareas como la valoración objetiva y la consecución de recompensas como parte del juego de aprendizaje.

Una sólida base tecnológica

Para que la implementación de estos modelos de aprendizaje se lleve a cabo con éxito, debemos disponer de una sólida base tecnológica que soporte la componente digital de las nuevas metodologías, por lo que debe incluir: 

  • Infraestructuras de conectividad de calidad en los centros y en los hogares para garantizar la mejor experiencia de usuario.
  • Equipamiento informático adecuado para cada edad y tipo de alumnos y herramientas colaborativas, sencillas, intuitivas que modifiquen las dinámicas del aula.
  • Contenidos dinámicos, amenos e innovadores, capaces de generar interés y desarrollar la creatividad de los alumnos.
  • Dispositivos que permitan transformar los espacios tradicionales para acoger con mayor sentido estas nuevas herramientas.
  • Soluciones de ciberseguridad que protejan el entorno del alumno.

Los casos de uso de la tecnología en estos nuevos escenarios metodológicos son incontables: motivar a los alumnos a través de la gamificación, personalizar una senda de aprendizaje basada en proyectos, desarrollar las competencias soft que precisa el aprendizaje cooperativo o invertir los roles de docentes y alumnos, para que estos últimos sean los auténticos protagonistas de su propio aprendizaje, son solo algunos de los múltiples ejemplos que se podrían plantear. 

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Debemos hacer un uso responsable de la tecnología y adquirir nuevas competencias digitales necesarias para aprovechar al máximo todas sus ventajas

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Sin duda será más fácil abordar esta transformación si podemos contar con un partner integral como Telefónica Empresas, que comparta la visión extremo a extremo, que tenga las capacidades para acompañar a los centros educativos desde el primer momento y pueda hacer realidad la implantación del nuevo modelo pedagógico, asegurar que sea gestionable y garantizar su transformación y mejora continua.

El reto es formidable pero por suerte la tecnología juega en nuestro equipo: debemos hacer un uso responsable de la misma y adquirir nuevas competencias digitales necesarias para aprovechar al máximo todas sus ventajas, pero también hemos de ser generosos y utilizar las propias plataformas digitales para compartir las buenas prácticas con toda la comunidad educativa.

Belén Espejo. Consultora en Educación de Telefónica Empresas.

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