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¡Profesores, eduquen a mis hijos!

¿Es justo que se le exija tanto a los docentes? ¿Está justificado? El sistema educativo es un saco sin fondo en el que, aparentemente y a juzgar por las opiniones de cantidad de gurús y de “expertos”, cabe absolutamente todo.
Xavier Gisbert y Mª José Martínez de LisJueves, 2 de noviembre de 2023
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© asa_atsu

En los últimos decenios, por razones diversas, muchas familias han ido delegando en los centros educativos la difícil tarea de educar a sus hijos y los docentes, de todas las etapas educativas, han ido poco a poco cediendo, admitiendo y asumiendo una función que no les corresponde.

Una buena parte de la sociedad ha visto y sigue viendo a la escuela como la solución a cualquier conflicto que  surja ya que al parecer todo tiene su origen en ella y, por lo tanto, se le encarga la resolución de problemas sociales, derivando la responsabilidad en la escuela, lo que permite a los verdaderos responsables trasladar los problemas y justificar así su incapacidad.

En consecuencia, la escuela, además de su función primordial de formar e instruir a las jóvenes cohortes de ciudadanos, debe ocuparse de educarlas y también de completar su formación, con todo lo que se le vaya exigiendo. Para ello se inventó la transversalidad, que consiste en añadir a los currículos todo cuanto a uno se le pueda ocurrir. Como no caben más temas a lo alto, se introducen a lo ancho.

Además de su función como docentes y de soportar situaciones de difícil sino imposible solución, para lograr los fines de la educación la ley se encarga de atribuirles, con carácter general, una gran cantidad de obligaciones relacionadas con el desarrollo de valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, la prevención de la violencia de género, y de los valores inherentes al principio de igualdad de trato y no discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social; con el aprendizaje de la prevención y resolución pacífica de conflictos en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social, así como de los valores que sustentan la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político, la paz, la democracia, el respeto a los derechos humanos y el rechazo a la violencia terrorista, la pluralidad, el respeto al Estado de derecho, el respeto y consideración a las víctimas del terrorismo y la prevención del terrorismo y de cualquier tipo de violencia; con medidas para que la actividad física y la dieta equilibrada formen parte del comportamiento infantil; con la práctica diaria de deporte y ejercicio físico; con la educación y seguridad vial; con el desarrollo sostenible y el medio ambiente; con los riesgos de explotación y abuso sexual; con las situaciones de riesgo derivadas de la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, así como la protección ante emergencias y catástrofes; con el desarrollo y afianzamiento del espíritu emprendedor; con la prevención de la violencia de género, de la violencia terrorista y de cualquier forma de violencia, racismo o xenofobia, incluido el estudio del Holocausto judío como hecho histórico y también se ocupan de evitar los comportamientos y contenidos sexistas y estereotipos que supongan discriminación.

Además, en todas las asignaturas deben desarrollar la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, el emprendimiento y la educación cívica y constitucional.

Por si fuera poco, además de todo lo anterior, no cesan de sumarse propuestas adicionales como ajedrez, primeros auxilios, economía financiera, meditación, lenguaje de signos, lenguas cooficiales, etc, etc, etc.

No hay duda de que el papel lo aguanta todo, pero un poco de sensatez no estaría de más. Ante este panorama y en este contexto, el siguiente análisis, referido a centros públicos, permite poner en evidencia el tiempo que los alumnos pasan en el centro y el tiempo que los profesores pueden dedicar a sus alumnos, con el fin de reflexionar sobre la responsabilidad que deben asumir los centros educativos y los docentes.

Educación Primaria

De los 365 días del año, el calendario escolar establece 175 días de clase. Se exponen las horas totales, las horas fuera del colegio, horas en el colegio y el porcentaje sobre las horas totales.

Al año, los alumnos de Primaria solamente están un 10% de su tiempo en la escuela y un 90% fuera de ella. Cada semana de clase, los alumnos de Primaria están solamente un 15% de su tiempo en la escuela y un 85% fuera de ella. Cada día de clase, los alumnos están el 20% de su tiempo en el colegio y el 80% fuera del mismo.

A lo largo de la Educación Primaria, un alumno está un 10% del tiempo bajo la responsabilidad del centro educativo y un 90% bajo la de su familia. Cada grupo de alumnos pasa un 15% de su tiempo semanal con sus maestros en clase.

Educación Secundaria

En Secundaria, los profesores son especialistas de las materias que imparten y pueden atender  a cada grupo entre una y cinco horas semanales de clase, en función de la asignatura, aunque la media es de tres horas.

De los 365 días del año, los alumnos van al instituto 175 días. Se exponen las horas totales, las horas fuera del centro, horas en el centro y el porcentaje sobre las horas totales.

Al año, los alumnos de Secundaria solamente están un 12% de su tiempo en el instituto y un 88% fuera de él. Cada semana de clase, los alumnos de secundaria están solamente un 18% de su tiempo en el IES y un 82% fuera del mismo.

La mayoría de los profesores de Secundaria imparten a cada grupo tres horas de clase semanales con una media de 25 alumnos.

Los datos anteriores describen objetivamente la proporción real del tiempo que los alumnos pasan en la escuela y fuera de ella. Es difícil de entender que, ante cualquier situación que escape al control de los responsables políticos o de la sociedad, se pretenda responsabilizar al sistema educativo, a los centros educativos y a los profesores.

Los docentes asumen su responsabilidad y la sobrecarga de trabajo que se les demanda, y seguirán haciendo su trabajo y esforzándose, a pesar del escaso reconocimiento social que reciben, pero pretender que, en los períodos de tiempo mencionados, instruyan, formen y eduquen a sus alumnos, en grupos de veinticinco, es un objetivo excesivamente ambicioso, por no decir imposible.

Si un alumno pasa el 10% de su tiempo en el colegio y el 90% fuera del mismo, ¿cuánta responsabilidad le corresponde al centro y cuánta a las familias?

¿No debería aplicarse un sistema de responsabilidad compartida con los padres, con la Administración y con la sociedad, en una medida razonablemente proporcional, que impida que ante cualquier problema solo los docentes sean cuestionados?

Xavier Gisbert y Mª José Martínez de Lis son miembros de Educación Siglo XXI

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Comentarios

  1. Mayte
    4 de noviembre de 2023 13:10

    Y la Educación Infantil, parece que todo el trabajo educativo recae en Primaria, Secundaria…
    Nos hemos parado a pensar ese principio de socialización y educación fuera de casa, y de la preparación por la que se lucha a diario para que en los tres, cuatro y cinco años, lleguen a una Primaria que será la continuación que en este segundo ciclo les ha dado.
    Pues empecemos a entender que la educación empieza ahí, y no en la Primaria.
    Es mi opinión y a la poca valoración que se le da a nuestro ciclo, no ha sido nombrado para nada…Estamos ahí con vocación y entusiasmo, y no nos merecemos ni una mención?, pues si tan claro tienen que todo se empieza en Primaria, me parece que conocen muy poco los que trabajamos en Educación Infantil, y lo primero que quiere la Primaria es que nuestros niños tengan objetivos cumplidos , que no formarían parte de nuestro ciclo, ya preparaditos. Me hace gracia como dan la importancia de la educación sin tener en cuenta lo que se trabaja para que a esos maestros de Primaria, les lleguen los alumnos listos para la educación. Todos hablamos y todos opinamos, pero yo, no me siento satisfecha con lo que aquí se ha expresado, hay maestros antes de la Primaria que hacen…,no me voy a repetir la verdad, lo que maestros de Primaria y…, no sería capaces de hacer en educación, así que, a ver si cambiamos el chip de nuestra existencia en educación. Un cordial saludo de una maestra de 2°ciclo de Infantil

  2. Pilar Lopez
    4 de noviembre de 2023 16:04

    Totalmente, y sumar labores administrativas sin solución de continuidad , dejando un porcentaje de labor de docencia en un 15 % e incluso, de especialidades que no son las nuestras .
    Docente de Tecnología y Enseñanza Plástica , Visual y Audiovisual.

  3. María Isabel Varela López
    4 de noviembre de 2023 17:28

    Muy de acuerdo.
    Aportar al artículo que en Secundaria no le damos clase sólo a 25 alumnos/as, pues tenemos varios grupos por lo que le damos clase de 150 a 250 alumnos/as.

  4. Carmen Sierra
    5 de noviembre de 2023 13:55

    Excelente artículo.
    Soy docente desde hace años y coincido punto por punto 👏👏👏👏👏

  5. Manuel García
    7 de noviembre de 2023 14:55

    La estadística también lo aguanta todo: de las 8.720h que tiene un año casi 3.000 nos las pasamos durmiendo y por tanto, del total de horas «conscientes» a la semana, un alumno se secundaria pasa el 27% del total en clase.

    Tampoco sería justo decir que el 73% del tiempo restante está con los padres: ellos también duermen el 33% del día y el otro 33% (sin computar desplazamientos) se lo pasan trabajando. Si todo estuviera perfectamente coordinado podrían coincidir 8 horas al día lo que a la semana hace 40h. Por tanto, 27% del tiempo en el instituto y 31% con los padres.

    Por supuesto, luego tenemos el fin de semana, vacaciones… sí, ser padre/madre no es solo llevar y recoger a los niños del colegio. Estoy de acuerdo con el trasfondo del artículo. Pero el papel es muy sufrido y lo aguanta todo.

    Saludos.

  6. L. María
    9 de noviembre de 2023 18:53

    Agotada y desbordada. ante una clase con siete niños con necesidades educativas especiales. Dos de ellos son hiperactivos con trastorno de la conducta y agresivos ya diagnosticados….
    Totalmente de acuerdo con el artículo.

  7. Luis Fernando Daza
    28 de noviembre de 2023 11:36

    Soy colombiano y la situación educativa en España es similar aquí en Colombia

  8. Jorge Melgar
    28 de noviembre de 2023 15:08

    Soy de Guatemala, maestro desde 4o de primaria y toda secundaria, dando 10 materias y tengo 69 años, pero AMO LA VIDA y sigo en lo que me apasiona : la docencia y la decencia…y veo que la sobrecarga de trabajo para el maestro es mundial y se pretende que seamos todo para los alumnos y sea como sea lo vamos logrando…pero actualmente han pedido las instituciones académicas unos papeles administrativos sobre cada alumno y cada tema que uno imparte, que uno en la casa se vuelve una rutina de lunes a lunes de cama, cocina, computadora y no hay tiempo para más…me relajo, me divierto cuando duermo, sino ni eso…se ha vuelto tan sofisticado ser maestro 100 puntos, que el gremio magisterial se está convirtiendo en el gremio más cansado de cada nación y encima se le hecha la culpa de que por nosotros la educación en ciertos países como el nuestro no avanza y dos: el.mundo de las redes sociales es nuestro competidos contra la dedicación del alumno a su estudio…al final si los que mantienen la economía en los países no dejan de quitarnos a los alumnos de estar en su mundo tecnológico de consumo más que de utilidad real, poco podremos hacer…sin importar si el método usado en las escuelas es A, B o c.c.pero fuera de todo amigos maestros, sigamos porque ser maestro es nuestra pasión

  9. Nelson
    28 de noviembre de 2023 15:14

    Soy docente de Educación Basica con 23 años de trayectoria. Acabo de terminar de leer su artículo y me parece tan pertinente a los tiempos que estamos viviendo….Quisiera felicitarles por tan valioso aporte a la sensatez y a la vez un llamado al sentido comun que en este país de ha perdido desde ya hace mucho tiempo….

    1. Administrador
      28 de noviembre de 2023 15:24

      Muchas gracias