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Docentes en misión didáctica para la promoción del patrimonio canario

Tres profesores canarios narran su experiencia al dejar las aulas por un tiempo para dedicarse a acercar al alumnado del Archipiélago a lo que “esconden” el Museo Eduardo Westerdahl (Tenerife), el Museo Elder (Gran Canaria) y la Fundación César Manrique (Lanzarote).

Seguir potenciando la comprensión y el aprecio hacia el patrimonio natural, social, cultural, histórico y lingüístico de Canarias en el alumnado es el objetivo que se ha marcado la Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes del Gobierno de Canarias, a través de la creación de una red, creada al amparo del proyecto ‘Patrimonízate’.
Begoña ÁvilaLunes, 29 de abril de 2024
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Estefanía González, docente de Historia del Arte; Alfredo Díaz, de Geografía e Historia; y Nicodemus Medina, de Educación Física, cambiaron un día, en el que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias se los propuso, el aula por tres proyectos educativos para enseñar fuera de ella. Concretamente, en el Museo Eduardo Westerdahl (Tenerife), la Fundación César Manrique (Lanzarote) y el Museo Elder (Gran Canaria).

Estos tres enamorados de la enseñanza se suman a varios docentes más, en comisión de servicio también, que trabajan diariamente otras entidades como la Fundación Juan Negrín, la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia (Fundoro) y el Cabildo de Tenerife –gracias a diversos convenios suscritos por el ejecutivo regional– con el objetivo de favorecer el aprecio hacia el patrimonio natural, social, cultural, histórico y lingüístico de las islas por parte del alumnado.

Estefanía González, que lleva desde hace siete cursos desarrollando una intensa actividad pedagógica desde el Museo Eduardo Westerdahl, en la Casa de la Aduana de Puerto de la Cruz (Tenerife), califica su trabajo como una experiencia que “además de gratificante, se convirtió en una gran oportunidad para divulgar aspectos que en el día a día del centro educativo es inviable poder mostrarles”.

Esta amante del arte en general, y del arte contemporáneo en particular, se enorgullece de trabajar en el primer museo de arte contemporáneo que se inauguró en España, en 1953, dedicado al crítico de arte tinerfeño.

Explica que “llevaba mucho tiempo realizando rutas allí, de manera voluntaria, e incluso formando parte de la estructura del Instituto de Estudios Hispánicos, del que depende el centro. Por eso, cuando desde la Consejería me ofrecieron la oportunidad de ejercer esta responsabilidad, no me lo pensé”.

Estefanía realizando una dinámica con alumnado de un centro educativo.

En estos años, ha realizado “numerosos talleres y dinámicas” dedicadas a grupos de todos los niveles: desde Infantil hasta universitarios. “Cada actividad la adapto a la edad y al grupo. Con los más pequeñitos, por ejemplo, tenemos juegos, como ‘La paleta didáctica’, en el que asocian ideas que se les ocurren a los cuadros. El objetivo es que vean el museo con un lugar accesible y entretenido, al que también pueden acudir con sus familias. Y muchos lo hacen”, afirma.

Con los adolescentes, el trabajo puede ser un poco más arduo. “Por su edad, es difícil que se abran, pero trato de que dejen fuera los prejuicios y se cree un clima de confianza, para que puedan expresarse y ver, tanto el museo como las obras de arte que la conforman, como algo cercano. En este caso, utilizando estrategias como los scape rooms digitales o similares”.

Alumnado realizando un scape room digital en el museo.

El resultado es “muy positivo”. Y está convencida de que el secreto está en que el alumnado, al final, se da cuenta de que “el museo no es una escuela, porque es un aprendizaje no formal, pero en él se puede aprender determinados aspectos que escapan al día a día en el aula”. Y remata afirmando que esto lo comprueba cuando ve entrar a algún niño o joven que le dice: “Estuve hace poco y hoy he traído a mi madre, o a mis abuelos”.

La experiencia de Alfredo Díaz en la Fundación César Manrique de Lanzarote es similar, en cierta manera, a la de Estefanía. “Yo llevaba más treinta años vinculado a la entidad. Siendo docente en Las Palmas de Gran Canaria, en los años 90, me ofrecieron trabajar en ella y acepté el reto. Soy historiador y geógrafo, además de nacido en Lanzarote, y la verdad es que en aquel momento me atrajo mucho la idea”.

Tanto le gustó que ejerció como responsable del Departamento Pedagógico hasta poco antes de la pandemia. “Sin embargo, estando de nuevo como profesor en el Instituto Blas Cabrera, la Consejería me concedió la oportunidad de seguir ejerciendo esa función en comisión de servicio; y no me lo pensé”.

Así, ha continuado organizando visitas didácticas, talleres, ponencias, actividades e, incluso, ha formado parte de la creación de un concurso de televisión escolar dedicado al artista y arquitecto polifacético lanzaroteño más internacional: Saber de César. Explica que “este año se celebra su segunda edición y contamos con la participación de veinte equipos de 3º de la ESO de diferentes institutos de Lanzarote. Nuestro objetivo es que en próximas ediciones sean de todas las islas”.

Se trata éste del proyecto más ambicioso de toda la labor pedagógica que llenan el haber de este docente que ha contado, a través de diferentes metodologías, en qué consistió la vida y labor de César Manrique en ámbitos relacionados con el arte, la naturaleza y la sensibilidad medioambiental, tan presentes en el pensamiento, la obra y el compromiso social de las islas.

Alumnado realizando un taller en la fundación.

Para Alfredo es un “orgullo haber trabajado esta temática con más de 70.000 alumnos y unos 3.000 docentes de todo el Archipiélago durante todos estos años”. Y los que quedan, porque aun teniendo edad para jubilarse, por el momento, asegura: “No tengo intención de hacerlo”.

Alfredo impartiendo una charla a docentes en la Fundación César Manrique.

Más nuevo en su misión en el Museo Elder, de la Ciencia y Tecnología, de Las Palmas de Gran Canaria es Nicodemus Medina. Este profesor de Educación Física, vinculado a la teoría del entrenamiento y la fisiología, además de a proyectos de salud en el centro educativo en el que ejercía desde hacía 21 años, el IES Valle de los Nueve, califica la oportunidad de ejercer como coordinador pedagógico del museo grancanario como una oportunidad “muy enriquecedora”.

No obstante, se trata un museo visitado por medio millar de estudiantes y docentes cada día procedentes de centros de todos los niveles de las ocho islas. Reconoce que “el poder de convocatoria para nuestras visitas, talleres y actividades es tal que en octubre ya teníamos lleno el cupo de grupos de primaria para todo el curso”. Y eso, afirma, “es una satisfacción, pero también una responsabilidad”.

Nicodemus (azul marino) con el equipo de divulgadores, celebrando el día de la diversidad.

Expone que el museo, situado en pleno corazón de la capital grancanaria, cuenta con dos equipos de trabajo que permite dividir las visitas “para que el recinto, aun teniendo tanta gente recorriéndolo a la vez, parezca vacío. Logramos una simetría casi perfecta gracias a un arduo trabajo organizativo, pero vale la pena”.

La finalidad es que “todo el alumnado pueda pasar por todos los puntos clave del museo y que son, de por sí, su principal atractivo”. Entre ellos, la última gran novedad: la Casa Inteligente, “un habitáculo de 45 metros cuadrados desarrollado por nuestro equipo de I+D+I, controlado por inteligencia artificial”.

Alumnado descubriendo el funcionamiento de la Casa Inteligente.

Nicodemus explica que, por su naturaleza científica, el Museo Elder mantiene una muy buena relación con el Instituto de Astrofísica de Canarias (con sede en La Palma y Tenerife). Sus aportaciones han sido muy útiles en la otra gran atracción del recinto grancanario: el planetario. “Entre otras cosas, explicamos al alumnado, según la posición de la tierra, qué podrán observar la noche del día que nos visitan, en el cielo. Y eso les llama mucho la atención”.

Nicodemus, igual que sus compañeros en “misión docente”, califica de “super enriquecedora” su labor en el museo, y reconoce que le encantaría seguir en ella, porque, además de aprender mucho cada día, “la continua formación que recibimos, y que podemos trasladar al alumnado, hace que esta labor sea muy bonita e interesante”. La organización de actividades, labor de Nicodemus, le tiene centrado ahora en desarrollar los talleres de verano, pero también un gran hito para la institución que representa: el 25º Aniversario del museo, que tendrá lugar en 2025.

La Viceconsejería de Educación de las islas trabaja actualmente en difundir las actividades que realizan Estefanía, Alfredo, Nicodemus y el resto de sus compañeros en comisión de servicio en una red que permitirá dar más visibilidad a su labor y crear sinergias entre todos.

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