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Unesco advierte del riesgo de llevar la tecnología a las aulas sin estrategia, sin control y con las empresas al volante

En un informe aboga por establecer unos objetivos y principios claros para que el uso de la tecnología en Educación resulte beneficioso. Entre los riesgos menciona la falta de atención y la tendencia al aislamiento de los alumnos.
Saray MarquésJueves, 27 de julio de 2023
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Según una encuesta entre docentes y directores de 17 estados de los EE UU, solo el 11% había solicitado pruebas sometidas a revisión externa antes de introducir tecnología digital en sus clases. © NIKISH H

La cara y la cruz de la tecnología digital en Educación. Mientras que el aprendizaje en línea impidió que la Educación colapsara durante el cierre de escuelas por la Covid-19, este no alcanzó a todos los estudiantes: 1.000 millones en todo el planeta pudo seguir progresando gracias al aprendizaje a distancia, pero al menos un 31% (500.000) se quedaron fuera. Entre los más pobres, ascendió al 72% el porcentaje de alumnos que se quedaron fuera. Ya en el contexto postCovid, no está claro, nunca lo ha estado, el impacto de la tecnología educativa. Su ritmo es tan rápido (los productos de tecnología cambian cada 36 meses) que la investigación no le alcanza. No es posible realizar ensayos controlados y aleatorizados con estas velocidades, y los que hay están encargados por las mismas empresas que intentan introducir su oferta tecnológica en la escuela. En el caso de Pearson, se propuso llevar a cabo análisis independientes no sesgados y descubrió que sus productos no tenían ningún impacto.

Son algunos de los mensajes que quiere lanzar la Unesco, que para ello ha elaborado un informe, Tecnología en la Educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?, poco sospechoso de negacionismo digital –está financiado, entre otros, por la Fundación Bill&Melinda Gates–. En el informe también se recuerda que el ecosistema digital no es generalizado. Su alcance, en la actualidad, es de un 40% de las escuelas de Primaria con una conectividad significativa, la mitad de las de primer ciclo de Secundaria y el 65% de las de segundo ciclo.

La Unesco recuerda que una sobreexposición a las TIC en clase no ayuda, y nos devuelve al debate sobre si los móviles deben prohibirse. Lo hace recordando un estudio en 14 países del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, que concluyó que tener un móvil cerca distrae a los estudiantes e influye negativamente en su aprendizaje. Pese a ello, subraya este organismo, solo una cuarta parte de los países ha prohibido el uso de smartphones en clase.

Con la tecnología digital, prosigue, los recursos de enseñanza y aprendizaje a los que alumnos y docentes pueden acceder se multiplican exponencialmente, pero muchas veces son aplicaciones que se quedan cortas, que permiten un aprendizaje demasiado mecánico que no alcanza habilidades cognitivas avanzadas. Otras veces, soluciones tecnológicas que pueden parecer a nuestros ojos arcaicas se han mostrado efectivas, como las grabaciones de clases proporcionadas a 100 millones de estudiantes chinos de zonas rurales que mejoraron un 32% sus resultados y redujeron la brecha de ingresos entre zonas rurales y urbanas en un 38%.

Tampoco puede la tecnología llegar demasiado lejos sin la pedagogía, nos recuerda la Unesco, fijándose en el caso de Perú (como podía haberse fijado en el Escuela 3.0 español). En el país andino se distribuyeron más de un millón de portátiles pero, sin la necesaria pedagogía, el aprendizaje no mejoró. Es más, en EEUU se comprobó que las brechas de aprendizaje crecían cuando las clases eran a distancia.

Competencias digitales

Los sistemas educativos no se pueden adaptar a los cambios tecnológicos vertiginosos, aunque lo intentan. Así, más de la mitad ha regulado las competencias digitales, en ocasiones al dictado de las empresas del sector.

Los docentes se sienten inseguros al usar la tecnología en la enseñanza. Solo la mitad de los países desarrollan normas específicas sobre las competencias digitales docentes.

El contenido en línea contiene sesgos vinculados a dónde ha sido creado –el 90%, en Europa y América del Norte– por lo que están más en sintonía con los estudiantes cultos y procedentes de los países ricos.

En la Educación universitaria es donde la tecnología digital se está incorporando con mayor facilidad. Así, en 2021 220 millones de estudiantes asistieron a cursos en línea masivos y abiertos, pero, por otro lado, existen problemas reglamentarios y éticos en relación a los datos de los estudiantes y el personal.

Invertir en tecnología es costoso y no siempre la inversión es eficiente. En los países de ingresos bajos, conectar a Internet a las escuelas supondría aumentar un 50% el déficit anual. El caso de Estados Unidos demuestra que la inversión no siempre tiene un retorno positivo. Allí, dos tercios de las licencias de software educativo en las que se invertido no se usan.

Datos, privacidad y sostenibilidad

Más cifras para la reflexión: Tan solo el 16% de los países garantiza por ley la privacidad de los datos en el sector educativo. Solo el 16% de los países garantizan explícitamente por ley la privacidad de los datos en el sector educativo. El 89% de los 163 productos de tecnología educativa recomendados durante la pandemia podían vigilar a los niños. 39 de los 42 gobiernos que ofrecieron Educación online durante la pandemia fomentaron usos que ponían en riesgo o infringían los derechos de los niños.

Además, las emisiones de CO2 que podrían evitarse mediante la ampliación de la vida útil de todos las portátiles de la Unión Europea en un año equivaldrían a retirar de las carreteras casi un millón de automóviles.

Como concluye el informe de la Unesco, «Se necesitan objetivos y principios claros para garantizar que el uso de la tecnología resulte beneficioso y evitar posibles perjuicios. Los aspectos negativos y perjudiciales del uso de la tecnología digital en la Educación y la sociedad incluyen, entre otros, el riesgo de distracción y la ausencia de contacto humano. La tecnología no reglamentada supone incluso una amenaza para la democracia y los derechos humanos, por ejemplo, mediante la invasión de la privacidad y la incitación al odio.

Los sistemas educativos deben estar mejor preparados para impartir enseñanza sobre y mediante la tecnología educativa, una herramienta que debe proteger el interés superior de todos los estudiantes, docentes y administradores. Es necesario compartir más ampliamente pruebas imparciales que demuestren el uso de la tecnología en algunos lugares para mejorar la Educación, y ejemplos adecuados de dicho uso, a fin de garantizar la modalidad de impartición óptima para cada contexto».

Inteligencia Artificial y docentes

Con respecto a la Inteligencia Artificial, Unesco subraya que «existe la necesidad de reflexionar sobre lo que significa tener un buen nivel educativo en un mundo modelado por la inteligencia artificial«. De esta forma, «Ante las nuevas herramientas tecnológicas, es poco probable que la respuesta idónea sea seguir especializándose en ámbitos relacionados con la tecnología, sino un currículo equilibrado que mantenga, si no fortalezca, y mejore la impartición de artes y humanidades, a fin de reforzar la responsabilidad, empatía, moral, creatividad y colaboración de los estudiantes».

Al tiempo, sostiene que no puede ser que la inteligencia artificial «sustituya por completo a los docentes». Frente a esto, aboga por que «se les confíe mayores responsabilidades que nunca para ayudar a las sociedades a sobrellevar este momento crítico».

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No puede ser que la inteligencia artificial sustituya por completo a los docentes, sino que se les confíe mayores responsabilidades que nunca para ayudar a las sociedades a sobrellevar este momento crítico

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