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Si tu hijo sabe usar un tenedor, ya puede aprender robótica

Ser nativo digital ya no es suficiente, el pensamiento computacional se ha convertido en una habilidad fundamental en el siglo XXI.
Sebastián CazorlaJueves, 26 de enero de 2023
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La enseñanza de la robótica es una actividad habitual de los centros educativos, así lo demandan los avances tecnológicos. Para quienes piensan que esta es una moda pasajera, desde la aparición de Scratch en 2007, las escuelas que han ofertado este tipo de actividad han aumentado en gran medida. Este entorno de programación es, según consta en el informe Programación, robótica y pensamiento computacional en el aula: situación en España y propuesta normativa, el más utilizado por profesores.

«Desde el momento en que un niño empieza a entender cómo usar un tenedor o cómo lavarse las manos, ya puede entender cómo funciona un robot», explica Carlos Casado, profesor  de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC. Establece la edad de entrada en los tres o cuatro años, mediante robots sencillos como los Beebots. Con niños mayores, el entorno Scratch y Lego suele ser el usado.

«Cuando hablamos de robótica, básicamente hablamos de enseñar a programar a los niños y a las niñas. Se considera que la programación ayuda a practicar en la descomposición y resolución de problemas y también a pensar de manera abstracta, fomenta la creatividad, la colaboración y el trabajo en grupo», aclara Casado.

Ser nativo digital ya no basta

Todos los niños del primer mundo son nativos digitales, por lo que esto dejará pronto de ser una habilidad extra en un futuro escenario de búsqueda de empleo. La robótica va un paso más allá. «Hablar de nativos digitales es como llamar nativos motorizados a las generaciones que crecieron cuando ya existían los coches: no es lo mismo usar uno que saber cómo funciona», comenta Casado.

Si bien es cierto que saben utilizar los dispositivos electrónicos, muy pocos de ellos entienden lo que hay detrás. Aprender sobre programación ayuda a ver la tecnología de otra manera, además de saber a quién dirigirse cuando tengan un problema. Además, los centros educativos ven en la programación una manera de romper la brecha social.

Al darles a conocer las posibilidades que ofrece las tecnologías y robótica, se les está abriendo una puerta hacia el futuro. La formación en tecnologías, ayuda a este colectivo en riesgo de exclusión a romper el círculo de pobreza en el que viven no solo ellos, sino también sus familias.

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