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Prueban la eficacia de las tutorías online en pequeños grupos y plantean hacerlas escalables

EsadeEcPol y Empieza por Educar miden el impacto de esta iniciativa en 18 centros de barrios de bajo nivel socioeconómico de Madrid y Cataluña. Proponen expandirla para paliar déficits de aprendizaje.
Saray MarquésMartes, 28 de septiembre de 2021
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206 alumnos y 52 mentores participaron en el programa ‘Menttores’, durante la primavera de 2021. © MENTTORES

La ONG Empieza por Educar (ExE) y el think tank EsadeEcPol acaban de presentar los resultados de su programa Menttores, consistente en tutorías de refuerzo online gratuitas para alumnos de entornos vulnerables. Desarrollado en el tercer trimestre del curso pasado, ofreció durante ocho semanas tres sesiones online por semana de Matemáticas a alumnos de 1º y 2º de ESO, por parejas con otro compañero o compañera de su misma clase. Los 18 centros participantes, públicos y concertados, de la Comunidad de Madrid y Cataluña, se ubicaban en barrios de bajo nivel socioeconómico y con alta presencia de alumnado de origen inmigrante como Usera, Vallecas o Cornellá.

Evaluación

Lo novedoso de la iniciativa es que, de 378 alumnos, 206 recibieron refuerzo y 172, no. Novedoso al menos en España, pues, frente a lo que ocurre en Italia, Francia, el Reino Unido o EE UU, no es habitual emplear un grupo que recibe el tratamiento y un grupo control para medir el efecto causal de una medida educativa.
Además, se tiene mucha evidencia del impacto positivo de tutorías en pequeños grupos, pero sobre todo en modalidad presencial. Del impacto de tutorías online tan solo existía un estudio similar en Italia, a cargo de Carlana y La Ferrara durante el gran confinamiento de 2020.

Los resultados de Menttores son incluso mejores de lo esperado. Los alumnos que recibieron las tutorías –52% de niños y 48% de niñas, de 12 a 15 años, un 78% había suspendido al menos una asignatura, uno de cada tres eran repetidores y el 16% no había recibido clases online durante el estado de alarma– mejoraron sus notas en un 17% (el equivalente a lo que se aprende en seis meses del curso), aprobaron la asignatura de matemáticas un 30% más que el grupo control y vieron aumentar sus probabilidades de pasar de curso en un 10%.

10%
más de probabilidades

de pasar de curso entre los alumnos que recibieron el refuerzo, lo que equivale a una reducción en un 75% de la probabilidad de repetir curso

El refuerzo, que también incluía apoyo socioemocional, se saldó con mejores aspiraciones (los alumnos se mostraron un 31% más proclives a seguir estudiando y un 19% más propensos a esforzarse en la escuela).

El hecho de que este experimento haya demostrado el impacto positivo de tutorías en pequeños grupos también en su modalidad online resulta muy esperanzador, pues “abre la posibilidad de diseñar programas más asequibles e inclusivos territorialmente para llegar a los que más lo necesitan, incluidas zonas rurales donde ahora no llegan programas de este tipo”. Asequible en tanto que un organismo como la Education Endowment Foundation considera las tutorías en pequeños grupos una de las medidas menos costosas y más eficaces en base a la evidencia científica, frente a otras más costosas y menos eficaces, como la reducción indiscriminada de ratios (medida que da resultados, sobre todo, cuando se aplica en entornos desfavorecidos) o la extensión del horario escolar.

Oportunidad

Para Lucas Gortazar (EsadeEcPol) sería deseable una iniciativa similar a escala estatal, en el marco de los fondos EU-Next Gen, por sus efectos en la reducción del fracaso y el abandono escolar temprano en un contexto en que “la desigualdad fuera de la escuela se abre paso, y se va a acelerar tras la pandemia con toda la transición a formatos online”.

Según Gortazar, Menttores da a pie a varias reflexiones. Por ejemplo, en torno a la investigación en Educación: “Estas iniciativas piloto podrían ser parte de un modelo de investigación y experimentación que desde los poderes públicos apenas se promueve”. Pero también en lo que respecta a los tiempos escolares: “Las jornadas continuas o los veranos de 11 semanas ayudan muy poco. Muchos niños de seis a 16 años pasan las tardes en sus casas por la jornada continua, y eso va a acentuarse tras la pandemia, pues sabemos por el proyecto Cole Seguro de la Plataforma de Infancia que muchos centros están pasando de jornada partida a continua”.

Miriam Arriola (ExE) no puede ocultar su satisfacción con la evolución del proyecto: “Muchos dicen que estaba claro que iba a funcionar, pero para mí no era evidente afirmar que, tras una pandemia, con todos cansados de las pantallas y las videollamadas –el alumnado incluido– un programa de refuerzo educativo online para el alumnado de los entornos más complejos iba a tener los resultados que hemos obtenido. Y una cosa que afirmar que saldría bien, pero otra era responder cuánto de bien. Los resultados han sido fabulosos incluso comparando con este tipo de intervención presenciales. Este componente digital es totalmente innovador porque puede permitir, por ejemplo, que una alumna de un pueblo de Soria pueda acceder al mejor mentor o mentora profesional que le acompañe de manera personalizada”.

Ahora espera que tenga continuidad. De hecho, ya están pensando en algunos retoques, como extender las sesiones de ocho a 12 semanas (en este caso serían dos sesiones a las semana). Creen que así podrían mejorar los resultados en aspectos como la resiliencia. «Hemos verificado que, para generar cambios en algunos aspectos personales y creencias, necesitamos rangos de tiempo un poco mayores», concluye Arriola.

Algunas claves del programa 'Menttores'

Miriam Arriola, de ExE, explica un poco más del programa, implementado gracias a la experiencia que le aporta a ExE llevar una década dando clase en entornos desfavorecidos y formando a profesores en sus primeros años de docencia: «Hemos querido trasladar los aprendizajes que tenemos como docentes de matemáticas al espacio de las tutorías online. Y nos hemos dado cuenta de que los principales retos son los mismos, y tienen que ver con cómo motivar al alumnado, cómo establecer un vínculo de confianza o cómo generar altas expectativas».

A los mentores se les preparó para enseñar matemáticas de manera efectiva e inspiradora, pero, sobre todo «para desarrollar en los estudiantes aquellas competencias personales que generen cambios duraderos en sus trayectorias vitales». Entre ellas, la búsqueda de un propósito (para qué venir a las tutorías, para qué ir a la escuela o para qué seguir estudiando) o el desarrollo de la autonomía (incluyendo aspectos como la confianza en sí mismos o la motivación). «Saber matemáticas es necesario pero no suficiente. Trabajarlas era una excusa para trabajar aspectos mucho más relevantes en el medio plazo».

De 500 candidatos para ejercer como mentores, se seleccionó a 52 (45 remunerados y el resto, voluntarios), teniendo en cuenta, entre otros, su capacidad de comunicación o de motivar a otros, o su capacidad de planificación y gestión del tiempo, su compromiso social para trabajar con el alumnado más desfavorecido y su implicación con el proyecto. Todos ellos contaban con el Máster de Formación del Profesorado con especialidad en ciencias, pero además se buscó que contaran con competencias digitales, con manejo y costumbre de navegar por entornos digitales.

Al final, se optó por tutorías por parejas. «La evidencia ya apuntaba a que en términos de impacto no había demasiada diferencia entre las tutorías individuales, por parejas o tríos, y pensamos que hacerlas en parejas de alumnos de la misma clase podría ser un muy buen incentivo para la participación al inicio y para asegurar la asistencia después. Y efectivamente, creemos que fue un elemento más para conseguir el 97% de alumnado que finalizó el programa», relata Arriola.

La posibilidad de un programa similar a escala estatal

  • Diagnóstico. En España el Ministerio lleva desde 2011 sin realizar una evaluación diagnóstica a escala nacional. Tampoco se han medido las pérdidas de aprendizaje por el Covid. En Bélgica se ha calculado que mantener las clases cerradas tres meses supuso una pérdida de aprendizaje en matemáticas equivalente a más de medio curso. En los Países Bajos se ha visto que la pérdida fue un 40% mayor en alumnos de familias de nivel educativo bajo.
  • En España las medidas que se contemplan para hacer frente a estas brechas de aprendizaje, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, son la implementación del programa PROA+ entre 2021 y 2023, con una inversión de 120 millones de euros al año (15 euros por alumno al año de media y 60 euros para los más desfavorecidos), y las unidades de acompañamiento y orientación personal y familiar del alumnado con dificultades (124 millones de euros).
  • Inversión. Los autores del estudio reclaman multiplicar por 10 la inversión en PROA+, hasta 1.200 millones de euros al año, para poder llegar a “los tres millones de alumnos más castigados por los efectos de la pandemia”. Se destinarían a refuerzo educativo 450 euros por alumno al año y se calcula que el Gobierno se ahorraría unos 1.200 millones de euros al año al evitarse en un 75% la repetición de estos alumnos. [Se parte de que la repetición en España tiene un coste de entre 1.400 y 1.700 millones de euros al año]
  • En otros países. Holanda invertirá 8.500 millones de euros en los próximos tres años (1.000 euros por alumno al año) en refuerzo educativo frente a las pérdidas de aprendizaje. En el Reino Unido está en marcha el National Tutoring Program, (3.000 millones de euros), que ofrece tutorías personalizadas presenciales y online de matemáticas y lengua inglesa a los alumnos que han tenido una mayor pérdida de aprendizaje. Una medida que se ve como un buen complemento para sistemas diseñados para que un gran número de alumnos pase de curso a curso, pero que no funciona para una parte de ellos.
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