fbpx

Especial Humanidades

Esperanza Rodríguez: "Los desequilibrios mentales de los jóvenes guardan relación con la incomunicación en la que vivimos"

La presidenta de la Sociedad Española de Profesorado y Plataforma de Filosofía (SEPFi), Esperanza Rodríguez Guillén, lleva libradas muchas batallas en defensa de las humanidades en la escuela y otras causas, como la presencia de la mujer en la sociedad y en el ámbito científico en particular. En su triple dimensión de docente, filósofa y activista no evita ningún charco, como el del transhumanismo, al que, dice, "hay que mirar a los ojos sin miedo".

Atiende amablemente la videollamada de MAGISTERIO con motivo de la celebración del VI Congreso Iberoamericano de Filosofía, organizado por la Sociedad Portuguesa de Filosofía (SPF), el Instituto de Filosofia da Universidade do Porto y la Red Iberoamericana de Filosofía (RIF). Maximiliano Prada, de la junta directiva de RIF, también nos atiende en esta entrevista.
José Mª de MoyaMartes, 17 de enero de 2023
0

Esperanza Rodríguez intervendrá, el próximo 6 de mayo, en el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades.

Esperanza Rodríguez (SEPFi) y Maximiliano Prada (RIF) andan haciendo las maletas para participar en el VI Congreso Iberoamericano de Filosofía, que se celebrará en Porto (Portugal) del 23 al 27 de enero y que reflexionará sobre la importancia de la verdad, la justicia y la libertad en estos tiempos colapsados por la banalidad mediática. Basta ver qué información ha llenado tertulias y debates los últimos días (sic). También participarán en el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades, que se celebrará en CaixaForum (Madrid) el próximo 6 de mayo con el objetivo de impulsar las humanidades en la escuela.

¿Cuál es la situación de las humanidades en la enseñanza y cuál debería ser?

Esperanza Rodríguez. —No han desaparecido, cosa que se escucha con frecuencia. Sí que es verdad que durante mucho tiempo las humanidades han tenido más peso en la enseñanza y últimamente han disminuido. Entendiendo, por perder peso, perder espacio y horas. Pero esto no es un problema exclusivo de la educación, sino de la sociedad. He tenido bastantes alumnos y alumnas que han querido hacer Humanidades o Sociales y ha sido en su propia familia donde se les ha dicho aquello de “haz algo que tenga salida”. Por eso, creo que no es un problema solo de la educación… Me parece que deberíamos mirarnos todos hacia dentro y hacia nuestro entorno.

Maximiliano Prada. —La formación escolar es el momento de la formación en la que los estudiantes reciben herramientas, orientaciones, conocimientos y pautas y formas de vida que son necesarias y fundamentales para llevar una vida ciudadana digna, creativa, crítica y participativa de los procesos sociales y culturales de la época. Esto requiere que los jóvenes reciban conocimientos que no solo los habiliten para insertarse en el mundo laboral, sino conocimientos que les permitan comprender su momento histórico, su participación en la sociedad, que les permitan el autoexamen, los abran a la comprensión del otro, de otras culturas y épocas y les permitan asumir de manera crítica las situaciones y contextos en los que viven. Esta es tarea fundamental de la formación humanística.

El hecho es que en las sucesivas reformas siempre se promete el refuerzo de las humanidades, pero luego nunca llega…
E.R.—Yo no creo que todos los gobiernos lo prometan. En todo caso hay gobiernos que promenten que las humanidades no se verán perjudicadas… En las dos últimas leyes, aunque de distinto modo, no se buscaba ampliar las humanidades. La Lomce, porque buscaba formar trabajadores eficientes y flexibles para poder cambiar de trabajo. La Lomloe no ha intentado eliminarlas, pero tampoco prometió claramente mantenerlas. Consideran que su presencia es suficiente ya que dentro de este área incluyen inglés y lengua castellana.

Con la Lomloe había una cierta esperanza… ¿Ha sido decepcionante?
E.R.—Es cierto que han incluido Filosofía obligatoria en el último curso de Bachillerato y han recuperado la Historia de la Filosofía.

Sin embargo, hay profesores que dicen que realmente ha retrocecido…
E.R.—Dicen algo que es cierto en parte. Prometieron recuperar la Historia de la Filosofía y se ha conseguido que en el último curso de Bachillerato sea obligatoria. Además, se mantiene en primero de Bachillerato. El problema es que tenemos una tradición muy arraigada del estudio de la Ética en Secundaria. Dejó de ser obligatoria porque se volvió a un modelo muy antiguo: Religión ó Ética. Desde la Filosofía no podemos aceptar que la Ética sea una alternativa a la Religión. La formación ética tiene identidad por sí misma y en el siglo XXI más. Es admirable la lucha del profesorado ha conseguido que algunas comunidades la recuperen.

Maximiliano Prada forma parte de la junta directiva de la Red Iberoamericana de Filosofía (RIF).

"

Desde la Filosofía no podemos aceptar que la Ética sea una alternativa a la Religión

"

Ante el furor STEM, ¿la formación humanística es más necesaria si cabe?

E.R.—Esta avalancha ha sido impulsada también por otra catapulta, que es la de incluir a las mujeres en el ámbito científico, más allá de que hay profesores de ciencias que consideran que la población tiene pocos conocimientos científicos. Estas dos razones han dado cobijo a este gran impulso de la STEM. Para colmo, todo esto se ha vinculado a la transformación digital, de modo, que la tecnología se ha convertido en el elemento central del proceso educativo. ¿Cuál es problema? Que al convertirlo en un elemento central, nos limitamos a usar la tecnología de forma intensiva, obviando la reflexión sobre su uso. Creo que hay que calibrar. Por eso, volviendo a lo de antes, la. importancia de la ética que nos permite reflexionar sobre estas cuestiones.

M.P.—Añadiría algo: la urgencia por que la educación se vincule al progreso de los pueblos ha llevado a que se considere que la formación relevante para nuestros niños y jóvenes sea aquella que presenta un vínculo más estrecho con el desarrollo de la ciencia, la técnica y la tecnología orientada al desarrollo económico. Sin embargo, en una comprensión amplia de progreso, se encuentra que el desarrollo científico, técnico y tecnológico, incluso económico, debe ir acompañado de comprensiones de mundo que permitan valorar ética, social y existencialmente tales desarrollos, de modo tal que su avance, como ha explicado Esperanza, no implique el deterioro de la dignidad humana. Con todo, yo también creo que es muy valiosa la formación en asignaturas STEM: el error está en que se promulgan como lo único que adquiere valor en la formación escolar.

De acuerdo, pero ¿cómo lograr hacer interesantes las asignaturas de humanidades?
M.P.—Las humanidades tienen muchas áreas, temas, asuntos, problemas, narraciones y tópicos que son interesantes para los jóvenes. A veces se acusa a los profesores de la falta de interés de los estudiantes, lo cual es un error. Los profesores hacen mucho para interesar a sus estudiantes, pero se requiere mayor apoyo social y cultural a estas áreas, así como la confianza y libertad por parte del sistema educativo y de las instituciones para que los profesores muestren a los jóvenes el interés que estas áreas tienen.

Algunos gurús tecnológicos están alertando sobre las consecuencias de un desarrollo tecnológico sin pensamiento humanista…
E.R.—Es evidente. Diría más: con respecto a los avances, no sé hasta qué punto son avances. Será avance o no dependiendo del uso que hagamos de él. De ahí la importancia de una formación personal individual sociohumanística fuerte.

"

Si las competencias son lo fundamental y se restringen a la capacidad de hacer, entonces vamos mal

"

También existe el enfoque competencial que se quiere dar a todo. ¿Qué opina de ello?
E.R.—Hasta cierto punto me parece que es un simple cambio de términos. En primer lugar, las competencias hace ya mucho tiempo que están presentes en la educación; otra cosa es que nos las tomásemos seriamente. En segundo lugar, mientras Europa siga impulsando este modelo educativo competencial, está claro que hay que asumirlo, han venido para quedarse.

¿Pero le preocupa?
E.R.—En sí mismo no me preocupa que se implante un currículum competencial. El problema es qué se entiende por competencia y quién las marca. Si las competencias son lo fundamental y se restringen a la capacidad de hacer, entonces vamos mal. Si nos quedamos solo en ese concepto tan limitado, mal asunto. Trabajar competencialmente implica aportar al alumno un bagaje de conocimientos y ayudarles a ponerlos en práctica teniendo en cuenta cómo los van asimilando y trabajando cada alumno.

"

Esta generación realmente carece de un grupo de iguales arraigado y de apoyo: esto desequilibra

"

Si le entiendo bien, ¿no hay que confundir competencia con productividad o utilitarismo? En esa confusión la filosofía tendría poco que hacer…
E.R.—La filosofía, casi en cualquier ámbito, tiene mucho que hacer. Sí que es cierto que el problema de las competencias es también determinar qué competencias. Insisto, a mí hablar de competencias no me preocupa, lo que me preocupa es hablar solo de estas ocho. Está la cuestión.

Pasemos a un tema lamentablemente de actualidad. ¿Puede existir relación entre la pérdida de formación humanística y el incremento de enfermedades mentales en niños y jóvenes?
E.R.—La verdad, me parece muy arriesgado. Creo que tiene más que ver con los estilos de vida y con el gran auge de las redes sociales. Durante mucho tiempo, tanto mi generación como otras posteriores, hemos forjado grupos de amistad muy próximos  y duraderos, que servían realmente de apoyo personal. Sabía que, si me encontraba muy mal, me iban a entender. Cuando llegaba el domingo y no sabías qué hacer, ese grupo siempre estaba ahí. En la adolescencia, tenías un grupo de referencia que era más importante que tu propia familia. Esta esencia de la amistad se ha perdido, ya que las redes te permiten tener a tu mejor amigo independientemente de donde viva. Por eso, esta generación realmente carece de un grupo de iguales arraigado y de apoyo. Esto desequilibra. Me parece más razonable asociar los desequilibrios a la incomunicación en la que vivimos.

"

Algo puedes aconsejar desde la filosofía, por ejemplo, mediante la recomendación de lecturas, pero no somos terapeutas ni consejeros

"

Algunos orientadores o psicólogos identifican un gran vacío existencial en los jóvenes… ¿Se puede ayudar desde la filosofía?
E.R.—Sí, pero es un riesgo. Cuando alguien se te acerca porque quiere hablar más específicamente contigo sobre ciertos problemas, al no ser especialistas, en primer lugar tienes que estar lo suficientemente calmado para escuchar y entender. Algo puedes aconsejar desde la filosofía, por ejemplo, mediante la recomendación de lecturas o de tus propias percepciones, pero hay que tener en cuenta que no somos terapeutas ni consejeros. En cuanto a ese vacío existencial, es real, se percibe en el alumnado. Aunque no guste a padres y madres, el intento de proteger y de evitar que los hijos se enfrenten a situaciones desagradables hace que no sepan enfrentarse por sí mismos a pequeños contratiempos y a entrenarse para los problemas más serios que sufrirán en la edad adulta. No todo sale como esperas, en la vida nos suceden cosas…

"

La filosofía está perdiendo su sentido en un mundo donde la verdad ya no importa, la justicia no existe y la libertad desaparece

"

¿Qué modelo de sociedad y de persona estamos configurando si se desatienden las humanidades? 
E.R.—Las humanidades por sí mismas ni quitan ni ponen, pero se necesitan para matizar, para introducir un punto de reflexión sobre las posibilidades que se nos abren. No hay nada ajeno al ser humano. Incluso la tecnología, que parece muy fría y distante, la crea el ser humano. La reflexión tiene que seguir acompañando a todo lo que el ser humano hace y produce. En una sociedad tan tecnológica, tan digitalizada, tan en el aire y tan inmaterial, es evidente que estamos abocados a un concepto de ser humano muy distinto del que conocemos. Si, además, desgajamos la reflexión a la que invitan las humanidades, crearemos un ser humano menos humano. Hay que empezar a asumir que el término humano tiene que cambiar y que hay que rebajar el nivel de emotividad al reflexionar sobre todo esto.

Suena a transhumanismo, ¿no le da miedo?
E.R.—No. Hay que mirar a lo ojos al transhumanismo. No hay solo un trashumanismo, ni tiene por qué ser sinónimo de destruir al ser humano. A lo largo del tiempo hemos tenido diferentes definiciones de ser humano. Hay que mirarlo de frente y ser consciente de hasta dónde nos puede llevar para poder decidir si ese es el sitio donde queremos vivir.

Terminemos con información servicio. En pocos días arranca el VI Congreso Iberoamericano de Filosofía. ¿Qué objetivos se han marcado?
E.R.—Lleva por título Verdad, justicia y libertad. Estas tres claves son fundamentales teniendo en cuenta que nos encontramos en el siglo XXI. La verdad ahora mismo está en juego. Para ciertos sectores la verdad está sobrevalorada, consideran que se le da demasiada importancia… El concepto de justicia ha cobrado mucha relevancia a raíz de la pandemia. Estamos en un momento donde, en lugar de eliminar brechas, se van creando. Y esto, precisamente, es ausencia de justicia. Finalmente, la idea de que en este mundo intercomunicado somos más libres hay que ponerla entre interrogaciones. Creo que se está haciendo un uso muy banal del término libertad. La filosofía está perdiendo su sentido en un mundo donde la verdad ya no importa, donde la justicia no existe y donde la libertad desaparece.

I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades

0
Comentarios