Opinión
Como cada año, desde 1992, el próximo 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental que tiene como objetivo concienciar sobres los problemas de la misma en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyos para ella.
Tengo que poner sobre la mesa este tema y entrar en cuestión, ya que la situación no solo es que se repita, sino que resulta agotadora por diferentes cuestiones que quiero relatar con detenimiento en este artículo.
Algunos alumnos tienen dificultades severas y persistentes en habilidades vehiculares relacionadas con la lectura, la escritura, el lenguaje y el cálculo. Además de actuaciones de calidad diseñadas para todo el alumnado, estos niños pueden necesitar también programas intensivos, tempranos, individualizados y de mucha calidad para poder avanzar. En ocasiones, estos programas requieren de mucha especialización y preparación para ser eficaces, ya que enseñar a algunos de estos niños no es fácil. Aunque la atención de este alumnado debería partir de modelos educativos que se apliquen a nivel de centro, los maestros especialistas de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje podrían aportar aquí una necesaria especialización. Sin embargo, algunos problemas (externos e internos) pueden impedirles hacer su trabajo.
Últimamente, hay un intenso debate por conquistar el relato político de la actualidad en referencia a la situación de Gaza y el pueblo palestino. La discusión, incluso, ha llegado a mayores al interrumpirse una competición deportiva por el simple hecho de que participara en ella un equipo de Israel, país al que se señala una y otra vez como el moderno ángel exterminador. Al intervenir el propio gobierno de España, jaleando las protestas callejeras, la problemática adquiere una nueva dimensión, casi filosófica.





