Opinión
Despedirnos del verano, las vacaciones y los días de desconexión ya es una realidad que, aunque cueste asumir, debemos afrontar y lo haremos, sin duda, de la mejor forma posible: con las pilas recargadas y las ilusiones renovadas para afrontar esta nueva etapa de reencuentros y retos.
¿Qué pasa cuando dejamos que los niños no solo escuchen sobre sostenibilidad, sino que actúen sobre ella? Lo estamos viendo cada vez más en colegios de todo el país: el cambio empieza con sus manos, sus preguntas, su energía y su mirada sin prejuicios. En una era marcada por la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, educar en sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad urgente que atraviesa todas las capas de la sociedad. Y la infancia es, sin duda, una de las claves del presente y del futuro.






