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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

Un ser humano, un ser espiritual

Santuario interior es la espiritualidad, más íntima a nosotros que nosotros mismos, nos permite como especie ir mucho más allá de lo sensitivo y perceptivo, nos dota de un libre albedrío que desborda el mero condicionamiento animal.
Javier UrraViernes, 24 de junio de 2022
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"El ser humano es mucho más moral de lo que cree y más religioso de lo que está dispuesto a admitir" | © mike166146

Partimos de que la espiritualidad va más allá de las realidades físicas, que no es exclusiva de las religiones, aunque estas sean sus mediadoras simbólicas. Espiritualidad que conforma un soporte esencial de la identidad, al integrar ideas, sentimientos, actitudes, hacia uno mismo, los demás, el planeta, el universo. No se vanagloria, rechaza la moda pasajera, el postureo. Exige autenticidad, no transmisión desde las redes sociales.

El ser humano se define por su experiencia espiritual, somos peregrinos de la esperanza. Nos rodea el nihilismo, consumismo, una vida empobrecida por no entender que nuestra riqueza no viene de lo que recibimos, sino de lo que estamos dispuestos a dar. Encontrar razones para vivir, abrir la ventana a la esperanza, resulta ser un cálido abrazo para el alma, fuente de optimismo que nos permite dialogar con nosotros mismos sobre el ser y confiar en la reencarnación, ahuyentando que se trate de una broma teológica.

Menos normas y más ética

Busquemos alcanzar la armonía entre lo que se espera de la vida y lo que esta ofrece. Precisamos del conocimiento de nosotros mismos. Esta piedra angular se sostiene en la superación de conflictos internos y la impermeabilidad a las presiones externas. Vivir con sosiego necesita de práctica. Hay quien practica la vida religiosa, todo el mundo debe practicar una vida espiritual. Seamos forjadores de sueños, desde la razón alcancemos la ética; desde la conciencia, la moral.

Esta sociedad eleva numerosos altares de la modernidad, diviniza a estrellas de fútbol, del espectáculo, promueve o asiste a la sistemática demolición de la familia, facilita el avance en la desertización del espíritu, y los psicólogos clínicos apreciamos causalidad entre diversas patologías sociales y la carencia de un desarrollo interno espiritual. Precisamos menos normas y más ética. Y es que intentar moralizar la sociedad a base de legislar continuamente es peligroso.

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Los psicólogos clínicos apreciamos causalidad entre diversas patologías sociales y la carencia de un desarrollo interno espiritual

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Sí, necesitamos una ética pública, apelamos a la ciudadanía, pero apenan y hasta dan miedo tantas personas superexigentes a la par que incultas y mal educadas. Muy posiblemente una sociedad atea sería insolidaria. Véase que para Durkheim la religión tiene como objeto crear o mantener la cohesión social. Lo esencial no es la verdad de los dioses, sino la función que cumplen. El ser humano es mucho más moral de lo que cree y más religioso de lo que está dispuesto a admitir.

Se abre paso la cultura de la austeridad. Cuando nuestro cerebro está sobrecargado de estímulos, de búsqueda de emociones. Siento que hemos acogido los algoritmos de las redes sociales como normas, y somos algunos conscientes de que estamos perdiendo la intimidad, la exclusividad. Somos seres humanos capaces de enseñar a vivir fuera de las palabras, escuchar otras formas de conciencia, de sintonizar con otros ritmos. Hemos de comprometernos con la resolución de hacer lo que hay que hacer y no tener miedo: rebajar el número de los deseos, optar por lo esencial.

No nos secuestren la realidad

Todos nos preguntamos de dónde vengo, adónde voy y la ciencia no tiene respuesta. Y es que la ciencia, hoy por hoy, es incapaz de responder a las grandes preguntas sobre la existencia. Estimamos factible y acertada la separación Iglesia y Estado, pero fe y ciencia se complementan en el conocimiento de la creación. No debiéramos permanecer siempre instalados en el futuro, sino disfrutar del tiempo, pues es de lo que se compone la vida. Es más, que las noticias, que los sucesos, no nos impidan vivir, no nos secuestren la realidad.

Retomemos la limitación de deseos, sobrevolemos la acrítica superficialidad, renunciemos al apego de lo que no sea de relaciones humanas, construyamos en favor de una sociedad abierta, potenciemos nuestro sistema inmunitario psico-espiritual con el que también respondemos a la adversidad. Santuario interior es la espiritualidad, más íntima a nosotros que nosotros mismos. Nos permite como especie ir mucho más allá de lo sensitivo y perceptivo, nos dota de un libre albedrío que desborda de manera diferencial el mero condicionamiento animal.

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La espiritualidad no se vanagloria, rechaza la moda pasajera, el postureo, y exige autenticidad

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La mística trasciende la razón y evoca al otro: seres con interioridad, capaces de percibir una emoción sublime, inefable. Interrelación con el todo del universo, con la esfera íntima de las personas, ya sea mediante la poesía (como la de Walt Whitman) o la buena música. Ser humano es un concepto biológico, ser persona es un concepto cultural, capaz de entablar mediante un cántico espiritual una sintonía con la belleza del mundo. 

Una última pregunta: ¿por qué necesitamos respuestas? 

  • Javier Urra es doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, Académico de Número de la Academia de Psicología de España
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