"Algunos profesores me enseñaron a vivir"

Hace muchos inviernos que conozco a uno de los rostros más queridos del mundo de la interpretación. Su mirada amable, pausada, conocedora de importantes secretos casi nunca desvelados, es la responsable del descubrimiento de las verdaderas leyes de la vida. Escuchando la maravillosa voz de su esposa Carmen, que nos prepara un café con un gusto exquisito, comenzamos un tiempo de recuerdos en el que la infancia, los valores, la educación y los afectos son los verdaderos protagonistas.

-¿Cómo valoraría la Educación que recibió en su etapa infantil?
-Soy hijo de padres separados y en aquella época, cuando terminé el Bachiller, ni me atrevía a comentarlo. Estamos hablando de los años cincuenta cuando las cosas eran muy distintas. Recuerdo con horror la falta de entendimiento entre los dos y las discusiones. Luego, empecé a entender, pero en aquel momento no comprendía nada. Así que mi recuerdo es el de un niño muy querido por una madre que me educó en la responsabilidad.
-¿Cree que por esas circunstancias estuvo sobreprotegido?
-Sí, efectivamente, debería haber sido un niño miedoso porque mi madre estaba demasiado pendiente de lo que me pudiera pasar. Ella entendía que debía suplir así la ausencia de mi padre
-En esos años la relación entre padres e hijos solía ser más distante, pero, por lo que usted cuenta, su experiencia fue otra…
-Mi madre no tenía muchos amigos que entraran en casa, y yo, cuando oía a mis compañeros decir que si llegaban amigos de sus padres se tenían que ir a otros cuartos, me sorprendía porque no tenía esa lejanía con las conversaciones de los mayores. Mi madre me hacía participe de todo y me consultaba cualquier cosa. Recuerdo que yo siempre le decía que no quería hacerme mayor porque, cuando me levantaba ella ya estaba trabajando y cuando me acostaba exactamente igual.
-¿Antes se educaba a los niños intentando hacerles muy responsables desde pequeños?
-Era una época muy dura y se luchaba mucho. Todas aquellas cosas hacían que tu perspectiva de niño fuese muy concreta respecto al concepto de lo que significaba vivir. Entonces se valoraban a las personas honradas, buenas, trabajadoras, palabras que casi ni se usan en estos momentos.
-Efectivamente, la escala de valores ha cambiado de manera sustancial en la sociedad…
-Sí, la sociedad ha dado un giro radical en sus intereses. Estamos en un momento demasiado materialista y superficial. Creo que antes se formaba en la responsabilidad en el trabajo. Era unos años en los que se valoraban mucho más las cosas bien hechas.
-Con lo que usted me cuenta, ¿piensa que le educaron en libertad?
-Mi madre quería que yo ascendiese en la escala social y trabajó mucho para que fuese a un buen colegio e insistió en que tuviese buenas amistades. Todo eso en aquel momento era fundamental y podía marcar lo que sería tu vida.
-¿Ha sido usted más transigente con sus hijas?
-Yo tuve a mis niñas con cuarenta y tantos años y en esa época trabajaba mucho, así que mi preocupación fue siempre que tuviesen una Educación importante en lo cultural, pero no excesivamente rígida porque yo ya había vivido mucho tiempo en Italia y tenía otra visión del mundo. Nunca he querido presionarlas demasiado. Piense que cuando yo formé mi familia estaba ya en un momento maduro y que, realmente, tampoco pensaba que podría tenerla. Lo que sí puedo garantizarle es que aquello fue una bendición, porque cuando las veo y vienen a casa me hacen muy feliz. Yo siempre tuve mucho miedo al después, y a nivel educacional eso hay que medirlo mucho. Lo único que me obsesionaba era que pudiesen defenderse solas.
-¿El orden en la vida cotidiana es una de las claves para alcanzar el éxito?
-. Sí, ahora está muy infravalorado, pero el orden está dentro de ese espacio tan importante en la vida de los seres humanos que es la voluntad. Así que una de las cosas que más agradezco es haber conocido a aquellas personas que me enseñaron la necesidad de la competición con uno mismo para mejorar en cualquier aspecto de la vida. Los que hemos sido deportistas lo tenemos mucho más claro. Hay que darle a cada cosa su tiempo para obtener los mejores resultados y, sobre todo, saber contemplar lo bueno de cada situación y disfrutar.
-Sin embargo, usted ha sido un gran sufridor en el trabajo…
-Es verdad, yo no hace tantos años que empecé a divertirme con el trabajo. He de confesar que casi sufría porque me preocupaba mucho no saber hacer las cosas como deseaba. Ahora ya busco otras perspectivas, pero esa voluntad te ayuda a vivir y a mantenerte en un lugar en el que la reflexión te permite saber elegir en muchas ocasiones con acierto. Como me transmitió mi madre, la disciplina te ayuda a salir en la vida de la mejor forma posible.
-¿Recuerda como algo vital para su vida cosas que le enseñaron algunos profesores?
-Sí, tengo el recuerdo de algunos profesores que me enseñaron a vivir. Creo que los conocimientos no fueron lo más importante sino las enseñanzas para poder abordar diferentes aspectos de la existencia con éxito. Creo que los profesores de antes formaban mucho más a la persona.
-En estos momentos sigue trabajando y está con una función, El hijo de la novia, con la que recorre España…
-Estoy muy contento con la función y también con la compañía. Me llevo fenomenal con mis compañeros y lo pasamos estupendamente. Juanjo Artero, Tina Sainz… se an convertido en mi familia y disfrutamos de muchos momentos juntos.

Didakids organiza el VI campeonato Didakids de cálculo mental para alumnos de Primaria

Comienza la cuenta atrás para la sexta edición del campeonato online de cálculo mental, que se celebrará en México y España los días 27 y 28 de abril, respectivamente. Universal Didactics, empresa barcelonesa especializada en e-learning, pretende fomentar el interés y la motivación por el cálculo mental entre los niños de Primaria con un evento internacional, que cuenta con colaboración de la revista Padres y Colegios (Grupo Siena).

La participación en el campeonato es gratuita y está abierta a centros educativos con alumnos de entre 6 y 12 años, que competirán con otras clases y alumnos del mismo curso. Los estudiantes recibirán tanto premios colaborativos, que reconocen el esfuerzo global de la clase y el colegio, como premios individuales. Por ejemplo, los alumnos más rápidos calculando serán premiados con una de las 18 tabletas de 7 pulgadas que se repartirán. El listado completo de premios se puede consultar en campeonatodidakids.com.

Los estudiantes que dispongan de una licencia Matematics podrán participar directamente con su nombre de usuario y contraseña, sin necesidad de inscripción previa. Los profesores podrán solicitar una cuenta personal para sus alumnos en la sección “Inscribe a tus alumnos” de la web oficial del evento. Además, cuando el profesor reciba las claves, los alumnos podrán disfrutar de un mes de prueba de la plataforma de contenidos complementarios para el aula Didakids.

El objetivo de los campeonatos Didakids es ofrecer a los centros educativos una herramienta de motivación para sus alumnos y dar a conocer los recursos educativos de Universal Didactics. La participación en los campeonatos es gratuita y no compromete a los centros a ningún tipo de acuerdo sobre los recursos digitales de Universal Didactics. Los datos personales suministrados por los participantes serán tratados confidencialmente y recogidos en una base de datos automatizada.

Más información: http://www.campeonatodidakids.com

La empatía como asignatura

Para la formación íntegra de un alumno, tan importante es el desarrollo de sus habilidades sociales como su preparación académica. Por eso es tan acertada la idea de incluir la empatía como una asignatura más del curso puesta en marcha por la Consejería de Educación de Canarias.

El año pasado, en su visita a España, Marc Prensky, uno de los profesores más influyentes y reconocidos de Estados Unidos, autor de Educar a nativos digitales (Ediciones SM), insistía en la necesidad de introducir en los planes educativos asignaturas que ayuden a los alumnos a desarrollar sus habilidades sociales. Marc Prensky estará muy satisfecho, pues el Gobierno de Canarias ha implantado por primera vez en sus colegios, en el curso 2014-15, la asignatura Educación Emocional y para la Creatividad, obligatoria y evaluable para los alumnos de 1º a 4º de Primaria. Según Montserrat Gálvez, responsable del Servicio de Ordenación Educativa de la Consejería de Educación de Canarias: “Las emociones forman parte del ser humano y por ello, éstas deben estar presentes de forma explícita en el currículo de los alumnos”.
Esta nueva asignatura persigue como primer objetivo la alfabetización emocional. Consiste en que los alumnos aprendan a reconocer sus propios sentimientos, a la vez que reflexionan sobre las emociones de sus compañeros, se ponen en su lugar y tratan de comprenderlos. “Pero aún hay más. Es muy importante que los niños descubran que es posible comprender al otro sin estar de acuerdo con él”, explica la psicóloga especializada en desarrollo infantil Isabel A. Wagener.

Otro objetivo es la regulación emocional. Pretende que los niños aprendan a manejar sus emociones y a relacionarse de forma eficaz. “Cuando un niño crece teniendo normas y límites a su alrededor, se habitúa a contenerse y a no dejarse llevar por sus emociones, y este entrenamiento se traduce en una notable reducción de la violencia en las aulas”, afirma Isabel A. Wagener.

La creatividad es otro objetivo que trata de alcanzar la empatía como asignatura es que los niños resuelvan las dificultades de su día a día echando mano de su creatividad y apoyándose en las habilidades aprendidas en los dos puntos anteriores. Cualquier recurso imaginativo que al niño le sirva para regular sus emociones es válido. En los colegios canarios, por ejemplo, los alumnos se sientan en el suelo y hablan de situaciones que les dan miedo y así, poniéndoles nombre y arropados por un grupo, les resulta más fácil enfrentarse a ellas.

Educar las emociones
“Los seres humanos somos empáticos por naturaleza. La prueba más evidente de ello es que desde bebés tendemos a imitar al otro. Es verdad que a medida que vamos creciendo nos volvemos más herméticos, pero nuestra capacidad para empatizar sigue estando ahí”, dice Isabel A. Wagener.

Ana Sáenz de Miera, directora de Ashoka en España y Portugal, la mayor red internacional de emprendedores sociales, es otra experta que conoce muy bien la importancia de la empatía: “Está comprobado que los niños que reciben clases de empatía son más felices y equilibrados y tienen más éxito en la escuela y en la vida”, declaraba recientemente en la Cadena Ser. Prueba de ello son programas como Roots of Empathy en Canadá o la asignatura sobre empatía existente en Finlandia. De ahí la iniciativa de Sáenz de Miera (startempathy.org).

¿Cómo pueden los niños y niñas aprender a comprender mejor a sus iguales?
– Con un cuento. El objetivo de Mapache y Osito juegan a las carreras es acercar a los niños al sentimiento de frustración de otra persona y enseñarles a acoger su dolor, además de descubrirles que el diálogo es la manera más adecuada de expresar la cólera y la rabia. http://edukame.com/un-cuento-para-comprender-las-emociones-de-los-demas
– Con un juego on line. Gracias a Me pongo en tu lugar a los pequeños les resultará más fácil comprender y respetar los diferentes puntos de vista, aunque no los compartan, lo que les ayudará a mejorar sus relaciones sociales.
http://www.educayaprende.com/juego-educativo-empatia/
– Con una App. ¿Qué tal estás? es una aplicación educativa que pretende ayudar a los niños a relacionarse sin dificultad. Los niños pueden jugar a esta aplicación educativa de dos formas: observando diversas caras para tratar de reconocer las emociones que representan o haciéndose una foto en la que se reproduzca la emoción sobre la que están trabajando.
https://itunes.apple.com/es/app/que-tal-estas/id616728832?mt=8

Tienen de todo y se aburren

Los padres tendemos a no dar opciones a su aburrimiento. Sea porque llenamos su tiempo, sea porque presentamos rauda alternativa en cuanto presentan síntomas de aburrirse.

Un atasco: los cuatro metidos en el coche… Una sala de espera del pediatra: cinco por delante de nosotros y el cansancio acumulado de las cinco de la tarde… Es tan natural exclamar un “puf, qué aburrimiento”, o un “esto es insoportable”… Por no hablar de nuestro gesto de disgusto, agobio, angustia…
Así es cómo nuestros hijos aprenden que no saber qué hacer es algo negativo, indeseable y frustrante.
“Los niños aprenden qué es aburrirse porque nosotros se lo decimos”, afirma Consuelo Coloma, psicóloga educativa coordinadora de la Universidad de Padres, de José Antonio Marina. “Asocian una palabra a un estado de ánimo”. Por eso, ante todo, debemos ser conscientes de que el hecho de que les resulte frustrante “no encontrar nada alrededor a lo que prestar antención” –que es lo que vendría a reconocerse como aburrimiento– “depende de la Educación y del aprendizaje”. Así que he aquí el primer consejo: “Desdramatizar el aburrimiento y convertirlo en una situación enriquecedora”.
Por otro lado, no olvidemos ni desaprovechemos que el “deseo” natural con el que nacen los niños juega en nuestro favor y en el suyo. Catherine L’Ecuyer, la conocida autora del best-seller Educar en el Asombro, expone que ese “deseo de conocer” que “viene de serie” en el niño y “no hace falta motivar” puede mantenerse vivo con el paso de los años.
“No es normal que los niños pequeños se aburran, porque su creatividad es infinita y, en principio, todavía está poco contaminada; buscan naturalmente retos, sus juegos, ajustados sus capacidades”, señala la investigadora y divulgadora. Además, subraya: “El aburrimiento es un motor; puede ser el preámbulo del juego y la creatividad”. Y recuerda: “Tolstoi decía que aburrirse es ‘desear desear’”.
Así que si nuestros hijos ya han descubierto el aburrimiento y de vez en cuando pronuncian el “me aburro”, no hay que preocuparse demasiado. La británica Teresa Belton, investigadora del comportamiento infantil, en especial del aburrimiento y la imaginación, decía en un reciente artículo (mumsnet.com): “Si tu hijo se aburre, alégrate; no te sientas culpable”.
Coloma observa que “el aburrimiento bien gestionado es un buen comienzo, porque obliga al sujeto pasivo a volverse activo, a hcer lo que no hacía, a pensar lo que no pensaba, a imaginar lo que no imaginaba”. Eso sí, advierte: “Un niño enrabietado porque se aburre no va a hacer nada y hay que esperar a que se le pase; tal vez, necesite atención o compañía, tal vez estar solo…”.
L’Ecuyer sugiere realizar a nuestros hijos “la prueba del aburrimiento”: “Dejémoslos jugar libremente unas dos horas con sus hermanos, sin juguetes, sin colchonetas, sin cromos, sin pantallas, sin bicicleta, en espacios abiertos en la naturaleza, y observemos cómo se desenvuelven. ¿Se entretienen solos, tranquilamente, imaginándose juegos, o bien se aburren y experimentan ansiedad y hiperactividad? Si vemos que nuestros hijos se aburren, entonces hemos de preguntarnos, ¿por qué ocurre?“
Una pregunta frecuente entre los padres es ¿por qué los niños no encuentran nada que hacer, estando, como están, rodeados de estímulos, de juguetes, de actividades?
La psicóloga de la Universidad de Padres ratifica que “cuantas más cosas, más aburrimiento” porque “es más difícil percibir algunas de ellas”. “De hecho, cuando ponemos a los bebés en las alfombritas con juguetes, se recomienda no ponérselos todos a la vez, sino un día uno, otro día otro, para que puedan prestarles atención”.
Por la misma razón, es muy recomendable, con niños mayores, practicar la rotación de juguetes: retirar unos cuantos, sacarlos al cabo de un tiempo y guardar los otros. “Un entorno saturado no les ayuda a decidir ‘me apetece éste’”, advierte la experta.
L’Ecuyer advierte de que “un ser que hace todo por inercia es un ser muerto interiormente, incapaz de tener una existencia verdaderamente personal”. “Podemos decir que el producto de una educación conductista lleva al aburrimiento continuo, porque no hay deseo (no hay estados internos), ni hay nada que desear”.
Igual que el niño necesita tiempo de juego no estructurado, necesita tiempo y oportunidades para hacer creces el espacio interior. El aburrimiento es un buen alimento del espacio interior. Y, por otro lado, cuanto más rico sea el mundo interior, menos expuesto estará un niño al aburrimiento, tanto en la infancia como en la adolescencia. La psicóloga de la Universidad de Padres explica cómo “darles a los niños herramientas interiores”.
Además, debemos favorecer el autoconocimiento del niño: para que sepa identificar cuándo está aburrido -–hay veces que simplemente está cansado– y reflexione por qué lo está.

Se estrena la película El maestro, inspirada en hechos reales

El viernes 4 de septiembre se estrena en España una película que es todo un homenaje a la profesión docente. Se trata de El maestro, que narra la emotiva historia de Alberto Manzi, un profesor que logró llenar de esperanza la vida de un grupo de jóvenes delincuentes desahuciados por la sociedad.

Avalada por la calidad tras las cámaras del lombardo Giacomo Campiotti, especialista en narrar ejemplares historias reales rebosantes de humanidad, como Moscati, el médico de los pobres o Prefiero el paraíso, llega a las salas El maestro, la historia de un profesor que devuelve su dignidad a un grupo de chavales encerrados en un reformatorio.

Nunca es demasiado tarde

Es el propio Alberto Manzi quien recuerda sus inicios en la enseñanza, cuando en 1946, acabada la guerra en Italia, encuentra un difícil empleo de maestro en un férreo reformatorio de jóvenes en Roma. Manzi luchará con denuedo para que sus alumnos –rateros, ladrones, asesinos– aprendan a leer y a escribir. Les dará confianza, creerá en ellos y poco a poco los chicos empezarán a sentirse queridos e iniciarán el camino de la transformación.

Como otras películas inspiradoras de grandes maestros como El Club de los poetas muertos, Profesor Holland, Profesor Lazhar, Diarios de la calle, La profesora de historia, etc., el film muestra la importancia del ejemplo y del convencimiento de que se puede y se debe creer en las personas. Es encomiable en este sentido la tozudez con la que el protagonista Alberto Manzi (magnífico personaje creado por los guionistas Claudio Fava y Monica Zapelli) lucha una y otra vez ante los elementos para lograr aportar un futuro de esperanza a unos alumnos prácticamente desahuciados por la sociedad. Precisamente, ese no tirar la toalla es de lo que habla el título original: “nunca es demasiado tarde” para dar a los jóvenes una guía, un norte para su futuro, para sentirse queridos y creer así en ellos mismos, de modo que la sociedad cuente con la esperanza de un mundo mejor.

Tradición neorrealista

Inspirado en hechos reales, el film bebe mucho de la tradición neorrealista italiana, tanto por su puesta en escena (convincente la recreación de la época) como por el material de fondo con el que trabaja. Hay en los años cuarenta del siglo XX en Italia unas tremendas dificultades para salir adelante, la Segunda Guerra Mundial ha hecho estragos no sólo en lo material sino en el optimismo del corazón humano. Pero, siguiendo la tradición de Roberto Rossellini y demás, Campiotti ofrece un retrato de personajes entrañables, seres sufrientes pero de corazón grande y de admirable fortaleza. En este sentido cobran mucha importancia la mujer del protagonista (Nicole Grimaudo), así como el director del reformatorio (Giorgio Colangeli), un hombre sufridor, cuyo duro caparazón no podrá impedir que su nobleza enterrada por el pesimismo gane finalmente la partida.

Al final queda una enseñanza universal, centro argumental de la película: si tratamos a las personas como seres humanos, sea cual sea su situación, su historia y sus tragedias, daremos el primer paso para que su dignidad tome las riendas y su libertad encuentre responsablemente el camino para que lleguen a encontrarse a sí mismos y convertirse en buenas personas.

Ficha

El maestro
T.O.: Non è mai troppo tardi
Dirección: Giacomo Campiotti
Guión: Giacomo Campiotti, Claudio Fava, Monica Zapelli
Intérpretes: Claudio Santamaria, Nicole Grimaudo, Giogio Colangeli, Gennaro Mirto, Lorenzo Guidi
Música: Stefano Lentini
Fotografía: Fabricio Lucci
Distribuye: European Dreams Factory
Estreno: 4 de septiembre de 2015

El entusiasmo favorece el aprendizaje

La ciencia asegura que el cerebro está íntimamente ligado al sentimiento y que los estados emocionales positivos favorecen su desarrollo. Por eso, es fundamental que los niños mantengan la ilusión por aprender desde que empieza el curso hasta que termine, porque ese entusiasmo les ayudará a superarlo.

Salvo raras excepciones, los niños comienzan el curso encantados: la emoción de reencontrarse con sus amigos, la satisfacción de pasar a un nivel superior, la curiosidad por descubrir los libros nuevos… Son alicientes que contribuyen a que las primeras semanas escolares transcurran como la seda. Lo malo es que este espíritu positivo no se mantiene siempre tan en alza. A medida que pasa el tiempo y las lecciones van siendo cada vez más complicadas, los ejercicios más difíciles y los deberes más abundantes, ese entusiasmo va desapareciendo y en algunos casos termina siendo sustituido por la desilusión, el aburrimiento, la apatía… ¡Hay que actuar! Debemos intentar evitar por todos los medios que los estudiantes lleguen a esta situación de desidia. Primero, para que no lo pasen tan mal (cuanto más desanimados estén, más cuesta arriba se les hará el curso) y segundo, porque numerosas investigaciones médico-científicas aseguran que el entusiasmo es un estimulante para el cerebro, que regenera las neuronas y facilita las sinapsis entre ellas, favoreciendo los procesos de aprendizaje. En esta misma línea, Alfred Sonnenfeld, doctor en Medicina y en Teología y catedrático de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), afirma: “Todos tenemos un potencial mucho mayor de lo que nos imaginamos, pero debemos contar con una motivación que nos empuje a actuar con entusiasmo, porque sólo si estamos entusiasmados podemos alcanzar lo que pretendemos”. “Efectivamente es así y los chicos que estudian sin ilusión se encuentran con un enorme impedimento para avanzar en clase”, corrobora la psicóloga Concepción Ocaña. “Por eso, siempre que los adultos veamos a nuestro hijo o alumno apático debemos convertirnos en su motor e impulsarle a interesarse por lo que tiene que aprender. ¿Cómo? Transmitiéndole ilusión, contagiándole nuestras ganas de descubrir algo nuevo cada día y explicándole que lo que tiene que estudiar en realidad no es tan aburrido como a él le parece y seguro que consta de apartados, aunque sean mínimos, que merece la pena escudriñar”.
“buenos aprendices”
El psicólogo Guy Claxton, experto en aprendizaje, insiste en su obra Vivir y Aprender (Alianza Editorial) en la enorme relevancia que tiene que los adultos dejemos ser “buenos aprendices” a nuestros hijos y alumnos. Explica este autor que para despertar el interés de los chicos por saber y lograr que se entusiasmen con lo que están aprendiendo debemos seguir las siguientes pautas:
–Incitarles a debatir sobre los temas que tienen que estudiar, pero también por los que les inquietan o atraen fuera del ámbito académico.
–Dejarles participar y colaborar en su formación activamente.
–Darles oportunidades de desarrollar sus propios gustos y criterios, así como su imaginación.
–Enseñarles técnicas de relajación para que no se angustien al comprobar la extensión de los temas que tienen que estudiar ni lo complicada que puede resultar una materia.
–Incitarles a buscar soluciones por sí mismos y a evaluarlas tranquilamente después, para que se conviertan en analistas.
¿Y qué ocurre si al comportarnos de esta forma con ellos, se equivocan? Según Claxton, no pasa nada. Darles un margen de tiempo para que reflexionen y permitirles que metan la pata varias veces, hasta dar con el resultado correcto, son otras de las condiciones básicas que deben reunir los “buenos aprendices”, pues estas experiencias son, precisamente, las que les llevan a entusiasmarse con lo que tienen delante.

Descubrir “in situ”
Además de tener en cuenta las pautas recomendadas por Claxton, la psicóloga Concepción Ocaña señala que para mantener el interés de los niños por saber, tanto los padres como los profesores debemos acompañar nuestras explicaciones teóricas con vivencias prácticas; es decir, llevarles a exposiciones, bibliotecas, teatros, museos de diferentes tipos (arte, ciencia, naturaleza)… También son muy buenas costumbres dejarles hacer experimentos controlados en casa y en el laboratorio del colegio y llevarles al campo de excursión a menudo, para que se deleiten observando y explorando la naturaleza en estado puro. Según nos explica la especialista: “Cuando el estudiante experimenta y descubre cosas por sí mismo se impregna de sensaciones agradables muy positivas, que le motivan y potencian sus ganas de aprender. No es palabrería, esto ocurre así por una explicación muy sencilla: en el tálamo se elaboran los estímulos visuales y auditivos y cuando al niño le resulta interesante lo que está experimentando, esas imágenes y sonidos actúan como impulsos que estimulan sus neuronas y las conexiones entre ellas, algo que a su vez favorece la asimilación y la memorización de lo que está descubriendo”.

En cuanto a la motivación, es otro aspecto a aclarar. Sin ella, el rendimiento escolar baja, pero ojo, el niño también rinde por debajo de sus posibilidades cuando está tan sumamente motivado que estudiar le produce ansiedad. Esta situación se presenta cuando el alumno es muy perfeccionista y se exige mucho a sí mismo y también cuando se siente presionado por sus padres, pues le piden notas altísimas y él no quiere decepcionarlos. “La clave para motivar a un estudiante moderadamente, sin transmitirle angustia ni permitir que él mismo se estrese cada vez que se pone delante de los libros radica en explicarle que su meta no es convertirse en el número uno de la clase, sino en ir superándose a sí mismo poco a poco. Debe ir construyéndose como persona, al ritmo que sus posibilidades le permitan, ni más ni menos”, afirma Concepción Ocaña. “Y en este proceso no caben las comparaciones ni los castigos. Las comparaciones, porque sólo conllevan situaciones negativas: rivalidad, enemistades, complejos… Y los castigos, porque enseñan a los niños que el entusiasmo debe proceder de un factor externo (conseguir el premio y huir del castigo) y esto no es verdad. El entusiasmo debe nacer del interior de cada uno. Para el estudiante no hay peor castigo que ver que no progresa y con eso ya tiene bastante. Por el contrario, comprobar que sabe resolver por sí mismo las dificultades que se va encontrando en su camino es el mejor aliciente para que continúe manteniéndose ilusionado y con un buen nivel de autoestima. Y para que finalice el curso con las mismas ganas de saber y el mismo entusiasmo con que lo ha empezado”, concluye la psicóloga.

Títulos universitarios de la Facultad de Música

Hola, me llamo Blanca y me gustaría saber un poco más de la Facultad de Música de la UAX. He leído que es algo más que conservatorio, que cuando los alumnos terminan sus estudios reciben un título universitario. Aún me quedan dos años para entrar en la universidad, pero me estoy planteando qué carrera elegir y no sabía que tenía la posibilidad de estudiar Música. ¿Podríais contarme algo más sobre qué grados se pueden hacer y si realmente acabas obteniendo dicho reconocimiento?
Blanca, (16 años)

Hola Blanca, efectivamente la Facultad de Música y Artes Escénicas es una apuesta que la Universidad Alfonso X el Sabio hizo para que la música se convirtiera en disciplina universitaria. De esta forma, quedan atrás los reparos de muchos por dedicarse profesionalmente a este mundo, debido al temor de no contar con un título que reconociera su formación, como pensamos que puede ser tu caso.

Los estudiantes de la Facultad de Música y Artes Escénicas reciben un título reconocido oficialmente por los países europeos que se acogen al Espacio Europeo de Educación Superior. La UAX ofrece la posibilidad de estudiar el Grado en Interpretación Musical – Música Clásica y el Grado en Interpretación Musical –Música Moderna, dos formas de entender la música que requieren una extensa preparación.

En la Facultad de Música y Artes Escénicas contamos con excelentes profesores, grandes profesionales del panorama musical internacional que imparten un plan de estudios basado en el crecimiento académico y el personal.

Para poder llevar a cabo los estudios en la Facultad de Música y Artes escénicas de la UAX es necesario realizar una prueba de admisión, que consiste en un test psicotécnico, una prueba de análisis musical y una prueba de instrumento principal.

El coro, una nota de armonía en el cine

Se estrena un film dirigido al público de todas las edades que cuenta en su reparto con Dustin Hoffman, Kathy Bates y Josh Lucas.

Boychoir. EE.UU. 2014. Drama. 106 minutos.

Dirección: François Girard.

Guión: Ben Ripley.

Intérpretes: Dustin Hoffman, Garrett Wareing, Kathy Bates, Josh Lucas, Kevin McHale, Debra Winger, Eddie Izzard, Joe West, River Alexander, Dante Soriano, Janine DiVita.

Tras el fallecimiento de su madre soltera, Stet, un niño de un pueblecito de Texas, queda a cargo de su padre, casado con otra mujer a la que le ha ocultado su existencia. Para quitarse el problema de encima usa su influencia para matricularle en un exclusivo internado para chicos con habilidad para el canto. Allí, el carismático individuo que dirige el coro quedará deslumbrado por el talento del chico, que chocará con su joven compañero que hasta el momento ha sido el solista de la formación.

Además de dirigir tres largometrajes, Cargo, El violín rojo y Seda, el canadiense François Girard ha puesto en escena diversas óperas, por lo que conoce al dedillo el mundo de la música clásica. Así lo pone de manifiesto El coro, su primer trabajo fílmico con guión ajeno, rodado en inglés, con evidentes puntos en común con la francesa Los chicos del coro, y que como aquélla tiene un claro interés para la comunidad educativa.

Aunque quizás parte de la crítica acusará al film de sensiblero, lo cierto es que también reconocerán su brillante ejecución, sobre todo porque parte de un libreto de Ben Ripley (Código fuente), bien estructurado y con diálogos de enorme nivel. Y también porque cuenta con un reparto de primera categoría, en el que sobresalen Dustin Hoffman y Kathy Bates, en papeles poco arriesgados para ellos porque se parecen a otros que han abordado anteriormente, pero que sin lugar a dudas bordan. Están muy bien respaldados por profesionales como Josh Lucas (el progenitor), Eddie Izzard (mano derecha del personaje de Hoffman) o Debra Winger (desaprovechada en un breve papel de directora de escuela). Y sobre todo se luce el joven Garrett Wareing, que debuta en el cine encarnando al protagonista.

El film, de tono amable, tiene un ritmo pausado, que se acaba agradeciendo. Acumula secuencias de altura, como cuando el padre debe convencer a los responsables de la institución de que acepten a su hijo, la directora del centro tiene que justificar una decisión difícil, y sobre todo cuando Hoffman, el director del coro, se declara ateo pero pone de manifiesto la ‘comunión espiritual’ que propicia la música clásica entre el público.

Además, desarrolla cuestiones de interés para los docentes y jóvenes que la visionen, como el valor de la familia, el potencial de la educación, y la necesidad de inculcar a los alumnos no sólo conocimientos, sino también disciplina. Las imágenes están acompañadas por una valiosa banda sonora de temas corales, tanto clásicos como «Spem in Alium», de Thomas Thallis, como contemporáneos, en el caso de «Adiemus», del galés Karl Jenkins.

7 propuestas para un nuevo recreo

Las propuestas pedagógicas para aprovechar el recreo como un espacio educativo extra son tan numerosas como la imaginación de cada uno. No se trataría tanto de acabar con la espontaneidad del juego libre, sino de aprovechar ese momento diario en el que participan todos los niños para añadir otros valores pedagógicos. Estas son algunas de las iniciativas que pueden transformar la misión del recreo.

– Talleres de juegos tradicionales.

Impartidos por profesores, padres o alumnos, los talleres de juegos tradicionales, como la comba, la rayuela o las chapas, aportan una nueva visión del juego individual o por equipos y permiten la transmisión de valores culturales de otras épocas, al margen del entorno digital en el que se suelen mover los niños hoy en día…

– Talleres de juegos de otros países.

La mayoría de los centros vive hoy una realidad multicultural en las aulas. El recreo puede ser un elemento integrador importante mediante la organización de juegos de otros países, impartidos por los alumnos extranjeros, como un modo de enriquecimiento cultural para todos y de empoderamiento del alumno que viene de fuera.

– Aprendemos sin darnos cuenta.

Laberintos, letras, formas geométricas, relojes, brújulas… El recreo puede decorarse con multitud de elementos curriculares con los que el alumno puede jugar y afianzar lo aprendido en el aula. Tener la posibilidad de experimentar con ellos fuera de los libros fomenta su imaginación y refuerza la idea de que lo aprendido nos ayuda en la vida diaria.

–MICROTALLERES
De cuentos, de cine, de teatro, de radio, de magia… Cada rincón del patio puede ser una oportunidad para crear microtalleres que exploren y alimenten los gustos, los intereses y las aficiones del alumnado.

– REDECOREMOS EL PATIO
Organizada como una actividad colectiva, el patio puede redecorarse, mediante pinturas, grafitis, murales… que le proporcionen un nuevo aire estético mientras que los escolares aprenden a organizarse, responsabilizarse y se fomenta su creatividad y su gusto por aficiones artísticas.

– BAILEMOS JUNTOS
Los escolares españoles sufren, como en el resto de sociedades occidentales, una creciente tendencia a la obesidad. Por este motivo, cualquier iniciativa que luche contra el sedentarismo y que implique a todo el alumnado, y no solo a los que juegan un deporte como el fútbol en el recreo, debe ser bienvenida. Las sesiones colectivas de baile en el recreo, con la participación de distintas clases y niveles educativos, ayudan en el objetivo de movilizar a los escolares y les permite participar en una actividad divertida en grupos extensos, mejorando el buen ambiente general.

– SOMOS SOLIDARIOS
El recreo puede aprovecharse también para fomentar la solidaridad y el altruismo entre los niños. Así, el centro puede asumir un proyecto en beneficio de un colectivo necesitado y, mediante la exposición de ideas y de acciones para conseguir los objetivos, implicar en la actividad a los escolares, que aprenderán así otro tipo de valores personales.