El armario

Autor: padresycolegios.com

Cuando Rafael era pequeño le
encantaban las visitas de su tío
Antonio. Se pasaban horas peleándose
de broma y también
tenían la costumbre de jugar al
escondite. Rafael se ocultaba
en el armario empotrado de la
alcoba de sus padres y su tío
–aunque sabía de sobra donde
se ocultaba– fingía buscarlo por
toda la casa, hasta que lo encontraba
con grandes gritos de
alegría por parte de ambos. Un
día, al enterarse de la llegada de
Antonio, Rafael se fue directamente
al armario sin saludar ni
nada. Sus padres pensaban que
estaba en la calle jugando con
sus amigos, así que su tío no se
puso a buscarlo. Acurrucado
entre la ropa, el niño se quedó
dormido y no salió del armario
hasta horas después, ante el alivio
de su familia, que creía que
se había perdido. Avergonzado,
mintió para justificarse: «Alguien
cerró por fuera y no podía salir».

Incontinencia verbal

Autor: padresycolegios.com

Los niños lo repiten todo de sus
mayores. Así, estando en un
bautizo, en el silencio de la ermita,
el pequeño Manuel se percata
de que su tío Agustín –al
que todo el mundo conoce por Titín– está haciendo de monaguillo.
Sin importarle lo que allí
se estaba realizando, se escapa
de los brazos de su madre
y cruza todos los bancos gritando
«Ti–tí» una y otra vez. El
pobre párroco mira atónito como
pasa a toda velocidad… Sólo
sonríe: cosas de niños.

Dios se enfada

Autor: padresycolegios.com

Carmen tomó la costumbre de
rezar con su abuela antes de
acostarse, pero aunque oraba
cada noche no tenía ideas muy
claras sobre lo que era la religión.
En su familia había tantos
creyentes como no creyentes,
así que la niña escuchaba opiniones
muy distintas sobre el
tema. Cuando tenía ocho años
decidió realizar un experimento
para descubrir si Dios existía
o no. Durante una semana rezó
con mucho fervor pidiendo
que el equipo de fútbol de su
ciudad –la niña solía ir a los partidos
con sus padres– ganara
el próximo encuentro por cinco
goles a cero. Resultó que el
marcador fue el que Carmen
había pedido pero al revés, ganó
el equipo contrario por 0-5.
Impresionada, les dijo muy seria
a sus padres: «¡He descubierto
que Dios existe, pero hay
que tener cuidado porque tiene
mal genio y si le pides tonterías
se enfada mucho!».

La cacaracha…

Autor: padresycolegios.com

Cuando tenía tres años Marisa
se marchó de Madrid con
sus padres para ir a vivir a Gran
Canaria. En las islas las cucarachas
son bastante habituales,
y a la niña –que nunca las había
visto antes y las llamaba «cacarachas»–
le daban un asco
especial. Una madrugada de
verano Marisa vio una cucaracha
entrar volando en su habitación.
Le daba verguenza despertar
a sus padres y reconocer
que tenía miedo, pero tampoco
podía dormirse pensando en el
insecto, así que decidió buscarlo
y empezó a registrar la habitación.
Al día siguiente su madre
encontró todo el cuarto tirado,
la ropa de los cajones por el
suelo y a la niña, con un sueño
tremendo pero sin atreverse a
dormir, sentada en su silla con
una sábana por encima: «Mamá,
la cacaracha…».

¿Dónde vas?

Autor: padresycolegios.com

Abraham era un niño muy despistado.
Un día, cuando tenía
seis años, acompañó a su abuela
a la tienda. Como se aburría
salió a la calle y se puso a mirar
las portadas de las revistas del
kiosco con tanto interés que se
olvidó de su abuela. Esta, al no
verlo, pensó que se había vuelto
a casa y se marchó. Cuando
el niño volvió a entrar en la
tienda resultó que se encontraba
dentro una señora que
vestía igual que su abuela y
además se parecía mucho, y al
verla de espaldas Abraham las
confundió. La señora salió y el
niño se fue detrás. Como veía
que no iban hacia casa empezó
a preguntar: «Abuela, ¿qué
pasa? ¿Dónde vamos?» Cuando
ya lo había preguntado varias
veces la señora se volvió y
le respondió: «Niño, tú no sé, pero
yo me voy a mi casa». Avergonzado,
Abraham corrió como
alma que lleva el diablo.

Marie Claire, Marie Claire…

Autor: padresycolegios.com

Alejo y Ana acompañaron a su familia
al modista. Como se aburrían la encargada
los dejó salir al jardín interior de la
tienda. Lo que no sabía la dependienta
es que en el patio había una manguera.
A los pocos minutos entra Ana empapada
de arriba abajo y cantando un slogan
de la televisión: «Marie Claire, Marie
Claire, un panty para cada mujer».

EDUCAR CON…cine cómico mudo

Sábado por la tarde.
Llueve. En la TV sólo
ponen películas para
educar asesinos en serie
o acosadores familiares.
Y está harto de
los DVD de dibujos
animados. Pruebe con
algo «nuevo»…

Autor: padresycolegios.com

LA QUIMERA DEL ORO
The Gold Rush (USA, 1925). Int: Charles Chaplin, Mack Swain, Georgia Hale. Dir: Charles Chaplin.
Una de las características del cine cómico mudo era que estaba hecho para que lo entendieran todos los públicos, de todas las naciones y de todas las edades, supieran el idioma que supieran. La quimera del oro es un ejemplo clásico: tras 80 años la puede disfrutar cualquiera.

EL COLEGIAL
College (USA, 1927). Int: Buster Keaton, Anne Cornwall, Flora Bramley. Dir: James W. Horne (y Buster Keaton).
Un cerebrito saca las mejores notas, pero no consigue que la chica de turno se fije en él, obnubilada por los músculos de los deportistas. Así que decide apuntarse a un deporte, pero parece que ninguno se le da bien. Lo de siempre, dirán ustedes, aunque en 1927 el argumento estaba bastante menos manido. Y sería lo de siempre, pero con uno de los mejores cómicos de la historia al frente.

EL HOMBRE MOSCA
Safety Last! (USA, 1923). Int: Harold Lloyd, Mildred Davis, Bill Strother. Dir: Fred C. Newmeyer y Sam Taylor.
Un anodino comerciante organiza una exhibición promocional en la que un «hombre mosca» trepa por un edificio. Pero las circunstancias obligan al comerciante a trepar él mismo por el edificio. Un divertidísimo clásico.

MI TÍO
Mon Oncle (Francia, 1958). Int: Jacques Tati, Jean-Pierre Zola, A. Servantie. Dir: Jacques Tati.
La última gran película «conceptualmente» muda hasta el momento: una moderna familia se ve obligada a soportar a un familiar chapado a la antigua, que valora las tradiciones del pueblo por encima de las modas. El problema es que el niño prefiere a su tío…