El caso de Sandra Peña, la niña del colegio Loreto de Sevilla, ha sacudido a todo el país. Lo que comenzó como un caso de acoso escolar se ha transformado también en una tormenta de odio en redes sociales, un linchamiento digital que ha dejado a su paso dolor, miedo y una profunda sensación de desamparo, especialmente en las familias de Sandra y de todos los menores que se han quitado la vida en los últimos años. Pero el del colegio Loreto no es un caso aislado, es el espejo de un sistema educativo que aún no ha aprendido a proteger emocional, física y digitalmente a sus menores en la era digital.








