Boladenieve y los siete redonditos

En esta versión del tradicional cuento de Blancanieves se han querido mantener valores, que sin duda nos ha venido aportando durante tantas generaciones, como la amistad o la sencillez.

También se han cambiado matices y roles para que desaparezcan tintes sexistas y desfases sociales y culturales. Bolas, bolitos y redonditos nos muestran con alegría valores de igualdad, de respeto a los diferentes y de superación de obstáculos.

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El sistema inmunitario

El sistema inmunitario es el encargado de defender y proteger nuestro cuerpo de una amplia variedad de agentes externos patógenos (dañinos) que nos rodean.

Durante el primer año de vida, el sistema inmunitario del bebé está todavía en proceso de maduración. Esto le hace estar menos preparado que los adultos para combatir las posibles infecciones. No obstante, la leche materna refuerza, gracias a su especial composición, las defensas naturales del bebé.

Se pueden diferenciar dos etapas dentro del primer año de vida:

– Los primeros meses: es importante reforzar las defensas naturales del bebé porque éste es muy pequeño y vulnerable y su sistema inmunitario es aun muy inmaduro.

– El comienzo de la introducción de la alimentación complementaria: el bebé deja de alimentarse exclusivamente de leche e inicia la diversificación de su dieta. En este periodo el organismo se expone a los agentes patógenos que pueden transmitir los nuevos alimentos.

Determinadas leches infantiles de inicio, de continuación y de crecimiento, han sido formuladas basándose en las propiedades protectoras que tiene la leche materna para contribuir a reforzar las defensas naturales del lactante durante sus primeros años de vida. Por otro lado, en el mercado se encuentran también determinadas papillas que protegen al organismo durante el periodo de la alimentación complementaria porque contienen inmunonutrientes protectores como el hierro, zinc y vitaminas A y C. Además contienen probióticos (entre ellos las bífidobacterias o bífidus) y prebióticos.

Algunos de los componentes de la leche materna que contribuyen a reforzar las defensas naturales del lactante son los siguientes:

1. Bífidus (probióticos)

La leche materna favorece a que haya en el lactante una flora intestinal rica en bífidus, similar a la de los lactantes alimentados con leche materna.

2. Las grasas omega 3 y omega 6

La leche materna tiene una grasa con una composición muy especial. Contiene grasas del tipo omega 3 y omega 6. Estas grasas, además de intervenir en el desarrollo de la vista del bebé, colaboran en la maduración del sistema inmunitario.

3. Los inmunonutrientes

Las células que componen nuestras defensas naturales necesitan determinados nutrientes, como el zinc, el selenio y los nucleótidos. La leche materna contiene estos inmunonutrientes para ayudar al sistema inmunitario a funcionar correctamente.

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NIDINA PREMIUM es la única con Bífidus lactis y con un sistema de nutrientes que ayuda a reforzar y activar el sistema inmunitario del bebé.

NAN contiene L.reuteri un probiótico presente en la leche materna que contribuye al confort digestivo
NAN EXCEL refuerza el sistema inmunitario en la prevención de alergias y facilita la digestión en el primer año de vida.

Nestlé Crecimiento está adaptada a las necesidades nutricionales del niño a partir del año, contiene calcio, 13 vitaminas y 26 veces más hierro que la leche de vaca

Las Papillas de cereales Nestlé son las únicas que contienen bífidus BL (Bífidus lactis). Además contienen hierro, zinc y vitaminas A y C que ayudan a sus defensas naturales

Para más información: www.nestlebebe.es

¡Todo va sobre ruedas!

Los niños empiezan a disfrutar de la velocidad, conocen el espacio de una forma diferente y ven el pasillo de su casa desde otra perspectiva, que suele resultar más emocionante. Esto ocurre cuando los niños empiezan a usar juguetes con ruedas, algo que les aporta muchos beneficios.

Conocer, desarrollar y experimentar los elementos de la expresión: espacio, tiempo, movimiento, y todas sus combinaciones, es algo fundamental. Pero como se dice, “cada cosa tiene su tiempo”, y entre los 2 y 3 años, cuando el sentido del equilibrio de los más pequeños de la casa no está lo suficientemente desarrollado, lo mejor es que usen pequeñas motos o cochecitos de tres ruedas, cuyos beneficios son fomentar la coordinación motriz, aprender a dirigirlo y fortalecer los músculos de las piernas. E incluso antes, si han empezado a andar, pueden jugar con las motos que se impulsan con los pies.

Los triciclos

Los triciclos pueden llegar a ser un paso fundamental en la evolución del niño, y gracias a ellos pueden aprender sus primeras nociones de dirección y pedaleo.

Aunque cada niño es diferente, y la capacidad de aprendizaje también varía, en líneas generales los triciclos se empiezan a utilizar desde los 18 meses, ya que pueden usar un triciclo con barra guía para los padres y a partir de los 2 años pueden pedalear sin problema.

“Normalmente aprenden primero a llevar la dirección y luego lo combinan con el desplazamiento a través del pedaleo”, dice Ana Daviña, profesora de Educación Infantil.
¿Quién no recuerda a un niño pedaleando de una forma muy rápida para luego intentar girar y derrapar? Pues en esos intentos de superarse, los triciclos encuentran un sentido más allá del de la mera diversión y el entretenimiento.

Una vez que los pequeños ya tienen las suficientes capacidades para manejar este tipo de juguetes, adquirirá más importancia la bici en torno a los cuatros años.

Contra el miedo, seguridad

Cuando los niños empiezan a usar juguetes sobre ruedas, refuerzan su sensación de independencia y crecimiento; pero también hay que estar preparados para ayudarles en el caso de que les dé miedo o les provoque cierta inseguridad, ya que es una experiencia nueva.

“Si lo adultos tenemos miedo a las cosas nuevas o nos provoca cierta inquietud, ¿cómo no les va a ocurrir a los niños? Pero, como nosotros, deben perder el miedo, porque muchas veces te paraliza y no te deja actuar”, afirma Ana Daviña, profesora de Educación Infantil.

Démosles a los niños la oportunidad de descubrir el mundo por sí mismos (1)

Quisiera que esta frase nos sirviera de reflexión a nivel personal, como adultos que somos y porque, además, tenemos en nuestras manos la educación de los niños de 0 a 3 años; la responsabilidad, por tanto, será mayor.

Nos parece que un bebé de 6 meses es muy frágil y necesita de toda nuestra atención; en muchos momentos, sí, sin duda alguna; pero en otros tantos será necesario dejarle para que se mueva en libertad.

Todos sabemos que en el primer año de vida surgen todos los cambios de movimientos y posturas corporales; desde permanecer echado boca-arriba en un tatami o colchoneta, hasta llegar a caminar solito, algo que es el gran logro de los pequeños.

Lo conseguirá cada niño solo, debido a su empeño y deseos de hacerlo; y son retos muy importantes para él, por lo que deberemos dejarle que lo consiga libremente.

A veces los adultos, nos adelantamos y colocamos a los pequeños en posturas que aún no manejan por si mismos; y ahí los tenemos incómodos, haciendo esfuerzos por mantener el equilibrio, que por sí mismos no dominan; porque no lo consiguen ellos, sino que se lo imponemos nosotros, aunque sea propuesto con la mejor intención por nuestra parte.

Es importante saber que la libertad de movimiento le permitirá al niño ejercitar nuevos movimientos y posturas.

Deberemos colocar al bebé boca- arriba, siendo esta la única postura en la que siempre tendríamos que ponerle; es la más segura y cómoda, puesto que estando así tendrá su cuerpo apoyado y podrá mover sus manos, brazos, piernas.

También podrá girar la cabeza a ambos lados, y así pasará tiempo mirando todo lo que pasa a su alrededor, pudiendo coger también los objetos a su alcance para explorarlos, mientras que se relaciona con sus coetáneos y adultos.

Poco a poco el niño intentará darse la vuelta, para adoptar la segunda postura: boca-abajo.

Supone una sorpresa y una satisfacción, aunque al principio no la tenga totalmente asimilada; le podremos ver pasar de la posición "boca arriba" para colocarse de "medio lado", adoptando esta postura intermedia hasta llegar a conseguir ponerse boca-abajo.

Supone muchos días de intentos y de esfuerzos, pero sabemos que lo conseguirá pronto.

Existe una armonía y continuidad en cada movimiento y postura; por ello deberemos estar tranquilas y relajadas, dispuestas a disfrutar con el pequeño, con cada avance y nuevo movimiento o postura que consiga dominar.

Los niños irán consiguiendo nuevas posturas y movimientos, pero siempre les veremos volver a adoptar posturas y movimientos anteriores, sin que desaparezca ninguna.

Porque los niños se acomodan y se relajan cuando dominan su postura y están a la vez empeñados en conseguir la siguiente.

Se produce una secuencia en el desarrollo de los movimientos, que por propia iniciativa descubren por si mismos los niños y pasa por las siguientes posturas:
1. De boca-arriba a boca abajo pasando por la postura intermedia de medio lado, y girando de una posición a la otra.

2. Reptar y hacer desplazamientos gateando, desde movimientos más lentos hasta su pleno dominio.

3. Luego llegará la posición semisentada y la posición erecta sobre las rodillas.

4. Continuará la fase o postura de ponerse de pie agarrados a un mueble, sillón, o mesa, para ayudarse también de estos apoyos, y así volver a la fase de sentados. Llegando a esta fase, los niños adquieren mucha autonomía porque pueden desplazarse agarrados a cualquier apoyo y recorrerse todo el espacio de que se dispone, el aula, los pasillos, el baño.

5. En este ir y venir por los espacios, los adultos podremos observar cómo se paran los niños en medio de la clase y, sin apoyo alguno, comenzarán a probar su equilibrio y a jugar con él; porque tienen recursos, si les falla dicho equilibrio, dado que saben pasar a sentarse sin dificultad alguna.

6. Por último, comenzarán los primeros pasos; es tarea difícil que precisa de mucha concentración, empeño, atención, y dominio de los propios movimientos; se necesita coordinación de movimientos, para poder despegar el pie del suelo y dar un paso que acompañará al siguiente paso, hasta conseguir dominar la marcha. Es un gran reto.

Siempre que consiguen adoptar una postura más avanzada de la que tenían, los niños juegan y se recrean con la anterior, que es la que les da seguridad.

Conseguir ponerse de pie va unido a poder sentarse; se producen las dos acciones simultáneamente.

Cuando dejamos que cada pequeño pueda vivir cada fase de su desarrollo y que sea él el que descubra, experimente y perfeccione cada postura y movimiento, adquirirá la autonomía necesaria y será un niño seguro y conocedor de sus posibilidades y limitaciones.

Cuando dejamos que los niños se muevan en libertad, hemos tenido el inmenso placer de observar los estilos e individualidades diferentes; hemos podido celebrar los avances y logros con cada uno de los alumnos a nuestro cuidado y educación y, por lo tanto, habremos conseguido niños seguros y capaces, independientes y autónomos.

Por lo tanto, démosles a los niños la oportunidad de descubrir el mundo por si mismos.

Combatiendo la ansiedad

El primer día de escuela es un momento difícil pero no sólo para los pequeños. Muchos padres deben dejarlos en la escuela para poder ir a trabajar. Eso genera en ellos un sentimiento de culpa y de cierto "abandono".

Intentan alargar el tiempo que pasan con los niños es comprensible pero son seres independientes que necesitan un desarrollo individual. "Lo único que pueden hacer es asimilar la nueva situación y mostrar al niño un estado de ánimo sereno y tranquilo para que normalice la situación", comenta el psicólogo Pedro Martín, "exterioriza tus sentimientos con tu pareja pero nunca ante el pequeño". La angustia es normal pero es importante recordar que es por el bien del niño. "El berrinche que a veces provoca el primer día de colegio se puede multiplicar por 10 en primaria y la diferencia con sus compañeros será abismal", recuerda Martín.

Campamentos de verano

Con la llegada del verano, a los padres que trabajan les toca la dura tarea de compaginar sus trabajos con los días libres de que pueden disponer y buscar solución al problema de qué hacer con los niños en el verano, durante los meses en los que no asisten al colegio y los adultos continúan con sus actividades laborales.

No todo el mundo puede contar con sus familiares para que, durante un largo periodo de tiempo (más de dos meses) cuiden, eduquen y se responsabilicen de un niño pequeño durante más de ocho horas. Además los niños anhelan estas vacaciones ya que, al igual que los adultos, necesitan desconectar, divertirse y tener nuevas experiencias y es mucha responsabilidad pedir a estos familiares que cumplan estos objetivos con nuestros hijos.

Sería recomendable, desde nuestro punto de vista, acudir a la familia en momentos en los que todos podemos reunirnos para disfrutar de los niños y realizar juntos actividades estivales o en momentos de emergencia como cuando un niños se pone enfermo y no puede asistir al colegio, ludoteca, campamento,.

Otra alternativa, que no involucra a los familiares, es enviar a nuestros pequeños a un campamento de verano.

Los campamentos de verano, además de la solución para los padres, son una opción lúdica y educativa para los niños.

Actualmente hay en España una gran oferta de campamentos para los pequeños con temáticas determinadas: deportes y naturaleza, música y baile, astronomía y ciencia, idiomas… una gama de variedades tendentes a que los niños vivan un verano único y lo sumen a la experiencia de pasar unos días fuera del ámbito familiar.

Pero, ¿cuál sería la edad adecuada para enviar a nuestros hijos a un campamento de verano?.

Son los padres, los mejores conocedores de la personalidad de sus hijos, los que se tienen que decidir respecto a qué edad dejarles ir a pasar una o dos semanas fuera de casa a un campamento. La edad más generalizada de iniciación en actividades de este tipo es a partir de los 7 u 8 años aunque se puede adelantar a los 6 dependiendo de las características del niño y del campamento elegido.

Y.. hasta que cumpla esta edad. ¿Dónde puedo dejar a mi hijo?. Ésta es la pregunta que se hacen muchos padres.

Desde nuestra opinión, basada en nuestra dilatada experiencia, los centros infantiles con un buen programa de verano serían lo más recomendable para los menores de 7 años.

Un centro con una buena planificación, que pudiera contar con actividades acuáticas en las que los niños pudieran realizar un aprendizaje o perfeccionamiento de la natación y a la vez divertirse en el agua con juegos apropiados empleando material específico para ellos. Un centro con actividades estivales realizadas al aire libre, con suficientes espacios sombreados (hay que tener en cuenta la canícula de julio y agosto) para el esparcimiento físico, tan importante en estas edades en las que el movimiento es una parte fundamental en el desarrollo y, por supuesto, en el que se pueda hacer un montón de amigos de edades similares desarrollando valores como el compañerismo, la amistad , el respeto..

En Pecas realizamos todos los años campamentos de verano con niños del segundo ciclo de educación infantil y recibimos a nuestros antiguos alumnos que con gran alegría se reúnen para pasar el verano reencontrándose con antiguos compañeros a los que les une las bases de la amistad que esbozaron antes de dejar nuestra escuela para asistir al “cole de mayores”.

En el programa diseñado específicamente para el verano contamos con los cursos de natación y juegos acuáticos practicados en nuestra piscina, juegos de mesa tradicionales para los que ya están preparados (parchís, dominós, cartas de personajes,..), realización de talleres (uno temático por semana celebrando cada viernes, con una fiesta especial, la finalización del que haya correspondido y todo esto reservando cada día un periodo de tiempo para las actividades de refuerzo escolar y potenciación de capacidades intelectuales con los textos de verano y fichas apropiados al nivel del grupo y…. un ratito diario en la biblioteca para practicar la lectura, o pre-lectura si es el caso, porque eso también es divertido si se inculca adecuadamente desde pequeños.

Con todo lo anterior ¡qué divertidos son los campamentos de verano! ¡y qué tranquilidad para las familias poder contar con ellos!

Impulso a las tutorías

Entre las conclusiones de la I Jornada de Participación organizada por las dos principales confederaciones de padres y madres de alumnos, CEAPA y CONCAPA, muchas referentes a la necesidad de revitalizar el trabajo de los Consejos Escolares.

Se pide “realizar los cambios pertinentes en la legislación laboral para fijar permisos laborales de asistencia a tutorías, consejos escolares y, en general, para el ejercicio de las funciones de representatividad de los padres y madres y del derecho de participación”.

Las tutorías son un asunto clave, pues miden el grado de colaboración, de implicación y de conocimiento de los padres y madres en todo lo relacionado con la educación de sus hijos. Si para los alumnos también resultan necesarias estas sesiones especiales con un profesor encargado directamente de su evolución educativa, para los padres también es fundamental establecer vías de comunicación con el centro para ir midiendo y evaluando el desarrollo formativo de sus hijos. Si las cosas van bien, para reforzar los métodos y las estrategias; si las cosas no van tan bien, para buscar soluciones conjuntas con el fin de mejorar el rendimiento de los alumnos.

Aunque en los centros hay establecidas horas de atención para los padres, no se trata de una medida muy frecuentada, más en los padres de los alumnos pequeños (Educación Infantil y Educación Primaria) que en los mayores. Y es un craso error, que dice a las claras que los padres se muestran en muchas ocasiones desbordados por lo que está pasando, no saben cómo actuar y ni siquiera saben pedir ayuda. Las tutorías son un excelente medio para conocer directamente qué hacen sus hijos en el colegio y, también, para ir más allá, pues no se trata solamente de evaluar en frío el rendimiento académico sino conseguir que los alumnos sean mejores personas y mejores ciudadanos. La finalidad de la tutoría, pues, va más allá del simple análisis de las notas o del comportamiento del alumno en el recinto educativo.

Lo que propone esta conclusión de la Jornada es facilitar a los padres mucho más, en la medida de lo posible, que puedan asistir a estas reuniones. Y que acudan los dos, el padre y la madre, porque la educación de los hijos no es cuestión solamente de uno de ello.