“Quiero hacerme un tatuaje y ponerme un pirsin”

La moda de colorearse la piel o ponerse un pirsin está en auge. Los adolescentes suspiran por parecerse a famosos como Lady Gaga, Rosalía o Sergio Alonso. Pero, ¿encierran riesgos para la salud?, ¿cómo cuidar la piel después de tatuarla?

Por Olga Fernández

Son muchos los adolescentes que quieren tatuarse la piel o ponerse un pirsin antes de los 18 años (mayoría de edad). Para ello, necesitan el consentimiento firmado de los padres o tutores, de lo contrario el tatuador se expone a una sanción económica importante. Al margen de este requisito, la reacción de los padres ante la petición de los hijos puede ser diversa: desde un no tajante, pasando por un “ya veremos”, hasta el consentimiento con interés: “¿en qué lugar quieres tatuarte?”.

Sin embargo, lo más importante, según recomiendan los pediatras, es informarse sobre los riesgos que puede implicar y exponérselos al adolescente. La Asociación Española de Pediatría (AEP) aconseja una serie de puntos antes de hacerse un tatuaje: hablar con personas que ya se lo hayan realizado; tener en cuenta que es para toda la vida; no tomar la decisión si se está bajo los efectos de alguna sustancia como el alcohol; elegir un lugar adecuado para realizarlo (centros autorizados); puede producir dolor mientras se hace. Si decide hacerse el tatuaje, la AEP recomienda observar que la persona que lo realiza sigue estos pasos: se lava las manos con agua y jabón y utiliza guantes, limpia la zona que se va a tatuar con agua estéril o suero, lava la zona con una solución con alcohol o yodo, utiliza material desechable y usa agujas estériles en envoltorios que se abren delante de nosotros.

Un informe de la Comisión Europea advierte de que algunos componentes de la tinta para tatuar no están elaborados para este fin y suponen, por tanto, un riesgo para la salud. De ahí la importancia de acudir siempre a centros autorizados de tatuaje.

¿Tintas cancerígenas?

De hecho, según asegura la Comisión, tan sólo el 30% de los colorantes que se emplean en las tintas están autorizados para ser utilizados en productos cosméticos sin ningún tipo de restricción. “Las tintas negras son potencialmente cancerígenas por su alto contenido en hidrocarburos aromáticos, pero no hay ningún dato que demuestre que ello genere más casos de cáncer o problemas de salud en la vida real”, señala Donís Muñoz Borrás, dermatólogo y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venearología (AEDV).

Otro problema que ha desvelado un estudio publicado en la revista científica Plos One, en 2014, y basado en el análisis de muestras de cadáveres portadores de algún tatuaje, es que las partículas de tinta pueden migrar hacia los glangios linfáticos y quedarse allí. Según el dermatólogo, esto no implica que exista evidencia de que generen un efecto negativo en ellos, aunque sí señala que “estos depósitos de tinta pueden generar graves errores de interpretación dando falsos positivos tras la realización de pruebas diagnósticas por imágenes mediante PET/TAC o en la detección del ganglio centinela en pacientes con melanoma. “Es por ello que recomendaría a toda persona tatuada o que haya tenido un tatuaje, que en caso de precisar realizarse alguna de estas pruebas diagnósticas advierta al radiólogo que lleva o ha llevado tatuajes. Con ello evitaremos estos graves errores diagnósticos”, advierte Muñoz Borrás.

Riesgos del pirsin

Según la Clínica Mayo, esta decisión no está exenta de consecuencias más o menos graves. Estas son las más relevantes:

  • Infecciones de la piel. Después de ponerse un pirsin puede aparecer enrojecimiento, dolor, hinchazón o una secreción similar al pus.
  • Reacciones alérgicas. En ocasiones, algunas joyas, en particular las piezas hechas de níquel, pueden causar reacciones alérgicas.
  • Aparición de cicatrices y áreas elevadas causadas por un crecimiento excesivo del tejido cicatrizal (queloides).
  • Daños en la boca. Las joyas que se colocan en la lengua pueden astillar y romper los dientes, además de herir las encías.
  • Enfermedades transmitidas por la sangre. Si el equipo que se utiliza para hacer el pirsin está contaminado con sangre infectada, puedes contraer varias enfermedades de transmisión sanguínea, incluidos la hepatitis B, la hepatitis C, el tétanos y el VIH.

Jaume Funes: “Hay que reconstruir otra escuela diferente”

¿Qué necesita de sus padres un adolescente? ¿Y de su centro escolar? Jaume Funes lo repasa en su nuevo libro, lleno de respuestas.

Por Terry Gragera

Su último libro es Quiéreme, pero necesito que me cuentes más, ¿qué necesitan los adolescentes de nosotros?

El adolescente nos dice con la boca pequeña que no quiere saber nada de nuestros consejos, pero en el fondo saben que los necesitan. No les podemos hablar de nuestra experiencia, eso se adquiere con los años, y a ellos no les vale. Pero los adolescentes no se educan solos y no he visto a ningún adolescente que quiera vivir su adolescencia en soledad. Todo depende de cómo se haga. Los padres pueden preocuparse de muchas cosas, pero lo que de verdad necesita descubrir su hijo es cómo se consigue ser feliz, cómo entender el mundo y la vida y una serie de valores, una ética. Más que consejos que digan: “yo haría”, el adolescente acepta mejor a aquellos adultos que le demuestran que les interesa su vida y no solo sus problemas y tenerlo controlado.

Su primer libro Quiéreme cuando menos me lo merezca… porque es cuando más lo necesito, exponía una forma peculiar de entender la relación padre-hijo y vendió 25.000 ejemplares…

Fue un éxito inesperado, pero me encontré una gran necesidad en una generación de padres preocupados por la educación de sus hijos pequeños que se habían hecho mayores y ante lo que decían: “ahora qué”. Además, nuestros adolescentes viven una realidad diferente a la que vivimos nosotros, que no es fácil. Este mundo es tan desconocido para los padres como para los adolescentes, y eso ha producido una incertidumbre. Ante ello, hay padres que han optado por la mano dura y otros que han pensado: “a ver cómo lo hacemos”. El mundo cambia y hay que educar como siempre, pero de otra manera, de ahí el segundo libro.

¿Cómo ha de ser la educación en un mundo que, especialmente en los últimos meses, ha cambiado tanto?

Los adultos debemos asumir que no hay respuestas únicas ni recetas y, por lo tanto, el primer gran criterio en la educación debería ser educar en la diversidad y en la complejidad de algo que va cambiando. Los padres deben lidiar con su propia inseguridad e incertidumbre. Los adolescentes se nos hacen difíciles porque “nos mueven la silla constantemente”, porque nos hacen preguntas impertinentes. Pues en esta nueva crisis estará más claro que otras veces que habrá que negociar, hablar y pactar, y eso a veces agota. Pero eso no significa que haya que volver al recurso fácil de la autoridad y las normas. Educar seguirá siendo acompañar a vidas que van creciendo, pero muchas de las formas antiguas ya no sirven.

¿Qué papel juega en todo esto la escuela?

Existe la tentación de, ante el cambio y el desconcierto, exigir a la escuela control y buenas notas. Pero lo que deberíamos pedir a la escuela es que nuestros hijos mantuvieran el deseo de saber y aprender. Después de seis meses sin asistir al colegio, ¿seguirán teniendo interés en las ecuaciones? Hay que hacer un esfuerzo para hacer las cosas de otra manera, no podemos dejar a los adolescentes en el vacío.

¿Ha llegado el momento de renovar el modelo educativo?

Hablamos de desdoblamientos, espacios… pero no se trata de eso, sino de hacer otra escuela. Antes de la pandemia se demonizaban las pantallas y, de golpe, pasaron a ser imprescindibles. No es un problema de tecnología, ni de escuela presencial o a distancia. Se necesita de una nueva forma de aprender y enseñar. Habrá que construir la presencialidad virtual. Durante el confinamiento, los buenos tutores se dedicaron a conectarse con cada uno de sus alumnos para saber cómo estaban, demostrando que la tutoría online puede ser tan eficaz como la que se hace en la escuela. Hablamos de una preocupación por su vida, aunque sea desde lugares diferentes. La comunicación entre los adolescentes y sus tutores deberían ser directa. Los alumnos necesitan acompañamiento y seguimiento, y eso se consigue con profesores preocupados por ello. Hay que reconstruir otra escuela y no adaptarla a una realidad predeterminada por el sanitarismo adulto.

Según algunos estudios, los adolescentes han sufrido emocionalmente el aislamiento con mucha dureza.

Los adolescentes han estado conectados con su mundo virtualmente, lo que les ha servido a muchos. Pero también han sentido soledad, abatimiento, ambivalencias continuas… viven en general en un caos emocional. Los adultos deberíamos ayudarlos a aprender a descubrir nuevos sentimientos y a gestionarlos. Lo que tienen dentro va desde lo más positivo a lo más negativo, hay que ayudarlos a vaciar sus mochilas. Y desde el colegio, en tutoría, reflexionar sobre lo sucedido, no hacer como si no hubiera pasado nada. Y habrá que prever cómo les facilitamos que descarguen su rabia. La infancia y la adolescencia han sido la grandes olvidadas, como suele pasar en muchas crisis.

Thinks for kids: ¿Qué es el pensamiento creativo?

La creatividad no es sinónimo de manualidades. El libro ‘Thinks for kids’ potencia el juego no dirigido en nuestros hijos y les ayuda a potenciar su ingenio.

Por Ana Veiga

El confinamiento por la pandemia nos ha afectado a todos y, en especial, a los niños. En este tiempo, los menores han demostrado su resiliencia pero también han puesto sobre la mesa el gran papel de la creatividad en sus vidas y en las nuestras.

“En el confinamiento, se ha dado más valor a asignaturas que en los sistemas educativos siempre hemos denominado ‘marías’ y se ha demostrado que el arte en general (pintura, música, plástica, cine, etc) junto con el ejercicio físico es lo que mejor funciona para nuestro equilibrio emocional en momentos delicados”. Quien habla es Raúl Bermejo, psicólogo y coautor de Thinks for kidsjunto al diseñador e ilustrador Nacho Uve.

Al contrario que las manualidades –que son actividades más cerradas y con órdenes dirigidas–, Thinks for kids consiste en propuestas para imaginar, actividades abiertas que sirvan de inspiración para crear otras nuevas, incluyendo a la vez a contenidos curriculares como la lectoescritura o las matemáticas. ¿La clave de su propuesta? “Queremos que los niños disfruten del proceso sin importar tanto el resultado final y que entiendan el error como herramienta de aprendizaje”, explica el psicólogo, conocido en la pequeña pantalla por su participación en el programa La Vida Secreta de los Niños. “El objetivo final de Thinks for kidses que aprendan de una forma más lúdica y multisensorial para ayudarles a desarrollar y entrenar el pensamiento creativo”.

Y ¿qué es el pensamiento creativo? Raúl desliga el término del arte y se refiera a él como aquel que “nos permite buscar soluciones a las adversidades que nos encontramos”. Por ello, sus ejercicios suelen girar en torno a desafíos combinados con sorpresas para aumentar el rendimiento académico en los niños y niñas mientras les ayudan a desarrollar su autoestima.

El niño en el centro

Con el fin de ceder el máximo espacio a la imaginación y control del propio niño, el diseñador gráfico Nacho Uve ha puesto a los niños en el centro, creando un libro infantil que no requiera apenas de intervención adulta que pueda condicionarlos. Y eso ha influido en todo lo referente al diseño, dotando de un papel principal a los pequeños lectores y manteniendo su propio lenguaje gracias al uso de ilustraciones hechas por los niños, posteriormente editadas. “Para mi, el pensamiento creativo es una de las cualidades más importantes en el desarrollo. Creatividad no es solo pintar o dibujar; es toda esa magia que cada uno de nosotros tenemos y que nos tienen que potenciar, ya sea cantando como cocinando tarta”, dice Uve.

Habla en primera persona porque vive de su creatividad, a pesar de su contexto vital. Como la mayoría de españoles, viene de una educación “donde el arte y la creatividad eran las últimas de la fila a nivel académico”, confiesa el diseñador. “El mensaje que recibía es que yo no podía ser nadie si no era bueno en químicas o matemáticas, si no era capaz de estar 8 horas sentado en un aula. Siempre pensé que era un mal estudiante y que nunca llegaría a ser nadie pero ahora soy muy feliz dedicándome a algo que me apasiona, en un mundo donde las matemáticas y la física no son tan importantes”.

Por eso, este libro es significativo para él de muchas formas. “Creo que lo más importante es que el niño se sienta libre de poder hacer lo que quiera, sin pautas o normas muy marcadas. Nos sorprendería la capacidad que tienen los niños para crear un imaginario único que a los adultos se nos escapa”, defiende.

Precisamente, la libertad es una de las claves necesarias para fomentar un pensamiento creativo: alejar las instrucciones y los mandatos adultos y dejar que la creación fluya.

Y no lo dicen solo Bermejo y Uve sino que también lo secunda Nuria Pérez. Ella ha sido directora creativa en publicidad para clientes como Coca-Cola, Kellogg’s o Nestlé y, tras su reciclaje profesional, se dedica al asesoramiento familiar, usando la creatividad como engranaje de unión. Entre muchas actividades, en los últimos años ha impartido talleres de pensamiento creativo para padres. “En los talleres de pensamiento creativo se trabaja con el niño y su desarrollo de una manera muy similar a la usada en las agencias creativas para afrontar cualquier problema con un producto. Tratamos de individuar sus talentos y sacar el mayor potencial de cada niño para que sepa qué puede aportar al mundo de mayor”. Con este fin, se usan ejercicios de pensamiento lateral, que aumentan la creatividad y les enseñan a sopesar varias opciones para un problema, a mirar las cosas desde diferentes puntos de vista. “Si tienes un hijo creativo, tienes que tener mucha responsabilidad en lo que yo llamo el 5 a 8, es decir, las horas después del cole, porque el sistema educativo no va a ser su aliado para potenciar sus cualidades”, sentencia.

Aunque lanza un aviso a navegantes: “Hay una frase muy habitual en el 99,9% de los padres: ‘Mi hijo es muy creativo porque pinta muy bien’. La gente todavía confunde pensamiento creativo con creatividad plástica aunque, en realidad, la creatividad no es sinónimo de pintar. La creatividad puede ser clave para, por ejemplo, un científico que debe enfocar un problema de formas diferentes para encontrar una solución”, defiende.

Pérez considera que “somos una sociedad muy de manual, de una herramienta o una misma técnica para todos… pero los que hemos tenido varios hijos sabemos que cada niño es un mundo y que no puede haber un método único que funcione para todos”. Frente a esa idea, el pensamiento creativo potencia el aprendizaje sin estructuras cerradas para adaptarse a las necesidades y potencial de cada persona. “Se trata de ver con cada niño cómo usa el lenguaje, qué canal de comunicación utiliza, qué talentos hay que potenciar y cómo podemos hacerlo”, razona.

Así, anima a poner al alcance de los niños y niñas diferentes mundos y disciplinas, para que pueda detectar cuáles le causan más interés y hacer conexiones entre lo aprendido en ellas. “Podemos tirar de los mundos adultos que conocemos y enseñar a nuestros hijos qué se hace en ellos, en vez de apuntarlo solo a actividades dirigidas o darle juguetes direccionales. Puedes llevarlo a ver a tu amiga arquitecta, a ver cómo cocinan los abuelos o en qué trabaja el tío… La cuestión es tener elasticidad y ofrecer al menor diferentes experiencias que amplíen su visión de la realidad”.

Crisis post-Covid: 22 consejos para tiempos de austeridad

Parecía que por fin podíamos guardar las botas de la crisis, cuando hay que volver a cepillarlas y lustrarlas. Quizá es el momento de pensar que es un estado casi permanente y que poco o nada tiene que ver con los datos macroeconómicos y sí con las forma en que cada familia se enfrenta a sus propias dificultades. Mejor enfocar el postcovid de manera positiva y duradera.

Por Javier Peris

1 AUSTERIDAD ¿POR QUÉ? Lo primero que debemos aclarar, y aclararnos, es si el esfuerzo por vivir bien con los menos gastos posibles responde a una necesidad coyuntural (llegar a fin de mes) o a la convicción de que se puede vivir muy bien sin gastar tanto. Las dos razones son legítimas pero sin duda la segunda es más llevadera porque es positiva, motivadora. Otras veces los dos objetivos son consecutivos: las dificultades sobrevenidas nos hacen vislumbrar el valor de la austeridad.

2 PRODUCTOS Y SERVICIOS ‘ESENCIALES’. El confinamiento ha puesto sobre la mesa la cuestión de lo que es esencial y lo que no. Si fuéramos estrictos, en el super no deberían haber vendido ni la décima parte de los artículos que ofrecían. En circunstancias normales este debate siempre ha existido: ¿Es o no importante para la familia que el niño celebre el cumpleaños con los amigos; que hagamos un viaje en familia; que compremos un ordenador o una tele nuevos…?

3 SIN MIEDO AL QUÉ DIRÁN. Algunas de las decisiones de gasto más gravosas tienen que ver con el entorno, aunque nos cueste reconocerlo. Parece que todos están cambiando de coche; los compañeros de los niños viajan al extranjero; la primera comunión hay que celebrarla con el banquete que todos esperan; en el regalo de boda a la sobrina mejor pasarse por arriba… Sin rodeos, y como decían nuestros abuelos: quien por su culpa muere nadie le llore.

4 DOSIFICAR. APLAZAR. Queremos que los chicos tengan su carnet de conducir a los 18 años, y al mismo tiempo cambiar el colchón que ya ha cumplido dos décadas, y también contratar ese seguro de vida que te ronda. Seamos realistas. Seguramente acabaremos haciendo todos esos gastos, pero no es lo mismo improvisarlos que planificarlos y espaciarlos. Si ha llegado el momento de cambiar las viejas y frías ventanas, el carnet de coche tendrá que esperar unos meses. Y si aún estamos pagando las clases prácticas del chiquillo habrá que decir ‘este año no’ a la tradicional escapada de Semana Santa. Quizá en el puente de mayo.

5 DURO CON ELLOS. Los suministros de luz, gas, agua y telefonía suman cada vez más. Y lo peor es que nada podemos hacer por evitarlo. ¿O sí? Con la energía sólo sirve amenazar con el cambio de proveedor y también, aunque no pasará de ser un desahogo, denunciar ante Consumo. Lo mismo ocurre con la telefonía, aunque en este caso sí hay posibilidades de éxito.

6 DEDICAR TIEMPO. Hoy podemos entender mejor por qué pagamos lo que pagamos, pero rara vez encontramos tiempo para estudiarlo: quizá no hayamos contratado la tarifa adecuada, o quizá el esfuerzo deba centrarse en determinados electrodomésticos o en cortos periodos del año.

7 ¡PERO, SINO COMPRO NADA ESPECIAL! La cesta de la compra puede constituir un gasto relativamente pequeño para una familia… si uno se empeña. Lo que sale muy caro es improvisar, o acostumbrarse a pasarse por el super con cualquier excusa. Molestarse en planificar el menú de la semana ahorra mucho dinero y nos ayuda a evitar la compra emocional.

8 NO SIN MI LISTA. En apenas medio metro de un lineal del supermercado puede concentrase toda la complejidad de esta sociedad: marca blanca contra prometedora novedad muy publicitada; mermelada barata contra esa marca que nos ponía mamá en las tostadas; yogur con sabrosos tropezones contra… nada, simplemente parecen riquísimos. Pero hay más: productos ecológicos, de la tierra, solidarios, en formatos de superahorro… ¿Quién podrá salvarnos? La lista de la compra; la modesta y eficaz lista de toda la vida.

9 QUIEN NO LLORA, NO MAMA. Es posible que nuestras circunstancias objetivas –patrimonio, empleos…– hagan inviables ayudas, subvenciones y descuentos. Pero también es posible que le hayamos dedicado poco tiempo. Nos podemos llevar más de una sorpresa presionando al colegio, o regateando al tapicero, o escribiendo una queja al banco o probando a simular la viabilidad de una beca.

10 YOGA CASERO. El servicio doméstico, concedámoslo, es una auténtica bendición para quien puede pagarlo. Lo malo es que una vez te acostumbras cuesta mucho desprenderse de él. La mayoría de las familias se las apañan dedicando un día de la semana a las tareas más engorrosas (lavar, planchar) y turnándose en las necesidades diarias. Contar con la ayuda de un profesional unas horas al día es una aspiración legítima, pero mientras no sea posible mejor tomárselo como un reiki, con la filosofía japonesa del maestro de Karate Kid: dar cera, pulir cera.

11 LO QUE VALE, CUESTA. El recibo de la comunidad de vecinos es un tormento trimestral. Nos prometemos acudir a la próxima Junta pero luego no lo hacemos; o sí lo hacemos pero salimos con tan mal cuerpo que ya no volvemos. Bien, a veces se puede tolerar esa renuncia económica (la salud es lo primero) pero si queremos ser justos, también con nuestros vecinos, debemos aportar para que los gastos se minimicen.

12 FÁCIL, CÓMODO… ¿BARATO? Esa poderosa alianza que han constituido comercios y repartidores nos lo pone muy fácil: compramos, probamos, devolvemos… Esto no debería costarnos dinero… hasta que olvidamos hacer una devolución o estropeamos un producto, o el proveedor no encuentra lo que pedimos o simplemente compramos lo que no necesitamos. En el mejor de los casos, no lo olvidemos, estamos pagando con antelación y, mientras esperamos el reintegro, estamos prestando gratis nuestro dinero. Y a final de mes ¿hacemos la resta para saber cuánto hemos gastado?

13 FORMA PARTE DE LA VIDA. Se suele decir que uno es rico, o que vive como tal, cuando no sabe el dinero que tiene y que debe: la tarjeta siempre funciona; los recibos siempre se atienden; hay dinero para los caprichos, los imprevistos y la filantropía. Lo normal, en cambio, es que quien tiene la tarea de gestionar la economía doméstica se pase el día sumando y restando, haciendo previsiones que nunca se cumplen y recibiendo desagradables sorpresas en los extractos. No es una situación deseable pero eso es también ganarse el pan con el sudor de la frente.

14 BAJAR SIEMPRE ES DOLOROSO. Los que sufrieron intensamente la larga crisis del 2008 están un poco más preparados, pero a todos nos cuesta adaptar nuestro estilo de vida a las condiciones desfavorables. Y no sólo por el que dirán. Cada tarea que antes delegábamos y pagábamos; cada gasto que antes nos parecía esencial y ahora no podemos permitirnos, y cada vez que tenemos que decir a nuestra familia ‘esto ya no podemos pagarlo’ sufrimos un castigo psicológico en nuestra vanidad, o en la legítima aspiración de proveer lo mejor para los nuestros. Que sea por lo segundo.

15 ES UNA TAREA DE TODO. No podemos convertirnos en el ‘gerente’ de la casa, ese personaje que en las empresas está en boca de todos y nunca para bien, porque solo parece saber de recortes y de cuestionar gastos. Pero comprometer a toda la familia es una tarea muy delicada. A la vez que se informa hay que trasmitir ideas positivas, un talante optimista y bienhumorado, compartir objetivos, celebrar los logros, sugerir incentivos. Y callarse; callarse siempre antes de soltar un comentario pesimista o hiriente.

16 MENOS ES MÁS. Desde hace décadas existen corrientes como el simple livingo el frugalismo, que promueven un estilo de vida sencillo y austero, beligerante contra los estímulos del consumismo, y que hasta hoy se consideraban ideas extremistas o extravagantes. En la actualidad la extensión del aprecio por la sostenibilidad, la economía circular o los productos de ‘kilómetro cero’ están conformando una alternativa nada desdeñable para apostar por la austeridad y hasta por la frugalidad.

17 ADIÓS, COCHE, ADIÓS. Hagámoslo por esa mentalidad sostenible o simplemente porque ya es evidente que mantener un coche no resulta rentable en la mayoría de los casos. La movilidad supone un gasto fijo importante pero cuya importancia cede ante motivaciones de comodidad, autonomía, tradición… Usar el transporte público o compartir coche sólo cuesta al principio. Y quién iba a decir que hasta coger un taxi es hoy más barato que el vehículo privado.

18 EXHIBICIONISMO MISERABLE. Cuando lo observamos en los demás nos parece feo e intolerable, pero todos, en algún momento, hemos hecho ostentación de nuestras propiedades, ingresos o expectativas. Pero más sutil –y más extendido–es el contrario: qué caro es esto o aquello; ya veremos si hacemos ese viaje; esta camisa la regalaban con un pack de yogures… Casi se ha convertido en una charla de buen tono competir por demostrar más preocupación por el dinero, por la falta de dinero. Era más elegante alardear de chófer. Aunque fuera mentira.

19 SALVEMOS LA PAREJA. Cuando la pobreza entra por la puerta… Desgraciadamente el dicho tiene algo de verdad. Las dificultades económicas ponen a prueba los valores y las virtudes de la familia. Gestionar una situación de desempleo, un drástico recorte de gastos o pasar a depender de la pareja no es agradable ni fácil de manejar, y requiere mucha sensibilidad y empatía. Cuando se consigue –nunca sin dificultades–afrontar con serenidad los apuros graves la pareja sale fortalecida.

20¿CONFIANZA? TRANSPARENCIA. ‘Yo no me fío ni de mi padre… sólo que por mi padre me dejo engañar’. Para no perder el tiempo ni hacer mala sangre con la delicada cuestión de la confianza, basta con ser transparentes. Parece fácil, pero enseguida se van deslizando pequeñas omisiones, sobreentendidos, malentendidos… Para quien asume la tarea de administrar, esta incluye compartir con la pareja no sólo los datos sino también las sensaciones, las pequeñas y grandes metas, los pequeños y grandes disgustos.

21¿CÓMO AHORRAR? “Aunque parezca que en nuestra situación resulta imposible ahorrar, siempre hay algún modo. El ahorro finalista y a corto plazo es lo más habitual: guardar para la Navidades, para las vacaciones, para la matrícula del curso… Pero el ahorro a largo plazo debe ir más allá de pagar la hipoteca (que es ahorro, y del bueno). Cuando se tienen hijos el futuro llega enseguida y es recomendable tomar decisiones que ahora parecen dolorosas: subirnos la cotización a la Seguridad Social, pagar planes de pensiones…

22 AYUDAR MÁS TODAVÍA. Sí, precisamente en la situación actual es más necesario y de justicia que nunca colaborar para paliar las carencias de los más desfavorecidos. Con tiempo, con dinero o con ambos. Porque la buena noticia –al menos para la gran mayoría– es que hay donde rascar, algo que no pueden hacer muchas familias porque viven con muy, muy poquito en otros países pero también en nuestra misma calle.

Aprender empatía en clase de Matemáticas

Un programa educativo de la Fundación Botín potencia habilidades emocionales, sociales y la creatividad de forma transversal: en todas las aulas, en todas las asignaturas e impartido por cualquiera de los docentes de cualquier centro educativo.

Por Eva R. Soler

Educación Responsable es un programa que la Fundación Botín ha puesto en marcha en más de 400 centros educativos repartidos por toda España y que también se ha extendido a otros países como Perú, Chile o México. Su objetivo es favorecer el crecimiento emocional y social del alumnado, promover la comunicación y mejorar la convivencia en los centros implicando a docentes, alumnos y familias. Javier García Cañete, director del programa y del área de Educación de la Fundación Botín, nos cuenta cómo surge la idea de crearlo: “La idea nace de la aspiración de fortalecer el encuentro entre el docente y el alumno; busca fortalecer la profesión del primero y el crecimiento de manera saludable e integral del segundo y que esa relación pueda ocurrir en todas las aulas y, de esta forma, el centro pueda convertirse en motor de transformación del entorno”.

De esta forma, añade García Cañete, identificamos que existen tres ejes que permiten conseguir ese objetivo: las habilidades sociales, las habilidades emocionales y la creatividad: “Esas dimensiones de la educación no suelen estar explícitamente trabajadas en el currículo y entendemos que son complementarias al ámbito del conocimiento. Educación Responsable facilita que esos aspectos sociales, emocionales y creativos se puedan trabajar en una clase de Matemáticas, de Inglés, de Educación Física o en una tutoría. Nuestra apuesta es integrarlas, junto a la creatividad, de una forma transversal”.

La plataforma educativa que es la base de Educación Responsable aglutina cuatro recursos educativos dirigidos a todas las áreas curriculares: un banco de herramientas audiovisuales y otros recursos elaborados a partir de la literatura, la música o las artes plásticas. Los docentes reciben formación en los ámbitos del desarrollo emocional, social y de la creatividad, así como para la aplicación de estos recursos en el aula.

Estos recursos se adaptan a las diferentes etapas desde Infantil hasta Secundaria (3-16 años). Empatía, asertividad, tolerancia a la frustración, trabajo en equipo, creatividad… “A través del trabajo con estas variables en todas las materias y durante tres años el alumno se beneficia de un desarrollo integral. Desde el principio, hemos evaluado el impacto psicológico y pedagógico del Programa y las investigaciones ponen de manifiesto los beneficios de la educación emocional”, asegura el director del programa. Los últimos resultados publicados en 2018 demuestran un doble efecto: potencia el desarrollo emocional y protege ante comportamientos violentos y de retraimiento social. “El programa está incorporado dentro de las buenas prácticas recomendadas por la OCDE en el horizonte 2020- 30”, recalca García Cañete.

Además, puede integrarse en cualquier centro: “Público, privado, concertado, pequeño, grande, rural, urbano, con un determinado ideario o sin él… Puede integrarse en todos los modelos educativos”, explica. “Ha tenido una acogida extraordinaria en los centros, pero, especialmente, en aquellos de difícil desempeño. Alumnos con grandes fracasos escolares encuentran una motivación y una nueva manera de expresarse a través del arte. Se puede trabajar con ellos habilidades que no se podían trabajar en espacios más cognitivos y más rígidos”, afirma orgulloso.

Las familias se implican

El programa se hace extensible al ámbito familiar a través de algunas actividades complementarias. “Cada año hay una propuesta artística que nace del Centro Botín. Con los artistas construimos la actividad, la propuesta del recurso y las familias lo desarrollan. Por ejemplo, con Cristina Iglesias y relacionada con su exposición, la actividad consistió en trabajar el concepto de “refugio”: ¿Qué lugares, tanto para animales como para personas pueden convertirse en refugio? ¿Cómo construir refugios (lugares donde uno se sienta seguro) en los centros o en casa? Qué lugares son los que asocio a determinada emociones?

Y en el último trimestre, a raíz del confinamiento, se crearon actividades específicas para que las familias trabajen en casa. Porque la educación emocional es indispensable.

Ventajas para todos

-Para los alumnos: Aprenden a reconocer y expresar emociones, comprender a los demás, conocerse y confiar en sí mismos, desarrollar el autocontrol, aprender a tomar decisiones, valorar y cuidar su salud, mejorar sus habilidades sociales, resolver problemas y desarrollar su capacidad creativa.

-Los profesores observan en los alumnos disminución de comportamientos agresivos, de retraimiento social y disminución de la ansiedad. n Las familias perciben mejora en las habilidades emocionales y aumento de la generosidad, la empatía y la colaboración.

-En los centros se observa una mejora de la convivencia y del clima escolar.

Orientar sobre el futuro sin imponer un destino

La familia es una pieza clave en la orientación académico-profesional. Los padres deben ayudar al hijo, pero sin olvidar que al final la decisión ha de ser suya.

Por Rodrigo Santodomingo

Enfila el hijo su adolescencia y la toma de decisiones se precipita. Letras o ciencias, vía académica o profesional, sueños idealizados o crudo realismo. En el horizonte, nada menos que el camino laboral por el que, en principio, transitará el alumno durante su vida adulta. Acechan la duda y el temor a equivocarse. Se ponen en una balanza los pros y contras de las opciones que el chaval, poco a poco, va acotando. Durante el proceso, orientan la familia y la escuela, amigos y conocidos. Y por supuesto internet, con su mezcla enmarañada de información pura, cosmética publicitaria y opiniones personales.

No siempre ocurre, pero resulta habitual que los padres alberguen ideas preconcebidas sobre la senda que deberían seguir sus hijos. Algunos progenitores guardan silencio para no condicionar la libertad de elección. Otros tratan de encaminar sutilmente hacia el destino que tienen en mente. Los hay incluso que pretenden arrogarse el derecho a decidir, confundiendo, quizá, paternidad y paternalismo. “Hay padres que diseñan el futuro de sus hijos e incluso a los hijos que quieren tener”, asegura Eva Bach, coautora de Madres y padres influencers (Grijalbo).

Suave persuasión o dictado innegociable, la voz paterna va siempre acompañada de las mejores intenciones. “Uno siempre desea que sus hijos tengan una vida profesional y personal rica, que sean felices”, apunta Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (Copoe). Pero al abordar un concepto tan escurridizo como la felicidad, surgen las discrepancias. “No para todos esta se alcanza con la secuencia estudio- trabajo-coche-casa-bodahijos. Hay que reflexionar sobre las motivaciones, el porqué de las cosas”, explica Bach.

Ese frágil vínculo que relaciona economía desahogada con buena vida puede enturbiar el rol orientador de los padres. “Hay tanta gente con mucho dinero y muy infeliz…”, recuerda Bach. En ocasiones, no es ya una cuestión monetaria, sino de “prestigio social”, añade Cobos, lo que legitima –desde la óptica paterna– el aceptar ciertas opciones y negarse en redondo a otras. Siempre sobrevolando, la también ambigua noción del éxito. Entre las posibles definiciones, Bach ofrece la suya: “Lo entiendo no tanto como reconocimiento externo, sino como una sintonía entre tu esencia y lo que uno hace”.

¿Y las salidas?

Sea cual sea el estilo de paternidad o nuestra idea de felicidad, casi todas las familias comparten una preocupación. “Es la pregunta que más escucho en mis reuniones con padres: ¿esto tiene salidas?”, cuenta la presidenta de Copoe, que ejerce como orientadora en un instituto de Málaga. Cobos suele responder con una máxima de tintes machadianos: “La salida se encuentra siguiendo tu propio camino. Uno tiene que perseguir sus sueños, aunque suene a cuento de hadas”. En la misma línea, Bach sostiene que “las salidas no vienen dadas, más bien las encuentra cada persona con su disposición y actitud”. Además, coinciden ambas, en un mercado laboral de mutaciones aceleradas, las certezas en el medio-largo plazo escasean.

Si las teóricas salidas se argumentan como baño de realidad, las expectativas de los padres respecto a sus hijos pueden pecar, paradójicamente, de idealismo. “El tiempo te va enseñando que tus hijos no son como a ti te gustaría, sino que son como son, y así hay que aceptarlo. Las expectativas van cambiando a medida que vas conociendo las cualidades de tu hijo”, señala Cobos. Tan pernicioso puede resultar empeñarse en que el chico o chica se caiga del guindo de su vocación, como subirle a unos altares que no le corresponden. “Al orientar, hay que tener cuidado de no estar condicionados por nuestras frustraciones y deseos, nuestros miedos y sueños no realizados, por nuestras creencias, a veces muy sesgadas, de lo que es bueno o malo”, apunta Bach.

Director del Máster en Orientación Educativa Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Josu Ahedo menciona un patrón habitual de determinismo orientador en la familia: “Algunos padres dan por hecho que, como ellos son médicos o ingenieros, sus hijos también deberían serlo”. Los progenitores que se entrometen en exceso pueden encontrar un filón cuando la luz del destino no acaba de encenderse. “Hay chavales que realmente no tienen ninguna vocación, incluso cuando sus notas son excelentes y podrían estudiar lo que quisieran”, admite Ahedo. En estos casos, las decisiones pueden tomarse por motivos tan triviales como “qué han elegido los amigos”, explica el profesor de la UNIR.

La ausencia de vocación podría asociarse a una personalidad indefinida. O a un paso por la vida tibio, sin timón, arrastrado por la marea. Pero muchas veces es la consecuencia lógica de un enfoque educativo que concede escasa autonomía al hijo. “Les privamos de la posibilidad de ir tomando decisiones porque no queremos que se equivoquen. Llegan a los 15 años sin saber qué decidir porque no lo han hecho nunca. Y al final, deciden los padres”, explica Ahedo. En su opinión, orientar es un proceso largo y continuo en el que, desde edades tempranas, “preguntamos a los hijos qué les gusta o interesa, cuáles son sus preferencias e inquietudes, al tiempo que exploramos sus capacidades naturales, qué se les da bien”.

Nada de imposiciones

Pocos padres se abstendrán por completo de influir –conscientemente o no–sobre el futuro académico- laboral de sus hijos. Quizá la alerta deba sonar solo cuando uno se aproxima al terreno de la imposición, expresa o tácita. “Normalmente sale mal, muy mal. Es caro, en tiempo y en coste emocional, y resulta frustrante”, advierte Cobos. Y es que los escollos se multiplican cuando uno nada contracorriente. “Cualquier elección va a suponer un esfuerzo que solo se puede sostener si es tu decisión; si no es lo que uno quería, tu perseverancia se va a tambalear en cuanto aparezcan dificultades”, considera Bach.

Orientar sin indicar un camino ya trillado. Opinar sin imponer. Querer lo mejor sin dogmatismo moral o existencial. Aunque se antoje difícil marcar delgadas líneas rojas, resulta positivo saber al menos que estas existen. Y que traspasarlas conlleva riesgos.

Sonia Martínez: "Podemos aprender a manejar las emociones a cualquier edad"

Sonia Martínez Lomas es psicóloga, experta en educación emocional y directora de los centros Crece Bien, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de habilidades emocionales, sociales y de aprendizaje para niños, adolescentes y adultos. Sí, adultos, porque como explica Martínez, “se puede aprender a manejar las emociones a cualquier edad”. Nunca es tarde. Menos aún cuando se es padre o madre y se quiere acompañar a los hijos en el descubrimiento y la comprensión de las emociones. Sobre ello habla la experta en su libro Descubriendo emociones (La esfera de los libros).

Por Adrián Cordellat

Tu libro se titula Descubriendo emociones. ¿El primer paso para manejar las emociones de nuestros es hijos es precisamente ese, descubrirlas y entenderlas?

Así es. Quizá para ser exactos tendría que haberlo titulado “Re-descubriendo emociones”, puesto que todos nos hemos topado alguna vez con el enfado, el miedo, la alegría o la vergüenza propia o de nuestros hijos. Con este libro me gustaría que las viésemos desde un nuevo punto de vista.

¿Cuál es ese nuevo punto de vista?

Partamos de la idea de que los comportamientos o situaciones que no entendemos nos pueden generar rechazo, miedo o incertidumbre (una rabieta de nuestro hijo que no entendemos nos provocará muchísima frustración); sin embargo, cuando conocemos y entendemos bien algo, y además lo sabemos manejar, viviremos esas situaciones o comportamientos con tranquilidad y sintiéndonos eficaces en su manejo.

Muchos padres de hoy estamos totalmente perdidos a nivel emocional. ¿Puede un padre o madre guiar a su hijo en el manejo de sus emociones cuando no sabe gestionar ni siquiera las suyas?

Algo mucho mejor: puede aprender junto a su hijo, por lo que ambos estarán mucho más animados hacia el aprendizaje. Se puede aprender a manejar las emociones a cualquier edad. Con unas pequeñas pautas a seguir, las familias podrían ayudar mucho a sus hijos.  Quizás tú no seas un gran jugador de baloncesto, pero si conoces cómo se juega, eso será un impulso suficiente para que tu hija comience a jugar y, a partir de ahí, poder llegar a ser una gran jugadora de baloncesto. Los padres pueden motivar, alentar o reforzar esos primeros pasos que son los más importantes. Para esto no es necesario ser experto, pero sí ser fuente de motivación.

Supongo que este desconocimiento de las emociones del que hablaba es lo que nos hace calificar emociones como los celos entre hermanos, la tristeza o el enfado y las rabietas como malas emociones. Tú, sin embargo, aseguras que no tienen nada de malo.

Todas las emociones son buenas y tienen una función, de lo contrario habrían desaparecido a lo largo de los años. El proceso ideal es ver qué información nos da una emoción, entenderla y actuar; de lo contrario serán las emociones las que tomen las decisiones por nosotros. Se trata de sentir con inteligencia. Al final todo en su justa medida es bueno. El ejercicio, por ejemplo, es bueno, pero si sobreentrenas mucho, deja de serlo. Con las emociones pasa lo mismo, en equilibrio son buenas, pero cuando se desbordan ya no nos ayudan. Por ejemplo, cuando nuestro miedo a algo es tan grande que se transforma en ansiedad o estrés.  El aprendizaje de las emociones desde pequeños llevaría a las personas a manejar mejor sus emociones y a no llegar a desbordarse por ellas.

¿Son estas emociones “negativas” las que, por tu experiencia, dirías que más preocupan a los padres?

Si, y en particular tres de ellas: la frustración, el enfado y los celos entre los hermanos. Son las emociones que más “ruido” hacen, las más incómodas para las personas de alrededor y las que más frustración provocan a los padres al no saber cómo manejarlo.

Es que, además, al verlas como “malas emociones” tenemos tendencia a reprimirlas. ¿Qué consecuencias puede tener esta represión emocional?

Cuando vamos reprimiendo lo que sentimos comenzamos a estar hipervigilantes, en continua detección, y encima sin saber qué nos pasa y qué necesitamos. Al final, pese a todo, esas emociones reprimidas acaban estallando en el momento menos deseado. A todos nos ha pasado alguna vez sorprendernos de una reacción nuestra fuera de contexto en un determinado momento. Cuando evitamos las emociones y las reprimimos es muy probable que finalmente, con el tiempo, acabaremos actuando de una manera más impulsiva, menos reflexiva. Algunos incluso somatizan esas emociones y al reprimirlas comienzan a tener dolores en el cuerpo que no son otra cosa que una señal de que algo va mal y de que es el momento de comenzar a repensar y reaprender a gestionar las emociones.

¿Qué beneficios tiene para un niño o niña el hecho de que sus padres sean capaces de acompañarle en el manejo de sus emociones?

El primero es entenderse: cuando uno se entiende es capaz de regularse, tomar buenas decisiones, valorarse y relacionarse mejor con los demás.  Además, esa comprensión de los padres genera en el niño el sentimiento de aceptación de él mismo; cuando regañas a tu hijo por cómo se siente le generas un sentimiento de inseguridad, ya que él no decide cómo se siente. Lo que sí puede decidir él es qué hacer con lo que siente, y esto es algo que se puede aprender. Por último, un niño con un buen acompañamiento emocional, al que enseñamos a entender cómo se siente y por qué se siente así, podrá tomar decisiones de un modo más equilibrado.

En ese sentido y para terminar, ¿dirías que una sociedad educada emocionalmente es una sociedad mejor para la infancia?

Por supuesto. Si así fuese guiaríamos mejor a los niños, les enseñaríamos a calmarse y a entender mejor las emociones. Esto, a su vez, les ayudaría a entender mejor al otro y, en definitiva, a relacionarse mejor, por lo que las relaciones serían más satisfactorias ya que los niños estarían mejor orientados y serían más reflexivos. Por último, además, serían niños más pacientes, empáticos y eficaces con sus acciones.

Por qué leer álbumes ilustrados

El álbum ilustrado es un formato que combina texto e ilustraciones y que atrapa por igual a prelectores que a lectores jóvenes que a adultos. ¿Debe considerarse como un recurso educativo más allá de lo puramente lúdico?

Por Diana Oliver

Probablemente no sea necesario recopilar razones por las que leer. Leemos porque es un momento de paz, porque nos permite soñar despiertos, evadirnos, divagar, sorprendernos. Leemos porque nos divierte y porque saciamos nuestra necesidad innata de comprender. Y es la infancia el momento ideal para fomentar el amor por los libros y que sean nuestros hijos e hijas quienes encuentren sus propios motivos para leer. O para que les leamos. Hoy es fácil. El mercado editorial está plagado de álbumes ilustrados con los que animar a los futuros lectores. Después serán ellos mismos los que lean y busquen su propio camino como lector, pero en los primeros años hay un buen número de razones por las que leer a nuestros hijos.

Le preguntamos a Román Belmonte, docente y autor del blog especializado en literatura infantil y juvenil Donde viven los monstruos, por qué leer un álbum ilustrado. Responde que aunque esgrimiría un montón de razones, el principal motivo es que “las literaturas gráficas se relacionan mucho con nuestras formas de comunicación actuales donde la imagen y lo icónico son muy importantes”. Y es que, podríamos definir el álbum ilustrado como aquel libro que contiene texto e ilustraciones, siendo éstas una parte igual de importante que el texto ya que lo complementan, aportan información extra y, en definitiva, tienen un gran poder narrativo. Sobre esto Belmonte considera que el álbum ilustrado es “un tipo de lectura enriquecida”, ya que articula dos tipos de lenguajes, el textual y el gráfico, y, además, “contribuye a desarrollar y desbordar la mirada estética y artística de los lectores”.

Otro aspecto destacable del álbum ilustrado es que un álbum puede suele ser compartido por lectores de distintas edades: el adulto, que lee, y el niño, que escucha. Pero no sólo el público infantil sucumbe ante el álbum ilustrado. Los lectores jóvenes y los adultos también disfrutan de este formato: hay álbumes ilustrados con historias fascinantes e ilustraciones de gran calidad que no entienden de barreras de edad pero es que, además, se trata de un tipo de libro de consumo rápido, lo que encaja a la perfección con el ritmo de vida actual.

¿Un recurso pedagógico?

Determinados álbumes ilustrados se han convertido ya en un icono pedagógico para familias, mediadores y docentes. El monstruo de colores, Elmer o ¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? son algunos de los títulos más populares por su valor como recurso educativo. Pero, ¿se debe pensar en el álbum ilustrado como un recurso que siempre deba enseñar algo? Ana Garralón, profesora, traductora y crítica literaria, especializada en literatura infantil y juvenil, considera que no se puede leer la literatura como si fuera un “manual de instrucciones para la vida”. La experta explicaba en un extenso artículo publicado en su blog (anatarambana.blogspot.com) que si bien “las emociones en la literatura eran algo íntimo y personal, una actividad privada de la que no necesitábamos hablar, ahora se obliga a hacerla pública, observable y cuantificable”. También aborda la cuestión de construir la emoción literaria desde la no literalidad. Es decir, no darlo todo masticado y buscando un fin sino dejar que la lectura haga su magia.

Román Belmonte, muy en la línea de Garralón, cuenta que como docente cada vez es menos partidario del aspecto utilitario de los libros, sobre todo porque opina que así “le hacemos perder, tanto la identidad, como su carácter lúdico”. No obstante, también señala que el álbum, como libro que es, es una extensión del mundo y evidentemente participa en mayor o menor medida de él, algo que siempre enriquece el conocimiento particular que impregna a cada lector. Y menciona el álbum informativo o de conocimientos, “un subtipo de álbumes que, además de presentarse en este formato de literatura gráfica, tiene un carácter más académico y educativo que sí puede constituir por sí mismo un recurso muy potente en lo que al proceso de enseñanza aprendizaje se refiere”.

El reto para los mediadores es encontrar un álbum ilustrado en un mercado inundado de novedades. La clave de esta cuestión está para Román Belmonte en huir de la palabra «para». “No creo que ningún libro deba servir a una causa, algo a lo que está contribuyendo esa saturación del mercado que necesita sacar a la luz constantemente nuevos productos para unos consumidores potenciales -familias y docentes- que más que inculcar la lectura ociosa, quieren enseñar y «domesticar» a sus hijos y alumnos. Todavía quedan muchas buenas historias que escribir e ilustrar, sobre todo aquellas donde la imaginación no tiene límites y lo subversivo es el santo y seña”, concluye.

5 ideas para seleccionar un álbum ilustrado

No siempre es fácil escoger un libro infantil. Os damos algunas ideas para que seleccionar un álbum ilustrado no sea una misión imposible:

  • Primar lo artístico y lúdico frente a lo pedagógico. Un libro infantil debe despertar las ganas de leer por leer, de enfrentarse a la lectura por el placer que despiertan un texto y unas imágenes y no tanto por lo que se pueda aprender con ellos.

  • Huir de las modas. Como pasa con todo en la vida, que una cosa sea tendencia no significa que sea buena o que sea la mejor alternativa. En la literatura infantil, como pasa en otros ámbitos culturales, las modas, cuando se convierten en un boom, suelen dar pie a títulos en los que prima más la búsqueda de un nicho de mercado seguro que la calidad de la creación.

  • Respetar los gustos del receptor. Es importante dejar a los niños y niñas elegir sus lecturas. Al menos una parte de ellas. Puede que se equivoquen en esas elecciones, pero esos desengaños también son fuente de aprendizajes.

  • Dejarse recomendar. En las bibliotecas y librerías infantiles hay grandes expertos en literatura infantil. Déjate asesorar por ellos. La calidad de la recomendación está asegurada.

“Las notas de un TDAH nunca reflejan el esfuerzo realizado”

Por Eva Carrasco

Mi vida con un TDAH es la lucha personal de su autora, Milagros Martín- Lucas, pero es también una llamada de atención al sistema educativo, que no siempre está preparado para manejar al diferente. La periodista ha llegado a la conclusión de que no es tan importante el colegio como el maestro cuando un TDAH entra en el aula y se dirige directamente a ellos: “Vosotros decidisteis ser maestros. Vuestra labor es enseñar a los niños difíciles”.

“No puede ser que cada vez que arranque el curso estemos esperando a ver si nuestros hijos tienen suerte, si les toca un tutor implicado, preparado y con ganas de enseñar y aprender”, así refleja el comienzo de curso Milagros, en el que muchos padres de niños con TDAH se ven reflejados.

¿Por qué has llegado a la conclusión de que no es tan importante el colegio al que lleves a tu hijo como la implicación del maestro?

Un niño que no da problemas va a ir bien en cualquier colegio. Pero cualquiera que sobresalga por altas capacidades o porque tenga dislexia o TDAH, estará en función del maestro que le toque. Los niños necesitan crear vínculos con los profesores, porque un educador tiene que enseñar a querer aprender. Todo irá mejor el día que el maestro esté valorado y que a Magisterio no vaya el que no le dé la nota, sino que sea vocacional.

Tú dices en el libro que las notas de un TDAH nunca reflejan el esfuerzo que se ha realizado…

No lo refleja si los profesores no quieren que se refleje. Mi hijo en Primaria estudiaba como un campeón, porque estos niños no tienen memoria inmediata y tienen que estudiarlo todo pasando a la memoria a largo plazo. Luego llega el examen y él está solo, se agobia porque le han puesto dos enunciados en una pregunta, contesta a voleo y suspende.

Aquí es dónde se hacen necesarias las adaptaciones. ¿Son metodológicas o de contenido? ¿Es como si a un niño ciego le das un libro en braille?

Efectivamente, hay dos tipos de adaptaciones. La adaptación no significativa cambia la forma de examinar, pero le van a pedir los mismos contenidos que al resto de la clase. Los exámenes tipo test, por ejemplo, no son recomendables porque contestan por impulsividad.
También existe la adaptación significativa que sí afecta a los contenidos y se aplican a niños que pueden llegar a tener un desfase de dos años de contenido. Esa adaptación tiene el problema de que cuando llegan a la ESO no titulan.

Vivir con un TDAH es una carrera de fondo. ¿Siempre hay que estar alerta?

Tienes la sensación de estar perdido, y tienes que confiar en el colegio. Cuando crees que está todo controlado, de repente pasa algo. Siempre tienes que estar alerta. Estos niños no funcionan por castigos, te los tienes que ganar. Como decía mi madre, “más se caza con la miel que con la hiel”. ¿Te has sentido juzgada? -Sí, eso es lo peor del mundo. Por eso utilizo en el libro la frase de Matar a un ruiseñor. Si algo he aprendido con mi hijo es que nadie tiene derecho a juzgar al prójimo, porque tú no sabes las batallas que está librando en su interior. A mí me han hecho llorar un montón de veces cuando me dicen que si mi hijo tiene el síndrome del Emperador, que soy una blanda, que si hace conmigo lo que quiere, que si prepárate para la adolescencia, que si está muy mimado…

¿En qué curso el niño empieza a ser consciente de que es diferente?

Cuando repitió segundo, en la nueva clase, un niño le dijo: “mi padre dice que nadie repite segundo de Primaria, el que repite es tonto”. Eso lo tiene grabado a fuego. Él me ha llegado a decir, “qué pena mamá, el único niño que tienes te ha salido tonto, qué mala suerte tienes”. Yo le intentaba convencer: “Gonzalo, no eres tonto, ¿no te das cuenta de que eres el que mejor habla de tu clase? Tú tienes dificultades y te va a costar más por eso te tienes que esforzar”.

¿Es cierto que estos niños desarrollan una mayor creatividad y empatía?

Estos niños son mucho más sensibles porque desarrollan otros sentidos para compensar. Trabajan otras inteligencias y suplen sus dificultades con una mayor sensibilidad y empatía. Mi hijo tiene una gran empatía, ahora mismo los niños no saben valorar eso y él no es consciente, pero cuando sea un adulto esa empatía va a ser muy valiosa. Lamentablemente ahora solo se mira lingüística y matemáticas.

¿Qué miedos tienes como madre ante el futuro de tu hijo?

A los miedos que tiene cualquier padre, nosotros tenemos más miedos por su futuro, pero tenemos que dar gracias porque hay cosas mucho peores. Es una dificultad, pero con esto se puede y no es tan grave. Ellos tienen que aprender a superarla. Todos tenemos alguna dificultad y tenemos que ser conscientes de dónde flaqueamos y dónde brillamos.

Movilidad: al cole en bici

A los beneficios habituales de desplazarse en bici al centro educativo, se suman ahora las ventajas que este medio de transporte aporta en la actual situación de pandemia: ofrece mayor protección que otros medios en los que no puede asegurarse la distancia física de seguridad y descarga de presión al transporte público. ¡Animaos a desplazaros de esta forma con vuestros hijos!

Por Eva R. Soler

Aumentar el número de niños y adolescentes que realizan desplazamientos activos, andando o en bici, a su centro de estudios es el objetivo de proyectos como STARS. Este programa europeo anima y premia a los centros educativos que fomenten entre sus alumnos y profesores los desplazamientos sostenibles, tanto a pie como en bici. Ciudades como Madrid llevan participando desde 2013 y en el curso 2019-20 ya sumaba 41 centros (28 de Primaria y 13 de Secundaria) públicos, concertados y privados. En toda España hay 199 colegios, 20 provincias y 13 comunidades apostando por los desplazamientos sostenibles. Y en Europa, el mismo proyecto se desarrolla en Londres, Cracovia, Milán, Bruselas, Bielfeld, Noor Brabant y Edimburgo.

Desde el Ayuntamiento de Madrid explican que, una vez finalizado el plazo de subvención europeo, han continuado con el desarrollo del proyecto con fondos propios y han firmado acuerdos de colaboración con el Ministerio de Interior, el de Medio Ambiente y la DGT. El papel de Madrid en STARS es decisivo por ser la primera ciudad española en implantar el proyecto y la responsable de formar a las otras ciudades involucradas, destacan las mismas fuentes.

Además de aumentar el uso habitual de la bicicleta entre los alumnos, el proyecto persigue otros objetivos como fomentar la autonomía de la infancia en la ciudad, promover el uso de los jóvenes con el espacio público y potenciar estilos de vida saludables.

Beneficios actuales

Para la ciudad supone grandes beneficios: aire más limpio, tráfico más fluido y la propia presencia la infancia en las calles que hace más amable y humana la ciudad. Para los niños y adolescentes estas modalidades de desplazamiento tienen un enorme valor pedagógico. La movilidad implica vivir experiencias personales, aprender el lenguaje de los sistemas de señalización, convivir con diferentes velocidades, aprender a ponerse en el lugar del otro, la exigencia de previsión y planificación de rutas oportunas… “Contiene todos los elementos necesarios para constituirse en escuela de ciudadanos, escuela que haga consciente sus derechos y deberes y que enseñe a gestionar los riesgos y las posibilidades que presenta la ciudad compartida”, sostienen desde la plataforma del Ayuntamiento “Educar hoy por un Madrid más sostenible”. Además, llegar al centro haciendo ejercicio físico aumenta la atención, concentración y, en general, todas las habilidades que procesan la información, por lo que mejora el rendimiento intelectual. Sin contar que reduce el riesgo de padecer obesidad, diabetes o hipertensión.

A esos beneficios que siempre han acompañado el uso de la bici se suman ahora los propios de la actual situación. Muchas son las voces que recalcan que la bici puede ser una gran aliada en este periodo, pues asegura una movilidad eficaz desde el punto de vista del contagio y ofrece mayor protección que otros medios que no pueden asegurar la distancia de seguridad. Si se promueve la bici, descargamos de presión al transporte público.

Inconvenientes

Dos responsables del Proyecto STARS de sendos centros de la Comunidad de Madrid resaltan todas estas ventajas y explican el desarrollo que ha tenido el programa en sus respectivos centros y a los inconvenientes a los que han tenido que hacer frente.

Dolores Almellones, responsable del Proyecto STARS de un colegio concertado del centro de Madrid, opina que la mentalidad de la mayoría de los padres ha hecho difícil hasta ahora que un proyecto como éste haya calado como debiera. “En otras ciudades como Sevilla o Barcelona, la movilidad en bici está mucho más extendida. No digamos ya si hablamos de otros países europeos, como Alemania, donde los desplazamientos en este medio son habituales entre los ciudadanos de cualquier edad. Sin embargo, aquí a los padres les suele dar mucho miedo. Pero, aunque el riesgo cero no existe, yo les animaría a que considerasen la bicicleta como un medio de transporte alternativo en el día a día (no como un uso excepcional para el fin de semana). Pueden empezar probándolo ellos personalmente para que vean que no es peligroso y si, finalmente, deciden que pueden ser un buen medio para que su hijo vaya al colegio, comprobarán que potencia su iniciativa y despierta su atención. Está demostrado que los niños rinden más en el colegio si se desplazan a pie o en bici”.

El Instituto “Antonio Domínguez Ortiz” es otro centro de Madrid inscrito al programa. Su director, David Izquierdo, es usuario habitual de bicicleta y así se desplaza habitualmente de su casa al trabajo. Junto a la coordinadora del programa bilingüe del centro, también usuaria habitual, decidieron sumarse a esta iniciativa implicando a otros profesores en su uso y extendiéndolo a los alumnos y, poco a poco entroncarlo con la práctica docente de Educación Física. Son ya tres años en el proyecto y destaca que han recibido el Premio Muévete Verde del Ayuntamiento en el curso 2018-19 y han desarrollado muchas actividades como préstamo de bicis, taller de mecánica básica de bicicletas, alumnos embajadores, cursos de capacitación ciclista… Entre los inconvenientes a los que se enfrenta un proyecto de este tipo, Izquierdo señala que el centro debe hacer frente a un espacio grande para almacenar bicis y el mantenimiento.

Además de la temporalidad del profesorado y la variación del alumnado participante. “Es normal que surja cansancio por parte del profesorado para mantener las propuestas a costa de esfuerzo extra personal y sin apenas compensación que el creer en ello”. Para mejorar el desarrollo y el éxito de un proyecto como STARS, el director opina que sería positivo que la organización aportase recursos materiales y que se otorgase algún tipo de reconocimiento al profesorado participante que se tradujera en tiempo para realizar su labor en los centros. “Además, se hace necesario dotar a la ciudad de infraestructuras que permitan a los progenitores animarse a conceder el permiso a sus hijos para que vayan en bici al colegio”.

Varias ciudades y municipios han empezado a tomar medidas en este sentido y la puesta en marcha de carriles bici o peatonales durante el confinamiento pueden convertirse en permanentes ahora.