Hace veinticinco años, más de dos millones de jóvenes se reunieron en Tor Vergata con Juan Pablo II. Muchos de los que hoy acompañan grupos de jóvenes o educan en la fe, estaban allí. Fue mucho más que un evento eclesial multitudinario: fue una experiencia pedagógica de alcance espiritual y cultural, cuyas consecuencias siguen latiendo en la Iglesia de hoy.




