Primer día de cole

A pesar de que muchos sientan ganas de ver a sus compañeros y compartir sus aventuras estivales, la vuelta al cole resulta dura para todos los niños. Algunas circunstancias, como ser repetidor o excesivamente tímido, pueden provocar que la adaptación no se desarrolle con tanta normalidad.

Autor: Laura Gómez Lama

“La empatía, el afecto, el deseo de compartir, el inhibirse de agredir, la capacidad de amar y ser amado y un sinnúmero de características propias de una persona asertiva, operativa y feliz están asociadas a las capacidades de apego formadas en la infancia y niñez temprana”, comenta el especialista en conducta infantil Eduardo R. Hernández, en su artículo El apego. Un vínculo sano y sólido entre padres e hijos es una garantía que prepara al niño para su integración social. Sus relaciones, que en un principio eran con adultos, empiezan poco a poco a desarrollarse entre iguales con primos, vecinos… para hacerlo ya plenamente en el contexto escolar.

El momento de abrirse
Nuevos retos van a poner a prueba las capacidades de autonomía alcanzadas por el niño al comienzo del curso. Si consigue superarlos con éxito, potenciará su independencia adoptando actitudes como ser participativo en clase, compartir sus cosas o aprender a defenderse y expresar libremente sus ideas.

Las relaciones que el niño establece en el colegio desempeñarán un papel fundamental en su vida, pues las amistades que haga serán su principal apoyo para aclimatarse y asimilar las cosas que le ocurran; mientras que el rechazo de sus compañeros le inhibirá en la exploración, dará lugar a quejas constantes, tristeza, apatía por ir al cole y un excesivo apego hacia los adultos.

En cuanto a los nuevos retos que se le plantean, “es importante que familia y colegio resalten los valores no intelectuales para que el niño tenga claro que el hecho de que no se le den bien las matemáticas no implica ser peor. Algunos niños sufren mucho debido a que se magnifica el valor de los resultados y no del esfuerzo, la constancia o la creatividad, cuando la realidad es que no todos estamos dotados con las mismas capacidades. Relativizar el valor del rendimiento intelectual o de las destrezas físicas y diversificar los valores, facilitaría que todos los niños se sintieran integrados y puedieran tener una autoestima sana, aceptando que no todos hacemos bien las mismas cosas”, explica la psicóloga infantil Paloma Méndez, del Centro Activa Psicología.

A veces el comienzo de la etapa escolar resulta un crudo choque con la realidad difícil de asumir por un niño. Sobre todo si sus padres han tendido a sobreprotegerle o le han ofrecido una imagen falsa o idealizada de sí mismo, fomentando que no sea consciente de sus capacidades y sus limitaciones reales. De este choque nace en muchos casos el miedo al fracaso.

Ser objetivo como padre también es una ayuda para no dejarte engañar por él. Hay niños que se resisten a ser autónomos y
crean en los demás la necesidad de ser ayudados. Lanzan señales de desprotección tanto a los adultos como a los demás niños para ser tratados con mayor miramiento. La reacción de los demás, incluso entre sus iguales (amigos, primos, compañeros…), suele ser protegerlos, lo que alimenta una actitud irresponsable y dependiente que suele aflorar nada más empezar el curso y que dará muchos quebraderos de cabeza a los padres en los días venideros.

Prepárale en casa

“Cuando un niño asiste por primera vez al colegio sin haber pasado por la escuela infantil, la adaptación puede resultar más dura. Muchas veces el malestar ante el primer día de colegio viene propiciado por la ansiedad de separación de sus padres. En función del temperamento del niño, y de las experiencias previas, manifestará más o menos malestar, pero hay que entender que es un proceso de adaptación y que será algo transitorio. En niños que ya han acudido otros años al colegio habría que analizar más el motivo. Quizás tengan dificultades con sus compañeros o un exceso de dependencia hacia sus padres. Sin embargo, es muy común que el cambio en las rutinas estrese a los niños y haga que durante los primeros días muestren resistencia a ir a clase”, comenta Paloma Méndez.Lo mejor para ayudarle a afrontarlo es que el niño no nos vea nerviosos y angustiados. Si nos preocupamos cuando le dejamos en la puerta del colegio o cuando le vemos llorar, es mucho más fácil que el niño aumente su ansiedad. “Los padres sienten mucha angustia al ver al niño sufrir, pero es importante que él no lo perciba y que la situación se normalice.

Otra cosa importante es transmitirle una idea positiva sobre el colegio. Hay que decirle que hará muchos amigos, que se está haciendo mayor y va adquiriendo responsabilidades como papá y mamá, que va a aprender cosas nuevas, etc. Por último, la asistencia al colegio debe ser regular. En ocasiones, como el niño lo pasa mal, decidimos que los primeros días de adaptación puede quedarse en casa. Sin embargo, es bueno que acuda con el resto de los niños y comunicar a su profesor lo que le pasa para que favorezca su integración”, aconseja la psicóloga.

Cuándo y cómo actuar
Una vez pasado el estrés del primer día, el siguiente paso es  preguntar a los profesores cómo está el niño en clase pasados unos minutos. Muchas veces los niños entran mal a clase, pero pasado un rato se muestran totalmente integrados. Si se confirma que el niño sufre durante toda la jornada, habría que analizar qué cosas están contribuyendo a ello y modificarlas. Hay que transmitir tranquilidad y entereza, que no consiga quedarse en casa. Si el problema no mejora, conviene consultar al especialista.

“Cuando un niño es muy tímido y su angustia por ir al colegio no tiene que ver con el proceso de adaptación, sino con dificultades en la socialización, hay que analizar bien lo que ocurre y asesorarse bien de la forma adecuada de adquirir habilidades sociales. Soluciones como apuntarle a actividades con niños cuando aún no está preparado puede  intensificar el problema”, concluye la psicóloga infantil Paloma Méndez.

AYUDAR A LOS MÁS TÍMIDOS SIN PERJUDICAR SU AUTOESTIMA
SOBREPROTECCIÓN. Transmite dos mensajes “mis padres me quieren mucho” y “nos soy capaz de defenderme solo, necesito protección”. Por eso, el niño sobreprotegido es más inseguro, más inmaduro y más predispuesto a padecer ansiedad que el resto. Si no se pone remedio, el niño irá adoptando conductas de una persona dependiente, indecisa, miedosa e introvertida.

ETIQUETAS. Repetirle que es ‘parado’, ‘vergonzoso’ o ‘incapaz de hacer nada solo’, incluso calificarlo así ante otros adultos estando él delante es como colgarle un cartel para recordarle constantemente sus limitaciones, pues la autoestima comienza a configurarse a través de lo que los demás dicen que somos.
u enchufes. Hablar con el profesor para que reciba un trato especial es peligroso si éste adopta una actitud de excesiva atención hacia él debido a que la autonomía del niño se verá de nuevo mermada y despertará el rechazo de sus compañeros.

PRESIONES. No le exijas más de lo que puede dar. Si no puede complacerte, verá menoscabada su previsión de éxito y dejará de esforzarse en otros ámbitos por temor a no ser suficientemente bueno. Invitarle a tener iniciativa o a expresarse no es obligarle a hacerlo. Si lo haces, sólo obtendrás inhibición y silencio.

• DEPENDENCIA. Si sus propios padres actúan como portavoces, no pueden esperar que después el hijo asuma la responsabilidad de hablar o actuar. Siempre esperará a que otro lo haga por él y, si esto no sucede, se angustiará y se bloqueará ya que no ha aprendido a valerse por sí mismo. 

• SOLUCIONES.
Evita resolver sus conflictos. Piensa con él lo que puede hacer si sus compañeros no le hacen caso o un niño se mete con él. En lugar de llamar a los otros padres para zanjar cualquier tema, pregúntale qué cree que debería hacer para que acepte la responsabilidad de resolverlo por sí mismo.

• ENFADOS. No cedas ante los chantajes emocionales ni intentes contentarle constantemente. Debe aprender a manejar solo su frustración. Fomenta el diálogo sobre sentimientos para ayudarle a reconocer sus emociones.

 

 Integrarse en una clase “veterana”
¡ODIO SER EL NUEVO!
Un cambio de colegio o repetir curso provoca una sensación de inseguridad en el niño debido a que tendrá que hacerse un hueco en un grupo que ya está formado, mientras aún echa de menos a sus antiguos compañeros.

El cambio de colegio es algo inicialmente estresante. Además, en muchos casos,  también hay una mudanza, lo que implica más cambios. A los más extrovertidos les atrae la nueva situación y se adaptan pronto. En otros casos, sin embargo, los padres saben que a su hijo le resultará duro y deben anticiparse. Es importante ir a ver el colegio con él y que le dejen opinar; mostrarle las ventajas que tiene, informarse de si algún niño del entorno irá a su colegio y propiciar que se relacionen. Los profesores suelen favorecer la integración con actividades o sentándolo cerca de niños con características prosociales. Una vez hecho el cambio, los padres también deben integrarse y relacionarse con otros padres para ir juntos al parque, invitar a un ‘amiguito’ a casa, etc, para afianzar más la relación y que el niño se sienta seguro.

Por otro lado, es posible que los repetidores vean mermada su autoestima. Los padres deben trasmitirles la idea de que durante ese curso las cosas pueden ir mucho mejor y que avanzar es  un camino largo, donde a veces nos estancamos o retrocedemos, pero  también forma parte del camino, que el progreso es una carrera de fondo y no un sprint. Así  estarán más preparados para afrontar las frustraciones dentro y fuera del colegio.



 

Bienvenidos al nuevo curso

Autor: padresycolegios.com

Tras unas merecidas vacaciones, es hora de volver a la rutina diaria y toda la familia debe hacer un pequeño esfuerzo para retomar el ritmo habitual: la vuelta al colegio supone más disciplina, cumplimiento de horarios, compra de ropa, libros, etc.

La adaptación suele durar, aproximadamente, una semana y será más fácil si los padres transmiten a los niños una actitud positiva, con una cierta dosis de paciencia y comprensión. Es conveniente dejar que los niños participen en la preparación del nuevo curso, en la elección de los materiales escolares, recordarles lo estupendo que será estar de nuevo con sus amigos y ayudarles a adaptar el horario lo antes posible.

En cuanto a los alumnos que comienzan este año su andadura universitaria, todavía tienen un mes de vacaciones por delante, aunque para aquellos que van a estudiar fuera de su ciudad es momento de preparativos y de  ‘despedidas’.  También para ellos es importante una actitud positiva de los padres, algunos adolescentes son más dependientes que otros y pueden sentirse más nerviosos o inseguros.

Para todos ellos, recordad que la adaptación a la vida universitaria supone una mayor independencia y, con ello, mayor responsabilidad. Si queréis tener éxito en esta nueva etapa que, seguro, será fructífera a muchos niveles, poneos en marcha desde los primeros días de curso. Informaos de vuestros horarios, el nombre de vuestros profesores, de vuestro tutor.  Al igual que cuando volvíais al ‘cole’, cuanto antes os integréis al ritmo habitual de trabajo universitario, más fácil os resultará.

Por nuestra parte, estamos deseando conocer a nuestros nuevos alumnos. De nuevo, bienvenidos.

Estudiar podología

Autor: padresycolegios.com

Soy Irene, de Lugo y tengo 26 años, me pongo en contacto con ustedes porque estoy interesada en estudiar Podología y quería que me informaran sobre las posibilidades que tengo. Un saludo y gracias de antemano.
Irene, Lugo

La carrera de Podología es una diplomatura de 3 años que se centra en el estudio de todas las afecciones que pueden padecer los pies, de su prevención y tratamiento a través de medicamentos, cirugía o aparatos ortopédicos.
Dentro el perfil del alumno, estas son algunas cualidades importantes:
· Interés por las ciencias de la salud y la problemática humana.
· Facilidad de relación y vocación de servicio.
· Aptitudes para la manipulación de instrumentos.
· Elevado sentido de los valores humanos.
· Responsabilidad y ética personal y profesional.

En el plan de estudios, un aspecto fundamental son las prácticas que los alumnos realizan en hospitales, clínicas, gabinetes podológicos y otros centros especializados.

Cuenta con tres campos de actuación o especialización: la quiropodia, que se basa en el tratamiento de rozaduras y callosidades; la ortopedia del pie, que consiste en corregir deformaciones de los pies; y la cirugía podológica.

La actividad profesional puede desarrollarse en consultorios privados o en colaboración con otros profesionales, formando parte de un equipo multidisciplinar en policlínicas o centros especializados.

No nos comentas cuál es tu nivel de estudios, de modo que no podemos proporcionarte una orientación más concreta. En cualquier caso, siempre podrías hacer la prueba de acceso para mayores de 25 años. Si necesitas más información, no dudes en contactar de nuevo con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte.

 

Terapia ocupacional

Autor: padresycolegios.com

Soy Almudena, de Madrid, tengo 25 años y trabajo de auxiliar de clínica en un centro de rehabilitación. Tras ver la labor que desempeñan los terapeutas ocupacionales, he decidido acudir a la Universidad para estudiar esta carrera. Soy del plan de estudios de COU y en su día no aprobé Selectividad, pero me han dicho que puedo estudiar en vuestra universidad cualquier diplomatura. Muchas gracias.
Almudena, Madrid

Estimada amiga, es verdad que puedes estudiar cualquier diplomatura si tienes el COU aprobado.

Como has visto en la clínica donde trabajas, el terapeuta ocupacional puede contribuir con su labor en la mejora de la calidad de vida de las personas mediante la promoción de la salud y el bienestar, la prevención del deterioro físico y psíquico, el desarrollo, mantenimiento o recuperación del desempeño de las funciones motoras y la adaptación de las tareas y del entorno.

Todo ello logra aumentar la independencia del individuo a lo largo de toda su vida, lo que le permitirá llevar a cabo, con satisfacción para sí mismo y para los demás, aquellas tareas y papeles esenciales para una vida productiva y feliz.

El plan de estudios es de tres años y, si quieres, puedes combinarlo estudiando al mismo tiempo otra diplomatura, Fisioterapia. De hecho, en sólo un año más, tendrías dos diplomaturas, abriendo de este modo un gran abanico de posibilidades a tu horizonte profesional.

Anímate, porque seguro que con la experiencia que ya tienes y con la formación que puedes adquirir desarrollarás una maravillosa labor, que será gratificante para ti y para tus pacientes.

Extraescolares a la última

Bailes de salón, batuka y el deporte de moda, el pádel, se van haciendo cada vez más hueco entre las extraescolares de nuestros hijos. Son el espejo en el que se reflejan nuestras inquietudes sociales.

Autor: MARTA SAHELICES

De todos es sabido que tanto las modas  como el marketing infieren en nuestra vida cotidiana sin ni siquiera darnos cuenta. Pero lo que no podíamos imaginar, cuando nos daban en el colegio el papel para elegir entre asistir a gimnasia rítmica o a fútbol (dependiendo se si eras chico o chica), es que las futuras generaciones se podrían decantar por practicar su golpe de revés o incluso por trastear en un taller científico. Y es que la sociedad ha cambiado, lo que se refleja en las extraescolares de nuestros pequeños.

Por ejemplo, en este momento en España se ha producido una democratización del pádel amateur, debido en parte al aumento del número de pistas deportivas y de clubes destinados a este deporte, lo que ha provocado que los colegios demanden esta actividad como extraescolar. A esto se suma sus beneficios para la salud, ya que diversos estudios han demostrado que la práctica del pádel se aproxima a la experimentada en el tenis individual, aunque las exigencias físicas reales sean un poco diferentes.

A BAILAR
Por otro lado, ¿quién no ha sentido la influencia de programas televisivos como Mira quién baila, Fama u Operación Triunfo en nuestra cultura? Seguro que algún conocido, vecino o primo en el último año se ha apuntado a bailes de salón o a cualquier actividad que implique ritmo y movimiento. Y, por ende, los más pequeños de la casa disfrutan de una versión adaptada de esta nueva inquietud española: desde bailes de salón como tal hasta diferentes interpretaciones del concepto, como la famosa batuka (ideada para el propio programa OT) o talleres de música y movimiento o teatro y danza infantil.

INTELECTUALES

Las extraescolares se sumaron al currículo ordinario para superar las carencias que denotaba, como más ejercicio físico, o cubrir ese tiempo de ocio junto a sus compañeros. Por eso, parecía imposible que entre las predilecciones de nuestros hijos estuvieran las relacionadas con el ámbito más académico, pero las nuevas técnicas didácticas y metodológicas lo han logrado. Son los talleres científicos divertidos: de mineralogía, de investigación de polímeros o incluso uno titulado ¿Quieres ser un científico loco? Además de los relacionados con las letras, como los dedicados a arte y literatura.

Si a esta moda le sumamos la reciente –y justificada– obsesión de la sociedad hacia el cuidado del medio ambiente, tenemos las extraescolares más alternativas: reciclaje, taller biológico y artesanía. Y para los más tradicionales, siempre les quedará el fútbol y la gimnasia rítmica.

 

ALGUNAS EMPRESAS
• Mousiké, gestión cultural: talleres de arte y literatura, teatro y danza, y música y movimiento (www.mousike.es).

• Mad Science: talleres científicos de mineralogía, polímeros, etc. (www.madscience.es).

• Actividades Future: artesanía, reciclaje y taller biológico (www.actividadesfuture.com).

• Novasport Málaga: batuka, funky, salsa, jockey, patinaje, etc. (Tlf.: 952 54 14 58).

• Urbansport: pádel y tenis (www.urbansport.es).

 

PRECIOS
1. PÁDEL
Zapatillas de deporte: desde 60 euros.
Raqueta: a partir de 40 euros.
Pelotas: bote de tres, a partir de 5 euros.
2. BAILES DE SALÓN
Zapatos especiales: desde 90 euros.
Deportivas especiales: desde 80 euros.
Trajes adaptados a la normativa de vestuario para las categorías F, E y D: a partir de 100 euros. 
3. TALLER DE CIENCIA
Bolsa para material: desde 20 euros.
Minerales: alrededor de 2 euros cada mineral, aunque dependerá del tipo y el peso.
Kit de microscopio escolar: desde 60 euros.
4. ARTESANÍA
Arcilla: alrededor de 9 euros.
Pinturas especiales: desde 10 euros.
Abalorios: depende del material, pero un pack de 10 piedras de imitación de Swarovski, valen más o menos 1 euro.
Kit para crear adornos artesanales: desde 25 euros.

 

 

Pueblo busca niños para colegio

En Serón de Nágima casi no quedan niños. Situado en la provincia de Soria y con 227 habitantes censados, este pueblo ha sufrido como todos la caída demográfica y la huída del campo a la ciudad. Hace tres décadas, el colegio disponía de 60 alumnos divididos en dos aulas. Para el curso 2008-09 hay de momento diez niños, de los cuales cinco son inmigrantes marroquíes, ecuatorianos y colombianos. Gracias a ellos, el colegio puede seguir funcionando.

Autor: J. C. BARRADO

Hace un par de meses, en una página web sobre el mundo rural, se podía leer el siguiente anuncio: ´Se ofrece trabajo en la construcción a familia con niños en pueblo de la provincia de Soria. Se busca una familia con al menos dos niños en edad escolar para no cerrar el curso que viene una de las dos aulas con las que cuenta en este momento la escuela. Se ofrece trabajo de albañil y vivienda en el pueblo. El pueblo se llama Serón de Nágima´.

El alcalde, José Juan Latorre, dejaba directamente su número de teléfono móvil. “Me ha llamado muchísima gente de todo tipo”, explica. “Desde inmigrantes a españoles de ciudades como Málaga, Barcelona, Zaragoza y Madrid”. La crisis y el ahogo económico de muchas familias han hecho que la vuelta al pueblo sea una vía de escape al paro, las hipotecas y la poca calidad de vida en la gran ciudad.

El problema surgió en junio, a final de curso. Serón de Nágima tenía dos maestros para 12 niños, pero el curso siguiente iba a haber dos alumnos menos y, al no llegar a la docena, la Junta de Castilla y León sólo puede enviar a un educador (y eso que es la comunidad española que aguanta un aula con menos niños). “De cara al exterior, un maestro para diez niños puede parecer un lujo, pero en realidad no lo es”, afirma Maribel, de 39 años y madre de dos niños en edad escolar. “Los niños son de todos los niveles, desde los tres cursos de Infantil hasta los seis cursos de Primaria, y un mismo profesor tendría que dar clase en el mismo aula y al mismo tiempo a niños de 3 y de 12 años”.

Por ello, el alcalde se ha puesto manos a la obra para encontrar a esos dos niños que posibilitarían la incorporación de dos maestros. “Un constructor del pueblo me dijo que necesitaba albañiles serios y que tenía muchos problemas para conseguirlos”. Latorre aprovechó esa oportunidad laboral y varias viviendas vacías propiedad del Ayuntamiento para lanzarse a buscar a una familia que respondiera al perfil. “Aquí no hay ayudas de instancias superiores”, se resigna. “Somos pueblos pequeños y cada uno tenemos que buscarnos la vida como podemos”.

EXTRANJEROS, LA SOLUCIÓN

Desde hace unos años, los inmigrantes han sido la única solución de Serón de Nágima para combatir la despoblación. Actualmente, los lugareños conviven con naturalidad con familias de ecuatorianos, colombianos y marroquíes. “No hay ningún tipo de problema”, aclara José Juan. “En un pueblo pequeño no se crean guetos ni aislamientos como en las grandes ciudades. No hay más remedio que relacionarse”.

Daniel y Alexandra son un matrimonio colombiano de 38 y 37 años. Recalaron en Soria hace un año y medio, tentados por una oferta laboral y un piso subvencionado que sólo se lleva 100 euros al mes del sueldo familiar. Venían de malvivir en Murcia y Alicante, donde el alquiler y el resto de los gastos cotidianos eran mucho más altos que en Serón. Apenas quedaba margen para el ahorro, y la rutina asfixiante de la ciudad  les había hecho olvidar los ratos de ocio y descanso.

“Aquí estamos más tranquilos y los niños crecen en un entorno más relajado”, dice Alexandra, que limpia casas de personas mayores por horas. “Además, podemos ahorrar y nos da incluso para irnos de vez en cuando a comer unas pizzas o unas hamburguesas, que a los niños les gusta mucho”.

El mayor, Daniel, acude al instituto en Soria, y la distancia –45 minutos por carreteras comarcales– le obliga a vivir allí de lunes a viernes. Ya conoce la actividad de la ciudad, y el pueblo le aburre. “Esto no me gusta, no se puede hacer nada”.
Los otros dos, más pequeños, aún soportan el ritmo de un lugar con poco ruido y pocos niños. Andrés, de 12 años, y Miguel, de 4, son dos de los culpables de que la escuela siga funcionando. Sin inmigrantes, la localidad castellano-leonesa tendría sólo cinco niños en edad escolar y los padres tendrían que llevar a sus hijos a estudiar fuera del municipio. El colegio habría cerrado.

Maribel, hermana del alcalde y miembro del Consejo Escolar, lo tiene claro. “No hay ningún español que haya venido a vivir al pueblo”, afirma. “Los españoles nos hemos vuelto muy señoritos y ya no queremos trabajar de cualquier cosa”.

No hay más que fijarse en Ahmed, el alguacil del Ayuntamiento. Es marroquí, está casado y tiene tres hijas de 8, 6 y 2 años. En su trabajo se incluye el mantenimiento de las fincas municipales, el cultivo, la limpieza, el control de las piscinas y el arreglo de cualquier avería que surja en el pueblo.  Después de trabajar de temporero en distintos lugares de España, ha encontrado estabilidad laboral y no piensa marcharse. “Estoy encantado, me quedaré aquí para siempre”.

M’Barka, su primogénita, nació en Jerada, un pequeño pueblo al noreste de Marruecos. Las dos siguientes –Hayat y Wafaa– ya lo hicieron en España. “Conmigo hablan en árabe, pero entre ellas usan el castellano”. Entre las tres forman un tercio del alumnado de Serón de Nágima, una pequeña población soriana que lucha como tantas otras por no ser borrada del mapa.

EDUCARSE EN UN PUEBLO
A pesar de que muchos piensen que estudiar en un colegio rural no ofrece garantías, existen muchos factores positivos en la educación y el crecimiento personal de un niño en un pueblo pequeño:

• MÁS ATENCIÓN. Son menos niños y el maestro da clase de manera más personalizada que en la ciudad. Además, existe un conocimiento más profundo del entorno y las circunstancias personales del niño.

• ENTORNO. Los niños poseen un mayor conocimiento del lugar que habitan, las ciencias  naturales y la historia por vivir en un pueblo.

• PARTICIPACIÓN. Son pocos, y las actividades dependen simplemente de que ellos las organicen. Han de suplir las carencias con mucha creatividad, y ganan en recursos propios frente a los alumnos de ciudad.

• VARIAS GENERACIONES. La falta de niños hace que en la misma clase coincidan alumnos de varias edades. Esto, que podría parecer un problema, fomenta las relaciones intergeneracionales y la convivencia. Los mayores se implican con los pequeños.

• INDEPENDENCIA.
Salen solos por la calle y tienen más confianza y seguridad que los niños en la ciudad, donde siempre tienen que ir acompañados por adultos.

 

 

Una lengua, no una enfermedad

Según un estudio internacional, la sordera sigue considerándose una discapacidad debido a handicaps sociales, políticos y, sobre todo, educativos. Un nuevo modelo educativo y una mayor tolerancia, las soluciones.

Autor: MARTA SAHELICES

“Las comunidades sordas  son una minoría lingüística y cultural no más discapacitada que cualquier otra”. Así de contundente se muestra Irma María Muñoz Baell, profesora titular de la Escuela Universitaria en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante y coautora del estudio Prevención de la discapacidad a través de la comprensión de las megatendencias internacionales en educación bilingüe del alumnado sordo.

Para esta especialista, muchos son los problemas que provocan que la sordera sea considerada una discapacidad para más inri ‘invisible’, porque “nos cuesta apreciar las barreras de comunicación ya que son menos tangibles que las físicas”.

Pero las principales son –coincidiendo con las conclusiones del informe–, que la gente sigue considerando la sordera como un problema con posible curación mediante técnicas médico-sanitarias y, sobre todo,  que la sociedad está fuertemente centrada en el sonido y manifiesta claras reacciones negativas ante la sordera, que van desde el simple desconocimiento de las necesidades educativas reales de los sordos hasta los prejuicios y comportamientos discriminatorios.

PARA NIÑOS SORDOS

La solución, para Muñoz Baell, es “un modelo social de salud para niños sordos y para sus familias y la elaboración y aplicación de políticas sociales centradas en una mayor aceptación de la diversidad, así como un abandono progresivo de la visión médica de la discapacidad”.

Aunque no todo es negativo en este análisis, enmarcado dentro del proyecto de investigación Invirtiendo en salud: bases para un estudio benchmarking de la educación de niños/as sordos/as en España. Los expertos participantes en el estudio coinciden en remarcar que los cambios sociales y políticos son el principal factor promotor de la calidad de la educación bilingüe para niños sordos. Lo que demuestra que a nivel internacional somos unas sociedad mucho más tolerante.

Muñoz Baell destaca que en los últimos años ha  habido una “creciente aceptación de la diversidad y también hacia temas relacionados con las personas sordas”, así como un aumento en el reconocimiento de los derechos de las minorías y los movimientos de derechos humanos/civiles y de las personas discapacitadas. Y pone como ejemplo el reconocimiento legal de las lenguas de signos por parte de los estados y las organizaciones internacionales, incluida España. 

Financiado por el Ministerio de Sanidad y realizado en el marco de lo que se denomina investigación acción participativa (PAR) –en este caso en estrecha colaboración con la comunidad sorda española e internacional–, este análisis ha sido realizado por diversos investigadores de la Universidad de Alicante y la Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación y supone un granito de arena más para lograr que la sordera deje de ser una discapacidad debido a las barreras actitudinales, físicas o políticas. 

LOS OBSTÁCULOS
Principales factores que han obstaculizado el cambio hacia el actual modelo educativo bilingüe del alumnado sordo en el mundo:
• Visión de la sordera como una condición médica, solucionable mediante la tecnología.
• Fonocentrismo y resistencia social a lo desconocido.
• Actuales políticas educativas en general y políticas educativas para el alumnado sordo en particular.
• Debilidades en la educación bilingüe del alumnado sordo.
• Invisibilidad, heterogeneidad y falta de movilización e la población sorda.

 

Hijo, tú cumplirás todos mis sueños

Los padres que proyectan sus viejos sueños y frustraciones en sus hijos pueden crear problemas en su maduración. Aunque el niño debe contar con todo el apoyo para decidir su propio futuro, los padres tienen la posibilidad, y la responsabilidad, de orientarlos. La clave es que no se cuele su propio egoísmo.

Autor: ÁNGEL PEÑA

No es fácil asumir ciertos fracasos. Las personalidades maduras aceptan que la vida nos conduce por senderos que no teníamos previsto coger. Otras nunca superan que sus sueños no llegaran a cumplirse justo como planeaban. Estas últimas son capaces de cualquier cosa con tal de tomarse la revancha ante al destino. Incluso de colocar la carga de sus frustraciones sobre unos hombros frágiles y diseñados para cumplir otro futuro: el suyo propio.

Muchos hijos tienen que soportar la presión de unos padres obsesionados en que su descendencia viva la vida que a ellos se les negó. Alfonso Salgado, profesor de Psicología y Logopedia de la Universidad Complutense de Madrid, cree que es “habitual en cierta medida, y también desde cierto punto comprensible, que cuando se desea un hijo y éste llega, queramos lo mejor para él, soñemos con su futuro y las posibilidades que podremos ofrecerle, propongamos ajustes, cambios, proyectemos acciones para ofrecerle lo que consideramos mejor”.

Hasta ahí todo bien. El problema empieza cuando en esas decisiones se cuelan nuestras propias inquietudes: “Contamos como ‘lo mejor’ para nuestros hijos aquello que entendemos que es ‘lo mejor’ para nosotros”, explica Salgado. Éste es el tan habitual riesgo: “Hacer de nuestros hijos un duplicado de nosotros mismos, imponer explícita o implícitamente un proyecto que pudo ser el nuestro, pero que no tiene por qué ser el suyo”.

¿ORIENTACIÓN O IMPOSICIÓN?
La clave para gestionarlo es la “flexibilidad y el ajuste correcto de las expectativas sobre nuestros hijos a la realidad de ellos mismos y sus propios proyectos, que cuando van haciéndose mayores van siendo más definidos y han de ser personales”, dice el profesor. En ese momento, los padres deben hacer estimaciones de “hasta qué punto sus consejos y orientaciones lo son realmente o son una imposición –a veces larvada e implícita– de sus propios deseos”, concluye.

Las consecuencias de un desequilibrio en esta estimación puede provocar serios problemas en el proceso de maduración del hijo. Básicamente se producen dos escenarios: o el niño termina haciendo lo que quieren los padres sólo para encontrar su aprobación y agrado, por temor a que si no es así, su cariño y apoyo sea condicional, o termina siendo un adolescente más contrario a las opiniones y consejos paternos de lo que cabría esperar.

EXPECTATIVAS EXIGENTES
En cualquier caso, Salgado es renuente a la hora de hablar de patología: “Entiendo que se produciría en casos sólo extremos”. Pero, en la medida en que patológico es sinónimo de disfuncional, reconoce que “una relación demasiado marcada por estas expectativas exigentes y poco dialogadas puede llegar a serlo, o al menos a causar daño en el desarrollo del menor”.

Desde el otro lado de la trinchera, las consecuencias también pueden ser desastrosas. “Los padres se pueden sentir doblemente frustrados: no he conseguido lo que deseaba para mí y tampoco lo he hecho vicariamente en la figura de mi hijo”.

Además, les constriñe, les obliga y les hace no disfrutar de una relación paternal y educativa con sus hijos”.

La pesada herencia del negocio familiar

La insana tendencia a hacer de la vida de los hijos una prolongación de la propia produce tristes episodios. Alfonso Salgado recuerda un caso en el que los padres tenían un negocio que a su vez heredaron de los abuelos maternos.

 “Para regentar tal negocio se necesitaba una cualificación universitaria concreta, que uno de los hijos no deseaba”, recuerda Salgado. Sin embargo, se matriculó en los estudios señalados por los padres y no sólo no terminó la carrera y su relación con sus padres se deterioró, sino que “aparecieron otros problemas asociados, no provocados sólo por esa decisión pero sí en buena medida ayudados por ella, que estuvieron a punto de romper la relación paterno-filial”.

El error no fue mostrar el negocio como un camino posible, sino su imposición. “Lo que conviene es transmitir la experiencia del adulto al niño o adolescente; es importante dialogar y marcar los pros y los contras de las decisiones. No pasa nada por decirle a tu hijo: ‘Me encantaría que llegases donde no llegué yo’, pero eso es sólo una preferencia, un deseo, no debe ser una imposición, ni para el hijo ni para los padres”, concluye el profesor Salgado. En este caso, la imposición terminó convirtiendo el legado familiar en un regalo envenenado.