Siempre la misma película: ¿La vemos otra vez?

Los niños tienen la tendencia a ver la misma película una y otra vez. Algunos psicólogos afirma que el motivo es que su cerebro utiliza la repetición como una herramienta de aprendizaje y recompensa.

 

Por Ana Veiga

Lo admito. He perdido la cuenta de las veces que he visto Regreso al futuro siendo pequeña y lo mismo puedo decir de Aladdin o El Rey León. Puede que, para los niños de hoy en día, el objeto de deseo haya cambiado pero el ritual sigue siendo el mismo. ¿Recuerdas cuántas veces has visto Frozen o Cars con tus hijos?

Según afirma un estudio de Netflix publicado en 2018, un usuario de Reino Unido había visto la misma película (Bee Movie)durante 357 veces en el mismo año. Y ante tal récord, la usuaria en cuestión ha decidido identificarse: su nombre es Gemma Chalmers, es de Reino Unido y aclara que el motivo de tal nivel de visionado no es culpa suya sino de su hijo de 10 meses. Como explica, es la única forma que ha encontrado para que deje de llorar.

Y no debe ser la única madre que acude a plataformas de streaming en busca de una herramienta para calmar a sus hijos. De hecho, Netflix está lanzando cada vez más contenido infantil y no sería de extrañar que fueran uno de los contenidos más vistos. «No somos grandes aficionados a dar números», ha admitido en más de una ocasión Melissa Cobb, vicepresidenta de Netflix y responsable de la programación infantil y familiar; pero sí aseguraban en un comunicado de prensa enviado a finales de 2018 que «casi un 60% de los usuarios de la plataforma a nivel mundial disfruta de contenido infantil y familiar cada mes».

 

Repitición y seguridad

Dice Leire Iriarte, vicesecretaria de SEPYPNA (Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente), doctora en Psicología y Profesora en la facultad de Psicología y Educación de la Universidad de Deusto, que “es habitual que los niños tiendan a repetir no solo las películas que ven, sino los cuentos que quieren oír, los dibujos que realizan o los juegos que despliegan”. Aunque las causas son variadas.

Por un lado, la repetición de una película o de un cuento “proporciona al niño seguridad, ya que es capaz de predecir lo que va a ocurrir y esto le da una sensación de dominio y control que constituye una necesidad para el psiquismo humano”. Siendo así, podríamos repetir el visionado de la misma película un par de veces a lo sumo. ¿O es que la recompensa que nos aporta aumenta proporcionalmente con el número de veces que la vemos? “El placer que proporciona experiencia no se agota con un solo visionado o lectura, sino que se mantiene más tiempo en el niño. A lo que se suma la satisfacción por entender cada vez mejor la película”.

Y esta última mención, el entendimiento, es la tercera de las causas de la repetición. “El argumento de una película o un cuento, por muy sencillo que sea, supone un reto para la mente del niño, que en ocasiones necesita más de una oportunidad para poder entender lo que ocurre. Además, cada vez que oye o lee un cuento, ve una película o realiza un dibujo, va captando o realizando pequeñas variaciones, pero para eso es necesario que hayan superado y comprendido todo lo previo”.

La repetición tiene importancia en diversos momentos evolutivos del infante. Y por eso, Iriarte cree que el objeto de repetición va variando “en función de las cuestiones que en ese momento son relevantes para el desarrollo de su psiquismo”. Así, sostiene que “durante el tiempo en que un tema o conflicto es de especial relevancia para el niño, tiende a elegir actividades que estén relacionadas con ello, lo que le permite explorar, conocer y profundizar, porque puede identificarse e identificar a otras personas significativas con los personajes de las películas, juegos, cuentos o dibujos y elaborar los conflictos y dificultades en las relaciones a través de estos medios”.

Esta conducta tiende a disminuir con el tiempo, aunque Iriarte aclara que mantenerse hasta la adolescencia. No tiene por qué ser un problema, a no ser que detectemos “algunos signos de alarma como una resistencia muy rígida y los mismos cuentos, canciones y actividades se mantienen durante mucho tiempo sin variar”, más asociados a conductas compulsivas como los Trastornos Obsesivo Compulsivos. No, no es que los niños sufran de TOC por ver Frozen una vez al día pero, como todo, es cuestión del momento, de la evolución que vayan viviendo y del equilibrio de esto con otras actividades.

Como padres y madres, no tenemos por qué prohibir la repetición pero sí podemos “presentar distintas opciones y ofrecer otras alternativas que los niños puedan ir tomando en la medida en que superan las distintas etapas, y poder también evaluar esa capacidad de adaptación y flexibilidad que hemos mencionado”, explica Iriarte. Sin embargo, la psicóloga matiza un punto: no obligar. “No debemos forzarles sino observar y estar atentos a lo que en cada momento les interesa y les ocupa de manera que les podamos ofrecer alternativas”.

 

Canta conmigo

¿Te has fijado que muchas de las películas y series infantiles apelan al joven espectador o tienen canciones? Pocoyo no para de hacer preguntas a los niños durante todas sus acciones y, en otros contenidos para menores de más edad, la música con estrillo pegadizo se cuelan entre aventuras. Joan Wenter, doctora en Psicología del desarrollo, mantiene que “una vez que un niño ha dominado el diálogo de una película o la letra y baile de una canción, quiere celebrar su éxito participando de lo que ha visto». Es decir, el niño quiere disfrutar -y demostrar- lo que acaba de aprender cantándolo en voz (bien) alta, lo que le hace querer (aún más) repetir el visionado.

Además de regodearse en su logro, repetir estas cantinelas hace que sean capaces de anticipar el futuro. “Para los niños pequeños, hacer predicciones correctas es la muestra definitiva de habilidad. Dado que la vida es bastante impredecible para ellos, se sienten especialmente competentes al poder anticipar lo que sucede”.

Esta predicción no solo les da seguridad sino que, gracias a los estímulos, atrae su atención y les ayuda a entender qué está pasando. El lenguaje audiovisual se forma a base de convenciones, como elipsis temporales, saltos de la historia de unos personajes a otros o causas y efectos que se muestran al cabo de unos minutos. Las canciones les ayudan a enlazar ideas y estructurar las historias mientras disfrutan de la proeza de saberse la letra.

A los seis meses de vida de los bebés solo el 30% de las madres sigue amamantando

Casi el 90% de mujeres embarazadas en España quiere dar el pecho. Sin embargo, a los seis meses de vida de los bebés solo el 30% de las madres sigue amamantando.

 

Expertas en lactancia materna han alzado la voz por la falta de formación –en la materia– de muchos profesionales sanitarios que, en su opinión, provocan el “fracaso” de un gran número de lactancias. “Se estima que casi el 90% de mujeres embarazadas en España quiere dar el pecho. Sin embargo, la realidad es que a los seis meses solo el 30% de las madres sigue amamantando”, afirma Pilar Martínez, farmacéutica, IBCLC y cofundadora de Edulacta, que este próximo 8 de junio reúne en Madrid a un centenar de personas en la primera jornada ‘#Familiaedulacta: Visibilizando la lactancia materna’.

Según Martínez, los profesionales sanitarios no tienen formación en lactancia materna por el mero hecho de serlo (“No es algo que se estudie en la Universidad”), algo que considera negativo “porque la lactancia es una cuestión de salud pública y porque los profesionales sanitarios contamos con la confianza de las madres y por eso debemos ser conscientes de nuestras deficiencias”. En ese sentido, la farmacéutica remite a varias encuestas realizadas en los últimos años a pediatras y médicos de familia que demuestran cómo entre el colectivo médico siguen vigentes muchos mitos y un gran desconocimiento alrededor de la lactancia materna.

Pese a ello, la farmacéutica reconoce que cada vez son más los profesionales sanitarios que, siendo conscientes de sus necesidades formativas, “deciden formarse por su cuenta” para ofrecer un mejor servicio a sus pacientes: “No hace falta que lo sepamos todo, pero sí que estamos bien formados e informados para ofrecer a la madre información actualizada y basada en la evidencia, siempre buscando alternativas para ayudarla en función de sus necesidades y preferencias; y, en el caso de no poder ayudar, saber derivar a una Consultora Internacional de Lactancia Materna o pedir ayuda a otro profesional, ya que somos mejores profesionales cuando lo hacemos”.

Por último, Pilar Martínez señala como “fundamental” el respeto a la autonomía del paciente y el apoyo a cualquier decisión que la madre quiera tomar. “Los sanitarios no estamos acostumbrados a preguntar “¿Qué quieres hacer?”, pero ya va siendo hora de que esto cambie”, señala.

 

PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTAL ‘AMAMANTAR’

El evento ‘#Familiaedulacta: Visibilizando la lactancia materna’, servirá también para la presentación del documental ‘Amamantar, el verdadero valor y significado de la lactancia materna en nuestra sociedad’, producido por Edulacta con el fin de “visibilizar la lactancia materna y conseguir que la información y el conocimiento de lactancia llegue a más personas”.

El documental, que realiza una revisión de la historia de la lactancia “para entender de dónde venimos y cuál es la situación actual que tenemos en la sociedad occidental y, más en concreto, en España”, trata temas como el parto, las nodrizas, los primeros grupos de apoyo, el código de sucedáneos, el apoyo a las madres por parte de la sociedad, los sanitarios y su papel en la lactancia, la figura de las asesoras y de las IBCLC, la información sobre lactancia en la red o la influencia de los blogs.

“Hemos intentado abarcar todo lo posible y creemos que nos ha quedado un documental muy interesante e informativo”, sostiene Martínez. En el mismo participan referentes en lactancia materna como los pediatras Carlos González, autor del best seller ‘Un regalo para toda la vida’, y José María Paricio, creador de la página de consulta e-lactancia.org; la doctora Carmela Baeza, Alba Padró, IBCLC y autora de ‘Somos la leche’, o Lorena Moncholí, abogada especializada en derecho sanitario, parto, nacimiento, maternidad e infancia.

 

UN EVENTO PARA VISIBILIZAR LA LACTANCIA MATERNA 

‘#Familiaedulacta: Visibilizando la lactancia materna’ tiene como objetivo principal, según sus organizadoras, “la visibilización y normalización” de la lactancia materna como forma fisiológica y natural de alimentación. “Todavía sigue siendo «lo normal» ver a un bebé tomando biberón. Es una escena que vemos en cualquier parte, hasta en los cuentos infantiles protagonizados por mamíferos. Es importante hacer fuerza en el otro sentido, visibilizar la lactancia como lo normal (que lo es) y apoyar a las madres que dan el pecho a pesar de todas las trabas que tanto la sociedad como los sanitarios les ponemos”, reflexiona Martínez.

La farmacéutica destaca en ese sentido los “numerosos beneficios” que la lactancia materna tiene para el bebé, para la madre y para la sociedad en general. “Los bebés, por ejemplo y entre otras muchas cosas, tienen menos ingresos hospitalarios y, en el caso de producirse, de menor duración. También menor morbilidad por diarrea, infecciones respiratorias agudas, otitis media e infecciones del oído y otras enfermedades infecciosas. Las madres reciben más protección frente al cáncer de mama y de ovario y tienen un menor riesgo de osteoporosis; y todo eso revierte en la sociedad en general con un menor gasto sanitario, un menor absentismo laboral de la madre y menos problemas de salud a lo largo de la vida”, concluye.

 

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Sobre Edulacta

EDULACTA es un portal de educación en lactancia en el que cualquier persona con cualquier nivel de conocimientos puede recibir la información y la formación que necesita. Para ello cuenta con una plataforma online de alcance global a través de cual los alumnos reciben una formación certificada. El objetivo principal de la startup es mejorar la sociedad ayudando a mejorar las tasas de lactancia materna y ofreciendo información para conseguirlo.

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Claves para fomentar la convivencia

Vivimos momentos de enfrentamientos ideológicos, de intolerancia racial y de marginación hacia al diferente, por eso es más necesario que nunca fomentar la convivencia.

 

Por Olga Fernández

Tolerar al otro aunque sea distinto. Esta sería la esencia de la convivencia, un término que incluye interactuar y sentirse a gusto con personas de distinta ideología política, de diferente raza, con discapacidad, o con costumbres opuestas. Lo contrario parece triunfar en el mundo de los adultos y por extensión llega a los niños, que reproducen comportamientos. Carmen tiene 12 años y ha visto cómo sus compañeros de clase discuten y se enfrentan por cuestiones de política. Ella prefiere no decir qué ideología tienen sus padres, no vaya a ser que se enfade alguna de sus amigas.

“La convivencia es el aprendizaje de las relaciones interpersonales que nos permiten estar a gusto, tranquilos y seguros compartiendo actividades con personas que se parecen a nosotros y también con quienes tienen costumbres, capacidades, raza u orientación sexual diferentes”, define José Antonio Luengo, psicólogo educativo y orientador de la Comunidad de Madrid, además de profesor en la Universidad Camilo José Cela.

La teoría parece sencilla, pero en la práctica, el nivel de crispación ha aumentado en el entorno escolar, tal y como confirma este experto: “La conflictividad en la convivencia ha ido a más en los últimos años”. Y expone dos conflictos que preocupan en el ámbito escolar: la normalización del insulto y del desprecio, y el rol del “niño popular”. “Son niños que tienen poder de convocatoria y marcan las directrices del grupo”, aclara.

La conflictividad en la convivencia ha ido a más en los últimos años.

La raíz del problema

El psicólogo José Antonio Luengo expone una serie de causas por las que, en su opinión, ha aumentado la conflictividad en la escuela: “Hay menos miembros en los núcleos familiares y esto limita los flujos de convivencia; ya no se juega tanto en la calle con otros y los niños tienen menos interacciones, por lo que aprenden menos a convivir; y se han incrementado las relaciones interpersonales en redes sociales, que están basadas en el texto y los emoticonos, pero no en el lenguaje corporal, y la empatía, que es uno de los factores principales en el aprendizaje de la convivencia, se desarrolla de forma más completa en entornos físicos”.

Además, añade otro factor, que es el modelo de comportamiento adulto, ese que les enseña cómo estar en la vida. “Me refiero al modelo que ven en las series de televisión o en determinados programas a los que acceden a través de sus aparatos digitales sin que lo sepan sus padres. Estos modelos de aprendizaje generan una influencia de cómo ver la vida absolutamente diferente a lo que veíamos hace 15 años”, puntualiza.

Punto en el que coincide Immaculada Abad, psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic Barcelona: “Una de las causas de la agresividad infantil son los modelos agresivos (tanto sociales como paternales), la mejor prevención es un buen modelo”. Unos modelos que repercuten en la convivencia en la escuela, ya que, según Abad, “el bullying es cada vez más visible en las aulas españolas, sumado a que con las nuevas tecnologías ya no se limita a un entorno determinado, sino que los acosadores utilizan las nuevas plataformas para mantener el acoso hacia la víctima”.

 

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Fomentar la convivencia en el aula

Para fomentar las relaciones positivas, Immaculada Abad, psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic Barcelona, propone utilizar las siguientes dinámicas en clase:

  • El protagonista de la semana: se elige a un niño que será el protagonista de la semana, él mismo y el resto aportarán información positiva que permitan conocerle mejor.
  • Termómetro de sentimientos positivos: los niños escriben cumplidos a sus compañeros, cuando la suma de los cumplidos llega a una temperatura en el termómetro, todos obtienen un premio
  • El rascacielos: los niños por grupos van levantando un rascacielos, cada piso es una cosa que hacen bien.
  • Mensajes de reconocimiento: se cuelga un cartel en clase que lleve por título: “Mándale un mensaje positivo a un compañero”. Los alumnos escriben notas y las cuelgan en el cartel.
  • El mejor: se reparte una ficha donde tienen que rellenar en qué es mejor cada uno de sus compañeros (leyendo, dibujando, siendo generoso…).
  • Yo soy: los alumnos verbalizan ante los demás como son y une experiencia vital que lo demuestra.

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La labor del docente

En España se han puesto en marcha un buen número de iniciativas para fomentar la convivencia en los colegios, por ejemplo el Proyecto Atlántida; e incluso existe el Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, un foro de encuentro interdisciplinar entre organismos públicos y privados y órgano de asesoramiento y difusión de buenas prácticas favorecedoras de la convivencia escolar.

Muchos colegios han implantado nuevos modelos de enseñanza que contemplan planes de convivencia. El profesorado tiene un papel fundamental como modelo de comportamiento. “Las metodologías activas, como el aprendizaje basado en proyectos y el aprendizaje cooperativo mejorar la convivencia”, señala José Antonio Luengo. Quien además insiste en la importancia del control de las nuevas tecnologías: “Los centros que invierten en el buen uso de las tecnologías están obteniendo buenos resultados en convivencia”.

Entre los métodos que están mostrando eficacia actualmente hay que señalar a la tutoría entre iguales, una forma de aprendizaje cooperativo basado en la creación de parejas de alumnos, con una relación asimétrica (derivada de la adopción del rol de tutor y del rol de tutorado); es recomendada por expertos en educación, por ejemplo la Unesco, como una de las prácticas más efectivas para la Educación de calidad (Topping, 2000). “Se trata una estrategia de instrucción en la que dos alumnos trabajan conjuntamente en una actividad en la que ambos se ayudan, se enseñan y/o se proporcionan retroalimentación mutuamente”, aclara la psicóloga Immaculada Abad.

La responsabilidad de enseñar convivencia no es exclusiva del colegio, los padres son una pieza fundamental, ya que actúan como modelo de referencia para los hijos. “La mejor forma de enseñar es, sin duda, ser un buen ejemplo; que en casa se respire un clima de respeto, de comunicación y de resolución positiva de conflictos. Además, los padres deben fomentar que los hijos participen en actividades deportivas de equipo o los juegos de mesa de cooperación, ya que pueden ayudar a desarrollar habilidades sociales necesarias para una buena convivencia”, recomienda la psicóloga. José Antonio Luengo añade otro factor importante: “Los padres deben enseñar al niño a ayudar al más débil, al que lo pasa mal. El comportamiento más habitual es el de no implicarse”.

 Los padres son una pieza fundamental, ya que actúan como modelo de referencia para los hijos. “La mejor forma de enseñar es, sin duda, ser un buen ejemplo.

El último libro de José Antonio Luengo, El acoso escolar y la convivencia en los centros educativos, ofrece variedad de recursos para que los padres enseñen a sus hijos a resolver conflictos de forma pacífica. Una de las principales premisas que cita es potenciar en nuestros hijos e hijas la habilidad de expresar las ideas propias y vivencias de manera firme y con respeto, es decir, su habilidad para expresarse asertivamente.

 

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Convive, unos premios para evitar el acoso y fomentar la convivencia

La convivencia es uno de los ejes principales de nuestra sociedad. Saber interactuar unos con otros, respetarse y generar un buen clima son elementos fundamentales para poder desarrollar cualquier tarea en cualquier ámbito. Estos son los objetivos de los premios Convive que entregan tanto la Comunidad de Madrid como La Rioja en colaboración con el periódico MAGISTERIO. Como señaló el director de MAGISTERIO y de PADRES, José María de Moya, durante la entrega de los premios de la Comunidad de Madrid, el clima escolar “es clave para que los estudiantes obtengan buenos resultados académicos”. Moya también hizo hincapié en construir un ambiente positivo en los centros educativos, puesto que además de los protocolos “hay que pescar río arriba y construir valores desde el primer momento”. Asimismo, Moya afirmó que hay que “fomentar la convivencia en las redes sociales y en el claustro de profesores”.

A la segunda edición de los premios #Convive de Madrid se presentaron 52 centros educativos de la región enviando sus propuestas contra el acoso escolar, la inteligencia emocional o la igualdad de género, entre otras muchas. Aunque de los 52 centros educativos que se presentaron solo fueron premiados diez, todos ellos son ganadores porque han conseguido a través de sus proyectos mejorar la convivencia y el clima escolar en sus centros. Entre los premiados, en la categoría Atención y cuidado de las tecnologías de la información en la modalidad centro, estuvo el CEIP “La Gaviota” ; en la modalidad tutor al colegio “Nazaret Oporto”; en la categoría de Socialización preventiva contra la violencia de género en la modalidad centro el IES “Las Lagunas” y en la modalidad tutor al colegio “Mirasur”; en la categoría Educación en valores e inteligencia emocional en la modalidad centro se premió al CEIP “Gustavo Adolfo Bécquer” y en la modalidad tutor al CEIP “Carlos Ruiz”; en la categoría Prevención de la violencia desde la infancia y respeto a la diferencia en la modalidad centro se premió al colegio “Edith Stein” y una mención especial para el centro “Alfredo López”; por último, en la categoría Educación en sentimientos y en la amistad en la modalidad centro se reconoció al colegio “Alameda de Osuna” y en la modalidad tutor al colegio “Lourdes Fühem”.

También la Consejería de Educación de La Rioja convocó este curso escolar estos galardones para reconocer el trabajo que realizan los centros educativos de la región en cuatro áreas de actuación: Educación en los sentimientos e inteligencia emocional; Socialización preventiva de la violencia de género e igualdad; Prevención de la violencia entre iguales y respeto a la diferencia; y Atención y cuidado en el uso de las tecnologías de la información. El objetivo es avanzar en la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso que sufren muchos niños y jóvenes de la comunidad«. Un objetivo que le ha llevado a impulsar distintas iniciativas para la mejora de la convivencia, programas de formación sobre esta materia para padres y docentes o la aprobación del Protocolo de Actuación en Casos de Acoso Escolar, que presentó el Gobierno de La Rioja el pasado mes de enero.

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Claves para disfrutar las comidas en familia

Las cifras crecientes de obesidad infantil alertan sobre la necesidad de una mayor educación alimentaria desde la infancia. El ejemplo, la paciencia y pasar tiempo en familia son claves en este aprendizaje.

 

Por Diana Oliver

 

No es posible vivir sin alimentarnos –comer es un acto irrenunciable para lograr nuestra supervivencia– pero también se trata de un acto social, cultural y emocional. Nos reunimos alrededor de la mesa para celebrar, para relacionarnos o para disfrutar de nuestras tradiciones más antiguas. Sin embargo, la mayoría de nosotros no tenemos unos buenos hábitos alimentarios. Tampoco nuestros hijos. Lo dicen las encuestas de salud y los estudios que arrojan cifras preocupantes de obesidad. Según una investigación publicada en la revista «The Lancet», en 2016 había 124 millones de niños en el mundo entre 5 y 19 años con obesidad o sobrepeso. La Organización Mundial de la Salud advierte también que si se mantienen las tendencias actuales, en 2025 habrá 70 millones de niños menores de 5 años con este problema. La educación alimentaria desde la infancia, incluyendo a las familias, es clave para erradicar un problema de compleja solución.

La Organización Mundial de la Salud advierte que si se mantienen las tendencias actuales, en 2025 habrá 70 millones de niños menores de 5 años con obesidad.

 

En la mesa, mejor en familia

Un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota, publicado en la revista Pediatrics en 2014, concluía que comer en familia durante la adolescencia se asocia a una menor probabilidad de sobrepeso u obesidad en edad adulta. Para Griselda Herrero, dietista-nutricionista y fundadora del centro Norte Salud, y Cristina Andrades, psicóloga especializada en nutrición, ambas autoras del libro ‘Psiconutrición. Aprende a tener una relación saludable con la comida’ (Editorial Arcopress, 2019), es muy importante comer en familia, sobre todo desde la infancia, porque es cuando se aprenden y adoptan patrones de conducta. “Cuando comemos en familia estamos compartiendo un tiempo con nuestros hijos y padres, vivimos una experiencia gastronómica, mostramos una dedicación, se respira educación y cariño”, explican las expertas, e insisten en que los niños no sólo aprenden en la mesa cosas como la utilización de los cubiertos, a servirse o recoger sino que aprenden a relacionarse emocionalmente con otras personas en un ambiente en el que hay comida.

Además, Herrero y Andrades consideran que comer en familia ayuda a establecer unas raciones más adecuadas, a respetar la sensación de hambre y saciedad y a fomentar el vínculo con la familia, beneficios que son más difíciles de obtener cuando el niño o la niña acude a un comedor escolar. También apuntan que tener patrones ordenados favorece el orden mental, de manera que los niños que tienen una mayor organización en casa, tienden a ser más responsables y a hacer elecciones alimentarias más saludables. “Todo ello, siempre que el ambiente alrededor de la comida sea propicio, saludable y adecuado, claro, con alimentos saludables, sin castigos y sin peleas”, añaden.

 

El valor del ejemplo y los buenos hábitos

El ejemplo de los padres es importante en la educación de nuestros hijos, también cuando hablamos de hábitos alimentarios. Lo explicaba Julio Basulto en ‘Se me hace bola. Cuando no comen como queremos que coman’ (Random House Mondadori, 2013): cuando en un hogar los padres tienen unos hábitos saludables, es mucho más probable que haya alimentos sanos al alcance del menor. Esto se traduce en que cuantas más frutas y hortalizas, los niños consumen mayor cantidad de ellas. Y al revés: si en casa hay más alimentos insanos, la ingesta de los hijos será menos saludable.

En cuanto a hábitos como el uso de la tablet o el móvil los expertos en nutrición consideran que no son recomendables. ¿Afecta la tecnología a la relación con la comida en este sentido? Responden Griselda Herrero y Cristina Andrades que cuando comemos viendo la tablet, la televisión o el móvil, además de los efectos sobre la atención que pueden crear en los niños, estamos dando de lado la parte social. “Dejamos de conectar con los demás componentes de la mesa, se pierde la comunicación, no se comparte y, sobre todo, no prestamos atención a lo que estamos comiendo: ni a los sabores, ni a las texturas, ni a nuestras sensaciones de hambre y saciedad. Nos convertimos en autómatas y puede que no seamos ni conscientes de lo que hemos comido”, explican.

El tipo de alimentos que se asocian al momento de “ver la televisión” suelen ser también de peor calidad. Según Herrero, se asocia a alimentos superfluos, snacks, refrescos o comida rápida por lo que insiste en que para adquirir unos buenos hábitos alimentarios es fundamental comer en la mesa, lejos de estímulos que nos distraigan del objetivo principal que debe ser pasar un buen rato en familia.

 

5 recomendaciones básicas para disfrutar de las comidas en familia

Ocurre que muchas veces la hora de la comida se convierte en un caos y puede que nos preguntemos si se puede disfrutar de las comidas en familia cuando los niños son pequeños. Se puede y se debe. Griselda Herrero y Cristina Andrades nos dan cinco recomendaciones básicas que debemos tener en cuenta:

  • Los adultos debemos crear un ambiente agradable con la premisa de que debe ser un momento de compartir, de hablar con nuestros hijos y de pasar un rato divertido.
  • La comida debe pasar a ser un elemento secundario y no convertirse en el foco principal. En la mesa no se habla de comida sino de cómo hemos pasado el día, de planes para el fin de semana o de anécdotas divertidas.
  • Es importante respetar el hambre y la saciedad de los demás. Los padres tendemos a decidir qué, cuánto, cómo y cuándo (incluso a qué velocidad) deben comer nuestros hijos. Sin embargo esto es un error. Dejemos que ellos decidan (siempre con opciones saludables), confiemos más en ellos y respetemos su decisión. Debemos pensar si nos gustaría que nuestra pareja o amigos nos dijeran cada vez que comemos juntos cuánto servirnos, qué comer o cuándo tenemos que terminar.
  • Demos libertad de probar alimentos nuevos, y respetar que no les gusten. Si no ha gustado algo, volveremos a ofrecerlo en otra ocasión, incluso preparado de otra forma, pero no entremos en pánico. Todos necesitamos tiempo para aceptar nuevos sabores y texturas.
  • A veces damos tanta importancia a la comida que se convierte en un campo de batalla y dejamos de lado lo más importante: el aspecto social que rodea al momento de comer. Si cuidamos esto, las comidas familiares serán mucho más divertidas y amenas.

 

No hay vacaciones para el ahorro

Claro que es posible ahorrar en vacaciones. Incluso es necesario para subir más ligeros la temida cuesta de septiembre. Para lograrlo hay que conocer todas las posibilidades de ahorro al contratar viajes, alquileres, actividades… Pero hasta quedarse en casa puede resultar muy caro si no tomamos algunas precauciones.

 

Los meses de verano empiezan con una buena noticia: los recibos de las empresas de energía se desploman porque hace tiempo que no necesitamos calefacción. Desgraciadamente no hay muchos más motivos para reducir los gastos domésticos… a no ser que nos lo propongamos. Además, el cambio de rutinas, o la ausencia de ellas, convierten esta época en la más peligrosa para el bolsillo.

Comencemos por los gastos generales. A pesar de que la luz natural nos permite prescindir de muchas horas de iluminación artificial, también son días en que se está más en casa, se usan más electrodomésticos, trasnochamos… Y está, por supuesto, el aire acondicionado. Se aconseja poner el termóstato entre 22 y 24 grados; casi siempre resultará suficiente y, en todo caso, hay que saber que cada grado menos que seleccionemos el consumo eléctrico del aparato crecerá entre el 7 y el 8%. Limpiar los filtros también contribuye a gastar menos.

Hay otros métodos tradicionales que han demostrado su eficacia para enfriar el ambiente y reducir las horas de funcionamiento del aire acondicionado. Desde los toldos, persianas y cortinas hasta el ventilador de techo: éste puede reducir hasta 5 grados la temperatura ambiental. Y si dejamos vacía la vivienda habitual hay que desenchufar todos los aparatos, por seguridad pero también porque los ‘pilotos rojos’ nos cuestan unos euros al cabo del año.

El agua es el otro suministro habitual y básico al que debemos prestar atención, y no sólo en verano: un simple grifo que gotea puede llegar a sumar una pérdida de más de 30 litros diarios. Con el calor, las duchas se hacen más frecuentes pero apenas notaremos la diferencia si bajamos la temperatura del agua en el calentador. El mayor riesgo de que el consumo se dispare se encuentra, sin embargo, fuera de la casa, en el jardín. Regar el césped o las plantas puede constituir una actividad muy relajante, pero hay que hacerlo de forma responsable. En realidad las plantas necesitan muy poca agua para sobrevivir al estío; requieren, eso sí, continuidad en el riego, que debe ser casi diario. El césped, por su parte, supone aproximadamente el 70% de consumo de agua en un jardín medio. Y quien disfrute de una piscina ya sabrá que no hace falta renovar el agua en todo el verano si se dispone de un sistema de depuración.

 

Viajes con antelación

El grueso del gasto veraniego se suele asociar a los viajes y estancias en hoteles o apartamentos. No siempre es así, pero sí es el capítulo donde más se puede ahorrar con una buena planificación. Una vez elegido el destino adecuado para los gustos y las necesidades familiares, hay que reservar con antelación. Es verdad que existe la posibilidad de encontrar una buena oferta de última hora en pleno mes de agosto, pero mejor no arriesgarse. También es recomendable pagar un extra por el seguro de cancelación, sobre todo si viajan con nosotros niños y personas mayores.

Como decíamos, ni el trasporte ni la estancia supone tanto dinero como parece si nos fijamos en los gastos diarios: comer tres veces al día, trasladarse de un lugar a otro, entradas a museos o centros de ocio… Hay que estudiar, por tanto, las ofertas de media pensión y pensión completa; reservar con tiempo el alquiler de un vehículo; comprobar si existen descuentos en las visitas recomendadas… En hoteles y agencias de coches de alquiler existen, por cierto, un gran número de descuentos que debemos averiguar por nuestra cuenta, porque benefician a ex alumnos de universidades, empleados de determinadas empresas, miembros de colegios profesionales… Los hijos mayores, por su parte, no deberían improvisar a la hora de elegir un festival o un concierto de música: los precios de las entradas pueden encarecerse hasta un 300% en apenas dos meses.

 

Inevitables gastos extra

Hemos planificado con cariño los precios de viajes y estancias, las entradas a los museos o centros de ocio… ¿Cómo es que hemos gastado tanto dinero? Simplemente porque hemos tenido más tiempo para hacerlo y las ocasiones, en estas fechas, nunca faltan. Los ‘extras’ son generalmente los que nos amargan la vuelta de las vacaciones. Esas cenas improvisadas; las copas con los amigos; las compras de ropa y recuerdos; la gasolina; los taxis; los caprichos de los pequeños; la última excursión…

Y de nada sirve para descansar ignorar la cuenta corriente. Desatender los pagos o quedar en descubierto puede salir muy caro.

 

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“Para que las vacaciones no causen un agujero en la economía familiar -explica Elena Bárcena Garnica, de Banca Privada de Banco Santander- lo más importante es presupuestar; es decir, ver cuánto dinero tengo para gastar en esta época y, al mismo tiempo hacer una lista de aquello que quiero hacer”. Para Bárcena, hay que pedir todos los precios posibles, comparar y ver si las ofertas se ajustan al presupuesto. Por otra parte, “es posible que algún gasto importante se pueda financiar, pero hay que saber que ello conlleva un gasto adicional y debemos saber si podemos asumirlo”. Bárcena concluye que “las decisiones deben ser pausadas, no dejarse llevar por impulsos.

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CONCAPA propone evitar anuncios televisivos que generen adicción al juego

CONCAPA pide una mayor sensibilidad en cuanto a la oferta de anuncios y promociones de juegos online por cuanto se multiplican las adicciones a este tipo de juegos entre los jóvenes españoles y menores. 

 

El Presidente Nacional de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA), Pedro José Caballero, ha solicitado medidas a la Comisión Mixta de Seguimiento del Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia para la protección de los menores y jóvenes ante la creciente oferta de anuncios y promociones de juegos online que se vienen realizando en las televisiones, cada vez más en horario infantil.

CONCAPA pide una mayor sensibilidad en un tema cada vez más difícil, por cuanto se multiplican las adicciones a este tipo de juegos entre los jóvenes españoles y menores. En las promociones incluso se ofrecen cantidades de regalo para iniciarse en el juego, que a la larga generan serios problemas de adicción, perjudicando en casos extremos la estabilidad de las familias.

Para CONCAPA es preciso que se modifiquen y actualicen las regulaciones sobre este tema y que, en caso de incumplimiento (tanto de este aspecto como de otros susceptibles para los menores) se gestionen las reclamaciones oportunas de manera ágil y eficaz. En este sentido, cabe señalar que la web oficial para las reclamaciones televisivas es tvinfancia.es, cuyo enlace también figura en la web de CONCAPA.

Por último, señalar que CONCAPA no es partidaria de que “personajes famosos o conocidos” sean precisamente los que promuevan estas prácticas, que no hacen otra cosa que generar adicción en un colectivo tan vulnerable como el de los menores.

 

Escuela de padres 3.0: Bullying, señales de acoso escolar

Para algunos niños, ir a la escuela se convierte en una auténtica tortura. A su alrededor todo son burlas, amenazas y aislamiento. Y si cuentan lo que está sucediendo o se defienden, todavía puede ser peor. En el presente artículo nos gustaría explicar de la manera más detallada posible a qué nos referimos cuando hablamos de acoso escolar o bullying, ya que se trata de un problema demasiado importante y delicado como para que utilicemos este término a la ligera y desde el desconocimiento.

 

Por Marta Prado Bullido y Óscar González

 

El bullying consiste en cualquier forma de maltrato intencionado y repetido, ejercido por uno o más estudiantes contra otro u otros compañeros. Suele tener lugar en el aula (cambios de clase), en el patio (en las zonas no vigiladas), servicios o baños, autobús escolar, etc., pero puede darse también en otros contextos: actividades extraescolares, deportivas…

El acoso suele desencadenarse sin causa aparente o por algún hecho insignificante: cometer un error en clase, sacar una nota muy alta o muy baja, el aspecto físico… Entonces, ¿qué nos indica que se trata de acoso escolar? Estos son los indicadores clave:

  • Intencionalidad: existe la intención de hacer daño (físico, verbal y/o psicológico). Hay un propósito, un deseo de sometimiento y dominación por parte del agresor.
  • Repetición: no se trata de una agresión esporádica, sino que tiene continuidad en el tiempo de forma reiterada.
  • Desequilibro de poder: hay una desproporción de poder entre víctima y acosador (de fuerza física, popularidad, etc.).
  • Vulnerabilidad de la víctima: existen factores personales, sociales y estructurales que incrementan dicha vulnerabilidad (baja autoestima, falta de recursos propios para defenderse, aislamiento social, etc.).
  • Falta de apoyo por parte del acosado, ya que siente apartado y despavorido por temor a represalias.

Debemos ser muy cautos; no podemos hablar de acoso escolar por un desencuentro puntual con un compañero o por una pelea en la que se haya visto envuelto. Eso no es acoso escolar.

Tenemos que estar alerta ante cualquier pequeño detalle que haga disparar nuestras alarmas y ponernos en marcha activando la actuación ante un posible caso de bullying. Para ello, debemos hablar y comunicarnos frecuentemente con nuestro hijo y observar su actitud y reacciones. Hay que recordar que tan solo el 15% de las víctimas de bullying lo confiesan a sus familiares, de ahí la importancia de que madres, padres y docentes estemos atentos a las señales.

Estas son algunas que deberían hacer “saltar nuestras alarmas”:

  • Se queja con frecuencia de que se meten con él, le hacen la vida imposible o le pegan.
  • No quiere ir al colegio de manera continuada y pone excusas para faltar.
  • Explica o justifica la pérdida diaria de material escolar.
  • Llega a casa con la ropa rasgada, moratones o heridas y trata de justificarlas con frecuencia.

Por otra parte, hay otros signos no tan evidentes:

  • Baja su rendimiento escolar sin causa aparente.
  • Deja de mostrar interés por actividades y amigos que hasta el momento lo eran.
  • Presenta cambios bruscos de humor.
  • Manifiesta comportamientos de etapas anteriores.

 

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Uno de cada cinco

En la primera fase de detección, el centro educativo tiene una gran responsabilidad y puede identificar un caso de bullying a través de “pistas” que pueden ayudar a su detección. Veamos algunos ejemplos:

  • No dejan jugar al niño o lo aíslan socialmente.
  • Le insultan o le gritan.
  • Cuentan mentiras sobre él y hacen correr la voz.
  • Utilizan motes para llamarle.

Por consiguiente, tener en cuenta todo lo que hemos mencionado en el presente artículo y, sobre todo, abordar y tratar el tema con la seriedad, respeto e importancia que merece, es el primer paso para identificar un caso de acoso. Una vez identificado, estaremos en el camino de darle solución. España es el cuarto país de Europa con el índice más alto en acoso escolar. Uno de cada cinco alumnos escolarizados sufre acoso en nuestro país. El 85% de las víctimas no lo confiesa a sus familiares.

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Educar el pensamiento crítico: Los juegos de escape, aprender jugando

Escuchar, analizar, investigar, contrastar, buscar soluciones… son cualidades que ayudan a cultivar el pensamiento crítico. ¿Cómo fomentarlo en el aula?

 

Por Olga Fernández

“Cuestionar incluso aquello que parece obvio”, es la esencia del pensamiento crítico. Para activar esta forma de pensar es necesario que se den una serie de condiciones. El filosofo Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull, en Barcelona, es coautor del informe “¿Somos críticos? Fundamentos para una educación comprometida”, donde resume cómo educar a los niños en el pensamiento crítico.

Una de las claves es “tener la audacia de criticar, de atreverse a decirle al emperador que va desnudo”, comenta en clave metafórica. La más importante de todas es distanciarse de la fuente de información a nivel intelectual, es decir, enseñar al niño a ser escéptico y no creer de entrada todo lo que transmite una fuente.

Otras serían no excluir ningún objeto de la crítica, evitar el principio de autoridad, realizar la crítica pensando en la comunidad y no a nivel individual, y actuar desde la humildad (aceptar las críticas de los otros).

En la escuela

Todo niño tiene capacidad de pensamiento crítico, solo hay que cultivarlo. Uno de los más novedosos es el room escape, un juego de escape que permite aprender matemáticas de forma lúdica. En el aula, el profesor reúne a un grupo de alumnos en una sala de la que se tienen que escapar en un tiempo determinado.

Para hacerlo, deberán resolver unos problemas y seguir unas pistas que estarán relacionadas con los contenidos curriculares que trabajan en clase, y deberán utilizar sus capacidades intelectuales, creativas y de razonamiento deductivo y hacerlo en equipo. “Fomenta el trabajo cooperativo entre alumnos, el razonamiento deductivo y la práctica de las habilidades sociales.

Y resulta especialmente interesante cuando los niños pueden descubrir nuevas facetas de sus compañeros”, explica Amalia Gordóvil, profesora de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya. El juego permite poner en marcha y fomentar actividades mentales complejas y habilidades socioemocionales, como “observar, adivinar, anticipar, ponerse en el lugar del otro, expresar sentimientos, …”, enumera Gordóvil.

 

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El scratch, aprender a investigar jugando

“Otra forma de aprender jugando es el scratch, un lenguaje de programación creado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)dirigido a niños y niñas de entre 8 y 12 años, que también fomenta el pensamiento lógico y la creatividad. De manera que los niños aprenden a programar sus propios juegos, historias y animaciones y que lo hacen de forma lúdica y sencilla.

“La actividad intelectual asociada a la programación enseña a pensar de forma abstracta, lógica y estructurada. El scratch potencia el aprendizaje por indagación, por investigación y por resolución de problemas”, explica Adriana Ornellas, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Para los expertos, este lenguaje de programación tiene varios beneficios:

  1. Desarrolla el pensamiento lógico: el niño es capaz de descomponer un problema en pequeñas partes, lo que le obliga a realizar un seguimiento secuencial para encontrar la solución.
  2. Fomenta la creatividad: tienen que imaginar historias y crear juegos..
  3. Mejora la comprensión: pueden comprobar cómo el ordenador ejecuta sus órdenes.
  4. Facilita el pensamiento sistémico: la programación les permite entender cómo funciona un sistema y cómo se relacionan sus partes.
  5. Mejora el rendimiento escolar: “aprenden programación, conceptos matemáticos, inglés, etcétera.

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Los buenos libros son para el verano

Como las bicicletas, los buenos libros y las buenas lecturas tienen cabida durante todo el año, pero nunca se disfrutan tanto como en la paz, la calma y el sosiego de las vacaciones de verano. Durante los meses de julio y agosto no pueden faltar los libros. Ni en casa, ni en las maletas. Porque no hay mayor viaje que el que nos ofrece las páginas de un libro, en Padres y Colegios hemos seleccionado una serie de lecturas para que el verano de los pequeños lectores sea inolvidable.

 

Por Adrián Cordellat

Para los amantes del cómic

El cómic es una extraordinaria herramienta para incentivar el hábito de la lectura, sobre todo entre aquellos niños más reacios a ella. También una magnífica fórmula para transitar del álbum ilustrado infantil a los libros donde prima la letra sobre la imagen. Y si hablamos de cómics, no hay editorial más especializada en el ámbito que La casita roja. Mateo, el protagonista de Caja, es un cicerone perfecto para enganchar a la lectura. Las aventuras vividas junto a su amigo de cartón en los dos volúmenes escritos por Patrick Wirbeleit e ilustrados por Uwe Heidschötter son una garantía de éxito.

Para los que no tienen miedo

Francesc Gisbert y Cristina Durán son los autores de la saga Los amigos de los monstruos, publicada por Andana Editorial, que da una vuelta de tuerca a muchos de los personajes fantásticos de la cultura tradicional. De momento cuenta con dos volúmenes (Los amigos del Coco y El Cole de los Monstruos) protagonizados por María, una niña intrépida que pasa las tardes con su abuela y que se ve envuelta en una historia de aventuras plagada de personajes malvados (o quizás no tanto) que es un canto a la literatura popular y a todos esos personajes que más de una vez nos quitaron el sueño durante nuestra infancia.

Para los fanáticos del balón

En la literatura infantil enfocada al deporte rey hay vida más allá de Los Futbolísimos. La prueba es la colección Gol o penalti que publica la editorial Bookolia y que centra su atención en algunos de los futbolistas más carismáticos de la historia del balompié, aquellos que no ganaron un Balón de Oro (ni lo pretendieron), pero que dejaron un recuerdo imborrable por su forma de ser y de concebir el fútbol como lo que es: un deporte y un juego que debería estar siempre por encima de cualquier fanatismo o negocio. Los dos primeros títulos de la colección están dedicados al mítico portero colombiano El loco Higuita y al irrepetible centrocampista salvadoreño Mágico González.

Para despertar conciencia feminista

El prolífico autor norteamericano James Patterson ha dado por inaugurada este año una nueva saga que sumar a su inabarcable bibliografía: Max Einstein. Publicado en España por Duomo Ediciones, el libro narra las aventuras de una niña de 12 años poco convencional (Max), que va a la Universidad, desarrolla inventos y habla con Albert Einstein. Una pequeña genio que tendrá que poner en liza todo su conocimiento para usar la ciencia con el fin de acabar con los problemas del mundo.

Y si en vez de aventuras te van más los cuentos de princesas, nada como el libro Princesas que cambiaron el cuento (Lumen), escrito por Virginia Mosquera e ilustrado por Lydia Sánchez, que transforma en cuento clásico la vida de algunas de las mujeres más emblemáticas de la historia moderna, mujeres que hicieron su propio camino obviando el que tenían marcado. Entre ellas Patti Smith, Malala, Michelle Obama o Penélope Cruz.

Para quienes sienten devoción por los clásicos

Hay muchas editoriales españolas haciendo una labor maravillosa por recuperar para los niños de hoy clásicos de la literatura universal. Una de ellas es Nórdica. Imprescindible es su edición de Cuentos de la selva, del reconocido cuentista uruguayo Horacio Quiroga, que ilustra con mimo Antonio Santos. Premio Nacional al mejor libro editado en 2017, las fábulas de Quiroga son una joya que no debe faltar en ninguna librería doméstica.

También de cuentos, aunque en este caso de dragones y niños y niñas intrépidos, está conformado El último dragón y otros cuentos, una recopilación de cinco de las mejores historias escritas por la autora británica Edith Nesbit, considerada la madre de la literatura infantil moderna.

Para los que no se cansan de aprender

Hay libros que son una herramienta fantástica para aprender mientras se disfruta de la lectura y de la belleza de las ilustraciones que lo acompañan. Un ejemplo de ellos es Un mundo por descubrir (Maeva Young), que recopila en una edición maravillosa 30 inventos y descubrimientos llevados a cabo a lo largo de la historia y que de una u otra forma han cambiado nuestra manera de vivir.

Otro ejemplo lo constituye La increíble vida de los paisajes (Errata Naturae), en el que podemos conocer la historia y la evolución de 20 emblemáticos paisajes del mundo. Lugares tan fotografiados en la era de Instagram como el desierto del Sahara, las Cataratas del Niágara, el Gran Cañón o La gran barrera de Coral. Lugares que sentimos tan conocidos, pero que a la vez desconocemos mucho.

Por último, Peces por todas partes (Andana Editorial), en el que la escritora e ilustradora alemana Britta Teckentrup realiza un maravilloso trabajo gráfico y de investigación para mostrarnos la vida que brota fuera del alcance de nuestra vista, en las profundidades del mar. Una delicia.

 

 

 

Katia Hueso: "La hipervigilancia del juego tiene como consecuencia que dejamos poca autonomía a los niños”

Para Katia Hueso la esencia del juego está la creación del mismo, la alegría con la que se inicia y la despreocupación con la que se deja de hacer. Aspectos que no encontramos en las actividades organizadas.

 

Por Diana Oliver

De la experiencia de Katia Hueso, bióloga y cofundadora en 2011 de Naturaleza Saltamontes –la primera escuela infantil al aire libre de España–, nace ‘Jugar al aire libre’ (Plataforma Editorial), el segundo libro publicado por Hueso, en el que explica por qué es imprescindible para los niños el juego al aire libre, y sin más elementos que los que encuentran en la naturaleza. A lo largo de más de 200 páginas nos invita a reflexionar sobre el tiempo de juego que tienen los más pequeños en la actualidad y cómo les afecta. También ofrece ideas para saber dónde, cuándo y cómo se puede disfrutar del juego al aire libre, incluso en los entornos más urbanitas, en un parque o en el propio colegio.

 

Dices en el libro que la proliferación de actividades organizadas, extraescolares e incluso la industria de los juegos educativos “nos han llevado a un juego desprovisto de la alegría, la improvisación y la despreocupación que deberían definirlo”. Ese juego “más organizado” o previsible, ¿tiene menos beneficios que el juego libre?

Creo que en la esencia del juego está la creación del mismo, la alegría con la que se inicia y la despreocupación con la que se deja de hacer –cuando ya no apetece–. Las actividades organizadas, de ocio o escolares no recogen ninguno de estos aspectos. El juego está prediseñado, tiene una ejecución prefijada y una duración finita. Perdemos, pues, todo el valor del proceso de creación autónomo, en el que los niños aprenden a decidir, describir, negociar, persuadir, escuchar a los otros.

Pierden también la oportunidad de conocer sus límites de forma autónoma, de saber hasta dónde quieren llegar o con quién lo desean hacer. Y, por otro lado, la asertividad necesaria para decidir cuándo lo abandonan, sin la obligación de permanecer en el juego hasta que alguien jerárquicamente superior lo determine.

 

El juego está prediseñado, tiene una ejecución prefijada y una duración finita.

 

¿Qué necesitan los niños para desarrollar el juego?

Para poder jugar, un niño ha de sentirse confiado y seguro. Necesita saber que dispone de la libertad para hacerlo, y un entorno física y emocionalmente amable. Y poco más. Se sabe de niños que jugaban en los campos de concentración alemanes, así que, si ellos lo podían hacer, qué no se podrá hacer hoy. Paradójicamente, de lo que les privamos es de libertad, y de tiempo, para jugar. Lo hacen en cuanto pueden, pero disponen de tan poco margen, que no llegan a desplegar el juego en su esplendor. Los niños del Holocausto disponían de poca seguridad, pero les sobraba tiempo y, en cierto modo, libertad, pues no se les prestaba mucha atención. Tremenda paradoja.

 

¿Hasta qué punto hipervigilamos su juego y qué consecuencias tiene eso para su desarrollo físico, intelectual y emocional?

La hipervigilancia del juego tiene como consecuencia que dejamos poca autonomía a los niños. No les dejamos aprender de sus errores, de desarrollar habilidades sociales, resolver conflictos o solucionar problemas por su cuenta. Si esto lo trasladamos al plano físico, son niños que tienen una motricidad más limitada, que no se atreven a asumir riesgos o a afrontar retos físicos, que tanto nos enseñan sobre la vida. En última instancia, ya como adultos, podemos tener una visión distorsionada de nuestras capacidades, dificultad para asumir nuestra responsabilidad y sufrir de dependencia emocional de otros.

 

Portada- Jugar al aire libre¿Qué dirías que aporta la naturaleza a la Educación que no podrá aportar nunca un aula?

La naturaleza difiere del aula en aspectos fundamentales. En primer lugar, es un espacio de vida, en el que podemos encontrar seres con los que empatizar y a los que cuidar, con todo lo que ello conlleva de valores éticos. Podemos aprender sobre procesos y sistemas vitales afines a los humanos y descubrir, mediante este conocimiento, cuánto dependemos de ella y ella de nosotros. La naturaleza, además, es por definición cambiante. Esto supone una importante lección de vida, pues nos será imposible controlar todo lo que nos pasa. Aprendemos a ser flexibles, resilientes, a manejar riesgos y a adaptarnos a la realidad, sea ésta como sea. Un entorno controlado como un aula, por serena y armónica que ésta sea, no nos puede dar todo esto.

 

Hablas también en este sentido de lo infrautilizados que están los patios en las escuelas. Algunos colegios están tomando en serio el rediseño de sus patios de cara a conseguir precisamente un juego más libre…

Hay en efecto muchas iniciativas de reverdecer patios e incluso de usarlos para fines curriculares. Son, como es natural, muy variopintas y algunas profundizan más que otras en ese proceso. Pero me alegra mucho observar que está surgiendo esta necesidad de permeabilizar los espacios escolares, de dejar entrar la naturaleza en la escuela. Como en todo, lo que de momento son proyectos individuales y poco estructurados, espero que se convierta en una tendencia generalizada y consolidada, con el apoyo de las instituciones y de las familias.

 

¿Cómo sería para ti el patio escolar perfecto?

Pues empezaría por cambiarle el nombre y llamarlo jardín. Creo que sólo con eso ya cambia nuestra imagen mental de lo que estamos hablando. Me gustaría que fuera un lugar en el que predomine el verde y las líneas curvas; en el que haya posibilidad de que surjan sorpresas y los niños puedan crear sus aventuras. Un jardín con frutos cosechables y comestibles, con refugios para bichos, atractivo para las aves, insectos y tal vez algún mamífero pequeño. Que tenga árboles para trepar y rocas que escalar, arbustos en los que esconderse y elementos naturales con los que jugar. Y con rincones para el sosiego, la lectura, la conversación y el paseo.

Todo ello debería ser un espacio atractivo para los chavales en el recreo y para que los maestros deseen dar clase en él. Dejaría los balones y otros elementos que, de forma consciente o inconsciente, fomentan el sexismo, para las pistas deportivas. La naturaleza tiene la ventaja de ser inclusiva, todos (y todas) tenemos cabida en ella por igual.

 

Me gustaría que el patio fuera un lugar en el que predomine el verde y las líneas curvas; en el que haya posibilidad de que surjan sorpresas y los niños puedan crear sus aventuras.

 

Por último, no sólo es dónde jugar o cómo sino que es importante el tiempo, un bien difícil de conseguir. ¿Por qué es importante que haya tiempo para el juego y que sea un juego que se pueda desarrollar en calma, sin prisas ni parones?

Nuestro afán de criar ciudadanos competentes y competitivos hace que apuntemos a nuestros hijos a toda clase de actividades extraescolares, campamentos, cursos, etc. que hace que sus agendas se llenen enseguida. En los escasos huecos que les quedan, desarrollan un juego en staccato que no llegan a desplegar o desarrollar con plenitud. Mi sugerencia es que apuntemos a los niños a la “academia” del juego, que es gratuita y universal, y abre las 24 horas. Repensemos cuántas de esas actividades son necesarias, si con el dinero que invertimos en ellas no podríamos pagar a alguien que esté con ellos mientras juegan (o, mejor aún, si se puede: hacerlo nosotros). La mejor inversión que podemos hacer en nuestros hijos es darles tiempo para jugar. Curiosamente, puede que incluso nos ahorremos dinero en ese empeño.