¿Tu hijo sabe leer?

Tu hijo va al colegio desde hace años, no tiene problemas
con las notas, ¿cómo vas a dudar si sabe leer? Pues
a lo mejor deberías. Al menos dos evaluaciones internacionales,
PISA y PIRLS, nos dicen que uno de cada cuatro
alumnos tiene dificultades para entender lo que lee.

Autor: JOSÉ M. LACASA

Entendámonos. Si consideramos leer el juntar letras, prácticamente todos los niños leen a los seis o siete años. El problema es que leer, tal y como lo entendemos –y lo necesitamos– los adultos, es un proceso mucho más complejo. Cuando usted lee un texto, por ejemplo este artículo, no está formando palabras, sino comprendiendo la información, relacionándola con otras ideas dentro de su cabeza, contrastando todo a la luz de sus conocimientos y su experiencia. Y, todo ello, de manera simultánea.
Este proceso, denominado lectura comprensiva, debe ser adquirido por los niños durante la Primaria. Si no es así, serán incapaces de estudiar y, consecuentemente, no superarán la siguiente etapa, la ESO y, finalmente, fracasarán en los estudios. Además, es difícil adquirirlo una vez superados los diez u once años.

UNO DE CADA CUATRO

Las alarmas saltan cuando PISA 2006, una evaluación realizada a alumnos de 15 años en 58 países en tres áreas de conocimiento –Ciencias, Matemáticas y Lectura– nos dice que uno de cada cuatro alumnos españoles no comprende bien lo que lee –y eso que la lectura era un folleto sobre zapatillas, no un texto científico sobre la teoría de las integrales.
¿Sigue estando tan seguro de que su hijo no será uno de ellos? Si le ocurre a uno de cada tres chicos y una de cada cinco chicas, aunque sólo sea por la ley de probabilidades, quizás no debiera estar tan tranquilo.
Si no lo ha comprobado ya, quizás vaya siendo hora. Muchos padres conocieron una escuela en la que se utilizaban técnicas que evitaban que hubiera alumnos de los que se pudiera decir que, tras diez años de escolarización, “entienden poco lo que leen y apenas retienen nada un rato después de la lectura”, como los describe un veterano profesor de Lengua en la ESO. Pero muchas de esas prácticas ya han desaparecido o han sido sustituidas por otras de cuya eficacia nos hablan los datos.

¿CÓMO COMPROBARLO?

Hay una serie de técnicas sencillas que permiten comprobar si un alumno de ocho, diez o doce años sabe leer, es decir, entiende lo que lee. Una de ellas consiste en que el niño lea en silencio durante un minuto un texto –que no debe ser complejo, pero que tiene que tener cierta riqueza de vocabulario– y luego preguntarle sobre lo leído.
Compruebe también el número de palabras que ha sido capaz de leer: si son menos de 120, comience a preocuparse. Si no sabe qué texto ponerle, piense en algo que le pueda gustar. La vida de los animales o los temas de historia para niños suelen ser muy populares (hay revistas especializadas en temas para niños muy útiles). Si el niño tiene diez años o más, puede escoger una página de Julio Verne, por ejemplo.
No se contente con ello: también puede hacerle leer en voz alta unos minutos, y comprobar después que entiende lo que ha leído. O dejarle leer un texto largo en silencio durante unos minutos y preguntarle sobre lo leído al cabo de media hora para comprobar que lo retiene.
Pero, ¿qué preguntar? Pues cuestiones muy concretas sobre lugares, personas, acciones, tiempos, orden de los hechos o temas tratados; o permitirle contarlo con sus propias palabras o que escriba sobre lo leído.

LOS DATOS

> España es el país con peor evolución en los resultados de lectura en PISA, una evaluación realizada a alumnos de 15 años. En 2006, nada menos que un 26% (uno de cada cuatro) de los alumnos españoles se sitúan por debajo del nivel mínimo admisible en comprensión lectora.
> PIRLS 2006, otra evaluación internacional que mide la competencia lectora de los alumnos de nueve años, dice que el 28% de los niños está por debajo del nivel intermedio.
> Aunque a los nueve años no se detectan diferencias entre chicos y chicas, a los 15 el 32% de los chicos (sí, uno de cada tres) está por debajo del mínimo en competencia lectora, mientras que “sólo” un 19% de las chicas está en esa situación.
> Por comunidades, Andalucía destaca negativamente entre las presentadas al dejar a un 30% de los alumnos de 15 años sin las competencias mínimas en lectura, pero ocurre más o menos lo mismo en la mitad sur de España.

CONSEJOS

Desdichadamente, no se puede decir que un sistema educativo que deja a un tercio de los alumnos en la cuneta –el fracaso escolar en España es del 30%– sea confiable. Hoy, un padre responsable debe compensar los fallos de la enseñanza que tenemos. Puede comenzar por algunos puntos básicos.
1 – Muchos padres confían en que la escuela eduque a sus hijos. Sin embargo, hay demasiadas escuelas en España que ni siquiera enseñan bien. Busque una buena, y no deje de comprobar que lo es mientras su hijo esté escolarizado.
2 – Haga los deberes con sus hijos en la medida de lo posible, sobre todo en Primaria. Si el trabajo no le deja tiempo entre semana, dedique los sábados o domingos por la mañana a repasar con ellos, a confirmar sus progresos.
3 – Si su hijo muestra más capacidad que lo que le exigen en la escuela, evite que se aburra: ábrale los ojos a muchos de los temas que ya no le enseñarán, llévele a museos, encuentre los temas que le gusten y anímele a profundizar en ellos.
4 – Establezca sus prioridades. Si a su hijo le dan un yogurt en mal estado en el colegio no dudará en quejarse. Si a su hijo no le enseñan a leer en el colegio, probablemente ni se entere. Un yogurt en mal estado supone dos días en cama. No saber leer le perseguirá durante el resto de su vida.
5 – Si no sabe qué darle a leer a cada edad, consúltelo a sus profesores, mire en internet, lea PADRES, cómprese una guía de lectura (por ejemplo, Bienvenidos a la fiesta, de Luis Daniel González). También puede suscribir a su hijo a revistas de lectura adaptada a cada edad, como LeoLeo (Bayard).

Una televisión a la medida de tu hijo

La programación emitida
por televisión en horario
infantil es cada día
que pasa más inapropiada,
por ello los padres
han hecho uso de
su ingenio para crear
una programación a la
medida de sus hijos.

Autor: LAURA DEL POZO

El pasado mes de diciembre el centro universitario Villanueva y la Asociación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) presentaron el VI Informe sobre el cumplimiento del Acuerdo de Autorregulación, firmado entre el gobierno y las principales cadenas nacionales hace ya tres años. Los datos recogidos por la ATR vienen a traducir en cifras lo que los telespectadores percibimos desde hace años: los contenidos ofertados en horario infantil –17’00 a 20’00– son algo más que inadecuados. El informe hace referencia a varios de estos programas como Gran Hermano o El Diario de Patricia, emitidos ambos en horario infantil, con una puntuación de cero en contenidos positivos.
Pero, y a pesar de este panorama televisivo, cientos de escolares pasan varias horas al día frente a la pantalla, especialmente tras la salida de clase. Por ello no es de extrañar que muchos padres estén tomando medidas y, ante la incapacidad para influir directamente en los directores de programación –más pendientes de las audiencias que de la ética–, hayan aguzado su ingenio, ideando nuevas formas de televisión a medida.

ALTERNATIVAS CREATIVAS

Uno de los recursos más explotados por las familias es el uso de las películas de vídeo o DVD. El único problema que tiene esta alternativa es que las películas se pueden ver un número limitado de veces y que para disponer de una filmoteca adecuada hace falta dinero y espacio.
Otra de las opciones más extendidas es la de contratar los llamados canales temáticos, donde por una cantidad al mes puedes optar a paquetes de programación diseñados para los niños. El pero que puede tener radica en la selección de los contenidos, que realiza el canal y que en ocasiones pueden no responder a las expectativas familiares. Por eso hoy en día ganan adeptos los dispositivos dotados con un disco duro multimedia, que tiene una capacidad de entre 250 Gb y 1 Tera (1.000 Gb), lo que supone poder seleccionar más de 3.000 horas de programación. El precio de esta útil herramienta que permite a los padres diseñar una programación a la carta para sus hijos oscila entre los 100 y los 150 euros.

DATOS DEL INFORME

El Informe de ATR y la Universidad Villanueva ofrecen interesantes claves sobre la televisión que vemos, a partir de las infracciones o contenidos positivos que emiten:
> Las cadenas que ofrecen mayor número de contenidos positivos son Cuatro (4,5), seguida de La Sexta (3,7). La 2 es la que mejor cumple el acuerdo.
La Sexta es la cadena que más impulsa comportamientos pro sociales (24) y Cuatro la que ofrece un contenido más didáctico (29).
> Curiosamente La Sexta también es la cadena que más veces incumple el acuerdo –24,7 veces al día–. Esto se debe a una programación de contenido violento (45) o con un lenguaje inadecuado (36).
> Antena3 y Telecinco son las otras dos cadenas que peor siguen el acuerdo, especialmente por contenidos violentos (Antena3) o discriminatorios (Telecinco).

"Hablamos de globalización y los estudiantes no saben lo que es el globo"

Nos cita en su cuartel general, un despacho plagado de libros a medio leer y discos compactos a medio escuchar, pero excelentemente escogidos, en medio del mismísimo caos. Un ejemplar de las memorias de Azaña comparte cubículo con un CD de rancheras, mientras que un amasijo de papeles dejan entrever la cercanía de las fechas de regalos y abalorios recién terminadas.

Autor: SERGIO SÁNCHEZ

Amando de Miguel, el padre de la sociología española, se ha convertido en un rara avis, una especie de erudito que combina a la perfección el estudio de la lingüística con el de la familia, las botas de montaña con la chaqueta de cuadros. Sus pasiones, no las oculta, quedan claras cuando contesta a los temas relacionados con la educación, la lectura y los problemas de la sociedad española.

P. ¿La educación española está en crisis?
R. Es un tema sobre el que existe una queja recurrente a la que no le falta razón, pero que no hay que sacar de contexto. Es complicado, pero no hay que ser alarmistas.
P. Sin embargo, el nivel de nuestros hijos palidece… ¿Nos gusta hablar de educación pero no le prestamos la debida atención?
R. Es que al Estado, a los gobiernos, eso de gastarse el dinero en la educación por lo visto no les gusta. Se lo gastan en otras cosas, alianzas de civilizaciones y despropósitos similares. Somos el país que más dinero da al cambio climático, que es una estafa, y el que menos crecimiento educacional tiene.
P. ¿El modelo educacional español es el correcto?
R. No, ni por asomo. Y además, respondo a partir de elementos comparativos de varios modelos mundiales.
P. ¿Por ejemplo?
R. La India, por población, al no tener dinero para sustentar todo su sistema educativo, ha apostado por los estudios superiores, que son excelentes. El modelo inverso, el de Chequia o Rumanía, por la influencia socialista, ha decidido que haya una escuela primaria para todos, que se consiga igualdad. La universidad, en cambio, es un desastre.
P. ¿Y el modelo óptimo?
R.
El de Irlanda, por ejemplo, que tiene una excelente escuela primaria y una excelente universidad. Claro que tiene la ventaja de ser un país muy pequeño y tienen costes de escala muy reducidos. Pero el hecho es que tiene una población sumamente instruida y una universidad de primera magnitud.
P. ¿Dónde se encuentra España?
R.
Pues en el lugar contrario a Irlanda: la enseñanza primaria descuidada como nunca y la universidad hecha un desastre. Y eso teniendo en cuenta que nosotros tenemos universidades desde la Edad Media, universidades centenarias…
P. ¿Y este desastre viene de lejos?
R.
Puede que no sea muy popular el decirlo, pero la universidad a la que yo fui en los años 50 era una buena universidad, lo que pasa que era como en la India, elitista, era para unos pocos. Ahora la universidad es para todo el mundo, pero a niveles paupérrimos.
P. Además nos encontramos con que los niños en La Rioja piensan que el Ebro nace y muere en su región. ¿Es un problema de descentralización también?
R.
Es un problema que va más allá. Es necesario un acuerdo para evitar la educación localista. Y si hablamos del lenguaje, podíamos estar horas… Se habla de globalización, cuando los estudiantes no saben nada del globo… Es duro pensar que los nuevos españoles desconocen América Latina, por ejemplo, donde más hispanohablantes hay en todo el mundo.
P. ¿Cómo es la situación del español?
R. Es el idioma más vivo del mundo, pero no gracias a nuestro país únicamente. El idioma más vivo es el que más gente estudia, y ése es el español, que va de la mano del inglés. Sin embargo, el índice lector de los niños españoles es bajísimo.
P. Y eso es un indicador grave.
R.
Es que la lectura es el indicador que mejor correlaciona con el desarrollo económico, no el número de estudiantes, sino si los niños saben leer, una cosa tan aparentemente tonta como ésa, si entienden lo que leen. No obstante, es evidente que si no se lee, no se podrá llegar a entender lo que se lee, aunque suene a perogrullada.
P. Digamos que los modelos sociales han cambiado también…
R. Claro. La familia ha cambiado, los roles sociales también. Ahora el éxito está relacionado con la fama. Es el modelo. El famoso es guapo, sale en los medios, y para eso no hace falta estudiar mucho, para ser famoso… más bien es necesario ser casi analfabeto.
P. Además da la sensación de que, como bien dice, la educación en las familias y en los colegios ha dejado de premiar el esfuerzo, lo que da una falsa idea de igualdad.
R.
De falsa igualdad y de falsa pedagogía, porque desde hace muchos años está la idea de la educación como algo lúdico, como algo agradable, como un juego… La educación es esfuerzo, disciplina. Disciplina quiere decir látigo y quiere decir asignatura, y no está mal esta asociación.
P. ¿Se motiva para el fracaso, más que para el éxito?
R.
Eso es. Las asignaturas son disciplinas, es decir son duras, son esfuerzo, son tareas para casa, deberes escolares todos los días, incluso en vacaciones. Y tampoco es que eso sea un gran sacrificio, porque aprender es una cosa bien agradable, y así lo debemos hacer ver.

¿Peligrosos o educativos?

La mayoría de los videojuegos preferidos por los niños son de corte violento. Por
eso, somos los padres quienes debemos controlar su consumo, primero mediante la
selección del videojuego y después potenciando un uso razonable. De este modo, la
utilización de la consola puede llegar a resultar positiva.

Autor: ZAIDA PÉREZ DE ARANDA

El número de videojuegos de contenido violento sigue en aumento. De hecho, los considerados como extremadamente violentos han incrementado sus ventas en más de un 30% en los últimos años, mientras que los menos aceptados son los que contienen aspectos educativos. De ahí que el 38% de los menores de edad reconozca que si sus padres conocieran el contenido de algunos de sus videojuegos no les dejarían jugar con ellos.
Por eso, hablar de videojuegos a menudo conlleva ciertas reticencias entre muchos padres. Sin embargo, hacer un uso responsable de ellos puede resultar positivo. Así lo demuestra el reportaje de este mes del portal Entre Padres de EducaRed (www.educared. net:80/entrepadres), que repasa las ventajas e inconvenientes de este tipo de entretenimiento y ofrece consejos para elegir videojuegos adecuados a la edad de los niños y evitar contenidos violentos, sexistas o no recomendados para ellos.

A FAVOR Y EN CONTRA

Numerosos estudios manifiestan que existe una relación entre la práctica de los videojuegos violentos y la conducta agresiva y otros problemas relacionados con ella. Pero, también debemos preguntarnos: ¿generan violencia los videojuegos o son las personas violentas las que se sienten más atraídas a jugar con videojuegos de contenidos violentos? La clave está en tener claros los aspectos positivos y negativos de los videojuegos y, en base a éstos, controlar los contenidos. Eso sí, desde una postura de comprensión y no de imposición.
Entre los aspectos positivos de la utilización de los videojuegos, debemos tener en cuenta que:
1. El jugador toma decisiones, actúa y además percibe que su esfuerzo se ve recompensado.
2. Se adquieren conocimientos (lenguajes específicos, símbolos, técnicas…).
3. Los videojuegos proporcionan un sentido del dominio y del cumplimiento en los jugadores. Esto reporta un aumento de la autoestima y reconocimiento social por parte de los amigos.
4. Ejercitan la imaginación sin limitaciones espaciales o temporales.
5. Desarrollan la coordinación óculo-manual, enseñan habilidades psicomotrices y ayudan a “aprender a aprender”.

En cuanto a los aspectos negativos, destacan los siguientes:
1. Pueden provocar que se les dedique un tiempo desproporcionado, abandonando otras tareas.
2. Los jugadores asiduos a los juegos violentos pueden presentar una conducta más agresiva, impulsiva y egoísta. Asimismo, los juegos violentos pueden predisponer a aceptar la violencia con demasiada facilidad.
3. Algunas personas con síntomas de fobia social utilizan este tipo de entretenimiento como refugio.
4. Los videojuegos de contenido agresivo pueden generar ansiedad y sentimientos hostiles.

CONSEJOS

El monográfico de Entre Padres aporta consejos para antes y después de la compra del videojuego. Algunos de ellos son:
1. Informaos de los contenidos del videojuego mediante el etiquetado del código PEGI y la información que acompaña al juego en la caja.
2. Escoged videojuegos adecuados a la edad de vuestros hijos, que fomenten los valores positivos y con contenidos pedagógicos. Evitad los que transmitan lo contrario, pero hacedlo con la complicidad de vuestro hijo.
3. La compra de videojuegos piratas puede ser de riesgo a la hora de garantizar la correcta clasificación del producto.
4. Aunque es bueno potenciar uso de videojuegos en común entre los menores, es importante vigilar también su intercambio y la bajada de los mismos a través del ordenador.
5. Procurad jugar con ellos. Esto os ayudará a valorar sus aspectos positivos, a mantener criterios más adecuados a la hora de comprarlos y, en definitiva, a conseguir una mejor comunicación en el entorno familiar.
6. Instalad la videoconsola en espacios compartidos de la casa como, por ejemplo, el salón.
7. Es aconsejable descansar un mínimo de entre 10 y 15 minutos por hora mientras se utiliza un videojuego.
8. Proponed a vuestros hijos que inviten a sus compañeros de colegio o sus amigos a jugar.
Los padres internautas que lo deseen pueden participar en Entre Padres dando su opinión en los foros y respondiendo a la encuesta de El pulsómetro titulada “¿Controlas los videojuegos de tu hijo?”.

ADICTOS A LOS VIDEOJUEGOS

Uno de los efectos negativos de los videojuegos que más preocupan a padres y educadores es la adicción que este tipo de entretenimiento puede crear en nuestros hijos. Tal y como se explica en el portal Entre Padres de EducaRed, muchos partidarios de la consola niegan que los videojuegos puedan crear adicción, pero, según un estudio de científicos alemanes, estos productos actúan sobre el cerebro de la misma manera que otras sustancias crean dependencia.
Si los jugadores de videojuegos someten al cerebro de forma continua a ciertos estímulos de recompensa que causan la liberación de cantidades crecientes del neurotransmisor llamado dopamina, se crea “una memoria de la adicción” que tiene efecto en la actividad cerebral.
Desde 2006 existe en Europa la primera clínica para adictos a los videojuegos. Situada sobre los canales de Amsterdam, esta clínica se construyó al detectar diversos casos de adicción, como el de un chico que se pasaba 18 horas al día jugando.
El abuso de los videojuegos a menudo responde a unos hábitos de vida familiar donde se hace difícil compatibilizar la educación y los hijos con la vida laboral y otras exigencias. Por ello, no se debe permitir que los videojuegos sean utilizados por niños y sobre todo por adolescentes para llenar ese vacío, hay que buscar actividades alternativas.

La adolescencia, su sociedad entorno, su pasado y futuro

Quienes siguen esta columna saben de mi interés por el mundo propio de los adolescentes, que veo, en gran medida, como construido por ellos mismos, según sus intereses e inclinaciones inmediatas, a partir de elementos producidos por los adultos pero con escasa guía de éstos. Siguiendo a Judith Rich Harris, pienso que el grupo de adolescentes es, al menos hoy, la principal agencia de socialización de nuestros jóvenes.

Autor: Juan Carlos Rodríguez. Sociólogo, Investigador de Analistas Socio-Políticos (ASP)

Hoy quiero referirme a las posibles consecuencias de la falta de orientación adulta, trayendo a colación dos lecturas recientes. Una es del economista estadounidense Steven Horwitz, quien en su artículo “¿Es la familia un orden espontáneo?” observa un desarrollo paradójico en las familias actuales. La rápida expansión de los órdenes de libertad, los propios de la Gran Sociedad a que aspiran los liberales, está alcanzando el interior de las familias. En éstas priman cada vez menos los objetivos comunes y más los fines de cada miembro, también de los hijos. Siendo así, si la autoridad paterna tiene cada vez menos contenidos, y es menos capaz de ejercerse sobre los hijos, a la familia le será cada vez más difícil inculcar en los hijos los valores necesarios para operar efectivamente en esa Gran Sociedad, la cual necesita, precisamente de personas así socializadas para mantenerse y prosperar. De ahí la paradoja, que la falta de autoridad y jerarquía dentro de las familias pueda menoscabar el funcionamiento de las sociedades libres.

La otra lectura es de la autora sueca I. Enkvist, más conocida en estas páginas, quien se lamenta en La educación en peligro de la pérdida de una enseñanza sólidamente asentada sobre un currículo estructurado sobre conocimientos acumulables, comprobados mediante las oportunas pruebas. Estos conocimientos, como diría E. D. Hirsch, son absolutamente necesarios para que un adulto sepa bandearse bien como ciudadano de una democracia y como consumidor y productor en un mercado libre. En su defecto, una enseñanza basada en una pedagogía cada vez más centrada en los intereses inmediatos de niños y adolescentes, en lugar de ampliar sus miras hacia la sociedad circundante en su dimensión más amplia, no sólo la local, y hacia su historia, de nuevo, no sólo la local, así como hacia el futuro familiar o profesional de los jóvenes, les enseña a adaptarse, extrañamente, a lo que ellos piensan y sienten. Es decir, facilita, aún más, la conformación propia de su mundo. La enseñanza se convierte en un ejercicio de egoísmo o narcisismo.

Es decir, según estos autores, familia y escuela se deslizan por la arriesgada pendiente del no proporcionar las adecuadas referencias y guías sobre su entorno, su pasado y su futuro, a los adultos del mañana. Quizá ya estamos observando las consecuencias de este suave, e indoloro, deslizamiento.

Mayor de 30

Autor: padresycolegios.com

Hola, tengo 30 años, llevo trabajando 12 años y me han contado que es posible acceder a la universidad por un examen especial. Ahora me gustaría estudiar Empresariales, pues tengo un negocio y creo que me ayudaría a progresar.
SONIA. BURGOS

Estimado amigo, una de las modalidades de acceso a la universidad es la de mayores de 25 años. Esta modalidad está pensada para personas mayores que no finalizaron sus estudios de Bachillerato o no pueden acceder desde otras opciones como FP o ciclos formativos. La universidad ofrece esta posibilidad a todos los que quieren iniciar estudios universitarios, pero requiere que estos estudiantes se familiaricen con materias próximas a sus estudios; si no, la dificultad sería mucho mayor por la perdida de hábitos de estudio y porque hay alumnos que comparten estudios y trabajo.

El examen suele consistir en el conocimiento de las materias específicas propias de cada carrera; en tu caso, deberías estudiar la opción de Ciencias Sociales de 2º de Bachillerato.

Como recomendación a tu elección, te aconsejaría que iniciaras un plan de estudio diario sobre estas materias para irte familiarizando con ellas, especialmente Matemáticas, que es el área específica que más estudio necesita.

Odontología

Autor: padresycolegios.com

Hola, me llamo José Antonio y actualmente estudio 2º de Bachillerato en la opción de Ciencias de la Salud en un colegio de Segovia. Querría información sobre la carrera de Odontología. Tengo un tío que es odontólogo con el que me llevo muy bien y me gustaría trabajar con él en su clínica cuando termine la carrera.
JOSÉ ANTONIO. SEGOVIA

José Antonio, has elegido la opción de Bachillerato cuyos contenidos facilitan la entrada y el posterior desarrollo de esta carrera. La motivación para cursarla es muy importante pues seguro que tu tío, durante los estudios, te prestará todo tipo de ayudas, y a él le apetecerá tenerte en su clínica cuando termines.
Es conveniente que mantengas un alto interés por estos estudios, que desarrolles tus habilidades para lograr un excelente manejo de los instrumentos que vas a utilizar y que crezca tu capacidad de empatía para comprender el comportamiento de tus pacientes.
Pégale fuerte al curso para aprobar en junio y superar la Selectividad. Te esperamos en julio para que realices las pruebas de acceso. ¡Adelante!

Los palotes, cuanto antes

¿A qué edad es mejor enseñar a leer? Tanto las opiniones
de los expertos como, por su influencia, las costumbres
han cambiado mucho en este punto. Hoy se
tiende, por lo general, a retrasar la edad del aprender a
leer. ¿Pero es bueno eso?

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

El hispano-romano (de Calahorra) Quintiliano, del siglo I, gran orador y excelente pedagogo, ya protestaba contra la moda, que se iba imponiendo, de retrasar el momento de iniciar a los niños en la lectura. Él pensaba que debía hacerse cuanto antes, a partir de los cuatro años.
En España podemos ya comparar los resultados entre las generaciones que aprendieron a leer antes de los seis años y las que lo hicieron a esa edad o incluso después. Las primeras son más rápidas en la lectura y más hábiles en la escritura. La tan comentada –y tan cierta– ignorancia léxica y ortográfica de las nuevas promociones que llegan a la universidad se debe, entre otras causas (como la ausencia del hábito de lectura, la excesiva dedicación a ver imágenes, etc.) a un muy tardío aprendizaje de la lengua escrita.

JUGANDO A LAS LETRAS

Si se permite un recuerdo personal, aprendí a leer –según me contó mi madre– a los cuatro años y siete meses (las madres recuerdan estas cosas con precisión). Mi padre era carpintero y a mi madre se le ocurrió la idea de que hiciera unos taquitos, coloreados, cada uno con distintas letras pintadas, para que se pudieran dar muchas combinaciones. Y así empezó el juego de las letras con el que, casi sin darme cuenta, aprendí a leer. Es mucho mejor aprender como en un juego que por obligación. Por eso hay que aprovechar, cuanto antes, las posibilidades en el niño de aprender y de jugar a la vez. Eso, que se hace en otros terrenos, es muy importante que se haga también en el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Es probable que en el colegio no se pueda cambiar la norma general de retrasar la edad de aprender a leer, pero en ningún sitio está escrito que todo lo que se aprende se aprenda en el colegio. A esas edades, es mucho más importante la familia (como, en realidad, lo es a cualquier edad). En casa, el niño o la niña pueden ir adelantándose, porque una cosa es clara: cuando se sabe algo más de algo se sabe algo más de todo lo demás. El conocimiento está hecho de vasos comunicantes.

ESCRIBIR BIEN

A una edad más tardía, pero tampoco mucho, se aprende a escribir. Es un salto más y un salto de calidad. Hay mucha gente capaz de leer, incluso bien y con rapidez y, en cambio, incapaces de escribir. Son los analfabetos de la escritura. Eso se debe, en gran parte, a que no aprendieron bien a escribir. Aprender bien a escribir es la condición necesaria y suficiente para escribir bien. No se trata de que todos seamos literatos, pero si hay, por ejemplo, que escribir una carta, no basta con que no haya faltas de ortografía (que ya es bastante); escribir bien lleva a saber decir, con naturalidad y con belleza, es decir, sin tópicos y sin cursilería, lo que se lleva en el alma.
No es tiempo perdido el que se emplea en el esmero en escribir los palotes. No es indiferente tener una buena o una mala letra. Es un poco tonto presumir de tener mala letra. Tener un bien, en cualquier ámbito, es una ventaja siempre; a veces una ventaja competitiva.
Hablar bien y escribir bien son los mejores modos para hacerse entender, algo esencial en cualquier relación humana. Una buena letra predispone a favor de quien la escribe. Me comentaba un amigo, que lleva ya treinta años de profesor en la facultad de derecho, que al corregir exámenes tenía que hacer serios esfuerzos para no estar mal predispuesto hacia quienes escribían tan mal que había que emplear el doble de tiempo en descifrar lo que ponían.
Ortografía quiere decir escritura adecuada, correcta. Caligrafía, a su vez, quiere decir, escritura bella, hermosa, atractiva. Son todo valores: una escritura correcta y bella es un bien que todos pueden apreciar. La persona gana con él, es algo que le acompaña durante toda la vida y que no pasa de moda.

EL BIEN DEL LIBRO

Es muy buena cosa que en el entorno del niño o de la niña, desde los seis meses o poco más, haya libros. En el mercado hay una gran variedad, para todas las etapas, de los más diversos materiales (hasta para tener en la pequeña bañera), con luces, con canciones, con pegatinas… Más tarde, libros con buenas y grandes ilustraciones… Después, libros en los que lo esencial es ya la historia que se cuenta… hasta llegar al gran descubrimiento de apreciar el libro en sí, como una de las grandes invenciones de la humanidad.
Pero para llegar a eso, los niños y niñas han de ver cómo, a su alrededor, los adultos leen, aprecian y cuidan los libros. Antiguamente se enseñaba que cuando, por ejemplo, nos sobraba pan de un bocadillo, no se tiraba al suelo. Algo semejante habría que enseñar sobre los libros: no se destrozan, no se pintarrajean… El libro se merece un respeto. No en vano, Biblia significa el libro de los libros. Las grandes religiones contienen sus enseñanzas y sus verdades en libros y esos libros han sido esenciales en la historia de la humanidad. Pero algo semejante se puede decir de libros como La República, de Platón, la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, o El Quijote, La Divina Comedia, las obras de Shakespeare, el Fausto
No defraudemos a los niños: cuanto antes, hay que enseñarles a leer y a escribir bien. Es parte de la herencia de la humanidad.