Aprender inglés sin salir de casa

Los campamentos de inglés dentro de España son una buena opción para los niños que nunca han estado fuera de casa y necesitan mejorar en la comprensión oral del idioma.

Por: OLGA FERNÁNDEZ

Que los españoles no se llevan bien con el inglés no es una novedad. De un estudio realizado en la Unión Europea (Estudio Europeo de Competencia
Lingüística) se desprende que, a pesar de que el número de horas semanales que nuestros estudiantes dedican al inglés es mayor que la de muchos de los países de nuestro entorno, obtienen peores resultados en cuanto a comprensión lectora y escrita y sobre todo en cuanto a comprensión oral. Los datos de otro estudio, realizado por el Cambridge University Press, reconoce que el miedo al ridículo es uno de los principales problemas de los
españoles a la hora de hablar inglés. La clave, según varios trabajos, reside en habituar al oído desde pequeños en la lengua inglesa más que en
estudiar de memoria. Pero, incluso con clases de profesores nativos en el colegio, muchos niños tienen dificultades en el aprendizaje. Es el caso de Elia Río (9 años), que cursa tercero de primaria. Por indicación de su profesora, sus padres la apuntaron el verano pasado a un campamento de inglés:
“La profesora nos aconsejó enviarla a un curso en Inglaterra, pero nos pareció muy pequeña para que estuviera fuera de España; así que optamos
por probar con un campamento de inglés aquí. Los resultados han sido muy buenos porque la niña ha conseguido romper la barrera que le impedía expresarse en inglés”, explica su padre.

APRENDER DIVIRTIÉNDOSE

El éxito de los campamentos de inglés se basa en ofrecer un programa divertido, con profesores nativos que hablan continuamente al niño en inglés, y sin salir de España. Okado Ochieng, director de GMR – Grupo Mundo en Red, que organiza campamentos en León, explica que “es mejor que haya clases divertidas, lúdicas, didácticas y relacionadas con las cosas que estamos haciendo en el campamento; no queremos que los niños se aburran y sientan que están en una clase del colegio”. Pero, ¿cómo es un día normal en el campamento? Ochieng lo describe así: “Los niños se levantan a las
8:30, desayunan y a las 9:45 se reúnen con los profesores; a las 10:00 comienza la clase de ingles (clases muy didácticas y lúdicas); a las 11:30
toman el bocadillo y a las 12:00 tienen juegos y talleres en ingles con los profesores; a las14:00 la comida (los profesores sirven la comida); a las 15:00 comienza su tiempo libre; a las 16:00 otra vez clase de inglés; a las 17:30 meriendan y pueden estar en la piscina y en la zona deportiva (fútbol, voleibol, baloncesto, baia las 20:00 tiempo libre y a las 21:00 cenan; a las 22:15 tienen la velada y se van a la cama a las 23:30/00:00”.
Uno de los problemas de este tipo de campamentos es que los niños tienden a hablar en castellano entre ellos. De ahí la importancia de que los profesores sean nativos y desarrollen todas las actividades en inglés. Aún así, Okado Ochieng reconoce que es casi imposible evitarlo por completo.
Otro aspecto que deben tener en cuanta los padres es que el hecho de que el niño acuda a un campamento de inglés con profesores nativos no significa que salga hablando inglés, “les ayuda a soltarse con el idioma, a sentirse cómodos al hablarlo, escucharlo y escribirlo, y a aprender muchos acentos en inglés”.

PAUTAS PARA ELEGIR

La psicóloga Renata Sarmento, del Centro Psicológico Loreto Charques, en Madrid, recomienda tener en cuenta estos aspectos antes de elegir el
campamento de inglés:

  1. Motivación del niño. Es importante que el niño esté motivado para vivir esta aventura. Si él no quiere ir, hay que plantearse si es necesario
    enviarle al campamento.
  2. Informarse de la empresa. Se debe hablar con antiguos clientes, si se conocen, para conocer su experiencia. Buscar claridad y transparencia en la información que aporta la empresa en su página web. Tener reuniones con los responsables también ayuda a estar más seguros de la elección del campamento para tus hijos.
  3. Profesores nativos y cualificados. Además de hablar bien el idioma, han de saber tratar a los niños. No basta con ser nativo, los monitores
    deben estar cualificados.
  4. Evitar las clases formales. El idioma no debe ser el centro del campamento: al ser una actividad de “vacaciones”, debe ser visto como algo
    accidental, es decir, que aprendan jugando. Hay que evitar, sobre todo con los niños  más pequeños (hasta los 12–13 años), las clases formales.
  5. Conocer el lugar. Interesarse por las instalaciones del campamento: limpieza, higiene, seguridad, protocolos de actuación en caso de urgencia
    (tu hijo se pone malo, sufre una caída, etcétera).

RECURSOS EN LA RED

  • http://www.mundoenred.com/es
  • http://inglesverde.com/campamento-ninos/
  • http://www.gmrcamps.com/es

Dar a las notas su valor… no más

CON ESTE NÚMERO DE PADRES CERRAMOS el curso escolar. O damos la bienvenida a las vacaciones de verano, después de todo un año de estudios en los centros educativos. También, es el momento en que llega el veredicto académico, los boletines de notas que pueden aguar los meses de verano para más de un estudiante.

 

POR ESO, ES UN BUEN MOMENTO PARAR EFLEXIONAR sobre el papel que juegan las calificaciones en las escuelas y también en las relaciones
entre padres e hijos. Es habitual escuchar que una nota no significa nada, o que todo lo aprendido no se puede llevar a la centésima de un número. Posiblemente sea realidad, pero es una cuestión que corresponde dirimir a los profesionales. El concepto es que las familias requieren de ser informadas sobre la evolución del aprendizaje del alumno, y éste tiene derecho a que se le evalúe no por ningún afán punitivo, sino para saber realmente si desarrolla con aprovechamiento su derecho a ser educado.
POR ELLO, LA MÁXIMA DE QUE NO TODO SE PUEDE resumir en una nota actúa como un bumerán que vuelve a los centros, para que
investigadores, docentes y autoridades establezcan los protocolos, los modelos y sistemas de evaluación pertinentes y científicos que sí aseguren que lo calificado –sea por nota, por rúbricas o por cualquier método– corresponda al aprendizaje y circunstancias del estudiante.
HAY QUE SER CONSCIENTES DE QUE DICHA EVALUACIÓN sí tiene consecuencias en la vida, y no sólo desde la perspectiva académica, de
los estudiantes. No sólo las más inmediatas de tener que recuperar asignaturas o repetir curso, sino que incluso condicionan, en el caso de la Selectividad, su futuro profesional y vital, y además se convierten en una referencia en las relaciones entre sus iguales y con sus padres.
DICHO LO ANTERIOR, EL RIESGO DE LAS NOTAS ES QUE etiquetan y condicionan, en ocasiones en exceso, la relación entre padres e hijos.
Por esto, también hay que hacer un esfuerzo, tanto dentro de los colegios como en las familias, para concretar y circunscribir la importancia que tienen a la que tienen, ni más ni menos. Nuestros hijos son mucho más que números y nuestra relación con ellos no puede ser medida por un número
que ni siquiera ponen los padres y que, a veces, nos dicen que no significa nada. En ese sentido, también es bueno dar algo de vacaciones al boletín de notas.

Deberes de verano

Muchos colegios recomiendan cuadernillos o fichas de tareas para el verano. Trabajo y vacaciones puede resultar un cóctel estresante: ¿cómo
organizarse y cuánto tiempo emplear cada día?

POR: OLGA FERNÁNDEZ

 

[dropcap font=»arial»]S[/dropcap]e acabó el curso. Los colegios han colgado el cartel de “vacaciones” y, junto a la recogida de notas, muchos de ellos han adjuntado una lista de libros o cuadernillos para realizar en verano. Y aquí comienza la cruz para muchos niños. Al debate sobre el exceso de deberes durante el curso se añade ahora el de las tareas recomendadas para las vacaciones. Sus defensores argumentan que sirven para afianzar los conocimientos adquiridos durante el curso, mientras que los detractores esgrimen que el verano ha de reservarse al descanso y al juego siempre que el niño no necesite recuperar asignaturas. José Manuel Sánchez, profesor universitario y ex coordinador académico de Primaria y secundaria en el colegio “Estudiantes Las Tablas”, en Madrid, explica que en los últimos años han aumentado las investigaciones antideberes: “Muchas de ellas se han centrado en la relación entre cantidad de deberes y resultados académicos. Algunos de ellos han encontrado relación positiva, otros relación negativa y otros ninguna relación. Pero los beneficios o perjuicios de los deberes no se pueden valorar estudiando sólo la relación entre cantidad y aprendizaje, ya que éste depende de muchos más factores que la cantidad de práctica”. La pedagoga y codirectora del centro ISEP Clínic Las Palmas, Cristina Martín, es rotunda: “Los deberes entendidos de forma clásica no son buenos en verano. Durante el periodo veraniego, el niño tiene la necesidad de cambiar sus actividades diarias y no se deben reproducir los deberes de la etapa escolar. No obstante, para los alumnos de Primaria y Secundaria que han superado con dificultades el curso escolar, es recomendable que realicen algunas tareas escolares”.

 

EVITAR SATURARLO

Al margen de la controversia, la última palabra sobre los deberes de verano la tienen los padres. Ellos son quienes deben valorar si el niño realiza las fichas propuestas por el profesor o no. El debate también ha llegado a muchas familias, es el caso de Miguel Ángel Río y Ana Ruíz, que tiene dos hijos: “Con el pequeño, de nueve años, nos tiramos tres horas al día haciendo deberes, me parece excesivo para un niño porque no puede jugar», dice el padre, quien opina que extender esto al verano es arruinarle las vacaciones. Sin embargo, la madre cree que repasar en vacaciones es positivo:
“Los deberes de verano son más sencillos, no necesita emplear más de una hora al día y cuando llega septiembre le cuesta menos comenzar
el curso”.

Para quienes optan por los deberes en verano, Cristina Martín aconseja que los niños de Primaria que tengan que mejorar sus objetivos
escolares no deben estar más de dos horas y media a la semana distribuidas en sesiones de 30 minutos, de lunes a viernes, y siempre en horario de mañana, después del desayuno; mientras que para los alumnos de Secundaria es suficiente con dedicar entre 5 ó 6 horas a la semana. “De esta forma el niño no se siente agobiado ya que una vez terminadas sus tareas tiene el resto del día libre”, dice.

Por su parte, la psicóloga Renata Sarmento Henrique, del Centro Psicológico Loreto Charques, en Madrid, apunta un aspecto importante a tener en cuenta: los síntomas de estrés en el niño. “Un síntoma muy claro de que el niño está agobiado/sobrepasado es su desmotivación, sus quejas o sus excusas para no ponerse a estudiar”, explica la psicóloga. Ante esto, aconseja hablar con él para hacerle entender por qué debe estudiar en verano.

Pero, según esta especialista, el argumento no sirve para los niños con dificultades. En este caso, conviene explicarles que deben seguir trabajando en verano para que a principios de curso no les cueste tanto enfrentarse con los contenidos. «”En cualquier caso, tanto unos como otros (niños con dificultades o niños que han suspendido por no haber estudiado) necesitan descansar y desconectar del todo durante un tiempo”.

 

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Pautas para planificar sin estrés

renata-sarmiento RENATA SARMENTO

La psicóloga, experta en Educación, recomienda una serie de pautas para no estresar al niño con las tareas en verano.

 

  1. Realizarlos siempre por la mañana,es cuando la mayoría de los niños están más atentos y suelen trabajar mejor..
  2. Planificar el trabajo. Realizar un calendario con lo que hay que trabajar cada día, las horas de estudio y los tiempos de descanso.
  3. Fijar metas alcanzables diariamente, por ejemplo. «Hoy toca hacer 4 ejercicios de matemáticas, en cuanto termines y lo repasemos, podrás ir a jugar».
  4. Buscar alternativas a los deberes de verano. Hay muchos talleres, actividades, campamentos de verano que despiertan el interés de los niños y pueden hacerles aprender sin darse cuenta. Una actividad diferente para ejercitar la lectoescritura es realizar una diario de las vacaciones, donde
    se plasmen las cosas que más les han gustado, los lugares visitados, etcétera.

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“La amenaza del castigo no puede ser el recurso fácil”

J.A.: Está usted protagonizando Castigo ejemplar, una función que reflexiona sobre muchas cosas, entre ellas, las consecuencias que puede tener una educación equivocada…

R.S.H.: Sí, bueno, es una función muy compleja que está sorprendiendo mucho porque pienso que tiene un texto muy profundo que pone la lupa sobre muchas cosas importantes en la vida de las personas. Si hacemos una lectura correcta, creo que llama la atención sobre las conductas y actitudes que no se deben tener e ironiza sobre aspectos de lo cotidiano a los que alguna gente les da mucha importancia cuando, realmente, no la tienen.

J.A.: Supongo que será consciente de que es usted un privilegiado por estar en un proyecto tan poético y con tanto peso…

R.S.H.: Sí, claro. La vida me ha dado algunos regalos a nivel profesional y este es uno de ellos. La verdad es que las críticas están siendo muy buenas y yo estoy disfrutando mucho con el trabajo, aunque ha sido un proceso complicado porque el texto está lleno de matices y de registros y hay algunos momentos complicados. También es cierto que me siento muy cómodo con mi compañera de escena y eso es importante para que la función esté viva.

J.A.: ¿Cree usted en esos castigos ejemplares a la hora de educar?

R.D.H.: Mire, yo creo mucho más en predicar con el ejemplo y en tratar de hacer entender a las personas las cosas con la razón. Eso es lo importante. Debemos educar sin tener que utilizar la amenaza del castigo como recurso fácil. Pienso que es mucho mejor elegir otros caminos y avanzar, dejando a un lado los lastres del pasado que todos hemos vivido y que tienen demasiadas carencias.

J.A.: ¿Ha tenido usted una educación restrictiva?

R.S.H.: Yo no diría que en mi caso haya recibido una educación con ese perfil. Mi padre era una persona con unos principios muy claros y sabía como quería que se hiciesen las cosas, pero no era una persona impositiva, aunque, lógicamente, también tenía unos anclajes propios de la época y de la educación que él también había recibido, pero yo creo que nos ha educado en una libertad contenida que me parece interesante. También confieso que mis padres no tenían mucho que ver con las personas de su generación. Ellos eran mucho más libres y poliédricos.

J.A.: ¿Qué quiere decir exactamente?

R.S.H.: Mis padres se separaron y vivieron sus vidas como les pareció mejor. Mi madre era muy avanzada, tuvo una vida muy corta, pero muy intensa. Era una mujer que apostaba por otras fórmulas de existencia, se marchó a París y fue muy libre al tomar sus decisiones, pero pienso que siempre fueron personas muy coherentes con sus planteamientos. La pena es que he podido disfrutar de ellos poco porque se marcharon demasiado pronto.

J.A.:  ¿Afecta mucho ser hijo de padres separados?

R.S.H.: Esas cosas siempre afectan o por lo menos a mi me afectaron en un determinado momento. Pertenecer a una familia desestructurada marca bastante; sobre todo, hace unos años. Ahora todo ha cambiado mucho y es algo bastante habitual, incluso se han creado familias con perfiles muy diferentes. Yo siempre recuerdo la relación idílica que teníamos con mi madre, a la que solíamos ver en verano y, claro, todo era fantástico porque solamente tenías la parte buena. Tengo unos recuerdos maravillosos aunque falleció cuando yo era todavía bastante pequeño.

J.A.: ¿Qué tipo de relación tenía con su padre?

R.S.H.: Mi padre era un tipo estupendo, elegante, muy educado, responsable. Yo le admiraba mucho y, además de padre, era un gran amigo y confidente. Era alguien con el que se podía contar para todo. Mientras vivió tuvimos una relación estupenda en la que siempre hubo un buen entendimiento porque era muy razonable. Todavía teníamos que vivir muchas cosas, pero también se marchó demasiado joven.

J.A.: Ahora es usted padre, ¿se sorprende muchas veces repitiéndole a su hijo cosas que le dijeron a usted en su infancia?

R.S.H.: Lo cierto es que sí, y esto es algo que me llama la atención bastante porque no pensaba que fuera a suceder de esta forma. Yo lo que trato es de quedarme con todo lo que considero que era muy bueno en la educación que recibí, que eran muchas cosas. Así que estoy siendo con mi niño todo lo cariñoso que fue conmigo mi padre aunque la historia se repite y él, como yo, no es muy mimoso. Es un niño muy independiente para lo pequeño que es.

J.A.: ¿Cree que hay que educar a los niños pensando mucho en su personalidad?

R.S.H.: Me parece algo fundamental. No se puede educar a los niños de la misma manera. No existen unas pautas válidas para todo el mundo, todo lo contrario.  Es necesario escuchar los gustos, los deseos, las ilusiones de nuestros hijos desde muy pequeños. Yo trato de escucharle y de entenderle aunque tenga pocos años. Esas son las claves para educar a un hijo en libertad, pero con responsabilidad. Soy absolutamente partidario del diálogo porque no se pueden imponer muchas cosas por la fuerza. Realmente no sirve de nada. Esto no quiere decir que no exista un respeto y unas normas.

J.A.: ¿Cómo actúa cuando no coincide en algún aspecto de la educación de su hijo con su pareja?

R.S.H.: No se piense que es fácil porque es algo delicado que puede llevar a enfrentamientos si no se tienen claras las cosas. Yo intento acercar posturas y si, finalmente, no se llega a ese entendimiento deseable, opto por ceder. Creo que eso es mucho mejor que una discusión, pero, en mi caso, he de confesar que tenemos las cosas bastante claras los dos y que no hay problemas porque en lo fundamental estamos absolutamente de acuerdo. Estamos en los primeros años y lo vivimos con mucha ilusión.

J.A.: ¿Los hijos únicos siguen estando muy sobreprotegidos?

R.S.H.: Es una tendencia natural, pero cada vez existen más parejas que tienen un solo hijo, porque en el mundo de hoy es complicado tener más, que son muy conscientes de estas cosas y ponen medidas para que no tengan muchos problemas. Hay que tratar de evitarlo porque es muy perjudicial para ellos y para la vida que después se van a encontrar. Nuestros hijos tampoco lo tienen muy fácil en una sociedad tan individualista en la que tienen todo a su alcance y en la que reciben más información de la que pueden asimilar. Cada día vemos que existen más problemas de violencia entre los adolescentes y sus progenitores y esto es porque algo falla.

 

Padres presentes y a la vez ausentes

 ¿Te has planteado alguna vez que quiere decir estar presente y a la vez ausente?.

Por: Lorena Ramos Martín y Emma de la Mano Carrasco

 

Esta profunda frase invita a la siguiente reflexión: “hoy en día, hay muchos padres y madres que físicamente están con sus hijos, pero que emocionalmente no están conectando con ellos”, probablemente, estén ocupados contestando a un whatsapp, leyendo el periódico, poniendo una lavadora, etc. Enfundados en sus preocupaciones cotidianas y mundos particulares, no se dan cuenta que los niños tienen un radar de autenticidad (como dice André Stern) con el que perciben esa descuidada y fría lejanía, ese estar ausente, ese vacío que lo queramos o no, puede dejar huella en ellos, posiblemente, esos niños se convertirán también el día de mañana en “adolescentes ausentes”.

Estamos sin realmente estar, esta es una idea que pasa tan desapercibida, que no nos detenemos un momento a reflexionar sobre la cantidad y calidad de tiempo que pasamos con nuestros hijos. La cuestión que debemos plantearnos es: ¿qué es más importante la cantidad o la calidad de este tiempo?. Actualmente por nuestras obligaciones diarias (trabajo, tareas domésticas, vida acelerada…), no podemos dedicar a nuestros hijos todo el tiempo que nos gustaría, y no por ello hemos de sentirnos culpables. Debemos ser conscientes de que es mucho más importante la calidad de ese tiempo y bastaría con dedicarles en exclusividad quince minutos al día, es decir, estar por y para él de forma auténtica, sincera y plena.

El tema de los padres ausentes se alza como un aspecto que preocupa mucho a psicólogos y pedagogos de todo el mundo. Tanto es así, que el mercado editorial empieza a estar muy centrado en este tipo de crianza a través de la cual los padres descubramos recetas y estrategias que nos permitan estar presentes en cuerpo, alma y corazón para nuestros hijos. Un ejemplo de ello lo tenemos en el libro “Parenting in the present moment”  (“Crianza en el momento presente”) de la doctora Carla Naumburg.

Para educar a un niño no basta con darle un techo, sustento, calor, alimento y plaza en un colegio. Los niños tienen necesidades emocionales que deben ser satisfechas para que su desarrollo psíquico y neurológico se constituya con normalidad. Una de las preocupaciones actuales como madres y padres, es perder la conexión con nuestros hijos; el efecto más inmediato de estar presente físicamente pero ausente emocionalmente, es que el niño se siente solo, defraudado y rechazado, pudiendo desarrollar baja autoestima e inseguridad.

Como refleja el psicólogo Max Möller (especialista en adiciones), cuando los padres están inmersos en los dispositivos y en las redes sociales, están transmitiendo de forma silenciosa a sus hijos, que hay otras cosas más importantes y eso va a interferir en el vínculo seguro entre ambos a edades muy tempranas, llegando incluso a darse casos de niños con “síndrome de carencia afectiva”.

A corto plazo pueden  reaccionar de dos formas: aislándose o reaccionando con rabia o con conductas desafiantes.  Ambos casos explican que en la actualidad muchos adolescentes se unan a pandillas o grupos problemáticos, o desarrollen comportamiento antisocial, abuso de sustancias o se aíslen en los videojuegos.

 

¿Cómo conseguir ser padres y madres presentes?

Presentamos ocho consejos útiles que  van a ayudar a “conectar” con tu hijo:

  • OFF a los dispositivos electrónicos durante unos minutos al día: Según un curiosoestudio dirigido por la Universidad de Boston (Estados Unidos) y llevado a cabo en diversos restaurantes de comida rápida, se descubrió que una de las causas más comunes por las que los padres dejan de estar presentes se debe al uso excesivo de los teléfonos móviles.

(http://archivo.eluniversal.com.mx/ciencia/2014/celular-dana-relacion-84566.html)

  • Escucha a tus hijos: Parece obvio, pero no todos los padres lo hacen de forma efectiva.Escuchar es mirar a los ojos y dar auténtica importancia a cada palabra que nos digan los niños, por muy ingenuo o estrambótico que sea su razonamiento. Si aprendemos a escucharles, aprenderemos a conocerles y responder mejor a sus necesidades.
  • La importancia de la comunicación: No te limites a preguntar ¿qué tal….? Porque es probable que la respuesta sea “bien” y ahí acabe la conversación. Es más aconsejable realizar otro tipo de preguntas que inicien un tema de conversación, como por ejemplo, ¿qué es lo más divertido que has hecho hoy?, ¿cómo te sientes hoy?, ¿has aprendido alguna cosa nueva, cuál?, ¿te ha ocurrido hoy algo emocionante?, etc.

 

  • Expresar los sentimientos: Aunque parezca que los niños deben estar al margen de todo, se enteran de más cosas de las que nos pensamos, absorben todos nuestros estados de ánimo, lo notan y lo acusan. Antes de estar ausente, quizá deberíamos explicarle a nuestros hijos que hoy no tenemos un buen día. El niño aprenderá lo que es la empatía, y que todos nos podemos sentir mal, agobiados, .. algunas veces.
  • Busca momentos de complicidad cotidiana: Hay momentos que deben convertirse en rituales obligados con los que compartir tiempo con tus hijos,pero tiempo de calidad. Esas charlas mientras comemos, esos cuentos y conversaciones antes de dormir… Son instantes mágicos con los que estar presente, instantes que crean marcas emocionales en los niños.
  • Potencia su imaginación, juega con ellos: El juego es la forma más natural e innata que tiene el niño para aprender y divertirse; es su herramienta de desarrollo, y sería conveniente que de alguna manera los padres formasen parte de esos juegos. Con tan sólo unos minutos al día sería suficiente. Todos llevamos un niño dentro, ¡no es tan difícil sacarlo!.

 

  • Contacto corporal: Hasta los doce años, los niños son muy táctil-kinestésicos, es decir, aprenden más a través del contacto corporal, necesitan esa estimulación “táctil-amorosa” que sólo producen los abrazos, los besos, las caricias. Por lo tanto, dedica unos minutos al día al contacto corporal, por ejemplo, haz una “guerra de cosquillas”, achuchones y abrazos largos de más de seis segundos, etc.
  • Relativizar: En las familias con niños siempre hay tareas por hacer (ropa que planchar, comida que preparar…). Si quieres que todo sea perfecto, céntrate en estas tareas y lo será, pero perderás lo importante, la infancia de tu hijo. Hay que establecer prioridades y un plato puede esperar a ser fregado. Por lo tanto relativiza.

 

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Finalmente recuerda y ten presente esta frase:

“El mejor regalo para tu hijo se llama TIEMPO DE CALIDAD”.

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Información sobre estudiar el Grado en Arquitectura el próximo curso

Hola, me llamo Lourdes, os escribo porque en septiembre iré a la universidad y me gustaría saber cómo enfoca la UAX el Grado en Arquitectura. Siempre he querido estudiar esta carrera, pero ahora que se acerca la fecha de elegir me han entrado dudas y me gustaría informarme bien antes de tomar la decisión final. Gracias

(Lourdes, 17 años)

Hola Lourdes, hablas de que “siempre has querido estudiar Arquitectura”, no se nos ocurre mejor punto de partida, ya que la vocación en esta carrera juega un papel fundamental. Además, por supuesto, deberás contar con una formación previa y unos conocimientos que seguro has ido adquiriendo en bachillerato.

El plan de estudios del Grado en Arquitectura de la UAX está enfocado a preparar a profesionales de alta calidad, con el fin de capacitarlos para incorporarse al mundo laboral con plenas garantías.

Consideramos la arquitectura como una disciplina polivalente, que abarca muchos aspectos que, además, están en constante evolución. El arquitecto debe ser un profesional versátil, capaz de adaptarse a dichos cambios, que diseñará espacios, pero que también será capaz de transformarlos, adaptándolo a las necesidades que vayan surgiendo.

Desde la UAX, promovemos la realización de prácticas gracias a los más de 7.500 convenios que la Universidad tiene establecidos con empresas e instituciones, gracias a los que los estudiantes darán sus primeros pasos en lo que será su entorno laboral.

Confiamos en que te haya servido toda esta información para resolver tus dudas, pero si necesitas saber más sobre este grado y sobre la UAX, puedes llamar al teléfono 918 109 200.

 

 

Estudiar de manera semipresencial Administración de Empresas

Hola, me llamo Marta y os escribo para preguntaros por OpenUAX, he leído que es la universidad online de la UAX y he visto que podrá estudiar Administración y Dirección de Empresas de forma semipresencial, algo que me vendría muy bien ya que por motivos de salud este año no puedo desplazarme a otra ciudad. Gracias.

(Marta, 18 años)

Hola Marta, como bien dices OpenUAX puede ser la mejor opción para ti, ya que estudiarás con todas las ventajas que tiene hacerlo en la UAX, pero desde tu propia casa. Contarás con la misma atención que reciben los estudiantes que están en nuestro campus.

OpenUAX da la posibilidad de estudiar online el Grado en Derecho, Ingeniería Informática y Administración y Dirección de Empresas, entre otras cosas. Los mismos profesores que imparten clases en las aulas de la UAX serán los encargados de acompañarte durante todo el tiempo que estudies con nosotros.

Además, tendrás las mismas posibilidades que el resto de estudiantes de hacer prácticas en empresas e instituciones con las que la UAX tiene convenios de colaboración establecidos.

En el caso de Administración y Dirección de Empresas, que es por el que nos preguntas, es un grado semipresencial, por lo que solo tendrás que acudir a nuestras instalaciones para realizar los exámenes al final de cada materia. Hasta ese momento, tendrás una evaluación continua que podrás hacer desde casa, algo fundamental para ti.

Si deseas obtener más información puedes entrar en la página web de OpenUAX o llamar al teléfono 918 10 99 99.