Los menores y los chats:Peligros desde la pantalla

«No hables con desconocidos», se suele aconsejar
a los chavales. Pero
hoy con la tecnología tan
accesible, no es necesario
salir de casa para comunicarse
con gran cantidad
de personas, conocidos
o desconocidos,
con las mejores o con las
peores intenciones.

Autor: ALEJANDRA CARRASCO

«Hola, me llamo Laura, ¿y tú? ¿Dónde vives? ¿Cuántos años tienes?… «¡Ah!, –yo
también tengo 13 años». ¿Me envías una foto?–.
¿Sabe usted si la chica con la
que su hijo se comunica vía chat en realidad se llama Laura y tiene 13 años?
¿Puede comprobar al menos que la foto que envía es de ella?
Éste es uno de
los peligros del chat, que aunque es un invento extraordinario acarrea muchos
peligros, sobre todo por no saber a ciencia cierta con quiénes está
interactuando el muchacho ni su nivel de protección.

 ¿QUÉ ES UN CHAT?

Un chat es un programa que permite conversar por medio de
frases escritas en tiempo real con otros usuarios. Los chats se dividen en
«canales», «habitaciones» o «rooms». Al entrar al chat se necesita un nick o
seudónimo. En un chat es posible intercambiar fotografías, archivos de texto,
canciones. También se puede ver a al intercoluctor vía webcam. «Es bueno
diferenciar dos modalidades: los chats que se mantienen entre amigos y
parientes, una forma de comunicación que es positiva. Otro tipo de chat es aquel
en el que se entra en comunicación con extraños, y dado que la persona que está
al otro lado no es conocida, el niño o adolescente crea un mundo irreal, donde
todo es posible, incluso cambiar de nombre, edad, apariencia y sexo», explica la
psicopedagoga Inmaculada Pérez.

 ENEMIGO ON LINE

Según el estudio de la Organización Protégeles, Acción
Contra la Pornografía Infantil y el Defensor del Menor, realizado en el 2002,
uno de cada tres de los menores que utilizan habitualmente internet, lo hacen
por diversión. Sin embargo, el peligro mayor se da en los chats donde se
interactúa con desconocidos. Según un estudio elaborado por la Universidad de
Pensilvania, dos tercios de los internautas facilita sus datos personales, «es
muy fácil obtener datos de los chavales y, de dar tus señas a concertar una cita
sólo hay un paso», explica Guillermo Cánovas, presidente de
Protégeles.

 SEXO,
MENTIRAS Y CINTAS
Hace unos tres meses se conoció el caso de
una chica que estaba sufriendo acoso y chantaje de un compañero virtual que la
amenazaba con difundir un vídeo de ella desnudándose. La grabación se la había
captado el desconocido en una sesión de chat con webcam.
«Es que muchos
chicos poseen la habilidad de usar las nuevas tecnologías pero no saben todo lo
que se puede hacer con el ordenador, como por ejemplo, grabar todas las imágenes
de la webcam y transmitirlas. Los adolescentes piensan que están protegidos
gracias a un supuesto anonimato, pero en realidad no están para nada seguros»,
destaca el presidente de Protégeles. Otra situación habitual que sucede en las
salas de conversación virtuales es el acoso y la presión para entregar
información íntima. Tan común es, que un 44% de los menores que navega con
cierta regularidad se ha sentido acosado sexualmente en internet en alguna
ocasión. El proceso funciona así: cuando una chica o chico entra a un chat, a
los pocos minutos le comienzan a llegar pequeñas ventanillas con mensajes
privados del tipo: ¿Tienes novio? ¿Eres virgen? ¿Por qué no me envías una
foto?… Y otras preguntas más subidas de tono. «Existen chicos bien aconsejados
por sus padres que, a la vista de estos mensajes, simplemente cierran la ventana
y se niegan a charlar, pero otros siguen el jueguecito, sin saber en qué puede
terminar», comenta Cánovas.
Pero no sólo acoso sexual pueden sufrir los
chavales, también existen otro tipo de agresiones a la que ellos están
expuestos. En este sentido y según el estudio de la Organización Protégeles, un
11% de los menores que habitualmente utiliza internet ha sido víctima de
insultos por parte de otros internautas, un 4% recibió correos no solicitados
con contenidos desagradables y otro 1,5% afirma haber sentido miedo en alguna
vez.

 MUNDOS IRREALES

Pero el peligro no sólo está en las charlas, hay otros aspectos
perjudiciales. «Chatear simulando que uno es otra persona no es malo, si es un
pasatiempo momentáneo. Pero un niño no puede vivir siempre en un mundo creado
por él», según la psicópedagoga. Por otro lado, para Pérez, «el aislamiento y la
huida de las relaciones interpersonales pueden afectar seriamente en su
desarrollo posterior».

LO QUE DEBEN
SABER

– No dar nunca información personal. No enviar
fotografías sin permiso.

– No responder nunca a mensajes o tablones de
anuncios en los que se incluyan mensajes agresivos, obscenos, amenazantes o que
los hagan sentir mal.

– Enseñarles a prestar mucha atención cuando
alguien ofrezca algo por nada en internet, y que exija una dirección a la que
acercarte a por un regalo.

– Inculcarles que nunca deben concertar citas
a ciegas, y en caso de fijarlas, el chico deberá acudir con sus padres.


Insistir en que la gente que navega por internet no siempre es lo que parece,
porque no se puede ver ni oír. Por ejemplo: cuando alguien te esta diciendo por
internet que es una niña de 12 años, puede ser un señor de 45.

– Hacer
que los chavales exijan respeto por parte de sus amigos cibernéticos, de la
misma forma en que lo harían con sus amigos reales.

Lenguaje de signos versus implante coclear

Desde el Instituto Provincial
de Rehabilitación del Hospital
Gregorio Marañón, la Dra.
Gracia Aránguez y la logopeda
Virgilia Talavera recomiendan
el implante coclear a los
padres de los niños sordos.
No obstante, dentro de la comunidad
sorda hay todavía
mucha inseguridad.

Autor: ZAIDA PÉREZ DE ARANDA

PADRES se ha acercado hasta el Instituto Provincial de Rehabilitación del Hospital Gregorio Marañón para seguir el tratamiento logopédico que recibe Lucía, una niña implantada de tres años. «El implante coclear (IC) es como un milagro para estos niños, porque realmente les devuelve la audición», afirma la logopeda y foniatra Virgilia Talavera, que trata dos tardes a la semana a Lucía.
Lucía nació sorda y se hizo el IC el 13 de diciembre de 2004, cuando tenía 18 meses. Los padres de Lucía se plantearon esta posibilidad porque «era la única solución para la que la niña oyera. Nos lo pensamos mucho y nos decidimos porque no iba a oír y, si no oía, no iba a tener posibilidades de hablar», comentó Javier, el padre de la niña, a PADRES.
Lo cierto es que es una decisión difícil que, por supuesto, sólo depende de los padres. «En medicina siempre das una indicación, pero la decisión es de los padres. Puede haber complicaciones, como la parálisis facial, y hay padres que se preguntan si realmente va a ser útil», asegura Gracia Aránguez, otorrino en el Hospital Gregorio Marañón y doctora encargada de coordinar el programa de implantes cocleares y rehabilitación.
Normalmente, los más recelosos al IC son los propios sordos. Y es que, según la Dra. Aránguez, «las familias en las que todos los miembros son sordos son las menos receptivas y las que más deciden no implantar. Pero están en su derecho, porque después del implante hay un bagaje de aprendizaje importante».
Otro motivo que hace que la comunidad de sordos se muestre insegura ante el IC es la lengua de signos. «Muchos creen que si la lengua de signos es ya por ley una lengua más, no es necesario implantarse. Y es que intentar ser un normoyente supone más problemas y esfuerzo que seguir siendo sordo», afirma Virgilia Talavera.
No obstante, lengua de signos e implante coclear también pueden ir de la mano. Es el caso de Lucía, que estudia en la Escuela Infantil «Piruetas» de Madrid, un centro mixto que enseña lenguaje oral y de signos y escolariza a niños normoyentes y con deficiencias auditivas. «En la escuela le signan y le hablan, por lo que la niña evoluciona bien», asegura su padre. Además, los padres y la hermana de Lucía también están aprendiendo la lengua de signos para poder hablar con ella de las dos formas.
«Lucía entiende perfectamente, oye bien y lo único que le cuesta un poco es distinguir los sonidos agudos. Sus papás sólo recurren al lenguaje de signos si no les entiende con el oral», explica Virgilia, que cree que esta niña es todo un ejemplo de cómo decir adiós a la sordera gracias al IC.

LENGUA DE SIGNOS Y ESCOLARIZACIÓN

Muchas veces los niños implantados se escolarizan en colegios mixtos donde se utiliza tanto lenguaje de signos como lenguaje oral. Aún así, según la Dra. Aránguez, «un niño implantado muy pequeño puede escolarizarse en un colegio normal con clases de apoyo».

Desde el Instituto de Rehabilitación del Gregorio Marañón se mantiene contacto telefónico frecuente con los profesores de los niños. «Intentamos trabajar en equipo con los colegios para que los niños evolucionen mejor, pero mantenemos una pequeña discusión con ellos porque suelen utilizar más la lengua de signos y es necesario que el oído implantado adquiera destreza. Los profesores de los colegios de sordos tienden mucho a decir: ´si el niño es sordo, con que utilice el lenguaje de signos basta, para qué va a hablar´y eso está mal», asegura Virgilia Talavera.

La espiral de la preocupación

Con una mezcla de atención y de sano escepticismo se
puede ir frenando la ansiedad y salir poco a poco del
círculo vicioso en que una preocupación determinada
tiende a aprisionarnos.

Autor: ALFONSO AGUILÓ

«Estaba desolada. Por alguna razón, aquella pequeña historia de ese tonto comentario era superior a mis fuerzas.
Reviví mentalmente el incidente una y mil veces, como una obra en tres actos. Lo analicé, lo diseccioné, lo descuarticé y volví a recomponerlo. Reviví mis emociones, la ira y el tremendo dolor por ese comentario.
Me sentía muy dolida, pero veía que la memoria y la imaginación estaban multiplicando ese dolor, repitiéndolo todo una y otra vez, haciéndome desear que hubiera dicho o hecho eso o lo otro. Es horrible. Te puedes obsesionar con un suceso y perder la medida real de las cosas».
La preocupación, que tan vivamente narraba aquella mujer, si no se mantiene dentro de unos límites razonables puede llegar a desarrollarse hasta extremos claramente perjudiciales.
La espiral de la preocupación es el núcleo fundamental de la ansiedad.
No es que la preocupación sea negativa de por sí. Como han señalado Lizabeth Roemer y Thomas Borkovec, la preocupación es esencial para la supervivencia y la dignidad del hombre, pues resulta imprescindible para la reflexión constructiva, y sirve para alertar ante un peligro potencial y facilitarnos la búsqueda de soluciones.
Sin embargo, cuando la preocupación se repite continuamente sin aportar ninguna solución positiva, produce un constante ruido de fondo emocional que genera un agobiante murmullo de ansiedad. Esa espiral suele comenzar por un relato interno, que luego va saltando de un tema a otro, a una velocidad que puede llegar a ser vertiginosa. Si se hace crónica y reiterativa, esas personas no logran dejar de estar preocupadas y no consiguen relajarse. Y en lugar de buscar una posible salida, se limitan a dar vueltas y más vueltas en torno a esas ideas reiterativas, profundizando así el surco del pensamiento que les inquieta.

 INTERROGARSE
Si ese círculo vicioso se intensifica y persiste, ensombrece el hilo argumental de la mente y puede La preocupación no es negativa de por sí. conducir, en los casos más graves, a trastornos nerviosos de diverso género: fobias (cuando la ansiedad se fija en una intensa aversión hacia situaciones o personas), obsesiones (por la salud, el orden, la limpieza, la propia imagen, el peso, la forma física, etc.), sensación de pánico (ante un riesgo físico, o al tener que aparecer en público), insomnio (como consecuencia de pensamientos intrusivos o preocupaciones no bien abordadas), etc.
¿Y por qué la preocupación puede terminar en esa especie de adicción mental? Es difícil saberlo. Quizá porque mientras la persona está inmersa en esos pensamientos recurrentes escapa de su sensación subjetiva de ansiedad. Cede a la tentación de perderse en una interminable secuencia de preocupaciones, en las que se refugia, y que le envuelven en una especie de neblina narcotizante.
¿Qué hay que hacer para salir de esa espiral de la preocupación? Porque no es nada fácil seguir consejos como «no te preocupes; anda, distráete un poco», u otros parecidos.
Lo mejor es conocerse bien para así detectar el fenómeno y cortar con esa tendencia desde sus inicios. Hay que adoptar una actitud crítica hacia lo que constituye el origen de su preocupación, y preguntarse básicamente tres cosas:

1. ¿Cuál es la probabilidad real de que eso suceda?
2. ¿Qué es razonable que haga yo para evitarlo?
3. ¿De qué me está sirviendo darle vueltas de esta manera?.

¡Ya no te quiero!El chantaje emocional

Tiene apenas unos años, pero
ya se ha hecho con un arma
potente: el chantaje emocional.
La frase clave, a la que
los pequeños o las pequeñas
chantajistas llegan enseguida,
es «Ya no te quiero».

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

María Isabel tiene 42 años, es administrativa y después de doce años de matrimonio –con sus más y sus menos pero, en conjunto, feliz–, fue abandonada por su marido, cinco años mayor que ella. Él, abogado de buena presencia y con una carrera en ascenso, se había enamorado de una de las secretarias del bufete, de 25 años.
No fue tacaño y dejó a María Isabel con una importante pensión para criar al hijo de ambos, a Lucas, que en el momento de la separación de sus padres tenía sólo cuatro años.
María Isabel se vuelca en su hijo, dándole todo lo que éste pide. Al principio, tratándole de enseñarle que no se puede pedir lo que no es razonable. Después, accediendo a casi cualquier capricho. Ante sus amigas lo justifica: «Es lo único que tengo y toda mi felicidad depende de él».
A los siete años, Lucas empieza a cambiar. Ha descubierto que lo puede todo. Cuando su madre le dijo que no estaba bien que dedicase tanto tiempo a los juegos sin hacer los deberes, Lucas le contestó que él hacía lo que quería. Cuando María Isabel escondió el videojuego y le dijo que podría jugar cuando terminase los deberes, Lucas reaccionó: «Pues ahora ya no te quiero».
En los días siguientes rehuía a su madre, y volvía la cara cada vez que ésta intentaba darle un beso. Esto era lo más duro, porque el niño siempre había sido cariñoso. María Isabel recuerda esos años y no consigue entender lo que está pasando. Parece como si el niño se esforzara en ser desagradable. «Esta comida es un verdadero asco», –le dice en otra ocasión–. Y otro día: «No eres tan buena como las madres de mis amigos».
En una de las visitas que hace a la casa de su padre, le llega a decir que «mamá es muy mala conmigo».

 LA CUESTIÓN
Los chantajes emocionales no son ni muchos menos exclusivos de los niños. Se trata de una deformación de la relación de amor, porque cuando se ama en lo último que se piensa es en hacer daño a quien se quiere. Cuando se acepta la posibilidad de un chantaje emocional lo que existe es una obsesiva preocupación por el yo; en absoluto esa atención al tú, que es la esencia del amor.
La práctica habitual del chantaje emocional es algo grave, porque denota una deformación de la persona en algo tan básico como la capacidad de amar. Y esta capacidad disminuye o incluso desaparece cuando el amor se utiliza como precio de un chantaje.
Es posible que a veces los niños y niñas, la gente joven, hayan aprendido la «técnica» del chantaje emocional viéndolo practicar en su entorno. Pero en ellos resulta más doloroso, porque se presume que los niños son inocentes. En los mayores, el chantaje emocional puede ser una de las armas de una compleja batería encaminada muchas veces a hacer mal a la otra persona.
Los niños y niñas no tienen en cambio experiencia alguna en estos manejos. Por eso, quienes sufren su chantaje pueden pensar: «¿Qué estoy haciendo mal?»

 TIPOS DE CHANTAJE
En el libro Chantaje emocional, Susan Forward distingue cuatro perfiles en la persona que practica el chantajismo emocional:

– El castigador de los demás. Anuncia claramente los males que vendrán si no se hace lo que él quiere. La más grave de sus amenazas es ese fatídico «Ya no te quiero», pronunciado con una increíble seriedad.

– El castigador de sí mismo. Si no haces lo que quiero, me haré daño a mí mismo. A veces esto se refuerza poniéndose en peligro o simulándolo: como acercarse a una ventana abierta y decir que se va a tirar, simular clavarse un cuchillo, unas tijeras, etcétera.

– La víctima. Se calla, no habla, hay que adivinar qué quiere. El chantajista o la chantajista espera que los demás confiesen que tienen la culpa por haberlo o haberla tratado tan mal, por no darle aquello que, si lo tuviera, sería feliz…

– El provocador, que promete mucho cariño si se hace lo que él quiere. El niño o niña o, en general, la persona joven llega fácilmente a descubrir estas posibilidades, pero las más frecuentes son la primera y la tercera.

QUÉ HACER

1 Dejar pasar un tiempo prudencial. Hay que dilucidar si se trata de una conducta continuada o si es sólo consecuencia de una rabieta que pasa en poco tiempo.

2 Reconocer claramente los hechos. No es otra cosa, sino un chantaje. No es una simple rabieta, ni consecuencia de tener «mal genio». El chantaje emocional aparece casi siempre puro: apenas está mezclado con nada más. Es una figura típica. Es además relativamente corriente, muy repetido. Es importante atajar este asunto desde la primera muestra, porque si se permite –si se cede a un chantaje– se pierde la autoridad y se acaba cediendo siempre.

3 No perder los nervios. El chantaje emocional es un arma, pero no quiere decir que la persona sea esencialmente mala. Cuanto peor se recibe más fuerza cobra el chantajista.

4 No entrar en el juego, reaccionando enseguida con protestas de cariño, con petición de perdón… Al «Ya no te quiero» contestar, por ejemplo: «Eso es cosa tuya, yo siempre te querré mucho».

5 No ceder a la exigencia del chantaje, mucho menos si no es algo razonable o es perjudicial. En estos casos hay que aprender a decir que no, con serenidad y buena cara, pero de forma clara.

6 Si la actitud chantajista persiste, contestar al «Ya no te quiero»con algo semejante a: «Pues yo estoy pensando si compensa que yo quiera a alguien que no me quiere». Hay que tener cuidado con esta operación de desactivación del chantaje, pero hay que hacerla. Dar cariño, pero en terreno distinto al del chantaje.

Ni idea sobre qué estudiar

Autor: padresycolegios.com

Mi hijo no sabe qué estudiar, les rogaría que me informaran dónde puedo encontrar todas las carreras existentes para ver que puede gustarle a mi hijo.

PEDRO. SANTURCE.

Estimado amigo, existe un gran volumen de información al respecto. En internet puede consultar páginas como:
www.universia.es
www.eluniverso.com
www.educaweb.com

También webs de distintas universidades donde aparecen los perfiles de las carreras impartidas: www.uax.es o www.ucm.es

A nivel bibliográfico existe una colección llamada Elige tu futuro de la editorial Círculo de Progreso que ofrece un completo análisis de todos los estudios de formación superior impartidos en España. Tlf. 91 562 57 84

Ahora bien, aunque estar bien informado es siempre importante para tomar la decisión adecuada, el realizar la elección de carrera sin ningún indicio de los intereses profesionales del alumno es como comprar un número de la lotería para ver si toca: no hay demasiadas probabilidades de éxito. Es más, en ocasiones la consideración de un volumen de información tan amplio sin ningún criterio de selección puede hacer que su hijo entre en una confusión aún mayor.
De este modo, nuestra recomendación es que antes de comenzar a revisar la información que nos solicita mantenga una entrevista con el tutor, los profesores del colegio y el departamento de orientación del centro educativo que le informe, al menos, sobre las aptitudes de su hijo y las áreas en las que alcanza mayor rendimiento.

Segunda licenciatura

Autor: padresycolegios.com

He oído que teniendo una licenciatura puedes hacer un segundo ciclo en otra carrera y obtener otra titulación universitaria. Si soy licenciado en Ciencias de la Información, ¿A qué titulaciones puedo acceder cursando el segundo ciclo solamente?

LUIS. BARCELONA

Efectivamente, la información que has escuchado es correcta. Obtenida cualquier titulación universitaria oficial de ciclo largo (o de dos ciclos) se puede acceder a los segundos ciclos de las siguientes carreras: Licenciado en Antropología Social y Cultural (Directo B.O.E. 28-02-2005), Licenciado en Comunidadad Audiovisual (Complementos B.O.E. 12-6-1992), Licenciado en Documentación (Complementos B.O.E. 5-8-1993), Licenciado en Historia y Ciencias de la Música (Complementos B.O.E. 28-9-1995 y 24-12-1999), Licenciado en Humanidades (Complementos B.O.E. 27-12-1993), Licenciado en Lingüística (Complementos B.O.E. 13-1-1993 y 27-3-2001), Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas (Complementos B.O.E. 12- 6-1992), Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Complementos, B.O.E. 26-09-1991 y 17-9-1999), Licenciado en Traducción e interpretación (Complementos B.O.E. 27-12-1993), Licenciado en Estudios de Asia Oriental (Complementos B.O.E. 29-3-2003). Además, los Licenciados en Periodismo pueden acceder específicamente a los segundos ciclos de las siguiente titulaciones: Licenciado en Criminología (Complementos B.O.E. 8-7-2003 27), Licenciado en Estudios del Asia Oriental (Complementos B.O.E. 29-3-2003 16-24).
Los complementos formativos a cursar son diferentes en cada caso, por eso te hemos detallado los boletines donde puedes encontrar información concreta de cada carreras (www.boe.es). Confiamos en haberte servido de ayuda en tu nueva andadura universitaria..