Esta Navidad, aprende qué juguetes son seguros

Los juguetes contribuyen de manera esencial en el desarrollo del niño. Por eso, Nerea García Domenech, Responsable de Calidad y Seguridad de Producto de Imaginarium, nos dice qué aspectos hay que considerar a la hora de comprar:

1- Leer y entender el etiquetado del juguete: El marcado CE es imprescindible para garantizar que el producto ha sido evaluado de acuerdo con los estándares de seguridad marcados por la UE. Es importante también seguir las recomendaciones de seguridad y la edad.

2- Elegir un juguete adecuado para la edad del niño, teniendo en cuenta sus habilidades y capacidades: que el niño utilice juguetes que no son apropiados para su edad podría entrañar un riesgo para su seguridad, sobre todo si el niño es menor de 36 meses.

3- Supervisar el juego del niño: Para garantizar su seguridad, los juguetes deben ser usados de la forma indicada. Es conveniente revisar periódicamente el estado de los juguetes. Es importante asegurarse de que los juguetes destinados a los niños mayores no estén al alcance de niños pequeños, entendidos como menores de 36 meses.

Luces y muchas sombras

UNICEF ha presentado hace unas semanas su primer estudio sobre la situación de la Infancia en España, informe que analiza desde diferentes perspectivas cómo se encuentra la infancia en nuestro país y qué medidas deben adoptarse para mejorar las cosas y eliminar las circunstancias de riesgo en las que, más de lo que parece, se encuentran muchos niños españoles. Concluye UNICEF que la infancia no es ninguna prioridad en la agenda política del Gobierno ni de las Comunidades Autónomas. Por eso hay dos millones de niños en riesgo de pobreza.

Fuera estereoptipos

Nos puede costar entender estos datos si tenemos como referencia en nuestra mente la desesperada, y a menudo trágica, situación en la que se encuentra la infancia en otros países, en los más pobres. En España es difícil que ningún niño muera de hambre, que esté explotado laboralmente o que padezca, aunque los hay, abusos sexuales de manera comercial. Lo primero que tenemos que hacer al enfrentarnos a este panorama es olvidarnos de los estereotipos que tenemos sobre la pobreza y comprender las desigualdades que se siguen dando en España. Es cierto que en las últimas décadas ha habido avances espectaculares en lo que se refiere al acceso a la educación y a la salud. En este sentido, España es hasta un modelo, como especifica también este Informe.

Escasa inversión

Afirma este Informe que uno de cada cuatro niños, un 24,1%, ahí es nada, se encuentra en riesgo de pobreza relativa, es decir, viven en hogares que tienen unos ingresos inferiores al 60% de la media nacional. Este preocupante dato sitúa a España en el furgón de cola de los 27 países de la UE: sólo superamos a Rumanía, Bulgaria, Letonia e Italia. Ciertamente, el dato es un serio aviso de lo que se avecina, pues todavía en las estadísticas no aparecen los efectos de la crisis económica, que ya sabemos a quiénes afectan de ello.

Eso sí, las cosas se veían venir, pues desde 2005 la tendencia es ascendente. Nada se ha hecho, o muy poco, para modificar las cosas, pues la inversión en familia y en infancia en España es patética (y, repito, los recortes en políticas sociales van a pasar todavía más factura a determinados colectivos). Con datos de 2008, España y Grecia ocupan los últimos lugares de la UE en gasto público en familia e infancia, con un 0,7% del PIB. En este caso sí es bueno subrayar la media de la Unión Europea, que es del 2,3%. Es decir, que ni duplicando la ayuda conseguiremos salir bien parados.

Las tasas de pobreza se disparan en los hogares monoparentales (que han crecido mucho en los últimos años) y en las familias numerosas con tres o más hijos. También hay más problemas para los niños en aquellas familias donde ninguno de los adultos trabaja.

El peligro de la autocomplacencia

El capítulo 2 está dedicado a los avances que se han dado desde que España ratificase en 1990 la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado jurídicamente vinculante, y se destaca, por ejemplo, la reforma positiva de gran parte de la legislación nacional y autonómica relacionada con la infancia, los importantes cambios que se han dado en los sistemas de protección de la infancia y la ampliación sustancial de los periodos de educación obligatoria (hasta los 16 años) y gratuita (de 3 a 6 años).

Pero hay más avances: se aprecia en la sociedad una mejora “en el conocimiento público y la capacitación y formación de los derechos de la infancia”, además del aumento de organismos (públicos y privados) “que tienen a los niños y sus derechos en el centro de atención”. Sin embargo, la autocomplacencia es peligrosa, como demuestra el Informe de UNICEF, que advierte de las consecuencias que tiene ser pobre en un país desarrollado. Como afirmaba la UNICEF en un Informe del año 2000, “la persistencia de la pobreza infantil en los países ricos representa una amenaza tanto para la igualdad de oportunidades como para el respeto de los valores compartidos por todos”. Esta pobreza, distinta, tiene implicaciones negativas por ejemplo en la educación, pues estos niños pueden tener más posibilidades de abandonar los estudios, además de que la pobreza afecta gravemente a las relaciones familiares y sociales.

Sentido común en las recomendaciones de unicef

El Informe aborda al principio una serie de consideraciones generales para pasar después a concretar determinados aspectos sobre “los que es necesario avanzar”. Así, por ejemplo, reconoce los avances en educación, como los que se han dado “en el refuerzo de la atención a los niños y niñas con necesidades educativas especiales y alumnos extranjeros”. Pero el Comité de UNICEF recomienda “incrementar los esfuerzos para reducir el abandono escolar prematuro, abordando mediante acciones concretas las causas que están detrás de este abandono”.

En relación con la salud se destaca positivamente “la decisión de crear la especialidad de psiquiatría infantil y adolescente”. Eso sí, también se recomienda “dar continuidad a los esfuerzos realizados respecto a los niños con discapacidades y elaborar un estudio específico sobre la violencia experimentada por estos niños”. Sobre la protección de menores se recomienda que el traslado a los centros especializados (medida polémica, como ha reconocido hasta el Defensor del Pueblo) “sea una media excepcional de último recurso”.

Una radiografía incómoda

Interesante e incómoda radiografía, pues, que supone un importante toque de atención tanto a las Administraciones públicas como a toda la sociedad en su conjunto. Si bajamos la guardia, muchos niños, millones, pueden entrar en un territorio pantanoso, de dramáticas consecuencias si no se toman las medidas apropiadas. De ahí que el Comité destaque que “la infancia constituye el gran reto pendiente de la agenda social española”, pues los niños necesitan de nuestra atención y lo hacen con carácter urgente.

Advertencia a los medios de comunicación

Otro asunto por el que UNICEF muestra su preocupación es por los niños extranjeros que llegan a nuestro país sin la compañía de sus familiares. Las estimaciones del Ministerio del Interior hablan de 6.475 niños en esta situación. El Comité manifiesta su preocupación por la “falta de garantías en los procesos de repatriación (ausencia de abogado, de servicios de interpretación o no haber escuchado al menor en el proceso), deficiente trato en algunos casos y entrega de los niños a los cuerpos policiales del país de origen en vez de a los servicios sociales”. Se propone, entre otras cosas, “mejorar los centros de acogida de emergencia” y “tomar las medidas necesarias para prevenir las expulsiones irregulares”.

Sobre las adopciones internacionales, el Comité recomienda “realizar adopciones sólo en los países que son parte del Convenio de la Haya sobre Adopción Internacional. Y sobre los medios de comunicación y las TIC destaca que son las televisiones públicas las que deben liderar “una programación responsable en los horarios de protección infantil” y recomienda algo que, por desgracia, suena a chino hoy día: &#82
20;que las empresas adopten códigos de conducta relativos a la infancia en el ámbito de Internet y las nuevas tecnologías”.

Datos para reflexionar

  • Viven en España casi 8,2 millones de niños, cifra que representa el 17’5% de la población total.
  • El total de niños extranjeros que ya viven en España es de 971.479. De Marruecos son el 18,7%, de Rumanía el 14% y de Ecuador el 10,2%.
  • En 2008, el 20% de los nacidos en España era de madre extranjera.
  • El 24% de los niños entre 0 y 17 años están en riesgo de pobreza en España.
  • Con datos del curso 2008/2009, hay 6,3 millones de alumnos que cursan la enseñanza obligatoria. Un 11% son extranjeros.
  • El 27’6% de niños de 2 a 17 años tiene problemas de obesidad o sobrepeso.
  • En 2008 hubo en España 3.156 adopciones internacionales (uno de los niveles más altos del mundo).
  • El 20% de los adolescentes españoles ven la televisión más de 4 horas al día durante el día de semana.

Tomar el mando

En octubre pasado, cada español dedicó cuatro horas a la televisión, al menos ese es el tiempo que la tuvo encendida. El paro consume más pantalla. Los menores están entre 145 y 150 minutos frente al televisor, más que haciendo tareas escolares.

Hace unos meses un importante productor de animación infantil, responsable precisamente de la exitosa Pocoyó, comentaba la apremiante necesidad de que los padres se tomaran en serio la alfabetización mediática de sus hijos pequeños. La primera lección que unos padres deben aprender –decía– es que únicamente ellos son los dueños del mando a distancia de la televisión, no los niños.

Me dio que pensar, porque no hace mucho, al recibir la tarjeta de la habitación del hotel, me entregaron en mano el mando a distancia de la tele. Era un aviso de que la pantalla no es un mueble más, sino un emisor de mensajes que a nadie dejan indiferente. A unos porque sucumben a la debilidad humana y buscan programas denigrantes para la dignidad de las personas; a otros porque atrapan sus mentes cuando todavía son incapaces de alcanzar todo su significado y les producen confusión y distorsiones de la realidad.

‘Televisión bebé’

Hace unas semanas, el director general de Antena 3 ofrecía el dato: en octubre pasado, los españoles hemos pasado una media de 240 minutos diarios ante la televisión. ¿Causa? Probablemente el creciente paro laboral. A lo mejor, el receptor sólo está encendido esas cuatro horas. Pero televisión es ver, tanto como oir. Cosas quedan.

Las cadenas generalistas responden a tan alto consumo diversificando la oferta en sus canales de TDT. Buscan adolescentes, mujeres y adultos, por edades e intereses. La publicidad va en función del target de edad. ¿Y los niños? Los americanos lanzaron hace mucho la “televisión bebé”, para menores de tres años. A los expertos franceses les asustó este invento. Hace dos años lo prohibieron hasta comprobar su bondad.

En España se calcula que los niños de 4 a 12 años se enfrascan diariamente entre 145 y 148 minutos con la televisión. Le dedican más tiempo que a los deberes escolares. Llegadas las vacaciones de Navidad, es probabable que la cifra suba a las cuatro horas, como hoy los adultos. Sean dos horas o sean cuatro, demasiado tiempo para que los padres permanezcan inactivos ante lo que ven sus hijos durante tan largo rato.

De entrada, lo mejor es hacerse con el mando a distancia, como aconsejaban mi amigo de Pocoyó y el conserje del hotel.

Menos ver y más hablar

1 Negociar el tiempo de pantalla. Según los expertos, basta con una hora diaria. Dos, festivos y vacaciones.

2 Ofrecer alternativas de ocio que exijan activar la inteligencia y el mérito.

3 Grabar programas interesantes (naturaleza viva, arte, medicina, películas) para ahorrarse la publicidad, siempre incitadora del consumo.

4 Apagarla durante las comidas para fomentar la conversación en familia. Fuera el receptor de la habitación, o no harán los deberes.

5 Enterarse de cuándo puede un niño ver a solas la televisión, comprobando cómo asimilan lo visto, si les parece bueno o malo.

6 Hablar de los programas sirve para aprender lenguaje, sistema de valores, capacidad de comprensión.

7 No ver a diario los informativos de televisión para que no saquen la conclusión de que todos son guerras, crímenes, sucesos, crispación política.

8 Fomentar actividades al aire libre y juegos que exijan participación.

Sin consejo audiovisual

Nueve meses lleva aprobado el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA) y sólo existe en el papel. Alfredo Pérez Rubalcaba promete hacerlo “en los próximos meses”. Sus enemigos son la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) y las cadenas. El Gobierno alega falta de dinero.

La CMT, de índole empresarial, exigía asumir las competencias del Audiovisual para ahorrar su coste. ¿Problema real? Que el Consejo Audiovisual se encargará de controlar los desmanes en los contenidos televisivos para menores. Y como las cadenas emiten programas perjudiciales para ellos, rechazan la tutela. Entonces, el órgano regulador CMT, más flexible, se ofrece para el rescate, quizás para desactivar la defensa de los menores.

Tampoco gusta que ese Consejo califique programas por edades, con criterios inspirados en el bien armado Código de Autorregulación, ahora vulnerado seis veces diarias en la franja de cinco a ocho (infantil). Sólo con esto sería imposible la actual programación de Telecinco en dicha franja.

Importante: el CEMA recibirá las quejas contra contenidos inadecuados, vigilará infracciones y las sancionará. Se explica el recelo de las cadenas.

Las olvidadas

Los Presupuestos Generales de 2011 dejan las políticas sociales de lado para intentar potenciar el ahorro, castigando duramente al sustrato más importante de nuestra sociedad. En más de mil folios de Ley presupuestaria, no se nombra a la familia de ninguna manera. Los cambios introducidos en el IRPF y el aumento del IVA van a suponer un mayor esfuerzo fiscal y una reducción de la renta disponible.

La familia, bien gracias. Esta frase tópica de conversación de ascensor tendrá que ser revisada durante el próximo 2011 si atendemos al resultado de la ley más importante que ha aprobado el Ejecutivo durante este 2010. Los presupuestos generales de 2011, los últimos que ha aprobado el Congreso de los Diputados con los votos de PSOE, PNV y CC, han conseguido que las políticas sociales que tanto se han aireado en los últimos años y que han servido como bandera de un gobierno en horas bajas, se hayan quedado olvidadas. Podemos hacer un resumen claro de lo que ha sucedido: el Gobierno, arrinconado por los mercados internacionales, tiene que reducir el déficit. Para conseguirlo, ahorra en partidas que habían sido su caballo de batalla y condena, de manera definitiva, a los consumidores medios, es decir, a las familias tradicionales.

La familia, castigada

La Fundación Acción Familiar ha publicado recientemente el estudio “La familia en el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2011”. De dicho estudio obtienen varias conclusiones, que en esencia pueden resumirse en una máxima: las familias son las que más van a sufrir la política presupuestaria de 2011. El ajuste emprendido por el Ejecutivo tratando de contener el déficit galopante que lastra nuestro país desde hace años, ha tenido varias puntas de lanza que afectan directamente a las familias. Desglosando los más de mil folios de presupuestos, podemos decir que, en líneas generales, las atenciones a las familias se reducirán en un 6% de media, llegando al 11% si miramos los subsidios vinculados con la paternidad y al 9% en las prestaciones percibidas por cada hijo.

Según el estudio de la Fundación Acción Familiar, se destinan en los Presupuestos un total de 2.387 millones de euros a los subsidios por maternidad, paternidad y riesgo durante el embarazo y la lactancia y de tal manera se produce un descenso del 11 por ciento. Los responsables del Barómetro aseguran que “sería conveniente revisar este conjunto de prestaciones. En España hay más de 7 millones de mujeres que son madres y sería necesario ampliar la prestación por maternidad remunerada”. Se recomienda un primer período de descanso, exclusivo de la madre, y un segundo, para la atención del bebé, que pudiera ser disfrutado por el padre o la madre, sin que se presione por el Estado para determinar quién es el beneficiario. El análisis de la ejecución del Presupuesto de 2010 refleja que son pocos los padres que hacen uso del subsidio por maternidad que en este momento tiene previsto la ley.

Adiós al cheque-bebé

Una de las medidas más celebradas, y controvertidas a la par, del comienzo de mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, en uno de los países de la Unión Europea con menos tasa de natalidad, con 10,73 nacidos por cada mil habitantes, fue la ayuda de 2500 euros por cada nacimiento. La ayuda termina este año, pues los bebés nacidos a partir del 1 de enero de 2011 no vendrán con un cheque debajo del brazo. La política, controvertida entonces por considerarla electoralista, se ha sumado a esa larga lista de medidas sociales rectificadas por el Gobierno.

Según Teresa López, de la Cátedra de Políticas de Familia de la UCM y miembro de la Fundación Acción Familiar, “la cancelación del cheque-bebé, junto a la reducción de prestaciones por paternidad y maternidad y de los 400 euros de IRPF, suponen un verdadero problema para las familias. La desaparición de esas pequeñas ayudas va directamente contra la línea de flotación de las unidades productivas de nuestro país”.

Por otra parte, desaparece la ayuda de 500 euros al año para los menores de tres años. En todos los casos se perciben 291 euros. “Estas prestaciones –aseguran los autores del estudio– están muy lejos de ser las adecuadas. En los países de nuestro entorno son prestaciones de carácter universal: se ofrecen sin límites de rentas. En España se consideran políticas de lucha contra la pobreza”.

Capacidad de consumo

Según Israel García Juez, adjunto a la dirección del diario Negocio, varios son los factores a tener en cuenta: “La capacidad de consumo se va a ver mermada durante este 2011. En primer lugar, el aumento del IVA supone un mayor esfuerzo para las economías domésticas. Va a ser más caro comprar los bienes de consumo diario teniendo, en el mejor de los casos, una capacidad adquisitiva igual que el año anterior”.

El paro llega a afectar a un porcentaje amplio de nuestra sociedad. Más de un millón de familias cuentan con todos sus miembros sin trabajo, pese a que se advierte, según fuentes sindicales consultadas, un aumento elevado de economías sumergidas. “Nada hay más social que la gente tenga empleo y cuanto más facilitemos el incremento de la población activa, más estaremos garantizando las pensiones del futuro, pues esto es un sistema piramidal. Nos interesa que nazcan más niños aunque nuestro sistema de protección social es raquítico”, dice García Juez.

El aumento de las tasas de paro ha afectado de manera directa a las familias. En torno al 18% de los cabezas de familia están en paro, y en torno al 40% de los hijos de dichas familias se encuentran en la misma situación, lo cual impide la emancipación en muchos casos, o la vuelta al hogar de los padres en otros muchos.

Reagrupación familiar

La crisis está consiguiendo algo inesperado: la familia tradicional se está reagrupando. Algo que el Gobierno había pasado por alto, la atención a dicho sector social, se está convirtiendo en el efecto rebote de la coyuntura económica: los hijos, en paro, vuelven a casa de los padres, al no poder soportar la presión económica de no tener empleo.

Al haber bajado las pensiones, los jubilados, verdadero sostén del tejido familiar, se encuentran en la tesitura de tener que acomodarse a esta nueva situación: son los valedores económicos de este contexto y, cuando no lo son porque sus hijos mantienen sus puestos de trabajo, se convierten en los canguros de sus nietos. De esta manera, las familias ganan algo de poder adquisitivo al ahorrarse la guardería o el canguro.

Además, en Educación disminuye la dotación de los programas para la gratuidad del segundo ciclo de Educación Infantil, de nuevas tecnologías aplicadas a la Educación, de ayudas individualizadas de transporte escolar y de ayudas a Federaciones y Confederaciones de Alumnos. Todo ello afecta a las familias. La importante disminución de las cantidades destinadas a facilitar plazas gratuitas en la Educación Infantil va a generar mayores dificultades para conciliar la vida laboral y familiar.

Por otra parte, las pensiones de carácter familiar son mínimas y ninguna de ellas llega al Salario Mínimo Interprofesional, a diferencia de lo que sucede con las pensiones de jubilación o las de incapacidad. La inmensa mayoría de las pensiones de viudedad no supera los 600 euros y
la mayoría de las de orfandad son inferiores a 300 euros al mes.

La Ley de Dependencia

Otro de los avances sociales que se han quedado en agua de borrajas ha sido la Ley de Dependencia. Los nuevos presupuestos aprobados eliminan el carácter retroactivo de dicha sentencia, por lo que muchas familias que esperaban una retribución, acorde a los meses que han tenido gastos derivados del cuidado de los enfermos se quedan sin esa suma, lo que supone otra merma de poder adquisitivo que además atenta contra el cuidado de miembros de la familia. Una carga asistencial derivada a la sanidad. “En el fondo, el ahorro no es tal”, declara Ana Pastor, Secretaria Ejecutiva de Política Social y coordinadora de Participación Social en el PP. “Los enfermos dependientes son crónicos, y si la Ley no les atiende en condiciones, irán más veces al hospital”.

Conclusicones

El problema que se refleja en los Presupuestos, es decir, el abandono político de la familia, no responde a una coyuntura económica concreta.

La crisis ahonda en los problemas que ya existían, pero es un asunto estructural. “En más de 1000 folios de ley presupuestaria no se cita a la familia, no hay referencia alguna”, señalaba Teresa López. “¿Soluciones? Muchas. Entre otras, no subir las partidas dedicadas, por ejemplo, a los sindicatos, que ya eran suficientes, y potenciar el consumo a nivel básico”.

“Hay muchas partidas donde se podría meter la tijera, y no sobre la congelación de las pensiones, que además debe hacerse dentro del Pacto de Toledo, que para eso está. Hay que apretarse el cinturón, pero recortar el dinero para las familias no es la solución. Ocurre lo mismo que con los impuestos; cuanto más se bajan, más se recauda, pues la gente consume. Cuanto más se ayuda a las familias, mejores efectos multiplicadores se tienen sobre la economía real. Es pura teoría aplicada”, afirma Israel García Juez.

Recaudatorios

"Son unos Presupuestos austeros, que generan cohesión social e impulsan la actividad económica", definió la vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, en la conferencia de prensa posterior a la entrega de las cuentas en el Parlamento. Pero el equilibrio es imposible si tenemos en cuenta dos factores: son unos impuestos recaudatorios que frenan la inversión (Infraestructuras cae hasta en un 30% e Investigación y desarrollo hasta un 7%) y se ceban con las pequeñas economías: los beneficios fiscales que pueden disfrutar las familias disminuyen un 33,26 por ciento.

La Seguridad Social dará una prestación a padres de niños con enfermedades graves

Una medida que se solapa en cierta forma con la citada Ley de Dependencia es la nueva enmienda a los Presupuestos, por la que la Seguridad Social paga una prestación a padres trabajadores para el cuidado de menores con cáncer o enfermedades graves, durante el tiempo de hospitalización y tratamiento continuado de la enfermedad.

Concretamente, se trata de un subsidio equivalente al 100% de la base reguladora por incapacidad temporal (baja laboral) y será proporcional a la reducción que experimente la jornada de trabajo, que deberá ser de al menos un 50% de su duración.

Padres-profesores. Un tándem muy educativo

En la educación de los niños hay una figura que cobra especial importancia, la del profesor. Pero él es tan sólo un apoyo para la tarea que les toca desarrollar a los padres, los principales valedores del desarrollo de sus hijos a todos los niveles. Éste ha sido el eje en torno al que ha girado la V Jornada de Educación AMEPE-CECE convocada bajo el lema “La Familia en la Escuela: implicación e importancia”.

No es una casualidad que las palabras Familia y Escuela se escriban con mayúscula en el lema de la V Jornada de Educación AMEPE-CECE porque ambos conceptos tocan de lleno en el desarrollo de los niños de hoy, que serán los adultos del mañana.

Que el binomio familia-escuela ha cambiado radicalmente en los últimos años es un hecho. Vivimos en una sociedad en la que las nuevas tecnologías han difuminado el concepto de escuela, asistimos a una aldea global y el uso de los chats o las redes sociales son, cada vez más, una rutina para los adolescentes, pero también para los chicos que aún no han alcanzado esa etapa. Es en esta era digital donde el papel de los padres como educadores y supervisores, de las actividades que realizan sus hijos utilizando estas tecnologías, se acentúa.

Para el Defensor del Menor, Arturo Canalda, quien intervino en la jornada en calidad de conocedor de los problemas de los niños, por su cargo y por su faceta de padre, “los hijos tienen lo mejor; las mejores aulas, los mejores medios, los mejores materiales y sin embargo, no saben hacia dónde van. No tienen claros conceptos como esfuerzo, responsabilidad, sacrificio, etc. Y, mientras, muchos padres tienen cada vez menos tiempo para dedicar a sus hijos.” Lo primero que se observa, explica Canalda, “es que muchos padres no conocen a sus hijos y ahí viene el problema, porque es necesario conocer qué les pasa en realidad”.

Precisamente por ese desconocimiento de la vida de sus hijos muchos padres, considera el Defensor del Menor, se colocan del lado de sus vástagos cuando surgen problemas de, por ejemplo, convivencia en las aulas entre profesores y alumnos. A este respecto, para Canalda la Ley de Autoridad del profesor ayuda pero no es suficiente. “Lo realmente interesante de la autoridad del docente es que pueda ganársela pero en conjunción con los padres. Que éstos apoyen a los maestros para que contribuyan al desarrollo de sus hijos como personas ya que, los profesores de colegio son figuras que, puedo afirmar por propia experiencia, marcan una etapa de la vida de los chavales”, señala.

Al finalizar la Jornada, los participantes discutieron, entre otros asuntos, sobre, por ejemplo, la creación de Escuelas de Padres. Se trataría de “puntuar” también la implicación de los progenitores en el avance de sus hijos en la escuela, con lo que a los padres se les calificaría por asistencia a reuniones, charlas con los profesores, seguimiento de los contenidos que visitan los niños en Internet, etc.

Enseñanza privada

La Asociación Madrileña de Empresas Privadas de Enseñanza (AMEPE), una de las patronales con mayor representación en la Comunidad de Madrid y que agrupa a casi un centenar de colegios privados y concertados, con cerca de mil ochocientas aulas, dos mil quinientos profesores y más de cuarenta y cinco mil alumnos, organizó la V Jornada de Educación.

El acto que se celebró en el Salón de Actos del IFE de la Cámara de Comercio de Madrid, fue inaugurado por Francisco López Rupérez, presidente del Consejo Escolar de Madrid y clausurado por Javier Restán, Director General de Becas y Ayudas a la Educación.

10 consejos frente a un mal comedor

El 47% de los padres españoles piensa que su hijo “come mal”. Con la experiencia de Abbott España y Rocío Ramos-Paúl hemos elaborado un decálogo de consejos para esas familias que sufren este problema a diario.

1. No utilice la comida para tranquilizar, premiar o castigar al niño, puede ser el inicio de una respuesta inadecuada a los alimentos.

2. No responda a las demandas de atención, comentarios o comportamientos inadecuados, que realice durante la comida.

3. Evite distracciones en la mesa como juguetes o ver la tele.

4. Limite la cantidad de alimentos de poco valor nutritivo como gaseosas, dulces y golosinas.

5. Evite que su hijo coma entre horas.

6. Invite a su hijo a hacer la lista de la compra y preparar los alimentos. Se sentirá más motivado a consumirlos.

7. Establezca rutinas agradables para las comidas. Procure comer en familia, mantener horarios fijos y tiempos de duración de la comida también constantes.

8. Prevea posibles peticiones que puedan interrumpir las comidas (lavarse las manos, ir al baño, pedir agua, ir a buscar algo…) y procure que lo haga antes.

9. Hay que mantener la calma ya que la tensión que le genere al niño impedirá que pueda tragar.

10. No entre en el juego de ponerle lo que él quiera. Si no quiere comer, déjele. Lo hará más tarde.