Si estás considerando esta opción, te animamos a que te acerques a conocer de primera mano a los responsables de los colegios presentes en la feria para charlar con ellos y ayudarte a decidir y resolver dudas. Pero antes, te damos varias razones para convencerte de regalarle a tu hijo una inolvidable experiencia de vida y una pequeña guía de cuestiones a tener en cuenta para acertar con la elección más adecuada.
El número de estudiantes españoles en el extranjero crece cada año, tan sólo en Gran Bretaña estudian 10.000 niños españoles y somos el país que ocupa el quinto lugar del mundo en cuanto a jóvenes cursando un año escolar en Estados Unidos. El porcentaje de estudiantes procedentes de nuestro país a otros como Inglaterra, Alemania, Irlanda o Estados Unidos crece exponencialmente cada curso. En 2015 la cantidad de españoles estudiando en Estados Unidos aumento en un 15% con respecto al año anterior.
Las familias españolas son conscientes, cada vez más, de que estudiar fuera, además de ampliar los conocimientos de su hijo y brindarle excelentes oportunidades de futuro, es una de las experiencias más enriquecedoras que podrá tener en la vida. Por eso, cada vez más, deciden enviar a sus hijos al extranjero no sólo para aprender idiomas y estudiar, si no también para que vivan la experiencia que les marcará para siempre y les reportará futuros éxitos profesionales, personales e intelectuales.
VENTAJAS
n Apertura de mente, visión cultural ampliada. Los estudiantes que cursan un año en el extranjero aprenden a desenvolverse en un ámbito de diversidad, utilizando un idioma distinto al suyo, conviviendo en un entorno y en una sociedad y cultura distinta a la suya. Esto les obliga a romper con su forma de pensar, hasta entonces lineal, y tener una visión más amplia. Esa amplitud de miras y adaptabilidad a nuevos horizontes serán unas aptitudes que les acompañaran el resto de sus vidas y les serán muy útiles en todos los ámbitos de su desarrollo personal y profesional. El mercado de trabajo del siglo XXI pide, cada vez más, personas con esas características: abiertas, adaptables y que no tengan miedo al cambio.
n Aprender el idioma. La mejor forma de aprender y dominar una lengua es tener que utilizarla desde por la mañana hasta por la noche para todos los quehaceres y necesidades diarias y, además, estudiar en ella. Verse forzado a hablar el idioma, puede resultarle costoso al principio, pero, a lo largo de un curso termina convirtiéndose en algo fácil y casi natural y, al aprender la lengua en su país materno, el alumno adquiere un mejor acento y mayor fluidez. Al final, tu hijo sentirá el idioma como propio y no como algo aprendido. Y viviendo en el país, entenderá e interiorizará la esencia y expresividad real de ese idioma.
Además, dicen que un cerebro capaz de manejarse con efectividad en dos idiomas distintos hace que las personas sean más inteligentes, estén mejor preparados para la multitarea y sus cerebros se mantengan “en forma” durante más tiempo, así que las ventajas son innegables.
n Aprender otras culturas de primera mano. No se trata sólo conocer el idioma, la música, la comida o el deporte que se practica en el país de acogida. La inmersión sociocultural en país extranjero ayuda a conocer la forma de pensar de su población, sus costumbres y forma de ver la vida, en ocasiones distintas a lo que se está acostumbrado. Entender y respetar sus normas ayuda a los jóvenes a ser más responsables y comprometidos con los demás.
Además, también podrán tener una perspectiva distinta de su propio país, lo que les enseñará a ser más tolerante y reflexionar.
n Maduración, crecimiento personal. Estar lejos de la familia y del hogar es también sin duda una experiencia de crecimiento personal y ayudará al niño a darse cuenta de sus valores y creencias y también a valorar más lo que posee, visto con la perspectiva de la distancia.
Estar lejos de casa implica tener que tomar decisiones sin la ayuda inmediata de los padres. Esas situaciones harán crecer a tu hijo con más confianza en si mismo, independencia y capacidad para enfrentarse a nuevas situaciones.
n Nuevas relaciones. Tu hijo tendrá la oportunidad de conocer a mucha gente y seguramente, algunas de esas personas llegarán a ser amistades que perduren en el tiempo. No sólo conocerá gente del país al que vaya, si no otros compañeros que estén en su misma situación. Amigos y conocidos para toda la vida y de diferentes partes del mundo.
n Hacer currículum. Haber vivido un año en el extranjero siempre será un credencial en el curriculum a la hora de hacer una entrevista de trabajo. Denota un desempeño del idioma y madurez añadida.
¿Obligarles a comer? La obsesión por el plato limpio
Ana Veiga
El 85% de los padres obliga a comer a sus hijos cuando ya han saciado su apetito, según un estudio realizado en la Universidad de California. Y, aunque se presupone buena voluntad y preocupación por la buena alimentación del pequeño, puede que en realidad le estemos transmitiendo todo lo contrario.
“Nadie debe obligar a comer a nadie”, sentencia tajante Carlos González, pediatra y autor del libro Mi niño no me come. “Cuando queda comida en el plato, hay que tirarla en la basura orgánica, y tomar nota para poner menos comida en el plato la próxima vez”.
No, González no es de la corriente de ‘lo que no comes, lo cenas’. Considera que lo ideal es conocer y respetar la cantidad de comida que requiere nuestro hijo/as. “Depende de cada niño, y se ha comprobado que algunos niños comen cada día el triple que otros de la misma edad y peso. Y para saber si el peso de un niño es correcto, hay que compararlo con las tablas de peso y talla, así como las de relación peso/talla, índice de masa corporal y velocidad de crecimiento”.
En caso de que el/la menor tenga un peso demasiado bajo para su edad o talla, debemos hacerle las pruebas oportunas, determinar si tiene alguna enfermedad y, si es el caso, tratarlo “pero jamás hay que obligarle a comer, porque sólo llevaría a retrasar el diagnóstico; la celiaquía, la tuberculosis, la insuficiencia renal, los parásitos intestinales… no se curan obligando al niño a comer”.
El estudio “Consecuencias de pertenecer al club del plato limpio” de la Universidad Cornell de Ithaca, afirman que los niños a los que se les ha obligado a comer tienen más posibilidades de padecer obesidad en la edad adulta. González matiza que el estudio solo les preguntó a un grupo de niños de cuatro años cuánta comida querían que les sirvieran, en una comida de prueba. “Aquellos niños cuyos padres afirman que les obligan a acabarse el plato, tendían a pedir que les pongan más cantidad” pero insiste en que “de ahí no se puede extraer que serán obesos en la edad adulta”. Aunque “dado que sufrimos una gravísima epidemia de obesidad infantil, cualquier factor que haga que los niños se sirvan más comida es preocupante”.
Esta tendencia a llenar el plato a pesar de lo que opine el pequeño comensal, puede venir de la educación alimentaria que hemos recibido en casa. Siempre es difícil romper con el ciclo en el que nos han criado. Aunque el pediatra ve una diferencia entre la forma en que nuestros padres nos obligaron a nosotros – y nuestros abuelos obligaron a nuestros padres-: “Los ahora padres y madres tuvieron poca obesidad infantil; y los ahora abuelos/as casi no la conocieron. Algo ha cambiado. Sí, los que ahora serían bisabuelos muchas veces obligaban a comer… pero obligaban a comer mucha menos cantidad, y sobre todo la comida era de mejor calidad que ahora. Los que ahora son abuelos pasaron toda su infancia sin probar la Coca-Cola, los donuts, el Cola Cao, las magdalenas, las bolsitas de patatas… No estamos haciéndolo “como nuestros abuelos, sino mucho peor”, remarca.
Y no solo eso. En muchos casos, se usa la comida como recompensa e incluso se podría decir que como herramienta para inculcar obediencia. En general, González está en contra de los premios y los castigos para modificar la conducta “Incluso si fueran útiles –muchos estudios demuestran que no lo son-, serían inmorales”.
Pero cuando el premio es algo comestible, hay un problema todavía más grave: sistemáticamente, el premio es comida insana. “Nunca ofrecemos como premio una manzana, unas acelgas o unas lentejas; siempre se «premia» con helados, pasteles, caramelos, aperitivos salados… Le estamos diciendo a nuestros hijos que ese tipo de comida es la mejor que hay, que es tan buena que es un premio. Esto es una de las razones que acaba provocando que sea precisamente esa comida que mostramos como trofeo aquella que el niño/a desea profundamente.
La neofobia
Hay muchas razones para que un niño rechace la comida. Para muchos niños, solo es una fase de su desarrollo. “Entre el año y medio y los seis años, la mayoría experimentan algo llamado neofobia”, explica Bee Wilson, periodista especializada en alimentación y autora de El primer bocado (First Bite).La neofobia es el miedo incontrolable e injustificado que se siente hacia cosas o experiencias nuevas. Y en el caso de lo niños, es habitual que se relacione con la comida.
Y manda un mensaje a los padres: “Cualquier niño es capaz de aprender a amar el brócoli. Pero se tarda a algunas personas más tiempo para llegar allí que otros”. Con esto, quiere tranquilizar a esos progenitores que se culpan –o que son culpados- por sus hijos e hijas ‘malcomedores’. Sobre todo, para que esa culpa no acabe derivando en una presión familiar a los niños para obligarles a comer. Si no tienen hambre, no la tienen. Es preferible enseñar sin obligar y “no convertir la cena en la hora más estresante y triste del día”.
CONSEJOS PRÁCTICOS
n Bee Wilson nos da pautas para gestionar el momento de la comida con nuestros hijos de la mejor forma posible.
n n Tres cosas que debes evitar:
n No lleves la culpa o la vergüenza a la mesa. El chocolate no es ‘malo’; y la ensalada no es ‘maravillosa’. Solo es comida.
n No les presiones para comer. El objetivo final es ayudarles a convertidse en adultos que disfruten de los alimentos en todas sus variedades.
n Si el niño/a no quiere probar comida nueva, prueba a ofrecérsela en pequeñas cantidades, tan pequeñas como un guisante. Con que lo prueben ya será suficiente; no esperes que coman el plato entero la primera vez.
n n Tres cosas que puedes hacer:
n En vez de insistir en que coman, trata de convertirte en el ejemplo que quieres ver en tus hijos e hijas.
n Sé amable y comprensivo/a, contigo y con ellos. Todos tenemos derecho a cometer fallos.
El deporte dice “NO” a los papás hooligans
“Un partido de fútbol de querubines (niños de 4 y 5 años) entre dos equipos valencianos, el Paterna y el Torrent, acabó el pasado 4 de marzo con una pelea entre padres de los jugadores de ambos equipos. Apenas dos semanas más tarde, en Mallorca, los padres de los futbolistas del Alaró y el Collerense, de categoría infantil (12-13 años), llegaban a las manos ante la mirada atónita de sus hijos. Son los dos últimos casos de una lacra que afecta al deporte infantil, que no solo al fútbol, desde hace muchísimos años, solo que ahora, en la era del móvil, con todo el mundo con una cámara en el bolsillo, es mucho más visible y suscita mucha más atención.
Los padres hooligans
“El fútbol es el deporte más practicado en España y el que mayor repercusión mediática tiene por eso puede parecer que ocurre más ahí, pero algunos estudios indican que el factor al que más se alude para explicar la violencia en el deporte no es el tipo de deporte en sí, sino la presencia de los padres y madres en las gradas. Es duro, pero es así”, reflexionan Guillermo Calvo y David García, entrenadores de fútbol y autores de la guía Manual para padres: deporte y valores, publicada por Mutua Madrileña.
Detrás de esta actitud de algunos padres se encontraría, según Chema Buceta, psicólogo deportivo y autor del libro Mi hijo es el mejor, y además es mi hijo, “los malos ejemplos que con frecuencia transmiten los futbolistas, entrenadores, directivos y medios de comunicación que trabajan en la élite” y, de forma especial, “la falta de formación y habilidad” de muchos entrenadores y directivos del fútbol base, así como de los padres de los jugadores niños y adolescentes.
Para Guillermo y David, por su parte, se trataría de “una competitividad mal entendida”, pero también de una “mala gestión emocional, la sobreprotección, la falta de respeto a las figuras de autoridad, como pueden ser entrenadores y árbitros, así como las frustraciones de muchos padres y madres que ven en sus hijos lo que ellos no han podido ser; o el efecto contagio que se da en una grada cuando vemos que empieza a subir el nivel de tensión”.
Quien ha asistido como espectador a un partido de categorías inferiores seguro que ha podido observar determinados modelos de padres, casi una réplica en sus actitudes a las de los espectadores que podemos ver en partidos de élite. Como afirma Diego Batalla, secretario general de la Federación Gallega de Fútbol, “están el padre entrenador, el padre árbitro, el padre que se pasa el partido dando instrucciones a su hijo…”. Todos ellos, según Patricia Ramírez Loeffler, psicóloga deportiva de alto rendimiento conocida por su paso por equipos de fútbol de Primera División como el Betis y el Mallorca, tienen dos rasgos en común: “La mala educación y una falta de control de sus impulsos”.
Consecuencias
El padre árbitro que mencionaba Diego Batalla se pasa el partido recriminando las decisiones del colegiado del partido y cuestionando su imparcialidad, algo que para Chema Buceta supone un mal ejemplo para los hijos: “Los niños deben aprender a respetar las decisiones arbitrales porque ese respecto es un valor para la vida. El niño que aprende a respetar, aplicará ese respeto en otras facetas, ahora y como adulto. Pero es difícil que lo aprendan si los profesionales no lo hacen y sus padres tampoco”.
Lo mismo ocurre en el caso de los padres que cuestionan en todo momento las decisiones del entrenador, especialmente cuando éstas no benefician a sus hijos. Y de aquellos que se pasan el partido dando órdenes a sus hijos. Para Patricia Ramírez lo que estos padres trasladan a sus hijos es que “la persona que le da las ordenes se está equivocando, lo que provoca que se genere una dicotomía en la que llega un momento en el que el niño no sabe a quién tiene que hacer caso, si a lo que le dice el padre (que si no se enfada) o a lo que le dice el entrenador”. Esto genera en los niños una tensión desmedida que afecta directamente, según Chema Buceta, “al rendimiento y el disfrute”. En este sentido, para el psicólogo deportivo, “aceptar las decisiones del entrenador cuando no te favorecen es un aprendizaje de enorme valor para la vida porque saber estar en un equipo empieza por aceptar que no siempre las decisiones del entrenador son las que a ti te gustan”.
Al final los padres son un modelo de conducta para los niños y, cuando hablamos de actitudes violentas, según los autores de la guía Deporte y valores, les están enseñando a los niños “una forma muy nociva de relacionarse y de resolver los enfrentamientos”. Para Patricia Ramírez, por su parte, en el caso de niños más mayores, cuando los padres ya no son su único modelo, este tipo de comportamientos provoca también que los hijos se avergüencen, perdiendo de esta forma “una referencia muy importante, porque aquella persona que tiene que darles seguridad resulta que es una persona que se expone a la vergüenza pública” y no los ven como para sentirse orgullosos de ellos.
Aunque como matizan Guillermo Calvo y David García “por suerte la mayoría de los padres y madres transmiten a sus hijos que el deporte es un espacio de convivencia y donde el respeto es fundamental”, la duda es si se puede acabar con esta minoría. Para ambos entrenadores, es una tarea “difícil” porque la violencia “ha sido siempre una vía de relación y de resolución de conflictos que ha empleado el ser humano”. No obstante, los autores consideran que sí se puede reducir su incidencia en el deporte si éste se enfoca desde su labor social y educativa. Para Chema Buceta acabar con la violencia es “una necesidad acuciante que requiere tomarse en serio y poner en marcha los mecanismos para conseguirlo”.
En ese sentido, a nivel más institucional, desde el Comité de Fútbol Base de la Federación Gallega de Fútbol, por ejemplo, han aprobado un nuevo reglamento que permitirá al árbitro suspender el partido en caso de que de forma continuada y reiterada se pronuncien insultos, amenazas graves o manifestaciones racistas, machistas, xenófobas o intolerables. Entre las potestades que tendrá el árbitro, según enumera Diego Batalla, secretario general de la Federación, estaría en primer lugar pedir al delegado de campo “que advierta a los autores de los insultos para que cesen en su actitud”. En caso de no ser suficiente, el colegiado podrá suspender temporalmente el encuentro hasta que se expulse de la instalación deportiva al sujeto o sujetos causantes de la interrupción. En casos extremos, podrá acordar la suspensión definitiva del partido.
Para Chema Buceta también es muy importante el trabajo con los padres. “Los clubes deben asumir la responsabilidad de trabajar periódicamente con los padres. Es fácil quejarse, pero ¿qué hacemos para formar a los padres?”, concluye.
CINCO CONSEJOS PARA LOS PAPÁS ‘HOOLIGANS’
1Al final de cada partido pregunta a tus hijos cómo se sienten, qué tal se lo han pasado o qué han aprendido en lugar de “¿Cómo habéis quedado?”
2Asiste a un partido que no sea el de tus hijos y observa qué pasa en la grada.“ Pregúntate: “¿Me pareceré yo a ese padre que insulta al árbitro o a aquella madre que no para de gritar al entrenador?”.
3Pita un día un partido, así observarás cómo se sienten los árbitros cuando tienen que ser jueces; suele ser muy difícil y poco reconfortante. Pues bien, así se sienten los árbitros a los que criticamos cada fin de semana.
4Mantén una buena comunicación con los entrenadores de tus hijos. Ante todo, son educadores y por eso es fundamental respetar y apoyar su labor en lugar de criticarla.
5Ponte en el lugar de tus propios hijos y hazte las siguientes preguntas: “¿Cómo me sentiría yo si tuviera detrás de mí a alguien gritándome constantemente lo que tengo que hacer? ¿Rendiría mejor en mi trabajo si mi jefe actuara así conmigo? ¿Disfrutaría?”
Siete razones para jugar al aire libre
Los niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos. Esto es lo que afirma el informe Play in Balance (Jugar equilibradamente), realizado dentro de la campaña Ensuciarse es Bueno, de las marcas OMO/Persil. Para realizar este estudio, se encuestó a 12.000 padres de todo el mundo. Y los resultados son, cuanto menos, llamativos. Los niños pasan de media una hora al día al aire libre; los reclusos de las prisiones de seguridad, dos.
Pero al margen de esa comparación, el resto de porcentajes tampoco indican que padres y madres estemos estableciendo una relación sana entre nuestros hijos y el medio ambiente.
Un 64% de los progenitores entrevistados considera que sus hijos no cuentan de las mismas oportunidades de juego que tuvieron ellos de niños. De hecho, el 40% cree que no disponen de lugares adecuados para que sus hijos jueguen de forma segura en su barrio.
Aunque el único problema que se ha puesto de relieve no es el de la falta de espacio, sino el de la falta de actitud de los menores. El 78% de los padres admite que sus hijos suelen rechazar a menudo cualquier juego que no sea tecnológico o tenga alguna relación con la tecnología. Una cifra parecida (el 80%) reconoce que sus hijos prefieren jugar a deportes virtuales en vez de a deportes “reales” al aire libre.
Y, a pesar de que no se niegan los beneficios del uso de las tecnologías en el juego, parece que las pantallas han desterrado a parques, carreras y balones. ¿Qué se están perdiendo las nuevas generaciones? ¿Estos nuevos hábitos de juego afectan a su salud?
Ventajas físicas
1 Aumenta la vitamina D. Esta vitamina se obtiene del sol y Según los estudios epidemiológicos del Profesor Holick de la U. De Boston, la vitamina puede protegernos de casi todo, desde la osteoporosis hasta el cáncer, la depresión, los ataques cardíacos y los accidentes cerebro-vasculares. Y lo mejor es que ¡tus hijos y tú podéis obtenerla tan solo saliendo a la calle! Basta con exponer brazos y piernas al sol durante 10 a 15 minutos al día y varios días a la semana.
2 Mejora la visión. Existe la idea de que muchas horas delante de una pantalla pueden estropear la visión de los más pequeños/as. Ahora, los científicos niegan esta afirmación pero afirman la contraria: estar al aire libre puede ayudar a los niños con tendencia a tener problemas de visión. «Entre los 5 y 9 años, el ojo de un niño sigue creciendo. Y a veces este crecimiento hace que la distancia entre la lente y la retina se alargue, lo que conduce a la miopía. Creemos que exponerlos a diferentes tipos de luz al aire libre puede ayudar a preservar la forma adecuada y la longitud del ojo durante ese período de crecimiento», explicó Donald Mutti, Jefe de Investigación del estudio elaborado la Ohio State University College of Optometry, en una nota de prensa. Por eso, proponen una cifra: 14 horas a las semana bajo luz natural para propiciar una mejor visión.
También están investigando si la luz visible al aire libre, y no sólo UVB, podría contribuir a una vista sana. “Incluso en un día nublado, la luz al aire libre es por lo menos 10 veces más brillante que la luz interior. Cuando una persona está al aire libre, ciertas células especializadas en la retina controlan la dilatación de la pupila, dejando entrar menos luz”, aclaró. «Nuestra investigación inicial sugiere que el alumno responde mejor si sus células han estado expuestas a mucha luz solar los días previos».
3 Más resistencia a enfermedades. ¿Por qué los niños siempre se meten cosas del suelo en la boca? Parece que puede haber una razón evolutiva –compartida por más especies- que se ha llamado “hipótesis de higiene”: los millones de bacterias que entran en su cuerpo con cada pedazo de tierra son necesarios para el desarrollo de un sistema inmunológico saludable.
El Dr. Graham Rook, profesor del departamento de infección del Centro de Microbiología Clínica del University College de Londres, considera que los organismos que estaban presentes en el lodo, el agua no tratada y las heces “pueden estar relacionados con lo que ha sucedido a lo largo de la evolución” y, como teníamos que convivir con ellos, “llegaron a activar la tolerancia del sistema inmunológico”. Pero la sobreprotección de los niños a todas esas bacterias puede volverlos más débiles y provocar que “su sistema inmunológico ataque a microorganismos que no debería estar atacando”.
Jugar al aire libre aumenta la actividad física de los niños y mejora su salud. Y no solo eso: también potencia sus habilidades sensoriales, gracias a su que implica moverse en superficies irregulares -rocas, ramas, superficies inestables como arena y barro…- y esto requiere equilibrio, agilidad, destreza y percepción de profundidad.
4 Mejor su coordinación y forma física. Jugar al aire libre aumenta la actividad física de los niños y mejora su salud. Y no solo eso: también potencia sus habilidades sensoriales, gracias a su que implica moverse en superficies irregulares –rocas, ramas, superficies inestables como arena y barro…– y esto requiere equilibrio, agilidad, destreza y percepción de profundidad.
Beneficios psíquicos
5 Menos estrés. Así lo apunta la encuesta realizada dentro del estudio Outdoor Recreation, Health, and Wellness de la organización Resources for the Future (RFF) -centrada en la investigación y análisis económico sobre recursos y medio ambiente-. En el documento insisten en que el ocio al aire libre reduce el estrés y produce respuestas fisiológicas y psicológicas positivas.
6 Mejores resultados académicos y atención. Una investigación de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign muestra que los ambientes naturales y actividades al aire libre pueden reducir los síntomas de TDAH en los niños de cinco años evaluados. Además, otro informe de la Universidad de Michigan realizado en 2008 ya afirmaba que, tras tener a los sujetos de estudio una hora en la naturaleza, su memoria y atención habían mejorado en un 20%.
Incluso, un informe de la National Wildlife Federation llamado Back to School: Back Outside, afirma que los menores que pasan tiempo en el exterior de su casa o colegio suelen mostrar mejor comportamiento en el aula, más motivación por aprender e incluso mejores resultados en pruebas de matemáticas, ciencias, lectura y ciencias sociales. Debido a esto, la NWF ha lanzado una campaña que se llama Be Out There (‘estar ahí fuera’) para fomentar actividades infantiles y educativas en exteriores.
7 Potencia la curiosidad y la imaginación. Pongámoslo de otra manera: Si siempre estás en los mismos espacios –la mayoría interiores-, cambiar de escenario por uno abierto y nuevo es todo un reto. Permite a los niños explorar, adivinar, comprender el funcionamiento del ecosistema y observar. Por eso, visitar espacios naturales anima a sus mentes a activarse.
“Detrás de la dificultad con la lectura hay un problema visual”
Entrevista con Beatriz Larrauri, Optometrista especializada en Terapia Visual
Beatriz Larrauri dirige su propia clínica en Madrid (Terapia Visual Beatriz Larrauri), dónde realiza la denominada terapia visual comportamental que nace en EEUU en los años 20, en 1980 llega a España, aunque ahora es cuando empieza a extenderse. Esta optometrista especializada explica que no solo se trata de detectar problemas visuales puntuales, sino ver al individuo en su conjunto, para ello cuenta con un equipo de pedagogos, psicólogos y nutricionistas.
-¿Qué es la Terapia Visual Comportamental?
-La terapia visual comportamental se refiere a la terapia visual que se realiza teniendo en cuenta al sujeto en su globalidad del individuo, y no restringiéndose solo a sus ojos; entrenando todo el sistema visual en coordinación con el resto de la persona. Una persona no es estrábica sólo en los ojos, sino que toda ella es estrábica, de hecho podría saberlo solo al ver cómo camina.
-Entonces, soy un equipo interdisciplinar…
-Efectivamente. Disponemos de un equipo bastante completo que desarrolla todas las áreas y las une en las necesidades concretas de la persona: Pedagogía, Psicología, Nutrición, Audición y Visión. Así trabajamos la escucha, el couching familiar y personal, la alimentación, la visión, la integración sensorial, los reflejos primitivos, la afectividad y un largo etcétera.
-¿Son corrientes esas alteraciones visuales de los menores y han aumentado?
-Son bastante frecuentes, pero no creo que hayan aumentado con el tiempo, lo que pasa es que antes se tachaba a esos niños de “torpes”. Ahora, al solucionarle los problemas del funcionamiento de su sistema visual y dejar abierta la vía de entrada de información al cerebro, pasan de ser “torpes” a ser “notazas”.
-Se calcula que el 80 de la información entra por los ojos, ¿No debería tomarse más en serio este tema?
-Pienso que sí. La edad clave para realizar un estudio visual es los 6 años, que es cuando se termina de desarrollarse nuestro sistema visual, y cuando está preparado el sistema visual para la lectura. Detectar las disfunciones visuales pronto, hace que se ponga solución pronto, y que el niño no llegue a tener problemas escolares o baja autoestima.
-¿Y antes de los 6 años?
-En España se empieza a leer antes de los 6 años, cuando todavía no se ha formado bien el sistema visual. Eso no es bueno porque puede estresar bastante al sistema visual y generar cierto fracaso escolar o rechazo a la lectura en algunos niños.
-En su consulta ¿trata muchos casos de dislexia?
-A veces niños diagnosticados de dislexia o TDA hacen la terapia visual y dejan de tenerlo. Esto significa que realmente no tenían ninguna de las dos cosas, sino que simplemente la principal vía de entrada de información a su cerebro, no funcionaba bien. Nos encontramos muchos casos de insuficiencias de acomodación y convergencia. La acomodación es que no pueden enfocar de cerca y mantener el enfoque durante mucho tiempo.
-¿Cuáles son los casos más comunes que atiende, y en niños de qué edades?
-Los casos más comunes que atiendo son casos de insuficiencia de acomodación y también de dificultades en la percepción espacial. Atiendo a niños de todas las edades, desde 2 años hasta adultos. Hay adultos que no les trataron de pequeños y reciben el tratamiento de mayores (con 40 años por ejemplo). A mi consulta vienen más niños porque se detecta antes porque los padres ven que les pasa algo. Pero hay adultos que nunca se han corregido y lo que hacen es asimilarlo con la vida: tener dolor de cabeza después del trabajo, o el leer mal o muy lento.
-¿Estas anomalías tiene relación con el uso excesivo de pantallas?
-No, no se conocen con seguridad el motivo de esa insuficiencia de acomodación. Las pantallas lo que pueden provocar es miopía. Es importante la higiene visual: no mirar la tablet, el móvil… más cerca de la distancia de Harmond (la que va del codo a la primera falange del dedo índice, unos 40 cm en un adulto). Si una persona se pone más cerca al leer o escribir se expone a hacerse miope.
-¿Cómo pueden detectar los padres qué su hijo tiene algún problema visual?
-Es bastante sencillo. Siempre que hay un problema en la lectura, hay un problema visual detrás, esto lo he visto en todos los casos que han pasado por mis manos; y simplemente tratando lo visual ya se mejora en la lectura. Por eso hay que estar muy pendientes de los niños cuando empiezan a leer y llevarles al optometrista comportamental en cuanto se vea que no siguen el ritmo adecuado a su edad. También puede ser síntoma de que algo no va bien en el sistema visual las quejas de dolor de cabeza al salir del colegio o después de leer o hacer los deberes, el frotamiento de los ojos después de leer o trabajar de cerca, el enrojecimiento ocular, etc. Otros síntomas son que le cueste copiar de la pizarra (indicaría una mala flexibilidad del enfoque), que tenga mala letra (indica una mala coordinación ojo-mano), que le cueste orientarse…
-¿Los padres se toman en serio este tema de la visión o antes de ir al oculista acuden a otro tipo de especialistas?
-Los padres sí que se toman en serio este tema.Otra cosa es que muchos no lo conocen. De hecho, muchos de estos niños han pasado por la óptica o por el oftalmólogo y no les han detectado las disfunciones visuales.
La pedagogía Montessori se cuela en los hogares
A María Montessori no le gustaba hablar de método, ella prefería decir que era una ayuda para la vida y es justo lo que es, un enfoque educativo, en las escuelas, y un estilo de vida, en los hogares, que se basa en respeto y la libertad, en la confianza hacía al niño, su autonomía y su poder, al tiempo que permite un verdadero sentimiento de comunidad en el que todos los miembros cooperan y contribuyen”, explica Beatriz M. Muñoz, autora del blog ‘Tigriteando’ y creadora de la plataforma de cursos online Montessorizate.
El suyo fue uno de los primeros blogs en difundir las bondades del método Montessori en lengua castellana. Hoy es toda una referencia, como lo es Cristina Tébar, autora del libro Montessori en Casa (Plataforma Editorial) y de la bitácora del mismo nombre: “Cuando empecé a interesarme por Montessori casi toda la información que encontré fue en inglés, así que cuando empecé a escribir el blog pensaba que lo leerían cuatro gatos. Cuando las visitas y los seguidores empezaron a subir como la espuma no me lo podía creer, y desde luego me emociona pensar que con mi blog he puesto mi granito de arena en esta pequeña gran revolución”.
revolución en el hogar
Aunque cada vez son más los profesores que a título personal empiezan a aplicar conceptos de la pedagogía Montessori en sus clases, lo cierto es que la revolución pedagógica se ha iniciado antes por los hogares. Esto, según Beatriz M. Muñoz, se debería a que “cuanto más grande es una organización, más lentos son los cambios”. En ese sentido, para la fundadora de Montessorizate, la escuela tiene un triple handicap: “Es una organización muy grande, está encuadrada dentro de la administración pública, que es especialmente inmóvil, y vivimos en un contexto en el que es difícil colaborar”.
Su opinión la refrenda Cristina Tébar, que considera que las familias tienen “una capacidad de reacción más rápida” que el sistema educativo. A este interés creciente de los padres habría contribuido también, según la autora de ‘Montessori en casa’, la revolución que ha supuesto internet y, de forma especial, las redes sociales, que han servido de altavoz y como medio de conexión entre familias con intereses e inquietudes similares. “Hace 10 o 15 años, si no estabas conforme con el sistema educativo pero en tu entorno inmediato no conocías a nadie más con las mismas inquietudes, tu capacidad de acción era muy limitada, pero ahora veo cómo familias y también educadores se encuentran gracias a las redes sociales y unen fuerzas para cambiar las cosas, una conexión que nos hace sentir más empoderados”.
“Siempre digo que para empezar a practicar Montessori en casa a nivel de material solo hace falta una banqueta y un delantal pequeñito. Esa es toda la inversión que tenemos que hacer para empezar”, afirma Beatriz. El trabajo más complicado es el que cada adulto tiene que llevar a cabo a nivel interno porque como explica la autora de ‘Tigriteando’ “no todo el mundo está en el mismo lugar del proceso de cambio desde las relaciones jerárquicas a relaciones horizontales y no todos los padres son capaces de educar sin premios ni castigos”.
Entre los beneficios de aplicar Montessori en el hogar para los padres, Cristina Tébar cita que el método de la pedagoga italiana “crea una conexión más profunda y sincera con los hijos, permitiendo conocerles mejor, entender su esencia y sus necesidades sin juzgarlas, lo que a su vez hace que nos entendamos mejor a nosotros mismos”. En el caso de los niños, Beatriz M. Muñoz afirma que el enfoque Montessori les aporta “felicidad porque sienten que pertenecen a su familia, que pueden contribuir y ser escuchados, que tienen autonomía y libertad y, sobre todo, que tienen amor incondicional y que su poder y sus capacidades están por encima del control y el miedo de sus padres”.
Como afirma Cristina Tébar, los cambios siempre cuestan “porque nos asustan”, pero asegura que cuando los padres toman consciencia de todo lo que sus hijos pueden ganar a largo plazo “se dan cuenta de que los obstáculos son mucho más pequeños en proporción y que merece la pena hacer un esfuerzo”. En ese sentido, Beatriz M. Muñoz recuerda que los niños no hacen lo que decimos, sino que hacen lo que hacemos, de forma que si queremos que nuestros hijos sean el día de mañana creativos y valientes, esa creatividad y valentía tienen que verla en nosotros: “Sé valiente, sé creativo y coge un banqueta y un delantal y empieza a fregar los platos con tu hijo, o haced una receta o tended la ropa. Los materiales en una casa no son necesarios, los niños solo necesitan tiempo con sus padres. Dando tiempo nunca te confundes, el amor y el instinto nunca fallan”.
No quiero tus besos
¿Cuántas veces te has cruzado de acera para no encontrarte con alguien a quien no te apetece saludar? Ahora imagina que alguien te agarra de la mano y te obliga no solo a seguir en línea recta hacia esa situación incómoda sino a saludar, besar y charlar con esa persona. Esto es lo que viven nuestros hijos cuando les obligamos a interactuar con quien ellos no quieren.
No hace mucho, Ana María Hanssen, periodista y bloguera colombiana, publicó una experiencia vivida con sus hijos, de 5 y 2 años. Una mujer desconocida empezó a exigir un beso a una de sus niñas. “Mi hija se abrazó a mi, con la cara recostada contra mi pecho, escondiéndose. Y le dije a la mujer: Lo siento, pero ella no le da besos a personas que no conoce”. Esa fue la primera vez que le pasaba algo así y decidió hacerse eco de ello en un artículo, recibiendo una respuestas de otros padres y madres que habían vivido casos similares… y de algunos/as que no comprendían su postura. “Como adultos, nadie nos dice por la calle “¡oye, dame un beso!”; y, si así fuera, no tenemos por qué dárselo a un completo desconocido. ¿Por qué los niños sí tendrían que hacerlo?”, defiende.
Lo mismo opina Mónica Serrano, psicóloga especializada en maternidad y crianza respetuosa, además de madre de una niña de 5 años. Ella cree que la empatía con los niños puede ser clave para llevar la situación de la mejor forma posible. “Nosotros tenemos recursos para evitar situaciones sociales incómodas, como no coger el teléfono o usar la diplomacia; pero los niños, no. Que al niño no le apetezca saludar a esta persona es tan normal como que a ti no te apetezca saludar a la vecina que te cae mal”.
Sabe que el término crianza respetuosa puede ser aún ajeno a mucha gente y lo explica con calma. “La crianza en general es una manera de relacionarnos entre padres e hijos; la crianza respetuosa es la forma de relacionarnos entre padres e hijos pero atendiendo a las necesidades físicas, psicológicas y emocionales de todos los implicados”. Opina que se ha tenido que acuñar ese término para diferenciarse de la tendencia conductista que se basa en la modificación de conducta y deja un poco de lado el aspecto emocional de la persona. “Vivimos en una sociedad donde se cree que al niño hay que transformarlo e imponer las necesidades del adulto sobre las del niño. Por ejemplo, si nuestra necesidad es que el niño coma en la mesa y no se levante pero tiene dos años… acabo dando prioridad a mi necesidad de adulto a la de mi hijo”.
Una idea que enlaza con las situaciones descritas. Si el niño no quiere saludar a alguien, puede que simplemente sea muy pequeño para entender que se trata de una norma social no escrita. “Hasta los 5 años ¡como mínimo! los niños no comprenden la norma social como tal debido a su desarrollo cognitivo. Están aún en una fase egocéntrica, solo son capaces de ver su propia perspectiva, la del yo. No pueden ponerse todavía en el papel del otro ni entender que el otro también tiene sentimientos, necesidades y objetivos o que se puede sentir rechazado”, explica Serrano.
El egocentrismo termina a partir de los 6-7 años pero insiste en que “esto no es una norma para todos, cada niño tiene su ritmo” y que no obligaría al niño a besar, tenga la edad que tenga. Y no sólo por respetar sus tiempos, sino también por prevención ante abusos sexuales que pudiera sufrir el menor en algún momento de su vida. “Es una de las bases de esa prevención: no obligar a los niños a tener interacciones que no les gustan, ya sea con su cuerpo o con su persona en general, para complacer a otros”, aclara. Y aunque haya a quien le pueda sonar exagerado, lo cierto es que esa es la idea que le transmitimos.
Modelo y escudo
Hay quien se pregunta: ‘Y si no obligo a hijo a saludar con dos besos, ¿cómo aprenderá las normas sociales y de Educación?’. “Aprenderán por imitación, no porque les diga mil veces tienes que saludar”, explica Serrano. “Si le obligamos a saludar/besar/hablar por educación con los desconocidos, le generaremos más rechazo a estas situaciones y además lo desempoderamos al transmitirle la idea de que su cuerpo y voluntad son menos importantes que las de los demás”.
Además, como padres y madres no solo servimos como pauta y modelo, sino como escudo. En los casos de contacto social del niño/a, el papel de los padres y madres es fundamental, tanto antes como durante y después de la situación que genera tensión en nuestro hijo. “Es fundamental validar al niño, acompañarle y poner límites al otro adulto en el momento en que el niño expresa su deseo de no querer que le besen o abracen”, explica Serrano.
Además, podemos tener una charla posterior que sirva para hacer un reflejo de lo que ha pasado: describir lo sucedido y dejarle a nuestro hijo/a claro que tiene derecho a no hacer algo que no quiera. Se trata de hacer una descripción de lo que ha pasado, sin juicios, para ayudar al niño a colocarse donde estaba para hacerle más consciente de su situación y también abrimos la puerta a que el niño hable si quiere hablar.
De cara a los otros adultos que conforman el entorno del niño, Vinka Jackson recomienda establecer pautas como pedirles que pregunten a los niños ¿puedo darte un abrazo? antes de dárselo y que atiendan con respeto tanto a sus sí como a sus no. “Para empoderar a la infancia, el cuidado debe hacerse entre todos con el objetivo de construir una generación donde el respeto sea mutuo y fundamental”.
Cuevas para visitar en familia
La visita a una cueva es una aventura para un niño que le permitirá maravillarse con el tesoro que encierran. Distintos puntos de España cuentan con cuevas turísticas perfectas para visitar en familia, pero recuerda que en la mayoría de ellas es necesario reservar con antelación, y por sus características no todas son accesibles con carrito de bebé.
Gruta de las Maravillas de Aracena (Huelva).
Fue la primera cueva turística de España. Las galerías se sobreponen en 3 niveles de alturas distintas en un recorrido circular salpicadas de lagos. Ofrece estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, coladas, pisolitos, cortinas, aceras de calcitas. 1.200 metros de recorrido en los que destaca el Gran Salón, la Cristalería de Dios o la Sala de los Garbanzos. La visita se realiza en grupos guiados con una duración aproximada de 45 minutos. Es imprescindible reserva previa. El tour se puede completar combinando la gruta con el museo del jamón y un recorrido en tren turístico.
Precios: Adultos a partir de 12,50€, escolares 11,50€
Cueva de Zugarramurdi (Navarra)
Estas cuevas próximas a la frontera con Francia no tiene estalactitas ni estalagmitas pero entre sus paredes se celebraron aquelarres hasta el siglo XVII. La leyenda envuelve este conjunto natural excavado por el arroyo Orabidea en un túnel natural de 120 metros con alturas de hasta 12 metros y dos galerías elevadas. Zugarramurdi está incluido en la ruta de la brujería, por lo que el visitante que quiera conocer más sobre las leyendas de la zona puede completar su visita con el museo de las brujas.
Cueva: Desde 4€, niños 2€. Museo: Desde 4,5€, niños 2€
Cueva de Nerja (Málaga)
La Cueva de Nerja es una de las mayores de Andalucía. Con tres bocas de entrada, la cavidad tiene 750 metros de longitud con un desnivel de 68 metros. En las galerías turísticas se pueden visitar varias salas como la de la Mina, de los Fantasmas, del Cataclismo o del Belén, entre otras. El recinto ofrece Zona de picnic con parque infantil, restaurante y un paseo hasta la ermita de San Isidro.
Una de las mejores formas de llegar a la cueva es el Cueva Tren, un tren turístico que realiza un recorrido por los principales lugares de la localidad, desde la cueva, al Barco de Chanquete y el Museo de Nerja. Éste último recorre toda la historia de Nerja desde el Paleolítico con espectáculos multimedia y piezas originales.
Precio conjunto Tren, cueva y museo: Adultos desde 12€, niños de 6 a 12 años: 8€, menores gratis.
El Soplao (Cantabria).
En la visita a la cueva del Soplao una recreación de tren minero nos traslada hasta la cueva para realizar un recorrido a pie a través de las galerías y salas de la Gorda, Los Fantasmas, Mirador de Lacuerre o Centinelas. La atmósfera que se crea con la narración, la iluminación y los efectos sonoros convierten la visita de una hora en toda una experiencia de inmersión. La cueva alberga un gran patrimonio de arqueología industrial minera con más de 20 km de galerías. Si vas con bebés, la empresa te facilitará mochilas portabebés.
Precio: Adultos desde 12€, niños de 4 a 16 años 9,50€
Cuevas del Drach (Mallorca)
Son las cuevas más famosas de Mallorca. La visita dura alrededor de una hora y el recorrido es de unos 1.200 metros. Parte de la visita se realiza a pie y parte en barca por el lago Martel. Incluye un concierto de música clásica de 10 minutos interpretada por un cuarteto, aprovechando la acústica de la cueva. Simultáneamente se proyectan efectos de luz que recuerdan la salida del sol dentro del lago creando un momento mágico. En las instalaciones tienes parking gratuito,zonas para picnic y wifi.
Precio: Adultos desde 15€, niños de 3 a 12 años desde 8€
Cuevas de Altamira
(Cantabria)
Las visitas a la cueva original están muy restringidas, pero el Museo de Altamira ofrece su exposición permanente con visitas libres y guiadas a la Neocueva y talleres para familias. La Neocueva permite conocer cómo era Altamira en el Paleolítico y disfrutar de su arte. Una recreación en la que se ve un grupo familiar en su actividad diaria y se descubre el Gran Techo con los bisontes, caballos, ciervos, cabras y signos. El museo se completa dando a conocer cómo era la vida y el arte en tiempos de Altamira
Precio: Entrada general: 3€. Gratuito sábados desde las 14:00 y domingos.
Tiempo en familia para cambiar el mundo
EVA CAMPOS
Psicóloga especialista en dificultades del aprendizaje
Uno de los problemas con los que convivimos hoy en día en la sociedad occidental es disponer del tiempo necesario para poder atender toda la oferta de actividades y responsabilidades que asumimos a diario (trabajo o búsqueda del mismo, facturas, horas al teléfono o mejor dicho enganchados al Smartphone…). La gestión y optimización de las 24 horas de las que disponemos cada día, cobra más importancia si cabe al convertirnos en madres o padres. A partir de ese momento el tiempo se reparte también entre biberones, deberes, reuniones con profesores, curar heridas y coser rodilleras entre otros muchos quehaceres pero, tras todo esto nos planteamos, ¿cuánto tiempo de calidad nos queda para disfrutar y compartir en familia?, ¿y para entender y aprender con los peques?
¿Cuánto tiempo de calidad nos queda para disfrutar y compartir en
familia?
Los profesionales de la educación y la salud sabemos que cuidar y promover esos momentos es vital y necesario para, aparte de salir de la vorágine diaria, poder aprender juntos sobre emociones y comportamientos saludables que asentarán las bases del bienestar del niño/a y de la familia a muchos niveles. Poder parar, ser proactivos y disfrutar conscientemente estos momentos supone compartir, observar, interactuar, jugar, escuchar, en definitiva se trata de impulsar la felicidad de los más pequeños mientras crecen y se desarrollan. Al escribir esto, recuerdo una frase que leí ayer, Phil Morgese, es un padre muy especial que descubrí a través de un video en internet y que os invito a conocer poniendo su nombre en el navegador, Phil dice que: lo que puede cambiar este mundo es una paternidad involucrada y la conexión con nuestros hijos.
Para ello, impulsar la felicidad de los niños/as y jóvenes, desde casa debemos coordinarnos con los centros educativos y sus profesionales aunando fuerzas, de esta forma se pueden evitar y anticipar posibles dificultades o situaciones problemáticas que se dan, tristemente, con demasiada frecuencia en las aulas, en los parques y en el propio hogar (acoso escolar, dificultades del aprendizaje invisibilizadas, niños y niñas des- motivados o con baja autoestima,…) y que afectan hoy directamente al bienestar de las personas que mañana cambiarán el mundo.
Es vital y necesario poder aprender juntos sobre emociones y comportamientos saludables
Hago alusión ahora a una frase del que fue el séptimo secretario de las Naciones Unidas, Kofi Annan: “La educación es la premisa del progreso, en toda sociedad, en toda familia”.
En esta línea muchas iniciativas actuales persiguen esta concienciación y una educación inclusiva y real, una muestra de ello y de los nuevos caminos para llegar a progresar es díde, una metodología que utiliza la accesibilidad y autonomía que permiten las nuevas tecnologías junto con la experiencia de un equipo multidisciplinar para evitar la desconexión de la familia con el colegio, y poner a disposición de los padres una herramienta que amplía y traslada el conocimiento psicopedagógico de los profesionales de forma sencilla y directa, ayudándoles a estar tranquilos con respecto al bienestar de sus hijos en las etapas de su crecimiento.
Únete al #efectodíde y transforma las diferencias en oportunidades.
Barcelona acoge la sexta edición del encuentro “Gestionando hijos”
Nueve expertos del mundo educativo se darán cita en el encuentro, que se celebra el sábado 10 de junio, en el que tendrá lugar un homenaje a Carles Capdevila
El próximo sábado, 10 de junio, de 9 a 14 horas, tendrá lugar la VI edición del encuentro Gestionando hijos en los Cines Aribau de Barcelona, un encuentro por el que han pasado más de 5.000 personas en las diferentes ediciones que se han celebrado y que tiene como objetivo inspirar a padres y madres en su labor educativa. Durante la jornada, los asistentes podrán debatir, reflexionar y disfrutar de ponencias sobre temas como cultivar el talento, educar con emoción, no caer en la sobreprotección, el uso de metáforas técnicas teatrales para educar y cómo gestionar una familia.
La periodista Gloria Serra y Leo Farache, director de Gestionando Hijos, serán los encargados de conducir el evento, que se iniciará a las 9 de la mañana y durará hasta las 14 horas. El encuentro, contará con la presencia de 9 ponentes: el doctor en filosofía y pedagogo Gregorio Luri; el terapeuta Jordi Amenós; la psicopedagoga Mar Romera, especialista en inteligencia emocional; Pedro García Aguado y Francisco Castaño, ideólogos del proyecto Aprender a Educar y autores de A salvo en la red y Aprender a educar. Evitar el mal comportamiento y evitar el fracaso escolar; la periodista Eva Millet, autora del libro Hiperpaternidad; el especialista en coaching para padres, Jaume Roset; el empresario Tomás Font, padre de seis hijos; y la actriz Mercedes Segura.
Durante la jornada se celebrará un homenaje a Carles Capdevila, cuya primera ponencia en los encuentros Gestionando hijos se convirtió en viral, y que había participado en cuatro ocasiones, aportando ponencias divertidas, combatiendo la idea de que para educar bien hay que angustiarse y defendiendo el papel de los maestros como “el activo más importante de la sociedad”. Con este homenaje, Gestionando hijos quiere manifestar el enorme cariño que personas y colectivos diversos profesan al periodista y celebrar y comprometerse con el gran legado de Capdevila: su sentido del humor, su humildad, sus ganas de debatir y aprender y su pasión por la educación como “la tarea más trascendente”.
Asimismo, se habilitará un espacio infantil para que los padres y madres que asistan con niños, puedan disfrutar de las conferencias mientras sus hijos se divierten.
La jornada previa, el viernes 9 de junio, tendrá lugar el taller “¿Cómo ayudar a tus hijos a tomar decisiones inteligentes? El papel de las madres y padres en la orientación profesional”, impartido por Noelia López-Cheda, autora de “No seas la mochila de tus hijos”, además de ingeniera y coach. El taller se impartirá en el Colegio Reial Monestir de Santa Isabel (c. Rocabertí, 12), entre las 18h00 y las 20h00. Su precio es de 5 euros, que se donará íntegramente a la obra social que realiza la Fundación Theodora.
Más información: http://www.gestionandohijos.com/
| Fecha: sábado, 10 de junio
Hora: 9h – 14h (incluye un descanso de 11:50h – 12:30h) Lugar: Sala Multicines Aribau (C/Aribau, 5. Barcelona) |



