La práctica deportiva ayuda a prevenir la aparición de los dolores de cabeza que sufren 8 de cada 10 niños

Según un estudio realizado por universidades de Bélgica y Países Bajos, la práctica de ejercicio aeróbico se relaciona directamente con la reducción de los episodios de migraña.

 

La iniciativa deportiva y educativa Copa COVAP, promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches (COVAP), y el Hospital Universitario Reina Sofía (HURS), centro colaborador en la octava edición de este proyecto, advierten que la práctica deportiva de larga duración en la infancia contribuye a disminuir el número de episodios de dolores de cabeza, “una queja muy común que padecen 8 de cada 10 niños antes de los 15 años de edad”, según matiza el neuropediatra Rafael Camino, responsable de la Unidad de Neuropediatría del HURS. Del mismo modo, la frecuencia de la migraña o jaqueca, una de las cefaleas que más afecta al rendimiento diario y que padece el 11% de los menores de entre 7 y 11 años, también se vería reducida gracias al ejercicio físico.

Esta relación entre deporte y dolores de cabeza coincide con las conclusiones de un reciente trabajo de investigación elaborado por diferentes departamentos del ámbito de la salud (Neurociencia, Neurología, Fisioterapia y Otorrinolaringología, entre otros) de universidades de Bélgica y Países Bajos, según el cual la realización del ejercicio aeróbico puede disminuir el número de días en los que se padece migraña, por lo que la actividad física regular se puede utilizar como tratamiento profiláctico con pacientes que sufren esta tipología de cefalea.

“El dolor de cabeza es muy habitual en la infancia, en nuestras consultas de Neuropediatría atendemos diariamente de 3 a 5 niños con cefalea”, señala el especialista doctor Camino. Y es que algunos casos de cefalea y la migraña pueden ocasionar un dolor frecuente e intenso, hasta el punto de afectar al nivel escolar, deportivo y social del niño, por lo que se recomienda “practicar ejercicio dos o tres veces en semana para prevenir o paliar los efectos del dolor de cabeza y poder contar con menos episodios de este tipo”, añade el neuropediatra cordobés.

Las ventajas del ejercicio y sus beneficios sobre la cefalea ha sido el tema principal de la primera sede de la Copa COVAP en 2020, que ha tenido lugar este domingo en el municipio cordobés de Pozoblanco ante la asistencia de mil personas y cerca de 400 niños participantes de edades comprendidas entre los 10 y 11 años de edad. La Copa COVAP es un evento en el que, además de celebrarse partidos en las categorías de fútbol mixto y baloncesto masculino y femenino, un equipo de nutricionistas imparte a los familiares una sesión didáctica sobre alimentación para analizar mitos y verdades de los alimentos, así como información para conocer qué nutrientes son los que mejoran el rendimiento de sus hijos durante el entrenamiento y la competición.

Los equipos Adeba de baloncesto femenino, CB Cabra de baloncesto masculino y Córdoba CF en fútbol mixto han sido los ganadores en sus categorías y representarán a Córdoba en la fase final de junio.

En este sentido, Manuela Pozuelo, responsable del proyecto de la Copa COVAP, ha explicado que “la Copa COVAP, con su eslogan ‘Mucho más que Deporte’, da un paso más en la transferencia de valores positivos, como el respeto, el trabajo en equipo, el compañerismo, la deportividad y el esfuerzo. Este año contamos con la colaboración de diferentes expertos en salud y nutrición que aportarán sus conocimientos para fomentar hábitos de vida saludables y prevenir los principales problemas de la infancia, como la alimentación o el bullying”.

 

La alimentación, un factor complementario al ejercicio para prevenir cefaleas

Desde el HURS inciden en el importante papel que juegan padres y entrenadores que tienen bajo su tutela a niños que son más susceptibles de sufrir dolores de cabeza o cefalea, los cuales tienen la responsabilidad de moderar la intensidad del esfuerzo físico que realizan los más pequeños. Sin embargo, este esfuerzo físico también debe ir acompañado de una dieta sana y equilibrada. Según un estudio del Departamento de Neurología de la Universidad Erciyes de Turquía, la acción beneficiosa del ejercicio sobre la migraña se relaciona con factores neuroquímicos, estados psicológicos y un aumento en la aptitud cardiovascular y cerebrovascular.

Para mantener estables estos parámetros, así como una buena salud cardiovascular, el responsable de la Unidad de Neuropediatría del Hospital Universitario Reina Sofía hace hincapié en la importancia de llevar a cabo hábitos alimentarios saludables para reducir los episodios de dolores de cabeza, ya que “una alimentación deficitaria puede favorecer las bajadas de azúcar (hipoglucemias) y provocar cefalea”, destaca.

 

Novedades en la octava edición de la Copa COVAP: respeto en el campo

La octava edición de la Copa COVAP no solo se centra en la alimentación, también está enfocada a los participantes, niños y niñas de 10 y 11 años que reciben formación didáctica de la mano de una psicóloga experta con objeto de fomentar conductas de respeto y cooperación para evitar situaciones de acoso escolar.

Esta labor formativa se completa este año con una novedosa batería de acciones relacionadas con el respeto en el campo para recompensar actuaciones que incidan en la consideración hacia el rival o la deportividad. De esta forma, todos los asistentes reciben tarjetas rojas a la entrada de cada sede con diferentes mensajes para sancionar comportamientos fuera de lugar y también se habilita un espacio en el que, a través de unos auriculares que reproducen comentarios negativos e insultos, los familiares de los participantes pueden sentir la presión que muchos árbitros y jugadores sufren mientras juegan. Estas acciones se completan con el Premio ‘Siempre con Respeto’, un trofeo que se otorga a los equipos de fútbol y baloncesto que han tenido un mejor comportamiento durante la jornada deportiva y cuya decisión recae en el equipo arbitral. Los ganadores de este galardón han sido el Alminar las Esclavas en fútbol y el Cordobasket Mini B en baloncesto debido a su deportividad en los terrenos de juego.

Cómo acabar con el insomnio

Los trastornos del sueño son considerados uno de los problemas infantiles más frecuentes. Un estudio consigue reeducar los hábitos de sueño de una niña de cuatro años mediante técnicas conductuales.

 

Por Ana Veiga

 

Buenas noches. La habitación se queda silencio, la oscuridad se abre paso y mientras nos alejamos del cuarto, escuchamos un lejano lloriqueo: ‘papá/mamá, no te vayas, no tengo sueño’. Hay niños para los que la hora de dormir no es un momento de relajación sino todo lo contrario. De hecho, los trastornos del sueño son considerados uno de los problemas infantiles más frecuentes, especialmente desde los seis meses hasta los cinco años de edad.

Los trastornos del sueño, de inicio o mantenimiento, son fenómenos habituales entre el 25% y el 50% de la población infantil, según publican Challamel y Franco (2011). Las formas más representativas son la dificultad para iniciar el sueño y los continuos despertares nocturnos sin la presencia de los cuidadores, que suelen oscilar de 5 a 15 veces por noche. Esta situación, según Estivill (2002), afecta al 30% de los niños que carecen de hábitos ordenados del sueño.

No hace falta decir que dormir es una función fisiológica indispensable a lo largo de la vida, pero quizá sí incidir en que es especialmente esencial en la infancia, cuando establecemos los hábitos que marcarán nuestra etapa adulta. Por eso, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha pasado los problemas de sueño a la categoría de trastorno, ya que pueden surgir problemas derivados como la somnolencia diurna, que conlleva problemas conductuales como rabietas y enfados y/o emocionales como ansiedad o depresión.

Mayte no puede dormir

En el estudio Reeducación de los hábitos de sueño de una niña mediante técnicas conductuales de la Universidad Miguel Hernández, la investigadora Gala Márquez-Pérez muestra el caso de Mayte (nombre ficticio), una niña de cuatro años con problemas de insomnio de inicio y el empeoramiento de estos por una carencia de hábitos adecuados. Así que al empezar el estudio, se hizo una exhaustiva entrevista al padre y la madre para conocer a fondo los pormenores de cada desvelo.

Tras finalizar la entrevista, se entregó un registro de observación a los padres donde debían recoger datos sobre la conducta problema en su ambiente natural. El registro observacional recabó información sobre la hora a la que se acuesta y a la que se levanta, las siestas diurnas y las interrupciones del sueño a medianoche – incluyendo las horas y los comportamientos de la niña y los padres-.

Los registros se mantuvieron durante todo el proceso de intervención con el objetivo de tener constancia de los avances. Y ya en la segunda sesión, se evaluaron las actitudes y valores de los padres para tener también en cuenta el estilo educativo. Por último, se administró a los padres la Escala de Trastornos del Sueño para Niños (Bruni et al., 1996) para obtener información sobre la existencia -o no- de problemas fisiológicos del sueño.

Tras analizar el Cuestionario de Perfil de Estilos Educativos, vieron que el de la madre correspondía con un estilo educativo punitivo y el padre con un estilo inhibicionista; ambos estilos educativos se relacionan con retrasos en el aprendizaje de habilidades de autocuidado personal y autonomía. Como consecuencia, la niña presentaba un retraso en el aprendizaje de habilidades sociales y dependencia hacia sus cuidadores. Los datos recabados indicaban también que la carencia de rutinas y administración de hábitos adecuados a la hora de dormir.

Tras el estudio, se marcaron posibles soluciones y metas a conseguir. Como objetivo principal del tratamiento, se planteó la adquisición del hábito de dormir sin la presencia de los cuidadores a través de una jerarquía gradual de pautas para la modificación de las habilidades parentales. Y como objetivos secundarios, querían mejorar los hábitos e higiene del sueño y la reducción de los despertares nocturnos.

“Los padres actuaron como coterapeutas en la intervención con un tratamiento continuado, para lo que se diseñó un programa de entrenamiento a padres en la reeducación de los hábitos del sueño, pautas de control de estímulos y técnicas operantes”, explican en el estudio. Y se reestructuraron las rutinas y las actividades que se realizaban en casa antes de irse a dormir: 1º) Bañar a Mayte, 2º) Ponerle el pijama, 3º) Darle la cena, 4º) Lavarse los dientes, 5º) Leer un cuento, 6º) Darle el muñeco que indique la hora de ir a dormir y 7º) Beso de despedida para dormir.

¿El resultado? La administración de hábitos previos para dormir se consolidó a la semana y media y los padres redujeron su ansiedad. Mayte adquirió hábitos adecuados del sueño y se comprobó la eficacia del tratamiento con la aplicación de la jerarquía, es decir, la aplicación progresiva a las nuevas pautas.

 

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Cuánto duermen los niños

Recién nacido. 16 horas diarias es el tiempo diario estimado de sueño, dividido en de seis a ocho episodios de cuatro horas cada uno. El recién nacido no respeta la noche, despertándose una o varias veces a lo largo de la misma.

  • De uno a seis meses. La duración de los despertares nocturnos va disminuyendo y empieza a dormir de manera continua prácticamente durante toda la noche. Pero en un tercio de los niños en edad preescolar persisten estos despertares nocturnos como consecuencia de una consolidación inadecuada del período de sueño nocturno.
  • De 2 a 4 años. Duermen por la noche unas 10 horas. A esto le sumamos dos siestas habituales que van disminuyendo a partir de los tres años de edad – y suele desaparecer antes de los seis años-.
  • De 5 a 10 años. El sueño alcanza un grado de madurez similar al de los adultos aunque existen diferencias en la cantidad: el número de horas de sueño suele ser 2,5 veces superior al adulto, aunque la proporción de sueño REM es similar.
  • De 7 años hasta antes de la etapa de la adolescencia. No es habitual que el niño necesite dormir la siesta. Si ocurre, lo más probable es que por la noche duerma menos de lo que necesita o que padezca de algún problema durante el descanso nocturno.
  • A partir de la adolescencia. Existe polémica sobre esta etapa vital ya que, por un lado, se cree que el número de horas de sueño disminuye hasta un promedio de 7 a 8 horas. Sin embargo, eso podría no ser suficiente porque se produce un incremento de la somnolencia diurna, lo que ha llevado a pensar que las necesidades totales de sueño no disminuyen sino que aumentan durante la adolescencia.

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Causas del insomnio

Los niños tienen neuronas cerebrales con capacidad de ejercer como “reloj biológico” incluso desde antes de nacer. El control del sueño y de la vigilia está determinado por este reloj biológico, que permite que el niño duerma a ciertas horas y esté despierto a otras. Sin embargo, como explican en el Instituto del Sueño, el funcionamiento de este reloj biológico también se ve influido por muchos factores.

Entre el 25% y el 50% de los niños en edad preescolar y hasta un 15% de niños en edad escolar presentan resistencias a la hora de acostarse, inicio del sueño retrasado o despertares nocturnos perturbadores, según indican los investigadores Daniel y Glaze (2004).

En el insomnio influyen desde factores externos (alimentación, temperatura, ruidos, etc.), pasando por factores orgánicos (infecciones, virus, disfunciones, etc.) y psicopatológicos (depresión y ansiedad) hasta factores madurativos, como explica Francisco Segarra en Tratamiento conductual del insomnio infantil. Asimismo, se debe valorar si hay hábitos inadecuados del sueño y el deficiente manejo ambiental para dormir como un factor propio o agravante del insomnio; o lo que es lo mismo, si la habitación le resulta un espacio cómodo y relajante para conciliar el sueño y si el niño ha establecido rutinas que le ayuden a ello.

Pero ¿cuándo debemos sospechar de un problema en el sueño de nuestro hijo? En el Instituto del Sueño insisten en que “no hay un patrón de sueño homogéneo y lo que necesita un niño no tiene porque ser aplicable a otro”. Sin embargo, en términos generales, “podemos pensar en un problema si le cuesta regularmente conciliar el sueño o mantenerlo a lo largo de la noche”.

Debemos tener presente que, en ocasiones, las causas del insomnio infantil pueden ser médicas. Los problemas de salud más comunes relacionados con el insomnio son, por ejemplo, alergias o dolores – otitis o cólicos son muy frecuentes-. Pero hay más, como la enuresis – popularmente conocido como mojar la cama, es decir, micciones involuntarias- que es, posiblemente, el más estresante de los trastornos del sueño para el niño.

Si buscamos causas médicas del insomnio, podemos hablar también de las enfermedades crónicas como dolores de cabeza, asma, diabetes mellitus, reflujo gastroesofágico o crisis epilépticas, que pueden alterar el sueño de quien lo padece.

 

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Cuando la conducta es el problema

Los estudiosos Challamel y Franco (2011) consideran que entre el 70% y 80% del insomnio infantil tiene un origen conductual relacionado con el comportamiento por el condicionamiento a la hora de dormir o la mala higiene del sueño.

La iniciación del sueño requiere una coordinación de circunstancias biológicas y de conductas aprendidas. Por un lado, la oscuridad y el cansancio del día nos pueden ayudar a dormir y el organismo tiene que estar fisiológicamente preparado para el sueño. Pero por otro lado, las conductas que realizamos en los momentos previos a dormir se acaban convirtiendo en rituales facilitadores del sueño que, cuando faltan, nos dificultan conciliar el sueño. De hecho, con frecuencia el problema del insomnio infantil no se debe a despertarse por la noche, sino a no poder volver a dormirse, debido a que los estímulos que asocian al inicio de sueño no están presentes a mitad de la noche cuando se despiertan (papá o mamá, luz, cuento…).

Pero aunque son los padres y madres quienes pueden ayudar a sus hijos a generar pequeñas pautas que les ayuden a dormir, habitualmente son quienes refuerzan las conductas inadecuadas, ya sea por carencia de normas y pautas o por la incongruencia entre las conductas y acciones de ambos padres. Las estrategias de los padres suelen ir desde la televisión, cuentos y canciones hasta los regaños o amenazas, “lo que revela la necesidad de instruir a los cuidadores de los menores sobre la importancia de la higiene del sueño basándose en una estrategia tranquilizadora y relajante en el ambiente familiar”, explican en el Instituto del Sueño. Por eso, es fundamental como padres y madres ayudarles a crear sus propias rutinas.

El estrés puede ser otra causa del insomnio. Puede generarse por los horarios irregulares, problemas familiares, miedos infantiles o ansiedad de separación. Los niños necesitan de la rutina para desarrollarse y sentirse seguros. Cuando la seguridad se encuentra amenazada, los niños reaccionan mostrando su ansiedad a través del llanto, cambios de conducta y resistencia a dormirse por la noche. Por eso a veces, el problema puede provenir de la existencia de horarios familiares excesivamente irregulares. Sea cual sea el caso, la respuesta de los padres tiene que ser siempre de apoyo y, si es necesario, solicitar la ayuda de especialistas.

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María Moreno: “La mesa de luz es un lienzo en blanco para llenar de creatividad y aprendizajes”

María Moreno, autora de ‘La mesa de luz’, nos da algunas claves para utilizar este recurso creativo que se ha hecho tan popular en los últimos años.

 

Por Diana Oliver 

 

Las vemos en blogs, en redes sociales y hasta en tiendas online de juguetes. ¿Qué es una mesa de luz?

La mesa de luz es una superficie iluminada. Puede ser en formato caja, panel o mesa. Lo importante son los materiales con los que está fabricada -leds y metacrilato- y los materiales con los que trabajamos en ella. Es un lienzo en blanco para llenar de creatividad y aprendizajes multisensoriales.

¿De dónde es originaria la mesa de luz?

Su uso académico proviene del enfoque Reggio Emilia. Es el recurso más conocido del atelier de luz. Lo incorporaron al aula en esta región italiana en los años 90. Este recurso ya se usaba previamente en las artes gráficas. Aunque la pedagogía de la luz incluye muchas más posibilidades como la luz negra, las sombras o el retroproyector.

¿Por qué dirías que la mesa de luz es un recurso interesante en la infancia?

Por su versatilidad para adaptarse a todas las áreas de conocimiento. Por el componente lúdico del aprender jugando, aunque es mucho más que eso. Tiene los beneficios intrínsecos de las pedagogías activas como la motivación en el proceso de aprendizaje, el desarrollo de habilidades motrices, el pensamiento creativo… También destacaría el efecto foco: la luz cautiva, fascina y hace que los niños aumenten sus tiempos de concentración. Bien usado y sabiendo como sacarle provecho es una herramienta pedagógica sin igual para trabajar todas las áreas curriculares: lectoescritura, matemáticas, experimentos, proyectos educativos, artes plásticas… Tanto en infantil, como en primaria. No tiene edad en la que ya no se use.

¿Qué se necesita para jugar en una mesa de luz?

Lo principal un adulto formado para saber cómo usarla. Y tiempo para adaptar propuestas y preparar materiales en relación con los intereses observados. En cuanto a materiales, con muchas cosas que tenemos en casa y DIY apenas hace falta comprar materiales. Luego el niño lo hace todo. Ellos manipulan, combinan, trasvasan, crean y reaccionan con su curiosidad innata ante esa provocación. Acaban y ves esas caras de satisfacción. Por eso siempre digo, que somos los adultos los que nos tenemos que iluminar “con” la infancia. Ellos ponen la verdadera luz en todo esto. Hasta hace no tanto para conseguir una mesa de luz casi que teníamos que fabricarla en casa pero ahora la encontramos en muchas tiendas de juguetes.

¿Moda o evolución hacia otro tipo de recursos?

Ambas cosas. Hay muchas empresas que ven todo esto como un “negocio”. Incluso llegan a poner el apellido Montessori a la mesa de luz cuando son dos pedagogías muy diferentes; tanto en sus principios teóricos como en los materiales específicos. Pero también los padres y educadores hemos tomado conciencia del desarrollo del niño, de sus necesidades. Cada vez hay más expertos y estudios de neurociencia avalando las pedagogías activas y el juego educativo. Cada vez más estamos más formados e informados por un acompañar los primeros años.

¿Son seguras las mesas de luz fabricadas en casa?

Claro, si compramos los leds adecuados y el metacrilato correcto. No vale cualquier cosa y he visto verdaderas barbaridades que atentan contra la salud visual. Con linternas, luces de navidad o contenedores de plástico con papel cebolla como filtro. Los órganos de los niños están en formación y emisiones lumínicas no adecuadas son perjudiciales. Hay una serie de recomendaciones y consejos de uso muy estrictos que hay que cumplir.

¿Qué debemos saber antes de construir una si queremos hacerla bien?

Hay que saber que para que sea segura hay que invertir en leds con CE de unas determinadas características técnicas y en metacrilaro blanco opal. En mis cursos siempre explico que la vista engaña. Puede parecer una mesa bien hecha pero el ojo recibe luz perjudicial.

En tu libro recoges un montón de ideas para utilizar la mesa de luz. ¿Cuáles dirías que son los mitos más habituales en torno a la mesa de luz?

El principal que es un juguete que podemos regalar y dejar encima cosas traslúcidas sin más. Que para sacarle provecho hay que comprar muchos materiales caros es otro de ellos. Que hay niños a los que no les atrae nada. El que falla es el adulto en la observación, preparación y documentación de las propuestas. Todas las áreas de interés se pueden reflejar en ella. Letras, números, puzzles, trasvases, minimundos, piezas sueltas, construcciones, ciencia y mucho color. Por eso muestro un abanico tan amplio y con los beneficios pedagógicos de cada actividad.

¿Cuáles son los mejores materiales para la mesa?

Va a depender de cada niño. Pero lo que siempre recomiendo es un maletín de creatividad con piezas sueltas traslúcidas que esté siempre a su disposición. También lo que nunca falla son los cuentos adaptados. En el libro hago un listado de fondo de armario con objetos cotidianos. Muy low cost. Aunque hay materiales comprados que son muy especiales y reseño, más allá de los típicos bloques sensoriales.

¿Podemos fabricar nosotros en casa nuestros propios materiales?

Sí, por supuesto. Es una de las bases para realmente sacarle provecho. Yo tengo el chip de la luz y veo las posibilidades para crear DIY hasta con envases de comida. Reutilizo muchísimo y así tenemos muchos recursos diferentes para seguir aprendiendo de forma novedosa.

Para alguien que se inicie con la mesa de luz, ¿por dónde le recomendarías empezar?

Por hacer una mesa segura, vuelvo a recalcar porque es lo primordial. Luego depende del ritmo de desarrollo del niño. Aunque sean niños de la misma edad les puede apasionar lo opuesto. Por esto yo no clasifico por edades las actividades. Ideas iniciales las bandejas sensoriales con pasta teñida neón para trasvasar, laboratorio con pipetas para mezclar colores y muchas actividades de dibujo. Esta herramienta educativa permite al niño sacar a la luz sus cien lenguajes de expresión. Es la creatividad luminosa.

Padres y adolescentes: cómo mejorar la comunicación

Todas las etapas de la crianza y la educación de los hijos presentan retos. En la adolescencia uno de ellos es la comunicación.

 

Por Diana Oliver

Las familias suelen temer ese tránsito de la infancia a la adultez que conocemos como adolescencia. La temen, quizás, por lo que escuchan a su alrededor pero también influye en ese temor el desconocimiento que tenemos –en general– de esta etapa; una etapa normal que puede ser tan fascinante como desconcertante. Así lo ve Eli Soler, psicóloga y formadora, especialista en adolescentes, quien insiste en que es muy importante no creerse todos los mitos que hay sobre la adolescencia, ya que esta puede ser una etapa complicada y agotadora a veces, pero también es una etapa maravillosa donde brinda la oportunidad de conectar con los hijos y las hijas de un modo mucho más bidireccional. “¿Qué etapa de la crianza no es complicada? ¿Acaso no lo es la etapa de llantos nocturnos? ¿O la de rabietas infinitas? Cada etapa del desarrollo de nuestros hijos tiene su parte agotadora y su parte divertida, entonces, quizás viviremos mejor la adolescencia si nos fijamos más en la divertida, y recordando que todo llega y todo pasa”, apunta.

 

Escucha y empatía, dos pilares de la comunicación

La comunicación con los hijos es fundamental para construir relaciones sanas basadas en el respeto y la confianza. Ocurre que en muchas ocasiones tendemos a hablar más que a escuchar, lo que se acaba traduciendo en relaciones unidireccionales. Sobre esto señala Eli Soler que lo que más necesitan los adolescentes en esa etapa es ser escuchados: “Podemos conocer mucho a un adolescente escuchando lo que nos cuenta, aunque nos parezca una tontería. Además, cuando un adulto deja lo que está haciendo para escuchar a su hijo o hija adolescente está potenciando su autoestima y estrechando los lazos afectivos entre ambos. También habrá momentos en los que será el adulto el que deba hablar, por ejemplo, para poner normas o límites, pero también en ese momento es necesario escuchar la opinión del adolescente para ayudarle a tomar conciencia de su error y su responsabilidad”.

Comparte esta idea la psicóloga Dolors Mas. Añade la experta que el principal problema del que se quejan los adolescentes es que “sus padres no les saben escuchar” y que, por tanto, sus padres no les entienden. “Es importante hacer una buena escucha de lo que nos cuentan nuestros hijos, prestándoles atención real, valorando sus opiniones, siendo empáticos… Sólo así sabremos comprenderlos”, explica. Además de una buena escucha, es importante no repetir las cosas una y otra vez para evitar el rechazo del mensaje. Según Mas, “los adolescentes se cierran y acaban desconectando de lo que sus padres estén diciendo, por importante que pueda ser”.

Otra de las cuestiones que más influyen en la comunicación familiar es cómo nos enfrentamos a temas que son un tabú en el hogar. Desde la experiencia de Eli Soler, la mayoría de adolescentes y de familias coinciden en que sus conversaciones suelen limitarse a aspectos académicos o del día a día, pero les cuesta mucho hablar de los temas más íntimos y personales. Según Soler, esto ocurre muy habitualmente porque no se ha hablado nunca de esos temas, por lo que han resultado ser temas “prohibidos” para ambos. “Por ejemplo, si cuando nuestro hijo o hija eran pequeños nosotros cambiábamos de canal cada vez que salía una escena con contenido sexual en lugar de contextualizar esa imagen, el mensaje que dábamos era que ese tema no se habla en casa. Es muy complicado entonces esperar que en la adolescencia, etapa donde precisamente quieren tener más intimidad e independencia de sus padres, se hable sobre sexo. Y esto también pasa con otros temas como las drogas o el alcohol. Debemos aprovechar las oportunidades que nos brinda el día a día para hablar desde la infancia de cualquier tema con nuestros hijos con naturalidad”, señala la psicóloga.

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Las claves para comunicarnos con los adolescentes

Para poder establecer una buena comunicación entre padres e hijos debe existir un ambiente de confianza familiar. Hay una serie de recomendaciones que podemos tener en cuenta para tejer ese clima de confianza y lograr así que la comunicación fluya entre todos los miembros:

  • En primer lugar, Eli Soler considera que no se debe forzar la situación. “Con adolescentes es mucho mejor dejar que sean ellos o ellas que marquen el ritmo, pero mostrarnos siempre abiertos a mantener esa comunicación. Los adolescentes necesitan saber que tienen su propio espacio, pero a la vez que si necesitan al padre o madre pueden contar con su apoyo”, explica.
  • Otro aspecto importante para la psicóloga experta en adolescencia es el de respetar sus opiniones y su individualidad. “Durante la adolescencia los chicos y chicas van formando su propia identidad, y los adultos debemos respetarla, dejar que se encuentren a sí mismos y que, a veces, se equivoquen. Precisamente esa experimentación –y los errores– son su base de aprendizaje”, cuenta.
  • Para Dolors Mas es importante no ignorar la actitud del hijo o la hija por temor a la discusión. “No todas las conductas pueden ser ignoradas. Muchas veces pasamos por alto cuestiones muy importantes que requerirían una larga conversación con nuestros hijos e hijas y nos detenemos en otras tan nimias como dejarse una luz encendida, por ejemplo”.
  • Por último, considera Eli Soler que a veces hay que ejercer un poco de “detectives” para leer entre líneas y aprovechar bien las situaciones comunicativas. “Si un adolescente llega a casa de mal humor no es un buen momento para intentar empezar una conversación. En cambio, si de repente viene hacía nosotros y nos cuenta anécdotas suyas de forma espontánea, es buen momento para, como quien no quiere la cosa, aprovechar para hablar sobre algunos temas importantes, como el instituto o las amistades”.Añade Dolors Mas que cuando no se elige el momento adecuado la conversación acaba convirtiéndose en otro de los muchos “sermones” de mamá o papá, lo que resulta totalmente ineficaz.

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Escuela de padres 3.0: Educar en el silencio

Estamos educando a nuestros hijos bajo el lema de que más es mejor, pero es muy alto el precio que debemos pagar si damos más valor a la cantidad que a la calidad. No disfrutaremos de las cosas ni de las situaciones ni de las personas si siempre estamos corriendo, pasando de una cosa a otra… Vivimos en un mundo hiperacelerado donde todo va deprisa. No dejamos que nuestros hijos se detengan a observar una flor o un insecto. Al segundo ya les estamos empujando: ¡Venga, vamos, que no llegamos! Y esto tiene consecuencias.

 

Por Marta Prado Bullido y Óscar González

Como destaca Alicia Banderas “los niños ya poseen el deseo de conocer y asombrarse por las cosas que nos rodean, solo hay que facilitarles las oportunidades para descubrir el entorno por sí mismos”. Pero ¿realmente les permitimos que lo descubran desde la calma y la tranquilidad? Difícil si caemos en la vorágine de este mundo de prisas que no se detiene. Somos los adultos los que transmitimos a los niños esa ansiedad por pasar de una cosa a otra, por pensar que no tenemos tiempo, que todo lo que hacemos es verdaderamente urgente, etc. Somos los adultos los que les transmitimos nuestro estrés, nuestras prisas y nuestras urgencias… ¿por qué no lo cambiamos?

Fruto de no dedicar tiempo a parar, a detenernos, es la sobreestimulación a la que están sometidos nuestros hijos. Y nuestro objetivo como padres y educadores debe ser ofrecerles la oportunidad de “conectar consigo mismos”, pues el ser humano crece de dentro hacia afuera y no al revés.

Una planta necesita espacio para florecer; si no lo tiene, su crecimiento se ve dificultado. Nosotros no somos distintos. Para aprender y crecer precisamos de espacio. Cuando nos damos cuenta de ello tomamos conciencia de la necesidad de crear espacio para nosotros.

Ahora bien, ¿cómo podemos hacerlo? Muy sencillo, pero a la vez muy complicado porque no estamos acostumbrados a ello. Podemos crear espacio a través del silencio. Como destaca Tal Ben-Shahar “si llenamos todos los momentos de la vida de sonidos, no podemos descubrir nuestro potencial”.

Y por eso nos cuesta tanto, porque hemos sido educados con la distracción de estímulos externos, aparatos de música, televisión, etc. Y ahora nuestros hijos tienen muchísimos estímulos más (smartphones, tablets, etc.) que les ponemos delante para que produzcan un efecto hipnótico y tranquilizador consiguiendo el efecto contrario, una hiperestimulación. Por eso es necesario que eduquemos a nuestros hijos para que aprendan a vivir y abrazar el silencio. De esa forma aprenderán a saborear cada minuto de su existencia.

No nos engañemos; vivimos en un mundo adicto al ruido. Los niños necesitan música para hacer los deberes, las familias necesitan la televisión de fondo cuando se sientan a comer o cenar… ¿de verdad todo esto es necesario? Como destaca Robert M. Pirsig “el ruido se ha convertido en un elemento tan importante en la vida que cuando no está presente, lo ansiamos” pero “cada vez hay más estudios que apuntan al alto precio que hay que pagar por esta estimulación constante del oído. El silencio es necesario para aumentar la creatividad, tener una conexión más intensa y profunda con el entorno y con nosotros mismos, tener un mayor desarrollo físico y mental y niveles superiores de felicidad“. ¿No te parece interesante? Vaciemos la vida de nuestros hijos de ruidos y llenémoslas de silencios.

 

El éxito educativo de las escuelas de segunda oportunidad para jóvenes

Cada año, cientos de jóvenes abandonan los centros escolares sin haber culminado los estudios obligatorios. Las Escuelas de Segunda Oportunidad dan respuesta a estos casos.

 

Por Terry Gragera

Las Escuelas de Segunda Oportunidad son, muchas veces, en realidad, de tercera, cuarta o quinta oportunidad. Se trata de centros donde jóvenes a partir de 16 años y hasta los 29 pueden retomar una formación que los acerque de forma efectiva al ámbito laboral. “Ofrecemos distintas oportunidades de formación, tanto en el ámbito reglado o certificado, como la Formación Profesional Básica o los Certificados de Profesionalidad, como en el no reglado, a través de formaciones especializadas que les cualifican para una profesión”, indica Elena Bayón Torres, responsable de Programa de Orientación Sociolaboral de la Fundación Tomillo. Son, por tanto, itinerarios formativos que se adaptan a cada participante, según sus necesidades, su vocación y sus características.

Compromiso voluntario

Los jóvenes que acuden a las Escuelas de Segunda Oportunidad lo hacen de forma voluntaria para seguir un programa individualizado y flexible, en función de lo que necesita cada uno. Es así porque, tal como cuenta José María Usón, presidente de la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad, a estas Escuelas acuden muchos jóvenes en situaciones de alta vulnerabilidad: con recursos económicos muy limitados, una red familiar y social escasa, problemas de adicciones, situaciones de tutela por parte de la Administración… “Son jóvenes que no han tenido la oportunidad de ser escuchados y que tienen sus capacidades aunque no hayan podido demostrarlas, por eso necesitan una orientación para descubrir hacia dónde pueden ir, y todo ello se logra trabajando de forma transversal y única con cada uno”, aclara.

En España, hay una red oficial de Escuelas de Segunda Oportunidad que engloba por el momento a 39 escuelas, donde más de 7.500 jóvenes son atendidos por unos 800 profesionales. Para formar parte de la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad hay que “pasar por un riguroso proceso de acreditación”, según destaca su presidente, José María Usón, miembro, asimismo, de la Fundación Ozanam.

Porque, además de proporcionar una formación académica a cada participante, estas Escuelas abordan otras competencias básicas (tecnológica, matemática y lingüística) que se ofrecen a todos. “Esto lo hacemos en colaboración con la empresa, diseñando acciones formativas vinculadas al propio mercado de trabajo, con experiencias de aprendizaje en la propia empresa y coordinándonos con los agentes públicos y privados que pueden aportar en la búsqueda de apoyo y oportunidades”, destaca Elena Bayón.

Educación Integral

Pero además de las competencias formativas y laborales y de las básicas, hay otras que se cuidan en las Escuelas de Segunda Oportunidad. Se trata de las transversales como la gestión del tiempo, la imagen personal, la responsabilidad, el trabajo en equipo… “Trabajamos no solo para que se conozcan mejor, sino para que hagan una valoración más positiva de ellos mismos. Esto les refuerza en la toma de decisiones a corto y medio plazo”, revela Elena Bayón. “Tratamos de entrenarlos en la toma de decisiones basándonos en el conocimiento de uno mismo y de las distintas alternativas que les ofrece el mundo que les rodea (qué me piden en un futuro empleo para saber qué tengo que conseguir)”, explica la responsable de la Fundación Tomillo.

Niños Altamente Sensibles (NAS): Superdotados en sensibilidad

Los niños altamente sensibles son extremadamente receptivos. Tanto, que su alta capacidad para percibir los estímulos y la información del entorno puede dañar sus emociones, aunque pase desapercibido.

Por Olga Fernández

Alba ya ha cumplido 14 años, pero desde bien pequeña no soporta los ruidos, la música demasiado alta le molesta más que al resto; su piel también es extremadamente sensible, por eso no soporta determinados tejidos; y cualquier situación dolorosa daña en extremo sus emociones. Alba es reservada, pacífica, intuitiva y detallista, cualidades estas últimas que le ayudan mucho en el trabajo escolar. Sin embargo, tiene dificultades para hacer amigos. Capta cualquier estímulo de su entorno y lo vive con mucha intensidad: la frustración, el miedo, la alegría, la empatía, los celos, el amor, la culpa, la separación… Su habilidad para intuir y empatizar también tiene una parte negativa: siente más la frustración que otros niños. Tanto, que cuando sus padres se separaron, ella dejó de hablar, comenzó a sacar malas notas, a no prestar atención en clase… Hasta que un día se desmayó en el colegio. Le hicieron análisis y pruebas médicas, pero no encontraron la causa. “La llevamos a un psicólogo y diagnosticó que era una niña altamente sensible que necesitaba tratamiento para salir del bloqueo”, cuenta su madre. Desde entonces, se encuentra en terapia para superar la separación de sus padres.

¿Alta sensibilidad?

No es ningún trastorno o anomalía del individuo sino una característica de su procesamiento sensorial presente en el 15-20% de los individuos, que supone una mayor sensibilidad emocional y mayor reactividad en el sistema nervioso central de la persona, según la describe la Asociación de Psicólogos y Profesionales de la Alta Sensibilidad. Esta manera peculiar de sentir fue estudiada por la psicóloga e investigadora americana Elaine Aron, que publicó en 1996 el libro “The Highly Sensitive Person” (“La persona Altamente Sensible”), y estableció cuatro factores que deben estar presentes en una persona altamente sensible para ser considerada como tal: profundidad de procesamiento (tendencia a dar vueltas a los mismos pensamientos y a llevar a cabo un análisis profundo de estos), gran emocionalidad y empatía, sensibilidad hacia las sutilezas, sobre estimulación o saturación (los anteriores factores pueden desencadenar saturación y sobre estimulación por el exceso de información y el procesamiento profundo de esta).

“Un niño altamente sensible capta la información del entorno con mayor intensidad que el resto. Es más empático, intuitivo y creativo. Sin embargo, debido también a esta mayor sensibilidad puede mostrarse más reservado y evitar situaciones de gran estimulación. Al presentar alta sensibilidad en todos sus sentidos, puede tener problemas con determinados tejidos, o miedo a sonidos y luces intensos”, explica Inmaculada Abad, psicóloga de iSEP Clínic Barcelona.

A la hora de relacionarse con otros niños, sí pueden encontrar dificultades, ya que suelen ser más tímidos y reservados que sus compañeros, además prefieren realizar actividades más discretas, y tienen un lenguaje y capacidad de reflexión más maduro y profundo que el resto. “Como en otros casos de niños con necesidades especiales, sería recomendable que el profesor reciba información sobre las características de estos pequeños para que pueda respetar su sensibilidad y permitir momentos de descanso si lo necesitan, así como fomentar actividades creativas que puedan resultar enriquecedoras”, aconseja la psicóloga.

A nivel académico suelen ser alumnos con resultados excelentes debido precisamente a su interés por el mundo y la capacidad de reflexión. Son niños muy intuitivos y capaces de distinguir sutilezas, por lo que su conocimiento del entorno suele ser más profundo que el de sus compañeros. Además suelen disfrutar de la lectura, lo que facilita también unos buenos resultados académicos.

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Consejos para tratar al niño NAS

La psicóloga Inmaculada Abad recomienda a los padres y a los profesores seguir una serie de pautas a la hora de tratar a los niños hipersensibles:

  • Controlar el uso de pantallas y el contenido de lo que ven en la televisión o internet. En el caso de niños altamente sensibles, por su capacidad de empatía y mayor comprensión de lo que observan, se debe tener un mayor cuidado. Las noticias son un ejemplo de cómo reciben y procesan de forma diferente la información: cuando la mayoría de niños no prestan atención a los telediarios, ellos sí lo hacen y además reciben un gran impacto de aquello que ven por su capacidad de empatizar.
  • Tener en cuenta los estímulos ambientales. Por su alta sensibilidad, les suelen molestar situaciones de gran estimulación: ruido del recreo, determinados tejidos, situaciones de conflicto, fuegos artificiales.

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'Picotazos contra el cristal': El documental sobre Educación que ha llegado a los Goya

Desde la experiencia de un instituto de Alcoy a los Goya, “Picotazos contra el cristal” parte de la premisa de que “no se puede cambiar el mundo si enseñamos lo mismo que nos enseñaron a nosotros”.

Por Eva Carrasco

El documental de Rafa Molés y Pepe Andreu, con la colaboración de Ashoka y la dinamización de EduCaixa, narra el reto de la educación. Igual que en la última escena un pájaro da picotazos contra el cristal y se le abre la ventana, “lo mismo se hace en el centro dando la oportunidad al chaval de que conozca el mundo de esa manera y así aprender con él” explica Pepe Andreu, director del documental.

Uno de los protagonistas indiscutibles es Fernando Sansaloni, director del IES “Cotes Baixes” de Alcoy. “Fernando transmite calma y optimismo. Todas sus intervenciones son a través de la pregunta y esto es uno de los elementos clave en un proceso de transformación” explica su colega David Martín, director de la estrategia de educación de Ashoka durante el rodaje del documental.

Siempre se habla de una Educación idílica pero cuando los estudiantes salen a la calle, la realidad es muy distinta. Fernando insiste en que lo importante es el alumno y las asignaturas son instrumentos para prepararlo para la vida. Hasta ahora se ha enseñado a obedecer, pero no a tomar decisiones por lo que es necesario invitar a los alumnos a participar en la sociedad.

Para qué educamos

Dedicamos mucho esfuerzo y recursos en acompañar a los niños en ese proceso vital de hacerse adultos y la pregunta que se hace David Martín es ¿qué esperamos de ellos?, ¿qué nos gustaría que nos devolvieran?. Autor del libro ¿Para qué educamos?, lamenta que con tanto sistema y tanta estructura, la Educación se desvirtúa y acaba convirtiéndose en algo burocrático que se aleja de ese sueño inicial de la labor educativa. “Tendemos a pensar que la escuela es un silo al que le corresponde impartir conocimientos y competencias y que a la familia le corresponde centrarse en los valores. Seguimos pensando que la Educación no es territorio de la escuela, sino que es territorio exclusivo de la familia y seguimos pensando que cada cosa tiene su compartimento estanco. Y yo creo que lo poderoso y lo bonito son escuelas que entienden que educamos entre todos y que el propósito de educar no es solamente enseñar matemáticas, es algo más”.

En este sentido trabaja Ashoka ya que busca una sociedad de agentes de cambio y quiere conseguir que aprender a mejorar el mundo sea la norma. Cuando el alumno toma conciencia de su capacidad de cambiar el mundo se convierte en un changemaker. Al principio del documental se ve esta capacidad cuando empiezan a imaginar su escuela ideal.

Por impregnación

Los horarios tienen que ser más flexibles, la evaluación tiene que ser de otra manera, los espacios más amables, afirman los docentes. En un momento del documental se afirma que los alumnos son prisioneros a tiempo parcial y de hecho colegios, cárceles y hospitales tienen la misma arquitectura. La atención del alumno tiene que cambiar y las competencias que se quiere que desarrollen los alumnos, las tiene que tener el propio profesor y el propio centro como organización.

Si el alumno tiene que emprender, tiene que empatizar, tiene que trabajar en equipo, tiene que tener ganas de aprender… esas cualidades las tiene que tener el personal docente. Y con esos profesores, el centro es capaz de aprender, emprender y trabajar en red, explica Fernando en su tono pausado, casi hipnótico. “En estos años hemos descubierto que a través de las relaciones humanas se aprende muchísimo. Entonces ¿qué hacen los alumnos mirando a la pared seis horas al día? Si sabemos que a través de las relaciones se aprende tanto. Esto es lo que Natalia Rodríguez, doctora en educación para la sostenibilidad denomina aprendizaje por impregnación. Su colegio, el Decroly de Tenerife, ha implantado los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 como herramienta educativa para que el alumnado se reconozca como un agente transformador de la sociedad, con el ejemplo de toda la comunidad educativa.

Los centros educativos realmente son microcosmos del entorno. Al fin y al cabo, en los centros se dan las mismas necesidades que se “Picotazos contra el cristal” El documental sobre Educación que ha llegado a los Goya Desde la experiencia de un instituto de Alcoy a los Goya, “Picotazos contra el cristal” parte de la premisa de que “no se puede cambiar el mundo si enseñamos lo mismo que nos enseñaron a nosotros”. dan fuera. Las necesidades del alumnado principalmente son tres, tal y como las explica Ángel Luis García, director del IES “Miguel Catalán” de Coslada, escuela Changemaker desde hace años. La primera es la necesidad de pertenencia a una familia, a un grupo, a una localidad, a un entorno. La segunda necesidad es la de éxito personal, relacional, académico, profesional. La tercera es la necesidad de participación. “Lo hemos visto en la película. En el momento que a los alumnos les das la posibilidad de participar es impresionante su respuesta. Te desborda la capacidad que tienen para ello”, puntualiza Ángel.

Así es como se empezó a trabajar en el centro Miguel Catalán, creando estructuras vinculadas a lo emocional y a lo relacional. Fueron los propios alumnos los que, una vez terminada la Secundaria, demandaron seguir participando y contaron con la colaboración del ayuntamiento de Coslada que, a través de la concejalía de juventud, puso en contacto al centro con lo que se denominó aprendizaje y servicio. “Es decir los alumnos podían realizar aprendizajes curriculares y al mismo tiempo realizar un servicio a la comunidad”.

Decálogo para un buen uso del móvil Familias hiperconectadas

Aprender y enseñar a convivir con un móvil hoy forma parte de la paternidad responsable. Si queremos que nuestros hijos lo utilicen correctamente, nosotros tenemos que ser los primeros en dar ejemplo.

Por Eva R. Soler

El mal uso de un smartphone puede generar conflictos familiares importantes. Desde batallas diarias cuando llega la hora de apagarlo hasta problemas más graves de adicción, ansiedad y depresión. Pero todos estamos expuestos a estos riesgos, no sólo los niños. Las siguientes estrategias elaboradas con los consejos de los expertos entrevistados pueden ayudar a que, llegada la hora de poner en manos de nuestros hijos el teléfono móvil, todo sea más fácil.

  1. Entrégale el teléfono móvil a la vez que firmas un contrato con él. Es importante fijar una serie de normas por escrito antes de entregar un smartphone a un niño. Según opina, María Guerrero, psicóloga de la plataforma de seguridad Qustodio: “Estoy de acuerdo en que es conveniente entregar el móvil junto a normas pactadas por ambas partes de antemano y por escrito”.
  2. El control del tiempo es el secreto para erradicar de su vida (y de la nuestra) la tecnoadicción. “Si no establecemos un límite de tiempo estamos poniendo en manos de nuestros hijos algo que es altamente adictivo”, afirma Guerrero. Por tanto, y como también destaca la Guía Aprender a convivir con el móvil publicada por la Comunidad de Madrid en colaboración con la Fundación Aprender a Mirar, “el control del tiempo es el secreto para erradicar de su vida (y de la nuestra) la tecnoadicción”. Para Luis Boza, director general de la Fundación, cuál es el límite de tiempo adecuado, no más de dos horas porque afecta al cerebro.
  3. Utiliza una herramienta de control parental. Sea el que sea el periodo de tiempo que se haya fijado este tiene que estar supervisado y controlado por los padres, advierte María Guerrero, psicóloga. “Una herramienta de control parental como Qustodio, nos va a permitir controlar en qué se ha usado ese tiempo, para ver un video de su canción favorita, para chatear con sus amigos, para redes sociales…”.
  4. El móvil, ni en la mesa, ni en la cama. Hay que delimitar los espacios, dónde vamos a poder usar el móvil y donde no. Hay reglas claras, afirma María Guerrero. Por ejemplo, prohibir el uso de dispositivos tecnológicos durante el horario nocturno. Tampoco se debe usar el móvil en la mesa, cuando la familia está comiendo o cenando y es conveniente utilizar los dispositivos en zonas comunes como el salón.
  5. Hay que educar con el ejemplo.“ Los espacios y tiempos fijados sin pantallas deben ser para todos los miembros de la familia para educar con el ejemplo”, sostiene Elena Flores, psicóloga clínica de la Unidad de Adicciones del Hospital San Joan de De de Barcelona. “Por eso es importante que existan límites de uso de las pantallas para todos los miembros de la familia y pantallas incluye la televisión”, apunta Flores.
  6. Cómo ser un buen ejemplo cuando un 38% de los padres españoles se considera adicto al móvil.…un 43% cree que pasa demasiado tiempo conectado y ocho de cada diez padres se sienten mal por ello, según el estudio de Qustodio. Además, la misma psicóloga añade: “si un padre hace un mal uso de internet o lo utiliza de forma abusiva, ¿con qué autoridad le va a decir a su hijo que haga un buen uso?.
  7. Presta atención a como gestionas tu malestar.“También es importante atender como gestionamos nuestra malestar. Uno de los nicarnos y explicar como nos sentimos con el resto de la familia, implicarnos en actividades sociales o comunitarias, son hábitos que nos ayudarán”.
  8. Ofrece alternativas saludables. Las recomendaciones de hábitos saludables sirven para todos, añade Flores: “Enriquecer el ocio ofreciendo variadas alternativas, cuidar nuestras relaciones, comunicarnos y explicar como nos sentimos con el resto de la familia, implicarnos en actividades sociales o comunitarias, son hábitos que nos ayudarán”.
  9. Distingue entre mal uso, abuso y adicción. Cuándo debemos preocuparnos y acudir al especialista. Elena Flores explica que en la Unidad diferencian entre mal uso, abuso (sobreuso) y adicción. “Hablamos de mal uso para referirnos al ciberbulling y otros usos delictivos de la red. Al tratarse de delitos, no los tratamos en la Unidad”. La dificultad está en diferenciar sobreuso de adicción: La adicción se caracteriza por generar una dependencia psicológica con elevado deseo de juego (craving), localización atencional limitado al interés, modificación del estado de ánimo e incapacidad de control de la propia conducta”.
  10. Recuerda que es tu obligación supervisar diariamente el uso que tus hijos menores de edad hacen de los dispositivos tecnológicos. Lo ha dicho el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud. “Los padres tienen la obligación de supervisar lo que sus hijos menores de edad hacen en internet».