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Literatura infantil y juvenil

Sin ánimo de ser exhaustivos, hacemos en este artículo una selección de grandes autores y novelas de literatura infantil y juvenil que no deben faltar en ninguna biblioteca de nuestros hijos.

Para crear la afición a los libros es muy importante acertar con los títulos que se recomiendan. Sobre los clásicos, hay bastante unanimidad. Más complicado es estar al tanto de las novedades. Muchos padres se encuentran perdidos ante esta falta de información, y más todavía cuando los libros se convierten en un fenómeno de masas. Algunas iniciativas, como la página web de Luis Daniel González, www.bienvenidosalafiesta.com, un complemento al diccionario del mismo título, o las selecciones hechas por José Manuel Mañú, además de otras iniciativas, proporcionan sugerencias para no perderse entre la maraña de títulos.

CUENTOS Y AVENTURA

Para comenzar, recomendamos los grandes cuentos populares que han triunfado en todas las latitudes: los de Perrault, los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. Y de autores contemporáneos, dos libros que reúnen lo mejor de la cultura popular: Cuentos para jugar, de Gianni Rodari; y Narradores de la noche, de Rafik Schami.

Uno de los géneros preferidos es la aventura: acción imaginativa y trepidante, ambientada en diferentes épocas. Comenzamos con uno de los clásicos que nunca deben faltar, La isla del tesoro, de Robert L. Stevenson; o el derroche de futurista imaginación de Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino. También hay aventuras ambientadas en Francia: Alexandre Dumas, Los tres mosqueteros; en África: Beau Geste, de P. C. Wren y Las minas del rey Salomón, de Henry Rider Haggard; en el naciente Estados Unidos: El último mohicano, de Fenimore Cooper; o en esa naturaleza inhóspita del norte de Estados Unidos donde Jack London sitúa Colmillo blanco y La llamada de lo salvaje.

La novela histórica sirve para explicar cómo era la vida en otros tiempos. Es lo que consigue Rosemary Sutcliff en Aquila, el último romano y El Águila de la Novena Legión; en la Edad Media ambienta Thea Beckman Cruzada en Jeans. En una Edad Media legendaria transcurre El libro de Sykem, la última novela de Julio César Romano.

INTRIGA Y MISTERIO

La novela policíaca es otro de los géneros preferidos. Aquí recomiendo los clásicos más clásicos: Agatha Christie y los libros de Sherlock Holmes de Conan Coyle.

Junto con lo policíaco, el terror también arrasa. No pueden faltar los cuentos de Edgar Allan Poe y El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de R. L.Stevenson. Y de un autor actual, César Fernández, destaco Las brujas de Trasmoz, premio La Galera 2009.
Si las novelas están ambientadas en las consecuencias de la guerra, la intriga es todavía más acuciante. Por ejemplo, Un saco de canicas, de Joseph Joffo, con unos jóvenes que luchan por la supervivencia en la Segunda Guerra Mundial, y Cuando Hitler robó el conejo rosa, de Judit Kerr.

SALIR ADELANTE

Otras novelas describen el ambiente familiar y la relación con los amigos que tienen los protagonistas, a veces en contextos conflictivos. Destaco David Copperfield y Oliver Twist, de Charles Dickens, y Las aventuras de Tom Sawyer y, sobre todo, Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain. Y dos joyas: El vino del estío, de Ray Bradbury, y Matar un ruiseñor, de Harper Lee.

El conflicto social predomina en Rebeldes, de Susan Hinton, novela que ha provocado muchas secuelas, lo mismo que El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Muy humanas son El camino, de Delibes; Un tiesto lleno de lápices, de Juan Farias; los libros de Fray Perico y su borrico, de Juan Muñoz; Cinco panes de cebada, de Lucía Baquedano y Vigo es Vivaldi, de José Ramón Ayllón. Sanamente lacrimógena es Mi planta de naranja-lima, de José de Vasconcelos. Y novelas que abordan situaciones actuales son Senén, de Olaizola; El final del cielo, de Gándara, y Amordazados, de Santiago Herráiz.

Novelas que brillan por su componente poético son Platero y yo, de J. R. Jiménez; El bosque animado, de Fernández-Flórez, y Carolina en el país de las estaciones, de Luis Ramoneda.

LITERATURA FANTÁSTICA

Los grandes clásicos de la literatura fantástica son El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien; las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis; los libros de Harry Potter, de Joanne K. Rowling; y, entre otras, las Crónicas de Prydain, de Lloyd Alexander. Pero también merecen leerse Una historia interminable, de Michael Ende, y Un mago de Terramar, de Úrsula K. Le Guin.

Y finalizo con unos cuantos libros totalmente imprescindibles en cualquier biblioteca: El principito, de Saint-Exupéry; El Maravilloso Mago de Oz, de L. F. Baum; Peter Pan, de J. M. Barrie; Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.

ENGANCHADOS A LAS SAGAS

El espectacular éxito de la saga Crepúsculo, de Stepphenie Meyer, ha vuelto a demostrar el tirón comercial de las novelas juveniles. Rápidamente han aparecido las versiones cinematográficas, que han apoyado la extensión del libro, ya traducido a veinte lenguas. Además, han puesto de moda las novelas y películas de temas relacionados con los vampiros, con diferentes formatos e intenciones (desde lo más truculento a versiones light). La saga Crepúsculo es la sucesora de Harry Potter, otro bombazo editorial y comercial que ha hecho historia, también en el cine. Y lo mismo ha pasado con las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis, y con los tres libros de El señor de los anillos, de Tolkien, otro de esos grandísimos éxitos en la pantalla y en el mercado literario. Cada vez se estrechan más las relaciones entre cine y literatura, sobre todo si son éxitos entre el público juvenil.

Y es que, entre unas cosas y otras, se ha puesto de moda esto de las sagas: los lectores jóvenes suelen engancharse a las sucesivas aventuras que viven sus héroes. Otras sagas son las escritas por Cornelia Funke (entre otras, Corazón de tinta) y Christopher Paolini (Eragón), las protagonizadas por el simpático ratón y periodista Gerónimo Stilton, otro de esos fenómenos interplanetarios; las Crónicas de Spiderwick, con las continuas sorpresas de desapariciones y sucesos extraños; y la saga de Fairy Oak, de Elisabettta Gnone, a la que cada vez más se están enganchando sobre todo lectoras ávidas de magia y encantamientos en un ambiente idílico; Fairy Oak lleva vendidos más de un millón de ejemplares.

En España, Laura Gallego ha batido récords con la trilogía de Memorias de Idhún. También destacamos a David Lozano con su trilogía La Puerta Oscura y los libros de Iván de Aldénuri, de Juan Antonio Pérez Foncea.

Más info: Entrevista a Alfredo Gómez Cerdá, Premio Nacional 2009 de literatura infantil y juvenil

"La historia de mi libro podría ocurrir en muchos lugares del mundo"

Su novela Barrio de Medellín, galardonada con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2009, surgió de un viaje del autor a esa ciudad colombiana.

La historia de Camilo y Andrés, dos amigos de diez años que viven en el barrio de Santo Domingo de Savio, cobra un giro espectacular cuando entran en una Biblioteca. Una novela inspirada en un contexto social marcado por la violencia a todos los niveles que, sin embargo, se convierte en un original canto a la esperanza. Alfredo Gómez Cerdá cuenta con una sólida y dilatada trayectoria literaria y es una de las voces más representativas de la literatura infantil y juvenil española.

P. ¿Cómo surgió su libro Barro de Medellín?
R. Siempre he sostenido que mi principal fuente de inspiración es la realidad, el presente, el mundo en el que todos vivimos. Barro de Medellín es un ejemplo de esto. Comenzó a cobrar forma y sentido en mi mente a partir de un viaje que hice a Colombia hace dos años, y en concreto a Medellín. Me inspiró el contacto con la ciudad, con sus barrios más humildes, como Santo Domingo Savio, que trepa por las laderas de la montaña y al que se accede en metrocable (teleférico), un barrio lleno de carencias de todo tipo, pero orgulloso de su biblioteca, que es un edificio grandioso, por fuera y por dentro, lleno de vida. Conocer a niños de ese barrio, su realidad cotidiana, su vida y sus sueños, fue el cabo del hilo del que comencé a tirar. Tengo la sensación de que fue la propia ciudad de Medellín y, sobre todo, su gente, la que me regaló la idea de este libro.

P. ¿Qué es lo que más le sorprendió de su viaje a esta ciudad colombiana?
Algo común a toda Latinoamérica: las grandes desigualdades sociales. También me sorprendió agradablemente Medellín, una ciudad estigmatizada por la violencia de los últimos años, por el narcotráfico, por los conflictos sin resolver que asolan Colombia entera. A pesar de todo en Medellín hay una apuesta decidida por la cultura como salida de la marginación, de la pobreza y también de la violencia. Es evidente, y se palpa en el ambiente, que Medellín ha cambiado y ya ha dejado de ser uno de los lugares más peligrosos de Planeta. Medellín es una ciudad abierta y acogedora, con gente amable, encantadora y con muchas ganas de saber. La ebullición cultural de la ciudad es permanente. La respuesta de la población ante cualquier evento cultural es siempre emocionante.

R. ¿Sirve su libro como metáfora de lo que sucede en otros muchos barrios de diferentes lugares?
La historia de mi libro podría ocurrir en muchos lugares del mundo, incluso del llamado Primer Mundo. Los personajes podrían vivir en Madrid o en cualquier ciudad europea. El libro -la cultura- puede servir como tabla de salvación para un individuo. Y quizá haya que empezar por ahí. Un libro puede mostrarnos otras realidades, diferentes a la nuestra, y eso es fundamental para ser más humano. Sí, tal vez mi libro sea eso: una metáfora, una hermosa -¿utópica?- metáfora.

Talentos con necesidades

Los niños con altas capacidades tienen un potencial que desde sus padres hasta sus profesores deben encauzar. Su finalidad es ayudarles a vivir conforme a sus posibilidades y obtener el mejor provecho de su condición tanto en la formación académica como en el desarrollo educativo y personal.

En opinión de la Doctora en Psicología Teresa Artola, “la mayoría de las investigaciones estiman que el número de niños con altas capacidades oscila entre un 3 y un 5% de la población escolar. En consecuencia, lo esperable sería encontrar al menos uno de estos niños en cada clase de un colegio con una media de entre 25 y 30 alumnos. Los niños con altas capacidades deben pues considerarse algo habitual en la marcha de un colegio”.

Por tanto, añade, “todo cento escolar que aspire a un nivel de calidad educativa debería contemplar diversas medidas para responder a las necesidades especiales de este tipo de alumnos”. Y en este punto juega un papel importante el docente. Dice Artola que “el profesor que tiene en su clase algún niño superdotado, no necesita a su vez ser superdotado, sino simplemente conocer sus características. Ello requiere ser un educador flexible, seguro de sí mismo y preparado para organizar el aprendizaje dinámica y creativamente, así como ayudar a estos alumnos para que desarrollen equilibradamente su personalidad atendiendo a sus necesidades intelectuales y también a las afectivas y sociales”.

Para Pilar Martín Lobo, Doctora en Psicología y Directora del Proyecto AR, de Alto Rendimiento, para alumnos con talento y altas capacidades del Centro Universitario Villanueva de Madrid, el papel de los docentes es clave desde la Educación Infantil de estos alumnos. “Hay profesores que acometen planes para su identificación en el aula, que trabajan en equipo con los orientadores psicopedagógicos del centro educativo y, además, les aplican programas de enriquecimiento en la propia aula”.

En el Máster de Neuropsicología y Educación del Centro Universitario Villanueva de Madrid, “disponemos de la asignatura: “Atención al talento y a los alumnos con altas capacidades” cuyos estudiantes me envían unos trabajos excelentes donde reflejan la aplicación de actividades y programas a estos alumnos: de ampliación curricular, de creatividad y de cooperación con sus compañeros. Manifiestan que la experiencia es muy gratificante; son niños que pueden ayudar mucho a los profesores pero, por otra parte, pueden ser un gran problema si no se encuentra respuesta educativa a sus necesidades”.

EL PAPEL DE LOS PADRES

Es precisamente una respuesta educativa a las necesidades de sus hijos con altas capacidades lo que solicitan los padres de estos niños, muchos de los cuales detectan “tremendas lagunas” en el sistema educativo que los asiste.

Y es que, el papel de los padres en la educación de estos niños es crucial. Así, lo confirma Teresa Artola, “los padres suelen ser los primeros en reconocer la excepcionalidad de sus
hijos, y suelen hacerlo de forma precisa, especialmente en edades tempranas. No obstante, y aunque a menudo no se atreven a manifestarlo por miedo a despertar recelos en el colegio o a que sus hijos sean “etiquetados” o discriminados, es importante contar con su juicio y su opinión a la hora de identificarlos”.

Para Pilar Martín Lobo “tener un hijo con altas capacidades no es un problema. Creo que es una gran oportunidad para toda la familia. Lógicamente, tendrán que plantearse qué pueden solicitar al centro educativo y siempre colaborar estrechamente con los directivos y los profesores de sus hijos”.

DIFERENCIAS EMOCIONALES

Teresa Artola señala que “inteligencia y afectividad no se desarrollan paralelamente en el niño superdotado con lo que, a veces, nos encontramos con un niño de diez años que tiene una edad mental de quince pero la madurez emocional de un niño de diez. Por ejemplo, a menudo la gran inteligencia de estos niños les permite acceder a información sobre muertes, actos terroristas, etc, que no son capaces de asimilar emocionalmente, lo que puede provocarles ansiedad y temores, e incluso es frecuente que se somatice y manifiesten problemas digestivos, cefaleas, terrores nocturnos… Otras veces, los adultos pueden exigirles demasiado, pretendiendo que asuman responsabilidades propias de adultos, cuando siguen siendo niños en el aspecto emocional. Puede entonces aparecer el temor al fracaso, la intelectualización de las emociones como mecanismo de defensa, etcétera. Por tanto no debemos olvidar que, aunque a veces no lo parezca, se trata de niños con necesidades educativas especiales que deben ser atendidas.

NIÑOS COMO LOS DEMÁS

Estos niños con altas capacidades desean que se les trate “como uno más” algo con lo que está de acuerdo Pilar Martín Lobo. “Ya se habla –apunta Martín Lobo- de que tienen “necesidades específicas”, más que necesidades especiales. Ellos quieren ser admitidos como un niño más. De hecho, un alto porcentaje suspende y tiene bajo rendimiento escolar para ser aceptado por profesores y compañeros. Por nuestra parte, padres y profesores, podemos atenderles, escucharles, proponerles actividades de cooperación, de ampliación… y siempre valorarles y exigirles como a los demás, pero teniendo en cuenta sus capacidades y favoreciendo lo que necesitan para ser felices”.

Magia asegurada a cualquier edad

Da igual que sea niño o niña, uno o varios, las diferentes edades o las necesidades especiales que puedan tener los miembros de tu familia, pues hay un lugar no muy lejano donde cualquiera es capaz de volver a ser lo que imagine: Disneyland® París.

Con dos Parques situados uno al lado del otro, siete hoteles temáticos, un campo de golf y el sinfín de restaurantes y tiendas de Disney Village®, Disneyland® París cuenta con más de 50 atracciones, espectáculos llenos de magia que cuidan hasta el más mínimo detalle y actividades de entretenimiento pensadas para quienes se resisten a abandonar al niño que llevan dentro.

DIVERSION Y APRENDIZAJE

Disneyland® París guarda en sus rincones pedazos de historia y experiencias de las que no siempre se habla y que, sin embargo, pueden resultar muy instructivas para toda la familia, así como para los jóvenes y niños que viajan en grupos escolares, quienes podrán divertirse, conocer otras culturas y aprender de la experiencia.

Por ejemplo, podríamos aprovechar el viaje para ofrecer a los hijos unas lecciones prácticas sobre consumo responsable, ya que enseñarles a administrarse es una de las tareas que la escuela ha dejado tradicionalmente a los padres y que los padres solían dejar a la propia madurez de los años. Sin embargo y teniendo en cuenta que no todos los niños desarrollan por sí mismos la capacidad de contención sin la acumulación de experiencias de este tipo en edades tempranas, es importante aprovechar oportunidades como esta para mostrar a los más jóvenes el valor del dinero, pues así se les capacita para desenvolverse en la vida y no dejarse llevar por el consumismo, sin renunciar a la fantasía y la diversión.

La convivencia y la tolerancia hacia otras culturas son valores que también se adquieren a base vivencias en las que chavales que hablen diferentes lenguas y tengan distintas costumbres sean capaces de jugar –la principal manera que tienen los niños de aprender valores– todos juntos, proporcionándoles una experiencia positiva entre iguales pese a que pertenezcan a diferentes países, culturas y razas o posean algún rasgo que pueda ser percibido como una diferencia.

Por todo ello, Disneyland® París no sólo representa una ocasión ideal para poner en práctica los valores aprendidos en clase y en casa en situaciones muy diferentes a las que se dan en la rutina del niño, sino que además es una oportunidad para conocer a gente de todas partes, pues el parque ha sabido unir culturas y aprendizajes convirtiéndose en punto de encuentro para los jóvenes.

MAGIA, PERO TAMBIÉN ENCANTO

Dejando a un lado las experiencias, Disneyland® París ofrece historia, aventura, imaginación y diversión. Para empezar, cada hotel está inspirado en un estilo y una época significativa al otro lado del Atlántico:
• El Disneyland Hotel, situado a la entrada del Parque Disneyland®, es una lujosa fantasía victoriana de 1800.
• El Disney’s Hotel New York®, de ambiente neoyorkino de los años 30 lleno de guiños al Art Decó.
• El Disney’s Sequoia Lodge®, rodeado de sequoias traídas desde Canadá.
• El Disney’s Hotel Cheyenne®, que recuerda los escenarios del antiguo oeste.
• El Disney’s Hotel Santa Fe®, que recrea el punto de encuentro entre mexicanos, estadounidenses y españoles en Nuevo México.
• El Disney’s Davy Crockett Ranch®, que refleja el territorio de los tramperos norteamericanos pioneros del estado de Tennessee y es el más alejado e indicado para los grupos que dispongan de un autobús. Este territorio ofrece además un recorrido por las copas de los árboles en un entorno natural, toda una aventura para la familia y sobre todo para los chavales adolescentes, que completarán su experiencia en los Parques Disney de una forma activa, saludable y divertida gracias a este tipo de actividades que amplían la oferta de ocio infantil a juvenil.

Para ellos están pensadas muchas de las atracciones del Parque Walt Disney Studios, que esconden emociones fuertes y espectaculares. Entre ellas, cabe destacar la Torre del Terror, con una caída de vértigo, o el espectáculo de los especialistas de efectos especiales en Moteur… Action, Stunt Show Spectacular, donde la familia y los jóvenes vivirán una auténtica experiencia de acción, como si fuesen los personajes de una espectacular aventura cinematográfica.

Con tanta emoción, será necesario reponer fuerzas, por lo que Disneyland® París ofrece un sinfín de opciones de comida adaptadas a todos los presupuestos. Una de ellas es la Cena Espectáculo Buffalo Bill´s Wild West Show, una cena familiar con Mickey, Minnie, Goofy, Chip y Chop invitándote a descubrir ‘el nuevo Oeste’.

En definitiva, puedes disfrutar de toda la magia de Disneyland® Paris en familia o dejar que tus hijos se diviertan con sus compañeros y profesores fuera de la rutina de la clase y los exámenes, en una experiencia de convivencia multicultural donde se dan cita grupos de estudiantes de todos los lugares del mundo.

DATOS PRÁCTICOS

  • Disneyland® París está a 32 km de la capital francesa y unos 45 minutos de los aeropuertos parisinos de Charles de Gaulle y Orly. Desde ellos hay un servicio regular de autobuses (VEA) directos los Parques Disney y con parada en todos los hoteles excepto el Disney’s Davy Crockett Ranch®. El coste aproximado es de 13 euros para los niños y 16 para los adultos –los precios se pueden confirmar en la web–.
  • Para alojarse hay siete hoteles Disney, pero el más recomendable para que los niños disfruten como indios –o vaqueros– es el Disney’s Hotel Cheyenne®, con amplias habitaciones con literas y una decoración pensada para que los chavales se sientan los protagonistas de una peli del oeste: herradura en la puerta, lámpara con forma de bota… Además, dispone de habitaciones habilitadas para discapacitados con silla de ruedas –bajo petición– y es el más económico junto con el Disney’s Hotel Santa Fe®, ambos a 20 minutos de los Parques Disney y con autobuses gratuitos hasta los mismos.
  • Más información en www.disneylandparis.es

Dañina hasta puesta de fondo

Una investigación sugiere que los niños de tres años son más proclives a comportarse agresivamente en los hogares en los que la televisión está puesta muchas horas, incluso aunque no estén sentados viéndola.

Cuesta creer, a la vista de los datos que arrojan los estudios científicos cada día, que la televisión pueda tener alguna ventaja para el desarrollo de los más pequeños de la casa.

Ya se ha comprobado que los chavales que hacen alguna de las comidas delante de “la caja tonta” tienen más posibilidades de engordar o de comer más cantidad de productos perjudiciales.

También se ha comentado la posibilidad de que merme sus capacidades intelectuales y de que fomenta comportamientos negativos, marcados fundamentalmente por la agresividad. Sin embargo, un trabajo publicado por la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine riza el rizo. Según las conclusiones del mismo, la influencia de la tele es perjudicial incluso aunque no se esté viendo, ya que fomenta conductas violentas en niños de alrededor de 3 años.

MENSAJES INDIRECTOS

Para extraer ésta, cuando menos, curiosa conclusión, los investigadores llevaron a cabo encuestas a más de 3.000 madres de familia con un vástago de esta edad en su hogar. Las participantes, que vivían en 20 ciudades diferentes, respondieron a los cuestionarios por teléfono periódicamente a lo largo de dos años.

Entre las valoraciones que hicieron los especialistas figuran no sólo el tiempo que los críos pasaban delante de la tele (la Academia Americana de Pediatría recomienda no exponer a los niños de menos de dos años a este medio y limitar a dos horas diarias como máximo el que pasan los mayores de 3), sino que también tuvieron en cuenta las horas que el aparato permanecía encendido.

SIEMPRE ENCENDIDA

Pues bien, en el 65% de los hogares se incumplía esta pauta y los pequeños miraban la televisión más de dos horas diarias. Si se te tenía en cuenta el tiempo que ésta permanecía encendida aunque no se estuviera viendo, la cifra se dispara.

Es más, los niños que peor puntuación obtenían en esta valoración eran los más agresivos con sus padres, sus hermanos, sus compañeros de colegio, sus profesores o sus padres.

Los autores de la investigación insisten en señalar que cuando un niño se pone delante del monitor televisivo se controla mejor lo que ve. Sin embargo, cuando la tele está encendida y creemos que el pequeño no se entera de nada o que no está prestando atención, está expuesto de manera indirecta a los mensajes que lanza el medio.

De esta forma, si el contenido no es adecuado puede hacer mella en él de la misma manera que si estuviera sentado en el sofá específicamente.

MENOS ATENCIÓN

Además de estas teorías acerca de la relación entre exposición indirecta a la televisión y comportamientos agresivos, los autores barajan varias muy diversas.

Por una parte, creen que en un hogar en el que la tele se ponga de fondo como norma se pondrá menos énfasis en hacer actividades familiares, se prestará menos atención al pequeño y se le dejará solo con mayor frecuencia que en una casa en la que se sea más consciente del riesgo de consumir televisión sin limitaciones.

Este exceso de televisión de fondo también eleva la distracción de los mayores, que son los encargados de los horarios de comidas y cenas, de conversar con los pequeños, de establecer unas pautas de sueño… y todos esos son factores que contribuyen a frenar la rebeldía y el comportamiento inadecuado.

Asimismo, los adultos que ven demasiada televisión tienden a sentar a sus hijos a su lado para ver lo que desean. Y en numerosas ocasiones el mismo programa no es válido para sendos espectadores.

Por todos estos motivos y por los que ya se han señalado en investigaciones anteriores, los responsables de este seguimiento instan a los progenitores a tomarse más en serio las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría y a que piensen en que los comportamientos de los adultos tienen más influencia en nuestros pequeños de lo que a veces pensamos.

Internet ya gana al móvil y a la tv

Internet supera ya a otras pantallas en las preferencias de niños y jóvenes en España. El 88% de los adolescentes y el 71% de los niños son usuarios habituales de la Red, y cuatro de cada diez tienen página web propia o son generadores de contenidos.

El estudio La generación interactiva en España. Niños y adolescentes ante las pantallas, dirigido por Xavier Bringué y Charo Sábada, de la Universidad de Navarra, y editado por Fundación Telefónica, ha puesto de manifiesto que la mayoría de los adolescentes, un 60%, prefiere tener acceso a internet que ver la televisión o usar el teléfono móvil.

De hecho, este informe –realizado a partir de casi 13.000 encuestas a menores de entre 6 y 18 años de 113 colegios públicos y privados, entre marzo y junio de 2009– muestra que aproximadamente un 88% de los adolescentes (de 10 a 18 años) y un 71% de los niños (de 6 a 9) son usuarios de internet.

Así, el 95% de los niños y el 97% de los adolescentes declara que en su casa hay un PC, mientras que, antes de cumplir los 10 años, el 59% tiene o usa un teléfono móvil y el 71% afirma tener conexión a internet, porcentaje que se eleva al 82% en el caso de los adolescentes. Ambos datos ponen de manifiesto la alta penetración de internet entre los hogares con menores, comparado con el 51% que arrojan los datos oficiales del INE sobre el total de los hogares españoles. De hecho, el hogar es, con diferencia, el lugar más habitual de navegación –89% de adolescentes y 87,2% de los niños–, seguido por el colegio –28,5% de los mayores y el 31% de los más pequeños–.

Además, la mayoría de estos menores aseguran que su actividad principal en la Red es la de comunicarse, siendo el programa Messenger el servicio favorito del 77%.

GENERACIÓN AUTODIDACTA

La navegación en solitario es predominante (85%) entre los adolescentes, mientras que más del 30% de los niños navega con algún familiar. Asimismo, una gran mayoría de los encuestados (70,2%) reconoce que ha aprendido a navegar de forma autónoma y sólo el 16% ha sido enseñado por sus padres y el 7% por sus profesores. No obstante, el 50% de los adolescentes afirma que los profesores utilizan internet para explicar sus materias, al tiempo que el uso de estos recursos en la escuela impulsa un uso más intensivo en otros ámbitos, con mayor acceso a contenidos educativos y culturales.

Por todo ello, una de las conclusiones expuestas por el Foro es que esta generación es autodidacta, autónoma, multitarea, crea­tiva y precoz en el uso de las TIC ­–no en vano, casi un 40% de los menores entrevistados posee su propia página o ha creado algún contenido web–. Una generación que aprovecha al máximo las pantallas para comunicarse, conocer, compartir, divertirse y, en menor medida, consumir, y que vive en ‘ciberhogares’, es decir, en entornos equipados y conectados.

USO INTENSIVO DE LAS TIC

En definitiva, el estudio, fruto de la actividad realizada por el Foro Generaciones Interactivas desde su constitución hace más de un año, muestra a los niños y adolescentes españoles como una generación que hace un uso intensivo de las nuevas tecnologías. Además, pone de manifiesto los numerosos retos educativos y sociales que se plantean y la necesidad de un compromiso global para fomentar y garantizar un uso adecuado y responsable de las pantallas por parte de los jóvenes.

El acto de presentación de este informe sirvió también para presentar el propio Foro y contó con la presencia de Iñaki Urdangarín, su presidente de honor; Guillermo Ansaldo, presidente de Telefónica España; Manuel Echanove, vicepresidente del Foro; Sebastián Muriel, director general de Red.es, y los autores del estudio.

Los responsables de la investigación han enviado a los 113 centros participantes en la encuesta varios informes con los resultados obtenidos y, a raíz de este diagnóstico, se están realizando diversas actividades formativas dirigidas a docentes, niños y sus familias. Y es que la educación para el uso de las TIC es de suma importancia si tenemos en cuenta que un alto porcentaje de jóvenes –el 61% de los niños y el 85,5% de los adolescentes– navegan sin supervisión la Red.

Más info: 800 trabajos multimedia en la décima edción del certamen de EducaRed ¡A Navegar!