Cuatro de cada diez niños se cepillan los dientes dos veces al día

Con la finalidad de explicar y concienciar sobre la importancia de la salud bucodental, una importancia que cobra especial relevancia ante la actual pandemia por COVID-19, Lacer ha llevado a cabo recientemente una encuesta sobre los hábitos y la salud bucodental de la población española, tanto de los adultos como de sus hijos e hijas. Los resultados obtenidos muestran que el conjunto de la población española ha mejorado sus hábitos de higiene bucodental, en los últimos meses, al ser la boca una de las principales vías de entrada y reservorio para el virus.

 

Entre las principales conclusiones relacionadas con la infancia destacan:

 

  • Los padres de cuatro de cada diez hijos de entre 2 y 18 años indican que lo más frecuente es que los niños y niñas se cepillen los dientes dos veces al día. Tres de cada diez lo hacen un mínimo de tres veces al día y dos de cada diez, una única vez. Sólo el 6,3% indica que se lava los dientes de vez en cuando o que simplemente no se los cepilla.

 

  • Los más cumplidores con su higiene bucodental son aquellos cuyos padres tienen también un mayor nivel de higiene, con una diferencia de hasta un 26%. Por edades, los que más se cepillan los dientes son los mayores de siete años y, a mayor edad, mayor tiempo de cepillado.

 

  • En cuanto a los resultados obtenidos por comunidades autónomas, destaca la Rioja, donde el 81,9% de los niños y niñas se cepillan los dientes tres veces al día como mínimo. Es también la comunidad con un promedio de veces de cepillado diario del hijo superior. A la cola se encuentra Andalucía y Catalunya. En esta última región, únicamente el 22,4% de los hijos e hijas se lava los dientes tres veces al día o más.

 

  • La mitad de los hijos e hijas de los encuestados sufre algún problema dental, sobre todo dientes mal colocados (el 31,2%) y caries (28%). La edad comprendida entre los 11 y los 13 años parece ser en la que se registran más problemas dentales en general. Como consecuencia, los padres y madres llevan a sus progenitores al dentista un promedio estimado de 1,71 veces al año, siendo la frecuencia más habitual 1 vez al año (43,5%).

Permisos iguales e intransferibles para padres y madres en 2021

Desde enero de 2021, padres y madres contarán con los mismos permisos por nacimiento: hasta 16 semanas para los cuidados del nuevo hijo o hija, tras el nacimiento o la adopción. Desde marzo de 2019 los permisos han ido cambiando: mediante un Real Decreto con medidas urgentes para garantizar la igualdad laboral, se han ido ampliando progresivamente hasta llegar a la igualación de los mismos.

Si bien la medida fue inicialmente impulsada desde la plataforma PPiiNA, desde la Asociación PETRA Maternidades Feministas han manifestado reiteradamente su oposición a la ley de Permisos por Nacimiento Iguales e Intransferibles, ya que no recoge las exigencias sociales que consideran imprescindibles:

1. Una ampliación de los permisos parentales que garantice el derecho a una maternidad digna.

2. La transferibilidad del grueso de los permisos inferiores a un año.

Y en la que previamente no se hayan realizado para su elaboración:

1. Un estudio de opinión riguroso que recoja el posicionamiento de la ciudadanía sobre este asunto y muy en particular las demandas de las madres.

2. Un informe independiente con la opinión de profesionales y expertas/os en pediatría, salud perinatal, neurobiología perinatal, trabajo social, etc.

«El 1 enero de 2021 se harán efectivos los permisos iguales e intransferibles, que otorgan 16 semanas remuneradas al 100% al segundo progenitor (padres en su mayoría), ignorando la realidad de las madres y las necesidades de los bebés, así como la demanda histórica de colectivos de madres por la ampliación del permiso materno, congelado desde 1989″, han comunicado en nota de prensa.

Y es que, según la plataforma, España está a la cola de Europa en tiempo de licencia remunerada disponible para las madres. «Las escasas 16 semanas con que cuenta la madre no conceden a ella y al bebé el tiempo necesario para que puedan establecer un vínculo que es básico en la crianza humana, tal y como apunta la evidencia científica en el campo de la neurobiología del apego, y son un enorme obstáculo para los seis meses de lactancia exclusiva que la Asociación Española de Pediatría y la OMS recomiendan, y que muchas madres desean», sostienen

Además, apuntan también que los permisos de 16 semanas obvian que la mayoría de madres pasan por un proceso de embarazo, parto, posparto, puerperio, exterogestación, lactancia materna, que necesario proteger, siendo 16 semanas insuficientes.

Junto a la ampliación piden también transferibilidad de los permisos, al igual que en la mayoría de los países europeos con políticas de igualdad más avanzadas (siendo España un caso aislado con la actual ley) y que permite a las familias repartir el tiempo de crianza como deseen en función de sus circunstancias. «La implementación de esta ley otorga a los varones españoles el privilegio de tener los permisos paternos intransferibles y remunerados al 100 % más largos de Europa; mientras que las madres españolas estarán entre las europeas con menos tiempo disponible de licencia remunerada. Esta ley también discrimina a los bebés que se crían en familias monoparentales –hoy en día, en torno al 12% de criaturas nacen de madres solas–, ya que esas criaturas no gozarán de las 32 semanas de cuidados de las que sí disfrutarán los bebés de familias biparentales. Tampoco es una medida redistributiva: se trata de una medida vinculada al empleo, y sabemos que en España las personas con nivel socioeconómico más alto tienen más empleo y de mejor calidad, por lo que también serán estas quienes recibirán más recursos a través de estas prestaciones. No podemos olvidar que más del 30% de las criaturas seguirán sin tener derecho a ningún apoyo económico por parte del Estado, ya que nacen de madres sin empleo formal. Es por este motivo que desde PETRA defendemos también la necesidad de implementar una prestación básica universal por menor a cargo, similar a la existente en los países europeos con políticas sociales avanzadas».

El estrés en la adolescencia aumenta la ansiedad en la vida adulta, según un estudio

Un estudio realizado en ratones demuestra que, si durante la adolescencia los niveles de estrés se mantienen altos, se perjudican la memoria y el aprendizaje y, también, se provoca ansiedad en la adultez. La investigadora del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el CSIC, Cristina Márquez ha descrito este fenómeno, llamado programación diferida, junto a investigadores del Brain Mind Institute de Suiza. Este hallazgo abre la puerta a nuevas pautas de intervención terapéutica que permitan evitar los efectos adversos del estrés en la vida adulta, mediante la identificación y tratamiento de los adolescentes vulnerables.

Este trabajo demuestra que los animales sometidos a estrés durante el periodo crítico alrededor de la pubertad (peripuberal) muestran después una tasa de aprendizaje más lenta en la edad adulta, así como comportamientos relacionados con la ansiedad. Las alteraciones observadas a largo plazo no se deben a los efectos prolongados del estrés sino a una maduración diferente de sus vías de regulación, debida a las experiencias estresantes en la adolescencia, un proceso denominado programación diferida, que afectaría a la cognición, el comportamiento y la reactividad endocrina.

Cómo se predice el grado de alteración del aprendizaje

Cuando se vive una situación estresante, el cuerpo humano produce cortisol. En roedores, esta hormona es equivalente a la corticosterona. El estudio demuestra que es la capacidad de recuperación del nivel basal o inicial de corticosterona liberada en respuesta al estrés, repetido en la adolescencia, y no la cantidad de esta hormona, la que predice el grado de alteración del aprendizaje que se experimentará en la edad adulta.

Para evaluar los efectos del estrés en las habilidades cognitivas, de memoria y capacidad de aprendizaje, se han realizado pruebas de aprendizaje espacial en ratas. Según explica la investigadora Cristina Márquez, estos resultados se pueden extrapolar al aprendizaje en humanos, un aprendizaje que va más allá de lo académico y se extiende a todas las facetas de la vida diaria.

El hipotálamo -que regula las hormonas y las conductas vitales-, la pituitaria – que mantiene el equilibrio interno y del proceso de crecimiento- y la glándula suprarrenal -que produce las hormonas encargadas de regular la respuesta al estrés-, se conocen como “eje HPA”. Los investigadores explican que el funcionamiento de este eje en humanos es muy parecido al funcionamiento en roedores. Cuando se produce estrés de forma recurrente, hay una fase inicial de respuesta del organismo y otra de recuperación. Mientras que, en la fase inicial, los niveles máximos de glucocorticoides facilitan procesos fisiológicos necesarios para hacer frente a los desafíos inmediatos de una manera rápida, la fase de recuperación, o retorno al nivel basal en ausencia de estrés, es fundamental para proteger al organismo de una sobreactivación y prepararlo para nuevos desafíos.

Este estudio, publicado en Neurobiology of Stress, sugiere la puesta en marcha de un mecanismo neurobiológico por el cual el estrés peripuberal alteraría la maduración normal de los procesos de adaptación en regiones específicas del cerebro, como el hipocampo, que conduce a un deterioro del rendimiento cognitivo y la aparición de comportamientos relacionados con la ansiedad en etapas posteriores de la vida. En conjunto, los resultados de este estudio sugieren que la adolescencia sería una ventana temporal en la que el estrés puede conducir a cambios a largo plazo en la reactividad del eje hipotálamo-pituitaria-adrenal, que estarían relacionados con las dificultades en la capacidad de aprendizaje observada en la vida adulta.

Según los investigadores, estos hallazgos allanan el camino a nuevos estudios que identifiquen los mecanismos tanto de vulnerabilidad como de resistencia a los traumas tempranos. Los efectos de programación del estrés temprano podrían necesitar un período de incubación capaz de revertirse en cerebros jóvenes y más plásticos, pero no durante la edad adulta. Por tanto, tras la detección temprana de los individuos vulnerables al estrés, podría haber una ventana de oportunidad para que la intervención terapéutica en la adolescencia evite el curso natural hacia la psicopatología y las deficiencias cognitivas.

Ya está disponible ‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’ en audiolibro

El tercer título de la popular saga de magia, ‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’ ya está disponible en Audible, empresa de Amazon y distribuidor mundial de contenido digital de entretenimiento en audio de calidad. En el audiolibro narrado en exclusiva para el servicio por la actriz Leonor Watling, editado por Pottermore Publishing, Harry Potter ya tiene 13 años y comienza otro trepidante curso en el Castillo de Hogwarts. Conocerá la existencia de un peligroso asesino, Sirius Black, que se ha escapado de la prisión de Azkaban y que al parecer está dispuesto a encontrarse y a acabar con él.

Por lo alrededores del Castillo se dice que este asesino -que es la primera persona que consigue escapar de la prisión de magos- adquirió sus poderes cuando estuvo en el bando de Lord Voldemort.

Leonor Watling narrará por primera vez la aparición de los Dementores, los guardianes de Azkaban. Estos seres oscuros que se alimentan de la felicidad y de los recuerdos alegres, dejando a su paso únicamente tristeza, desolación y un gran descenso en la temperatura deambularán  por las torres de Hogwarts obligando a Dumbledore y al Ministerio de Magia a tomar precauciones especiales para la seguridad de Harry.

Watling vuelve a sumergirse en las aventuras de Harry, Ron y Hermione buscando el tono apropiado para cada uno de los personajes de esta nueva entrega. “He intentado mantener a Harry muy cerca de mi textura y colocacion de voz, así es más cercano a mí, la voz de Hermione es más aguda y me imagino a Ron un poco más travieso”, explica la actriz y narradora de la saga.

El tercer audiolibro de Harry Potter reúne a personajes extraños, como la maestra de Adivinación que predice la fatalidad; emocionantes partidos de Quidditch; encuentros y desencuentros con Snape; una visita a la aldea mágica de Hogsmeade y la peligrosa aventura de Ron, Hermione y Harry que les llevará a descubrir al Señor Oscuro.

De esta experiencia con Audible, Leonor Watling asegura que “es un trabajo muy duro y que es precioso. Tiene algo muy bonito y muy de la palabra, de trabajar con la palabra y saber que estás contando un cuento, que es como lo primero que empezamos a hacer los seres humanos, sin nada más. No hay nada más que la voz”, confiesa.

‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’ ya está disponible en exclusiva en Audible, al igual que ‘Harry Potter y la piedra filosofal’ y ‘Harry Potter y la cámara secreta’. Estos títulos forman parte del catálogo con más de 90.000 audiolibros y podcast originales, entre los que se encuentra un amplio listado de títulos, por una suscripción de tan sólo 9,99 euros al mes. Además, el servicio ofrece un periodo de prueba gratuito de 30 días para nuevos usuarios -3 meses gratis para miembros de Amazon Prime- y la posibilidad de cancelar en cualquier momento.

La sociedad violenta que padecen los menores

 

Por Gema Eizaguirre

Se acaban de cumplir 30 años de la aprobación de la Convención sobre los derechos del niño en España. Los avances en ese tema han sido grandes, pero todavía queda camino que recorrer. De hecho, en breve se aprobará la ley de Protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.

Esta ley incorpora un concepto de violencia amplio que abarca toda forma de perjuicio o abuso físico, psicológico o emocional, incluidas las agresiones o abusos sexuales, los castigos físicos, el descuido o el trato negligente.

“Vivimos en una cultura del abuso y está mucho más presente en nuestra sociedad, en nuestra individualidad y en nuestra psicología de lo que pueda parecer”, asegura Clara Martínez, directora de la Cátedra de Derechos del Niño de la Universidad Pontificia de Comillas; quien resalta el aumento de abusos a menores en las redes sociales por el tema de la pandemia”. Ella ha dirigido, junto a Rufino J. Meana, el libro “Abuso y Sociedad Contemporánea”. En el que diversos catedráticos analizan la situación de abuso en diversos ámbitos como son la política y la corrupción, las autoridades, las instituciones y en la familia.

Centrándonos en los menores, la experta señala: “Socialmente está más aceptada la violencia física, respecto que la sexual. Hay datos del consejo de Europa que indican que uno de cada cinco niños sufre violencia sexual en todos los ámbitos, también en el familiar. Tenemos poca conciencia y formación sobre los tipos de violencia que hay sobre los niños y, por lo tanto, no las sabemos detectar ni identificar”.

Los ámbitos en los que se suelen dar más abusos es en primer lugar en la familia; le sigue la escuela, los centros de protección, las redes sociales y la comunidad (cuando están en la calle y dónde se desenvuelven). “Los menores son vulnerables en todos los ámbitos ya que la vulnerabilidad depende de la capacidad de los niños para reaccionar, denunciar las situaciones donde sufren violencia. En el ámbito familiar puede haber mucha vulnerabilidad por múltiples razones, pero esa vulnerabilidad tiene que ver con esa invisibilidad de la situación y con la capacidad que tienen de denunciar; unas posibilidades muy escasas”.

Uno de los capítulos del libro se centra en la familia y en su papel en el nacimiento y prevención de la victimización. La familia es el espacio social primordial para el cuidado y la protección de sus miembros, especialmente de los menores; sin embargo, este es uno de los lugares donde más frecuentemente ocurre el abuso y el maltrato.

El libro señala que “la práctica totalidad de las teorías en psicología evolutiva señalan que los niños y niñas aprenden a relacionarse socialmente a partir de sus relaciones con sus cuidadores”. Con lo que la doctora Ana Berástegui, del Instituto de la Familia de la Universidad Pontificia de Comillas, apunta “la necesidad la ofrecer una propuesta educativa a las familias tanto para las familias sin abusos como para las familias capaces de prevenir la vulnerabilidad hacia la victimización de sus hijos”.

Los niños que han sufrido abusos (del tipo que sean) son más propensos luego a replicar esa conducta. Así explica que “el abuso en la familia no solo tiene terribles consecuencias en el desarrollo y bienestar del niño por sí mismo, sino que se convierte en el impulsor de una cadena de abusos que se alimenta en sí misma”.

Además, “los niños que aprenden esquemas de abuso en la familia tendrán más probabilidad de ser víctimas de abusos. Esos niños mantienen una postura sumisa en hogares violentos y caóticos, mantienen una postura sumisa con sus padres; una postura que extienden al resto de sus relaciones, lo que les convierte en un blanco fácil de diversas formas de agresión”.

Como medidas para prevenir estas situaciones de abuso, la primera siempre será erradicar el maltrato intrafamiliar de forma temprana. Según esta experta, “el riesgo de que los niños sean víctimas de abusos o cometan ellos abusos puede ser provocado por situaciones familiares frecuentes de inseguridad afectiva en la familia y por estilos negativos de parentalidad”.

Estas son algunas estos estilos negativos de parentalidad:

-Coerción y castigo físico. La coerción está hecha de agresiones verbales, el sarcasmo, la ironía, la utilización de la fuerza y el castigo. Esto puede llevar tanto a que el menor cometa agresiones en el futuro como a recibirlas.

-Control psicológico. Se refiera a los intentos de los padres de restringir, invalidar o manipular los pensamientos y sentimientos del niño. Uno de los componentes del control psicológico es la retirada de afecto, o la amenaza de su retirada, frente a la disconformidad o la desobediencia del menor.

-Sobreprotección. Los padres sobreprotectores interfieren en el desarrollo de comportamientos autónomos, frenando la experiencia con los iguales e impidiendo el desarrollo de habilidades sociales y gestión de conflictos.

-Baja supervisión. Si los menores pasan mucho tiempo solos sin la supervisión de un adulto se reduce la protección y aumenta el riesgo. Así, por ejemplo, señala el libro que la falta de supervisión en Internet y el número de horas que pasan los menores navegando por la red son considerados factores de riesgo para el abuso sexual.

Tres líneas maestras para generar una parentalidad positiva que prevenga el acoso y los abusos

  1. Educar en la seguridad. “Fomentar desde los primeros años de infancia unas relaciones protectoras y suficientemente seguras”. De este modo, se reconocerán a sí mismos como algo valioso y digno de ser bien tratado; distinguirán el mal trato del buen trato; confiarán en la posibilidad de recibir ayuda y consuelo; considerarán el mundo como un sitio amable; y se sentirán capaces de defenderse.
  2. Educar a conciencia. “Es ser capaz de distinguir las emociones que despierta la crianza de las necesidades de los niños y de las respuestas que requiere cada situación. Es tener un canal de comunicación abierto hacia dónde, con quién y cómo están”.
  3. Generar cadenas de seguridad. La sociedad, si busca el erradicar los abusos a menores, tiene que ser capaz de “generar espacios sociales capaces de sostener a las familias y apoyarlas con seguridad, a conciencia e igualitariamente”.

 

Por qué debemos acercar la poesía a la infancia

Familias y escuelas deben animar a los jóvenes lectores a leer poesía por placer pero también porque es un género ideal para despertar la imaginación y el amor por los libros.

 

Por Diana Oliver

 

La poesía es un género valioso. Y lo es desde la infancia porque su musicalidad y estética atrae a niños y niñas, lo que puede ser una puerta de entrada ideal para despertar el amor por los libros. Expertas en literatura infantil y juvenil apuntan que somos más los adultos –sus mediadores de lectura– quienes nos mostramos reticentes a ofrecer este tipo de lecturas. Quizá lo somos porque damos por hecho que no les va a interesar. Quizá porque preferimos textos fáciles de leer, “útiles”. Sin embargo, la poesía merece un lugar en las estanterías infantiles y en las actividades literarias. Porque la poesía potencia la imaginación, inspira otras historias, anima a la creación propia, nos hace pensar, sentir, nos ofrece refugio, y todo a través del ritmo, las estructuras sencillas, la belleza de las palabras.

 

Elegir libros de poesía: un trabajo delicado

Cuenta Mar Benegas (marbenegas.es), escritora y poeta, especialista en Literatura Infantil y Juvenil y Poesía Infantil, que hay una gran falta de bagaje lector, por parte de los adultos, en cuanto a poesía se refiere. “Como la mayoría de personas adultas no lee poesía, o no sabe cómo acercarla a la infancia, no lo hace y así se crea una bola cada vez más grande y difícil de romper. Entonces llega esa cultura del instante, superficial y de mercadeo, donde ya no importa la poesía en sí misma y no se buscan lectores, sino seguidores”, lamenta Benegas.

Además de esa ausencia de bagaje lector, muchos adultos considera que la poesía es un género complejo para los primeros lectores (entre 4 y 6 años) porque todavía no dominan la lectura. Esto conduce a que muchos de los títulos que encontramos en las librerías contengan textos simplistas, que subestiman la capacidad de niños y niñas. Así lo recoge Daiane Assunção Reis en un interesante texto para el Instituto Cervantes en el que expone cómo los textos poéticos más largos y con un vocabulario más complejo son igualmente válidos. Aunque la autora se refiere al contexto brasileño, y al aprendizaje del español, su planteamiento es perfectamente válido para el contexto actual en España.

Mar Benegas cree que es evidente que hay libros de poesía de buena calidad, afortunadamente, pero también considera que hay que hacer trabajo de minería para encontrarlos. “Si nos fijamos en la proporción cantidad – calidad, prima la venta fácil, los libros receta, los ripios… Y aún así, la producción de libros de poesía infantil es algo residual”. Apunta la experta también que luego, que es casi más difícil, “hay que ponerlo a disposición de la infancia, y saber cómo hacerlo”. Es decir, hay que encontrar el libro y, después, hay que saber cómo hacerlo llegar: importa cómo lo leemos, cuándo, qué interés le ponemos, qué emoción nos produce hacerlo. Y esto, que es tan importante en el caso de un género como la poesía, también lo es para cualquier propuesta literaria que pueda hacer un mediador. “Si las personas adultas, las mediadoras, no tienen recursos ni herramientas para acercar la poesía a la infancia termina siendo una carencia que nos deja el alma raquítica y desnutrida, porque hay mil formas de leer poesía y todas son necesarias. La poesía no solamente está en los libros.”, sostiene Benegas.

 

La escuela también debe acercar la poesía a la infancia

“Es enorme la desconexión que se produce en las casas y en las escuelas de la poesía a pesar de que a la infancia le gusta la poesía, la adora”. Lo dice Mar Benegas que desde su experiencia directa asegura que nunca ha encontrado a un niño o una niña a la que no le guste la poesía. En el caso de las escuelas, además de que muchas veces influye la ausencia de una buena selección de propuestas, está el concepto de obligatoriedad. “La poesía siempre está en una situación precaria, es trinchera, resistencia y necesidad de humanizar los espacios educativos. Cuando volvemos sobre algo que es lúdico, abstracto y transformador, como es el lenguaje poético, pero solamente a partir de la carga de la obligación, con ese imperativo de desmenuzarlo, analizarlo y vomitarlo en un trabajo o examen la experiencia poética se convierte en algo negativo”, explica la experta en literatura infantil.

El cumplimiento de un currículum a veces farragoso tampoco se lo pone fácil. “Confundimos información con conocimiento. Se prioriza, en general, el contenido curricular, las materias, por la parte más humana: compartir lectura en voz alta, hablar de un texto, de un poema, de un poeta, de qué es la poesía… Ponemos por delante el concepto antes que algo que suponga una experiencia significativa y emocionante. Buscamos la definición de la práctica (emocional, emociones) y con eso nos quedamos”, señala Mar Benegas quien afirma que la poesía, dada la situación actual, es un acto de resistencia. “La lectura de poesía está, como siempre, en la cuerda floja, a punto de caer para siempre”. Ojalá no caiga y sigamos ofreciendo una variedad más amplia de formatos literarios.

 

Algunas recomendaciones

 

De 0 a 3 años

 

Colección De la cuna a la luna (Kalandraka)

Pensada para prelectores, la colección De la cuna a la luna de  Kalandraka ofrece textos –escritos en mayúscula– de una sonoridad fantástica, con ilustraciones sencillas pero potentes, y en un formato ideal para los más pequeños: cartoné y tamaño pequeño. Ideales para ser cantados desde el nacimiento.

 

Colección La cereza (Combel)

La editorial Combel cuenta con la colección La cereza, orientada a niños y niñas de 0 a 5 años. Son libros muy rítmicos en los que se combina un lenguaje sencillo, divertido, con ilustraciones, que están pensados para ser cantados. Se pueden descargar las canciones a través de un código QR que aporta cada libro.

 

Entre 3 y 9 años

 

El libro de Gloria Fuertes para niñas y niños (Blackie books)

En ninguna casa con niños debería faltar esta maravilla de la poeta madrileña Gloria Fuertes. Además de recopilar un jugoso número de poemas, el libro recoge la vida de la poeta de forma interesante, cercana, y algunas de las cartas que muchos niños enviaron a la autora a lo largo de su vida. Las ilustraciones de Marta Altés rematan una obra imprescindible que atrapará a niños y adultos.

 

A lo bestia (Litera libros)

Con los textos de Mar Benegas y las impresionantes ilustraciones de Guridi este poemario se ha convertido en un éxito rotundo. Sus cinco ediciones dan buena cuenta de esta obra divertida y fresca que los niños y niñas de entre 4 y 10 años disfrutarán sin duda alguna.

Hablemos de sexo con nuestros hijos (y cuanto antes, mejor)

Mientras para el 30% de los menores la pornografía es el principal recurso para aprender sobre sexualidad; el 75% de los padres asegura que sus hijos nunca han estado expuestos a contenidos sexuales en internet. Y la mayoría, se sienten incómodos al hablar de sexo con sus vástagos.

 

Eva R. Soler

 

“Si no damos educación sexual a nuestros hijos e hijas en casa serán educados por la pornografía”, sostiene María Dotor, responsable de gestión de contenidos de Gestionando Hijos, en la presentación del webinar “Claves para una educación sexual”. Los datos respaldan esa rotunda afirmación. El último informe de Save The Children sitúa en 8 años la edad media en la que los menores empiezan a consumir porno. Y otro estudio publicado por la BBFC (British Board of Film Classification) revela que 6 de cada 10 menores confiesa haber accedido a contenidos pornográficos. Lo que contrasta con las declaraciones de los padres, pues el 75% de ellos asegura que sus hijos nunca han estado expuestos a contenidos sexuales en internet, según el mismo estudio.

Estos datos nos invitan a reflexionar sobre el motivo por el que los menores buscan este tipo de información y, la mayoría de ellos, lo hace por la falta de educación sexual que reciben por parte de los padres. De hecho, para el 30% de los menores la pornografía es el principal recurso para aprender sobre sexualidad, según un informe publicado por Save The Children.  El mismo estudio indica que más del 50% de las familias asegura sentirse incómoda hablando de sexo con sus hijos. Y, ¿por qué nos cuesta tanto? La psicóloga y sexóloga Lara Avargues responde: “Si nosotros no hemos recibido una educación sexual de calidad, es muy difícil transmitírsela a nuestros hijos. Además, tenemos un concepto muy limitado de lo que realmente significa la sexualidad y el tema nos provoca incomodidad, vergüenza, no queremos hablar de ello y esto hace que los hijos busquen información en otros ámbitos. Esto, unido a que los menores acceden a dispositivos tecnológicos a edades cada vez más tempranas, invita a que los padres nos pongamos en acción cuanto antes para adelantarnos al acceso de esos contenidos inapropiados”.

 

Ocho claves para educar en sexualidad

Una de las formas de aprender a abordar la mejor manera de hablar de sexo con nuestros hijos es visualizar el webinar Claves para una educación sexual que imparte Lara Avarnes. En él, la psicóloga y sexóloga nos explica qué podemos hacer los padres y las madres ante esta situación:

 

1.-Reflexionar sobre nuestro concepto de sexualidad. Según Avargues, es lo primero que tenemos que hacer. ¿Qué concepto tenemos de lo que significa la sexualidad? ¿Y qué opinamos respecto a la pornografía? Es posible que lancemos mensajes sin querer. Por ejemplo, si en la tele aparece una escena erótica, ¿qué hacemos? Apagamos el televisor, le decimos a nuestro hijo que se vaya de la habitación… Esas conductas transmiten lo que para nosotros significa la sexualidad. Para empezar a dar una educación sexual es importante estar en sintonía con uno mismo, tomarse el tiempo necesario para informarse y dejar reposar distintas emociones. Una vez hemos generado esta comodidad con nosotros mismos, ya estamos preparados.

2.-Ser un puente de apoyo y comunicación es otra de las claves que sugiere la psicóloga. Hay que respetar el ritmo de nuestro/a hijo/a y su sexualidad. Más importante que saber todas las respuestas, es que el niño o la niña nos vea como un puente que pueden cruzar y que puedan contarnos lo que les pasa: “Las familias no tenéis por qué tener todas las respuestas. Es algo en lo que yo siempre insisto”, afirma Avargues.

3.-Honestidad. Ante las preguntas que generan malestar, lo que tenemos que hacer es responder con total honestidad. Se puede contestar perfectamente desde la emoción que nos provoca: inseguridad, vergüenza… porque así vamos a generar una relación más igualitaria con nuestro/a hijo/a. Incluso podemos responder que no lo sabemos, si esto es así. Es una oportunidad para buscar juntos esa información y como padre o madre con un pensamiento crítico desarrollado, vamos a poder discernir qué información proporciona realmente una educación sexual sana y ética.

4.-Contar con apoyo profesional: Webinars, talleres, conferencias, libros, programas de televisión… “Tanto las charlas de educación sexual impartidas por profesionales, como ver un programa de sexualidad en familia y después debatir las dudas que han surgido, ayudan mucho en la tarea de educar en sexualidad y crean vínculos de unión entre padres e hijos”.

5.-Aclararles que el porno es ficción. “En las clases de educación sexual que imparto en los colegios, yo les explico a los alumnos que igual que saben que los superhéroes que ven en el cine no pueden volar en la realidad; en la pornografía pasa lo mismo: es una película de ficción”. La sexóloga opina que la solución no es prohibir el acceso a internet o a las redes sociales, pues tarde o temprano lo van a utilizar, sino que la clave pasa por una comunicación fluida con los menores, con respeto, con orientación y apoyo en el proceso de búsqueda de la información. De esta manera, le ayudamos en el desarrollo de su pensamiento crítico, le ayudamos a entender que la pornografía es ficción y construimos, de esta forma, una educación sana y ética en sexualidad. Si el niño o adolescente ha recibido una educación sexual de calidad, la pornografía no tiene por qué ser dañina.

6.-La sexualidad no es sólo sexo. La sexualidad es mucho más que genitales y coito. Es importante conocer la práctica de la penetración, conocer nuestros genitales pero enseña muchas más cosas: emociones, gestionar una ruptura, relaciones… La sexualidad es un viaje que todos vivimos y hay que respetar el ritmo de cada uno. No es sólo una prevención de riesgos, la educación sexual también es una fuente para transmitir valores, educar en sexualidad es educar en ser persona.

7.-No educar en sexualidad también es educar: Siempre se hace educación sexual, también cuando no se hace, explica Avarnes: “Cuando no hablamos de algo, damos a entender que de alguna manera nuestro sistema emocional lo percibe como peligroso. Las personas no toleramos la incertidumbre, el no saber las cosas… Si no damos educación sexual, damos educación sexual: si apagamos la tele, como nos relacionamos con nuestra pareja… eso también es educación sexual, aunque no nos demos cuenta”.

8-No hay respuestas correctas o incorrectas. Hay un marco que implica lo que es una sexualidad sana y ética, pero no hay respuestas incorrectas. Es más importante entender su sexualidad y apoyarle que darle una respuesta correcta o incorrecta, porque muchas veces, tampoco la sabemos. Los padres y madres más que una fuente de información, es importante que sean una fuente de apoyo y respeto, insiste la experta.

 

¡Fuera mitos!

Lara Avargues, psicóloga y sexóloga, desmiente algunas ideas erróneas que podemos tener arraigadas:

Educar en educación sexual es incitar a los jóvenes a tener relaciones sexuales prematuras. “Esta es una frase estrella que me plantean los padres de forma recurrente. Es comprensible, que por una idea limitada sobre la sexualidad el tema nos genere cierto miedo, pero está demostrado que cuanto más se hable de sexualidad y a una edad cada vez más temprana, más información de calidad y más capacidad crítica tendrán los menores y esto les llevará a tener, llegado el momento, relaciones sexuales saludables y éticas. Realmente, el desarrollo sano de nuestros hijos en la sexualidad depende de la información de calidad que les llegue y que nosotros, como padres, les demos pues somos su modelo de referencia y, como siempre digo, nuestros hijos e hijas miran el mundo a través de nuestros ojos”.

Hay un momento específico para empezar a hablar de sexualidad. Falso. Como seres sexuados que somos, la educación sexual se debería explicar y abordar desde que se nace hasta que se muere, siempre con un contenido adecuado a cada edad. Me parece importante la decisión de integrar educación sexual en el ciclo de Infantil porque si les explicamos a los niños y niñas de estas edades los límites de su cuerpo, podemos prevenir casos de abuso sexual, por ejemplo.

Hoy los adolescentes tienen toda la información que quieren en las redes. “Es verdad, tienen acceso a toda la información pero, por lo general, la que les llega no es de calidad. Por eso es importante que nosotros tratemos el tema con ellos para ayudarles a filtrar y a que sepan distinguir los contenidos adecuados de los que no lo son”

La educación sexual es hablar sólo de sexo. No. La educación sexual habla de muchas otras cosas como de emociones, de igualdad, de prevención de violencia de género, de tolerancia, de placer y de conocer los límites de tu cuerpo, de autoestima, de afecto, de relaciones, de valores…

 


“PARA PREVENIR LOS RIESGOS DE VISUALIZAR PORNOGRAFÍA DURANTE LA INFANCIA O ADOLESCENCIA, LO MEJOR ES HABLAR CON NATURALIDAD DE SEXO CON NUESTROS HIJOS DESDE EDADES TEMPRANAS”. María Guerrero, psicóloga de la plataforma de control parental Qustodio

Según una encuesta, más del 50% de las familias asegura sentirse incómoda hablando de sexo con sus hijos. Algo muy preocupante si tenemos en cuenta que para el 30% de los menores, la pornografía es el principal recurso para aprender sobre sexualidad, de acuerdo con los datos de un informe publicado por Save the Children. Conscientes de esta realidad, Qustodio (plataforma de control parental) ha analizado las consecuencias físicas y psicológicas que pueden provocar la exposición a este tipo de contenidos sexuales durante la infancia y la adolescencia:

*Prácticas sexuales de riesgo. Las reacciones de los menores frente a la pornografía pueden ser diferentes: habrá niños y niñas que sentirán excitación sexual, a otros les provocará vergüenza e incomodidad, pero, a la larga, el consumo de este tipo de contenidos puede provocar que los menores sean más proclives a tener prácticas sexuales de riesgo.

*Mayor desinformación: La pornografía puede producir una distorsión de la realidad. Según el estudio Desinformación Sexual de Save the Children, el 54% de los menores varones creen que en el porno puede encontrar ideas e información para sus prácticas sexuales y más del 47% ha puesto en práctica alguna.

*Estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones: Exponerse a la pornografía a tan temprana edad va a afectar a los menores tanto en su forma de comportarse y relacionarse con los demás, como en su forma de pensar. La pornografía está relacionada con las conductas que reproducen estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones entre chicos y chicas. Según el mismo estudio citado anteriormente, muchos adolescentes llevan a cabo prácticas sexuales simplemente porque se lo pide su pareja y el 12% asegura no haber tenido un consentimiento explícito por parte de ella.

*Adicción: Según el ranking de la Plataforma Ayuda al Menor, la pornografía se encuentra entre las mayores adicciones de los menores españoles, junto a las apuestas y videojuegos. La adicción a la pornografía genera cambios en las conductas sexuales, aumentando la violencia, exigencia, cosificación de las mujeres y despersonalización. De acuerdo con un estudio de la Universitat Jaume I, alrededor de un 25% de la población tendría un perfil de riesgo para sufrir una adicción a la pornografía.

Ante estos datos, y para evitar los riesgos que conlleva el consumo de pornografía, la psicóloga experta en familia y tecnología de Qustodio, María Guerrero recomienda limitar el acceso a internet de los menores a determinados contenidos y abordar el tema en familia desde edades tempranas: “Hablar de sexualidad y ofrecer a los menores una buena educación afectivo sexual se debería empezar a hacer cuando tienen alrededor de tres años, con la conducta exploratoria normal. Aunque a algunos padres puede resultarles incómodo hablar abiertamente de pornografía con sus hijos cuando son algo más mayores, es necesario hacerlo, pues la exposición a este tipo de contenidos resulta perjudicial para el desarrollo de los menores y aumenta el riesgo de que puedan ser víctimas de algún tipo de abuso o explotación”.

 


BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN SEXUAL

Lara Avargues resalta las ventajas de integrar la sexualidad en la educación de nuestros hijos:

*Proporciona conocimiento para que el niño o la niña pueda interpretar correctamente  los mensajes que llegan de la sociedad y de los medios de comunicación y sea consciente de que no son reales, sino ficción.

*Genera protección frente a situaciones de riesgo como abuso, coerción, relaciones sin protección…

*Enseña valores y actitudes positivas frente a la sexualidad y permite conocer el propio cuerpo. Favorece la seguridad y la autoestima.

*Enseña técnicas de comunicación y diálogo para prácticas seguras. Por ejemplo, afirma Avarnes, en mis clases con alumnos, pongo en práctica una dinámica que consiste en analizar ciertas frases como: “Si me quisieras, lo haríamos sin condón”. Lo debatimos, lo analizamos y de esta forma, se aprenden técnicas de comunicación para generar relaciones más sanas.

*Reconocer el valor de los vínculos, de la afectividad y establecer relaciones igualitarias.

*Conocimiento y respeto de la diversidad sexual.

 


UN TALLER ONLINE PARA ABORDAR LA EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL CON LOS HIJOS

Asistir a talleres, charlas y conferencias es otra de las claves que nos puede ayudar en la tarea de hablar de sexo con nuestros hijos de forma matural. Este taller en concreto se dirige a padres, madres y educadores y está impartido por Rosa Sanz, sexóloga con más de 20 años de experiencia en educación sexual. Sanz, además, también imparte talleres y charlas educativas en colegios e institutos, financiados la mayoría de las veces por las AMPAS y enfocados a alumnos que estén cursando entre 1º y 4º de ESO. Tanto en unos como en otros, Sanz asegura que durante toda su trayectoria profesional se repiten las mismas dudas, ideas erróneas y percibe que a los padres les sigue costando abordar este tema con los hijos. Asegura que, a día de hoy, los alumnos le plantean cuestiones como si la ducha después del coito impide el embarazo “lo que indica que todavía que queda mucho trabajo por hacer en lo que a educación sexual se refiere”.  Esta sexóloga considera que los padres deben formarse para aprender a hablar con naturalidad de sexualidad con sus hijos desde la más tierna infancia, porque con la sexualidad se nace. “Desde que las niñas y niños van teniendo inquietudes y se despierta su curiosidad hay que ir dando respuestas adaptadas a su edad. No hay que esperar a la típica charla magistral en la adolescencia, que suele ser sinónimo de que ya vamos tarde y se aborda con vergüenza tanto por parte de progenitores como de los jóvenes. En cambio, si el tema se ha tratado a lo largo de la infancia de forma natural, los niños y las niñas se atreven a ir preguntando sobre todos estos temas y eso genera un clima de confianza que repercutirá positivamente cuando lleguen a la adolescencia. Por el contrario, si cuando han surgido las preguntas se han respondido con evasivas y un lenguaje no verbal que denota incomodidad, los niños y las niñas perciben que es un tema tabú y buscan la información en otros ámbitos como internet, amigos… Es bastante frecuente que pase esto último, que es un tema que como nos genera tensión no abordamos. Por eso es interesante acudir a talleres porque así se aprende como hacerlo, que información darles en cada momento y cómo resolver las dudas que puedan surgir sobre cómo afrontarlo. En estos talleres, los padres reflexionan acerca de su propia sexualidad y la educación que ellos mismos han recibido y se aprende a distinguir lo que realmente significa la sexualidad, que es mucho más que sexo, habla también de afecto y valores.

La educación afectivo sexual no sólo ayuda a prevenir las consecuencias negativas que trae consigo la falta de ésta, añade esta experta, sino que viene a cubrir una necesidad que tenemos como personas. Esto no sólo lo decimos los profesionales que nos dedicamos a esto, sino que está avalado por prestigiosos organismos como la ONU, que considera la educación sexual una prioridad y la ha incluido dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. “Dado que la educación sexual tiene que formar parte de la educación integral de la persona, tiene una gran importancia y es lo que tenemos que hacer, hagámoslo de la mejor forma posible”.

Más información:

www.sexualidadybienestar.com

 

La adolescencia como oportunidad

La suelen definir como una etapa en la que tenemos que sufrir (y no disfrutar). Como suele repetir Javier Urra, “hoy en día dices que tienes un hijo adolescente y te dan el pésame”. Yo no iré por este camino. Me gustaría ofrecerte una visión completamente diferente y animosa de esta maravillosa etapa. Una etapa que también se puede y se debe disfrutar.

Los padres tenemos que apreciar esta etapa como una verdadera oportunidad. Debemos tener presente que solo podremos entender la adolescencia si no la vemos como una “etapa aparte”, sino como un periodo en donde se manifiesta lo que el niño ha recibido en su infancia. Por tanto, la forma en que hemos educado a nuestro hijo y aquello que le hemos ofrecido cuando era solamente un niño, determinará su forma de actuar y comportarse en la adolescencia. En términos generales, un buen niño seré un buen adolescente aunque también rebelde y distante –características propias de esta etapa–. Pero al mismo tiempo nos van a necesitar a su lado. Nos toca, pues, reflexionar sobre el modo en que estamos ejerciendo la paternidad no solo en esta etapa sino en las que la preceden.

Los adolescentes no son niños ni tampoco adultos pero nosotros, los padres, en ocasiones los tratamos como niños y éstos se rebelan, fruto de un sentimiento de independencia que empiezan a manifestar. En otras ocasiones los tratamos como adultos y les echamos en cara que se comporten como críos y esto también les daña haciéndoles sentir más que ridículos. Es una etapa de continuos conflictos (a todos los niveles): es un continuo tira y afloja entre los padres y el niño. Una etapa de crecimiento y adaptación a una nueva situación.

Hemos de tener en cuenta que los adolescentes de hoy no son ni mejores ni peores que los de otras generaciones, simplemente son diferentes. Por tanto, tenemos que prepararnos bien para los desafíos que nos encontraremos en esta etapa, que nos pondrán a prueba a diario. Debemos educar desde la exigencia pero con ternura. Dicho de otro modo con autoridad y cariño. Aquí no nos sirve la permisividad pero tampoco el autoritarismo. No tenemos otro camino si queremos que la adolescencia sea una preciosa oportunidad para que rectifiquemos aquello que hemos enseñado mal pero también lo que no han aprendido correctamente. Si tienes un hijo adolescente, te doy mi más sincera enhorabuena. Disfruta del momento… Recuerda algo muy importante: aprende a ponerte en su lugar. Por eso debes preguntarte: ¿qué sentías tú en esa etapa?, ¿de qué forma veías a tus padres?, ¿qué relación tenías con ellos?, etc. Es una buena forma de empatizar con tus hijos adolescentes, algo que nos cuesta bastante. Si disfrutamos de ellos en la infancia no tenemos porqué dejar de hacerlo en la adolescencia. Estos son algunos de mis consejos clave:

La comunicación es fundamental. Aprovecha cualquier momento para hablar con él sin forzar nada. Cuida el lenguaje no verbal que empleas.

  1. No etiquetes a tu hijo. Las etiquetas le condicionan y no le ayudarán a promover un cambio positivo. Deja siempre una puerta abierta al cambio y posibilidad de mejora.
  2. No le critiques. La crítica se ha de enfocar a sus acciones, jamás a la persona.
  3. Muéstrale tu afecto. Lo necesita y mucho aunque no lo parezca. No dejes de decirle y recordarle que le quieres.
  4. La negociación es clave. Utiliza la negociación como la “llave maestra” para resolver conflictos.

Familias, adolescentes y COVID: ¿Convivencia o supervivencia?

Para los jóvenes, el confinamiento y las restricciones han supuesto la tormenta perfecta que ha tensado las relaciones familiares en una convivencia demasiado intensa.

 

Por Eva Carrasco

El 10,9% de los hogares españoles conviven con alguno de los dos millones y medio de adolescentes de entre 14 y 18 años que hay en nuestro país. Una convivencia que en muchos casos se ha tensado exponencialmente por el confinamiento y las restricciones, afectando a la salud mental de los jóvenes. Tendencia a encerrarse en la habitación y no comunicarse, falta de participación en las tareas del hogar, no cumplir con sus tareas escolares, insultos, agresión a padres, malos hábitos alimentarios y no querer comer con la familia en los espacios y horarios establecidos, consumo de alcohol y drogas son los indicadores sobre los que Amalgama 7, entidad privada dedicada a la atención de adolescentes con sus familias, ha preguntado para reflexionar sobre la salud mental y la convivencia filio parental a familias con hijos adolescentes.

Aislados en su habitación

Prácticamente uno de cada dos jóvenes se ha encontrado en situación de aislamiento con tendencia a encerrarse en su habitación y reducir la comunicación con sus padres. “La tendencia a aislarse de los adolescentes en una época normal es del 50% de los jóvenes, pero en una situación de alto estrés como el confinamiento ha llegado al 80%”, según confirmó el director del área médico psiquiátrica de Amalgama 7, Ramón Martí, durante la jornada realizada con expertos implicados de diferentes ámbitos para analizar los resultados del estudio. Martí explicó que lo más frecuente en los adolescentes es que se aíslen en sus habitaciones. Esta encuesta ha sido contestada por los padres, con lo que es una percepción subjetiva suya y no se sabe si los adolescentes contestarían lo mismo. “hay un gran arco de tipos de familia, desde unos padres helicóptero que necesitan el contacto visual constante con sus hijos a los padres que le montan un apartamento en su habitación con la tele en su cuarto e incluso una nevera. El adolescente se aísla por sus propias tensiones evolutivas del paso de niño a adulto que le hacen necesitar mayor privacidad e intimidad e implica una serie de adaptaciones entre padres e hijos”, aclaró. “La pandemia ha actuado como un estresor externo mayúsculo y mundial que ha tensado a las familias y tiene unos efectos psicológicos indudables”. En concreto, para los adolescentes ha supuesto pérdidas de abrazos y besos que desde el punto de vista de Martí provoca una tensión emocional que se expresa en mayor irritabilidad e impulsividad. Han aumentado los trastornos adaptativos por un fuerte sentimiento de pérdida en muchos factores.

Trastornos alimentarios

Querer hacer comidas diferentes a los de las familias, fuera de los horarios y espacios establecidos, y comer entre horas es una tendencia que aumentó en el confinamiento y que se ha mantenido después. La vicepresidenta de la Sociedad Catalana de psiquiatría Infantojuvenil, Àurea Autet mostró la preocupación de pediatras y psiquiatras sobre la conducta alimentaria en los adolescentes. La obesidad infantil va a ser un problema importante tanto por los trastornos de ansiedad como el sedentarismo y los problemas de sobreuso de pantallas. Pero también preocupa el otro extremo: “A raíz del confinamiento se ha producido un problema importante de conducta alimentaria, sobre todo niñas con índices de masa muy bajos. Cuando hay cualquier crisis, el impacto en salud mental de los jóvenes es muy importante.” Advirtió Autet. Estamos viendo un aumento de ansiedad y cuadros depresivos. Los niños han sido los grandes olvidados de esta pandemia, porque la escuela era su forma de relacionarse.

Contestar mal y no colaborar en casa

La doctora Angels Feliu Zapata, coordinadora de Escuelas Amalgama 7, lo tenía claro: “La no colaboración en las tareas y las malas contestaciones sí son criterios de violencia filioparental” y parece evidente que el confinamiento ha potenciado esta violencia. Más de la mitad de los adolescentes ejercen algún tipo de violencia hacia los padres. Cuando se diferencia en tramos de edad, los comportamientos son más graves entre los 16 y los 18, que en el primer tramo de 14 a 16. “Es primordial cortar cuanto antes estos comportamientos para que no se agraven” previno Feliu, quien puso sobre la mesa el hecho de que los padres habían expresado durante el confinamiento una gran dificultad en la convivencia con los adolescentes. “Esto es un emergente social que va en aumento, que no está solamente ligado a la educación, sino también a la salud mental infanto juvenil. Si no conseguimos reconducir estas actitudes puede derivar en un trastorno psicológico. Se deben tener en cuenta todos los factores educativos, familiares y sociales…”

 

Violencia filio parental

La agresión física de hijos a padres ha aumentado durante el confinamiento, pero ha mantenido la tendencia que ya se viene detectando desde 2012, pero aún sigue siendo un tema tabú que muchas familias ocultan, tal y como expuso Judit Carreras, coordinadora de la Fundación Privada Portal, “Igual que hace 40 años se escondía la violencia de género, ahora las familias ocultan esta cuestión”, a lo que se añade el hecho de que muchas veces no saben dónde acudir en caso de conflicto. Padres que expresan ser víctimas de violencia psicológica por parte de sus hijos, afirman que no acudirían a la policía. En este sentido Motserrat Escudé, jefa del Área Técnica de Proximidad y de Seguridad Ciudadana de los Mossos d’Esquadra animó a que se denuncie, porque el código penal incluye todos los delitos que se pueden producir en el ámbito familiar. “En 2003 se incluyó todo lo que tiene que ver con la violencia psicológica, porque siempre es el primer estadio de la violencia física. En todos los casos, antes hay un menoscabo psicológico y la policía está obligada a actuar de oficio, aunque reconoce que existen grandes dificultades para recabar pruebas. Durante la pandemia subieron las llamadas al 112 por conflictos familiares. Se trató de trabajar mucho la detección con seguimientos a familias con factores de riesgo porque los radares, que eran las escuelas, cayeron con su cierre y había que apelar al vecindario.

Descolgados de clase

El sistema educativo depende de la cohesión social y esto se ha cortado. Para los niños y los adolescentes, la escuela es su forma de relacionarse. Muchos alumnos han quedado descolgados y han perdido el vínculo que mantenían con la escuela. En este sentido se hace necesario un trabajo muy intenso con las actividades de entorno, con actividades culturales y deportivas en grupo. Gemma García, Jefa de Inspección de Educación detectó dos tipos de alumnos que no han cumplido con sus tareas escolares: “por un lado, los que tienen un contexto familiar y social muy difícil con mala conexión y casas que no cumplen condiciones y en ocasiones son niños que reciben malos tratos. El otro tipo de alumnos son los que no están motivados, con poca autonomía y poca capacidad de esfuerzo. Hay que reconocer que no todos los centros estaban acostumbrados a trabajar con las tecnologías ni habituados con las plataformas online de educación.” Afortunadamente, los centros han estado más preparados este curso con un plan de actuación para la incidencia Covid que no tenían en marzo. El reto está en los cursos que tienen que acreditar los conocimientos de forma externa como es 2 de bachiller o 4 de la ESO, puntualizó Gemma.

Poner distancia

Antonio Calvo i López, director del programa de protección social del Colegio de Médicos de Barcelona fue muy claro: “la física dice que la fricción desgasta”. Afirmación que utilizó para explicar la tensión en las familias. “Ahora no podemos poner distancia entre los hijos y los padres”, pero puso el foco en abrir el horizonte para hacer un mejor análisis de lo que está pasando. “Cuidado con focalizar en la conducta de los adolescentes, no son las únicas relaciones que se han visto afectadas en las familias. No perdamos de vista que han aumentado un 7% las demandas de divorcio en estos meses.

“Esto no ha terminado y lo más cierto es la incertidumbre. Estamos muy cansados y estamos en una situación sin precedentes en un mundo global. Tampoco ha terminado el confinamiento, seguimos confinados puesto que todavía no hemos recuperado por completo nuestra libertad de movimientos. Estamos en poco espacio con una densidad muy alta por lo que tenemos que tomar la decisión de cuidar la relación con nuestros hijos y cuidar al otro que tiene mucho que ver con cuidarse a uno mismo.

 

Un sistema colapsado

Las familias denuncian que la red de asistencia de salud mental está colapsada y la situación de los jóvenes se agrava porque no es posible la intervención regular. Los facultativos abogan por repensar otros sistemas más allá de pretender que el adolescente con mala conducta vaya a la consulta a contar lo que le pasa. Pero no solo se debe reforzar la atención clínica, sino la familiar, social y educativa con nuevos modelos de intervención emocional en los menores con intervenciones con los padres y los centros escolares. En muchas ocasiones no van a ser problemas clínicos, sino un malestar que no debe psiquiatrizarse, pero sí abordarse por un sistema que tiene pocos especialistas en adolescentes.