Pequeños veganos: ¿dieta ética y ¿sana?

El veganismo en la infancia abre el debate entre los profesionales sanitarios. Conocemos en qué consiste la dieta y qué impacto puede tener en la salud de los menores

Por Ana Veiga

El veganismo está viviendo su época dorada. En 2019, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicó el Informe del Consumo Alimentario en España en 2018 donde indicaba que en 2018 los españoles consumieron 2.114,78 millones de kilos de carne. Aunque parezca mucho, es un 2,6 % menos que el año anterior, encadenando así seis años seguidos de caída.

Otro informe, The Green Revolution de 2019 elaborado por la consultora Lantern, habla de un aumento de personas “veggies” hasta el 9,9% de la población española, es decir, casi cuatro millones de españoles, divididos en 3 millones de flexitarianos, 576.000 vegetarianos y 192.000 veganos.

En el caso del Gobierno regional de Bruselas y Valonia, se llegó a solicitar la opinión de la Real Academia de Medicina de Bélgica sobre los efectos de la dieta vegana en los niños después de que, al parecer, se hubieran producido varios casos en hospitales, escuelas y guarderías de niños fallecidos cuya muerte, se sospechó, estaba relacionada con esta dieta. Los médicos belgas no llegaron a equiparar el veganismo con la negligencia hacia el cuidado de los niños pero sí pidieron cautela a aplicarla ya que podría generar problemas de crecimiento. En medio de estas cifras e historias, se encuentran muchos padres y madres dubitativos que ya mantienen una alimentación vegana y quieren extenderla a sus hijos.

La pediatra veg-friendly

Miriam Martínez Biarge es médico pediatra y miembro del Comité Asesor del Grupo de Profesionales Sanitarios Veganos del Reino Unido, organización de profesionales sanitarios dedicada a estudiar y difundir los beneficios de las dietas vegetales en la salud humana. También es autora del blog mipediatravegetariano. com y del libro En Mi Familia Vegana, donde argumenta cuáles son los principios de una dieta vegetal saludable para que las familias tengan toda la información que necesitan para llevar una alimentación completa y equilibrada. “Las dietas vegetarianas y veganas solo necesitan suplementarse con vitamina B12. El resto de las vitaminas, minerales y el resto de nutrientes se obtienen sin problema de los alimentos de origen vegetal o de la luz del sol (vitamina D)”, comenta Miriam. Afirma haber asesorado a más de mil familias vegetarianas y veganas en los últimos cinco años. En ellos ha detectado la ética como principal motivación para tomar esta decisión, además del deseo de proporcionar a sus hijos e hijas una alimentación lo más saludable posible.

Con esa intención, muchas familias vegetarianas y veganas buscan asesoramiento para planificar la dieta del bebé cuando va a comenzar la alimentación complementaria a la leche materna, en torno a los seis meses de edad. “En ese momento todas las familias, vegetarianas o no vegetarianas, reciben asesoramiento por parte del pediatra y de la enfermera pediátrica en el Centro de Salud, pero muchos pediatras todavía no tienen conocimientos de nutrición vegetariana y no saben cómo asesorar a las familias vegetarianas”, comenta.

Actualmente, todavía existen muchos centros escolares que no ofrecen menús adaptados a estas dietas. Y muchos profesionales de la pediatría todavía miran con recelo esta nueva alimentación. ¿Puede el niño algún problema de salud si no sigue una dieta vegana o vegetariana con el correcto asesoramiento? “Esto es independiente del veganismo. Cualquier dieta no equilibrada puede dar lugar a carencias o desequilibrios nutricionales”, sentencia.

Asesoramiento médico

En España no hay una cifra oficial de menores vegetarianos. El Dr. José Manuel Moreno Villares, Coordinador del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), dice que no es un caso que vean mucho en consulta, aunque admite cierto aumento. Bajo su punto de vista, existe también la sospecha de que, desde la consulta del pediatra, existe una estimación a la baja de esta situación, “bien porque algunas de estas familias acuden menos al pediatra o porque prefieran no manifestar su preferencia por riesgo de ser malentendidos o juzgados”. Si hay médicos que afronten esta situación, les anima a tener presente que “nuestro papel el asesorar a las familias sobre el cuidado de sus hijos, respetando sus opciones -siempre que no representen un franco perjuicio para el niño-; debemos estar abiertos a resolver las dudas que el seguimiento de la alimentación de sus hijos puedan aparecer”.

Según el doctor Moreno, que un niño siga una dieta vegana “exige un control muy riguroso de la alimentación y el uso de suplementos -sobre todo de vitamina B12- para evitar las deficiencias”, especialmente en periodos de rápido crecimiento y desarrollo como pueden ser la etapa fetal o los primeros años de vida. Por eso, el doctor Moreno aconseja que se espere a los dos o tres años para introducir al niño al veganismo”. Por su parte, la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) conciencia del deber de garantizar una ingesta adecuada de nutrientes cuando damos a nuestros hijos dietas vegetarianas o veganas.

Las consecuencias de no recibir la suplementación necesaria pueden ser graves. “En los últimos años se han descrito varios casos de lactantes o niños pequeños ingresados por deficiencias nutricionales que seguían una dieta vegetariana tras el destete y han desatado gran controversia pública”.

Silvia Barrera: “No podemos delegar nuestra responsabilidad en la Policía”

Para la inspectora, los mayores riesgos para los menores en Internet son la sobreexposición, la ascendencia de referencias superficiales y poco fiables, y la adicción a navegar. Investigadora experta en cibercrimen, profesora universitaria y con una larga e intensa trayectoria en la persecución de delitos en Internet, la inspectora de Policía Silvia Barrera ha colaborado y dirigido grupos de investigación en Interpol. Su blog ‘Internet, ciudad con ley’ ha sido premiado como el mejor en temas policiales, y ahora ha resumido su experiencia en un libro de obligada lectura para padres y educadores: ‘Nuestros hijos en la Red. 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital’. Con un sencillo y ameno formato de preguntas y respuestas, la autora explica los riesgos de navegar y proporciona pautas y consejos prácticos y asequibles para afrontarlos.

 

¿De verdad se pueden evitar los peligros de Internet para nuestros hijos?

Nunca se van a poder controlar del todo, como ocurre con el resto de los delitos. Pero se pueden limitar si acompañamos a los niños y jóvenes en su relación con Internet y las Redes. Cuando empiezan a salir de noche, por ejemplo, podemos ser pasivos o bien poner unas horas de vuelta, saber con quién salen y dónde van a estar, recogerles personalmente… En la relación con Internet también hay que hacer ese acompañamiento.

¿Incluso con prohibiciones y castigos?

Ya con el primer móvil hay que poner unas normas: las aplicaciones que pueden o no pueden usar, vigilar el contenido de los perfiles públicos, los horarios para entrar y para no entrar en Internet… Si se saltan estas normas es cuando hay que corregir y castigar; no tiene sentido poner unas normas si saltárselas no tiene consecuencias. Se debe controlar, que no espiar, cómo utilizan los hijos Internet y las Redes.

¿Qué papel tienen las Fuerzas de Seguridad en el control de Internet?

Perseguir y vigilar los delitos, pero no podemos asumir la responsabilidad de padres y educadores. Le pongo un ejemplo. Un colegio acudió a nosotros porque un grupo de alumnos, a través de unos perfiles falsos, estaba vertiendo comentarios burlones contra el centro y sus profesores. Eran comentaros de adolescentes sin trascendencia penal y así se lo explicamos al colegio. Son los padres y profesores los que deben enseñar a los chicos y chicas a ser educados y respetuosos en sus relaciones y publicaciones.

Un delito es otra cosa.

Está muy extendida la creencia de que un contenido pornográfico o violento constituye siempre un delito, y no es así. La ética en las relaciones humanas está mucho antes que la comisión de un delito, y transmitir esta idea es el reto de los padres y educadores. Otra cosa muy diferente son las acciones en Internet dirigidas a estafar, chantajear o reclutar menores para abusos sexuales o prostitución

¿Tiene la Policía medios suficientes para perseguir esos delitos?

En España se producen cada año 120.000 denuncias por supuestos delitos cometidos en la Red, y es prácticamente imposible investigarlas todas. Sin embargo, tienen prioridad sobre las demás y se investigan concienzudamente todas las que tienen que ver con menores. Ellos se encuentran más expuestos que los adultos al engaño y a las estafas.

¿Qué nuevos riesgos depara el futuro de Internet a los niños y jóvenes?

Se trata más bien de la extensión de fenómenos que ya han sido detectados y que nos preocupan mucho. Por ejemplo, la sobreexposición. Hoy el mundo de los jóvenes es casi en exclusiva el cibermundo, y allí van dejando un rastro digital muy visible que en el futuro condicionará la vida profesional y social y también su seguridad. -Más riesgos -También resulta muy preocupante la ascendencia sobre los jóvenes de referentes muy superficiales y poco fiables. Me refiero, por ejemplo, al mundo de los ‘influencers’ y sus consejos -de todo tipo- más que dudosos. Los menores han cambiado la comunicación tradicional por la conexión a Youtube e Instagram para estar al día de sus youtubers e instagramers preferidos, y los consejos de sus influencers favoritos son más interesantes que cualquier serie de dibujos o contenidos para menores.

¿Y la adicción? ¿Se puede hablar de adicción a Internet en un mundo tan conectado?

Por supuesto; yo misma me tengo que poner limitaciones, y eso que se trata de mi trabajo. Los jóvenes pueden pasar horas y horas pendientes de lo que publican sus amigos y contactos, de las novedades de su entorno, de los seguidores y los likes y, por supuesto, de los juegos. Este abuso lo acusa el rendimiento escolar y también las relaciones familiares y sociales. La adicción a Internet es otro de los problemas que no para de crecer.

La publicidad del juego es muy agresiva.

Es imposible que los chicos y chicas no se topen con webs de apuestas en redes sociales o con un anuncio o invitación para descargarlos en tiendas virtuales en todos los formatos. Si la instalación es “gratuita”, dentro de las autorizaciones está la de realizar compras desde tu cuenta vinculada a la tienda de Google o Apple, y a partir de ahí te lo van poniendo muy fácil para ir adquiriendo utilidades y privilegios.

Vapeo: ¿por qué se enganchan los adolescentes?

Tomar cigarrillos electrónicos o vapear está de moda entre los más jóvenes. En los dos últimos años su consumo se ha disparado apoyado en una falsa sensación de que son inocuos.

Por Terry Gragera

Según el último estudio b, que analiza el consumo de drogas entre los estudiantes de 14 a 18 años, el uso del vapeo ha crecido alarmantemente. Así, de 2016 a 2018 se ha duplicado el número de menores que han recurrido al cigarrillo electrónico en alguna ocasión, pasando del 20% a más del 48%. Es decir, casi la mitad de los adolescentes de esa franja de edad han vapeado en alguna ocasión. Pero ¿qué hay detrás de este incremento?

“Los adolescentes atribuyen una menor peligrosidad a vapear en relación al tabaco. Les parece que están consumiendo una sustancia menos tóxica, más segura, pero no es así”, destaca Celia Prat, jefa del Equipo de Formación de la FAD. “Puede haber vapeo con nicotina o sin nicotina, pero, aunque no lleve nicotina, no se sabe qué problemas puede generar en las vías respiratorias un líquido que debe calentarse para ser inhalado. Con ese calentamiento hay metales y otras sustancias con potencial carcinogénico cuyo efecto no se conoce”, expone.

De la misma opinión es el doctor Luis Moral, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la SEICAP (Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica), “los jóvenes no tienen percepción de riesgo, piensan que inhalan solo aromatizantes, sin saber que se usan también disolventes para la evaporación. De hecho, en Estados Unidos ya hay publicaciones que advierten de enfermedades pulmonares nuevas cuyas repercusiones aún desconocemos. Son enfermedades que representan la punta del iceberg, y será el tiempo el que nos proporcione información suficiente para saber cómo afectan a la salud”, alerta.

El vapeo ha ocupado el lugar que las campañas antitabaco ha dejado libre con respecto al cigarrillo convencional, aunque en los últimos años también está aumentando el consumo de tabaco. “Hay técnicas de vapeo en grupo, por lo que tiene un componente social. Los adolescentes quieren conseguir satisfacción de una manera sencilla e inmediata e interpretan que, al no haber combustión, el vapeo es más seguro. Las grandes empresas se han garantizado un negocio que peligraba basándose en la personalidad del adolescente, que asume riesgos presentes sin observar los riesgos futuros”, denuncia el representante de la SEICAP. En este sentido, la experta de la FAD destaca cómo “el sentido de pertenencia al grupo, la necesidad de aceptación, la presión de grupo, el ‘yo controlo’, y sentirse obligado a hacer lo que hacen otros de la misma edad”, juega a favor de que los más jóvenes caigan en el hábito del vapeo.

Cómo prevenir

El vapeo avanza rápido, pero ¿cómo se puede prevenir? “Ofrecer información clara y veraz es importante, pero solo así no somos eficaces en la prevención”, explica Celia Prat. De este modo, como factores de protección indica la importancia de que los adolescentes sean capaces de resistir la presión de grupo, puedan tomar decisiones autónomas con respecto a sus iguales, sean asertivos y sepan expresar sus emociones. El modelo paterno en el consumo de tóxicos también es fundamental.

“Como padres, debemos tener claro que consentir el vapeo es abrir la puerta a comportamientos más perjudiciales”, destaca Clara Prat. “Hay que controlarlos y oponerse al consumo, teniendo en cuenta que las normas y los límites tienen mucho que ver con cómo se regulan los comportamientos. Así, hay que preguntarle por qué lo hace, explicarle el riesgo que corre su salud, dejarle que se exprese, mantenerse en actitud abierta a entender qué está pasando para que actúe así, pero, a la vez, siendo firmes en cuanto a los límites”, aconseja.

22 consejos para educar en la sociabilidad

Todos queremos que nuestros hijos sean abiertos, empáticos, educados, atractivos, seductores… La competencia en las relaciones sociales son valoradas en sí mismas, además de resultar muy útiles para desenvolverse en todo tipo de entornos.

Por Javier Peris

1.CADA HIJO ES COMO ES. No hay que crearse expectativas sino ajustarse a unos objetivos tan básicos como antiguos: que en su vida diaria sean respetuosos, agradecidos, educados, corteses, receptivos… Unos tendrán que esforzarse más mientras a otros les resultará más fácil. Y no hay que sorprenderse si los hijos revelan unas maneras y habilidades que nada tienen que ver con las de los padres.

2. TENER PACIENCIA. No se espera lo mismo de un niño de cinco años que de uno de 10 o de un adolescente de 16, pero hay que exigirles -como en otras facetas de la Educación- unos mínimos. Otra cosa es que los alcancen: hay niños y niñas que no dicen ni mu hasta los 12 años, y otros se vuelven ariscos antes de la adolescencia. No importa, hay que seguir motivando y corrigiendo sin prisa pero sin pausa .

3. MÁS PACIENCIA. En la juventud y madurez se producen forzosamente cambios cuando te enfrentas al entorno laboral con sus exigencias, con responsabilidades que no se pueden delegar, con fracasos que se asumen y procesan en solitario… Es entonces cuando se acreditan de verdad las destrezas y valores que se han aprendido durante la infancia y la adolescencia.

4. TODO COMIENZA EN CASA. La influencia del entorno familiar condiciona la forma de ver y tratar a los demás. Si en la familia se prodigan los comentarios y actitudes de desconfianza, los juicios negativos sobre los familiares, compañeros de trabajo …, lo normal es que el menor desarrolle cierta prevención ante las relaciones que no sean las del núcleo familiar.

5. SER POSITIVO. No se trata de ser ‘happy’ y transmitir que ‘todo el mundo es bueno’. Basta con expresar en voz alta las opiniones positivas, y contener el tono de los juicios negativos, además de ser lo más objetivo posible. Los niños tienen una memoria especial para estos comentarios, y durante el resto de su vida pueden pagarlo con prejuicios injustificados en su relación con personas y colectivos.

6. VAMOS A HABLAR. En el aprendizaje de los buenos usos de relación social también hay que ser proactivos. Acostumbrarse a charlar con el niño sobre lo que pasa en el colegio, de su relación con amigos y compañeros, profesores y tutores. Pero también contarle, con naturalidad y evitando los dramatismos, cosas propias del entorno social y laboral de los mayores.

7. EL CARÁCTER NO ES UNA EXCUSA. Hay que ser comprensivo con el carácter del niño… hasta cierto punto. A todos nos gusta sean desenvueltos y un punto descarados, pero les haremos un flaco favor si no corregimos sus excesos, sobre todo cuando demuestran una falta de respeto. De la misma forma, el retraído debe esforzarse en demostrar más empatía.

8. LA AUTOESTIMA NO LO ES TODO.Se ha establecido, con razón, que una sana autoestima es la base de una correcta socialización. Los padres y tutores deben detectar la baja autoestima antes de abordar sus manifestaciones públicas. Sin embargo, no siempre es así, y el exceso de autoestima se puede traducir en menosprecio y falta de respeto.

9. LAS RELACIONES TAMBIÉN HACEN DAÑO. Los desencuentros y las malas experiencias forman parte del proceso de maduración, y se dan durante toda la vida. Ante estas situaciones, hay que evitar la tentación de proteger en exceso a los hijos. Las llamadas ‘relaciones tóxicas’ son muy excepcionales pero con frecuencia se usan como excusa para evitar abordar la complejidad que entraña toda relación.

10 TODO ESTÁ INVENTADO. La relación social comporta el cumplimiento de normas básicas que favorecen la comunicación y la convivencia: dar las gracias, pedir perdón, mostrar compasión, respetar a los mayores… Unas normas son muy concretas y se convierten con cierta facilidad en rutinas positivas. En otros casos, en cambio, se trata de pautas generales.

11 EL ASPECTO PERSONAL. Los hábitos de higiene, la corrección en el vestir, conocer los usos y cortesías sociales… Quizá no abran tantas puertas como dicen pero sí dan seguridad y confianza. Hay padres que nunca dejan de hacer correcciones en este sentido, pero más tarde o más temprano descubrimos que tienen razón.

12 CAMBIOS REPENTINOS. A veces una súbita fase de aversión por el contacto social revela una inseguridad producida por algún acontecimiento sobrevenido o por un pensamiento que les ronda… Puede tratarse del cambio de un cuidador, la pérdida de un familiar, problemas percibidos en la relación de los padres, el alejamiento de un amigo… Para que la situación no se prolongue más de lo conveniente hay que hablar con el hijo y, si es necesario, compartirla con el tutor o con el psicólogo.

13 SOCIALIZAR CON NATURALIDAD. Sobre todo en los primeros años de crianza los padres se empeñan en ‘socializar’ a sus hijos. Se les lleva casi obligados a cumpleaños; se invita a los amigos y compañeros a casa; se les apunta a extraescolares, campamentos en vacaciones… Casi siempre se trata de buenas decisiones, pero también hay que tener en cuenta los gustos y el carácter de los pequeños.

14 HAY QUE JUGAR. No es una moda pedagógica sino una necesidad de la psicología humana y hasta animal. Los juegos colectivos visibilizan y estimulan las competencias sociales, ayudan a conocerse, enseñan a ganar y a perder, a disfrutar pero respetando unas reglas, a tratar con inteligencia a los otros… Los deportes añaden a estas ventajas el cuidado por la salud y la forma física.

15 PREMIOS. Como en tantas otras facetas de la Educación a veces hay que empujar, obligar a los pequeños a ser sociables con la familia extensa, los compañeros de clase, los vecinos…, sin temor a incentivar sin disimulo con una pequeña sorpresa o regalo. Si en ocasiones es conveniente hacerlo con los estudios, ¿por qué no motivar en una competencia tan importante como la social?

16. CADA VEZ HAY MENOS NIÑOS. Fuera del ámbito escolar puede ser difícil que los hijos se relacionen. No debe dar ningún apuro hacer de ‘celestina’ de nuevos amigos en el parque, en el lugar de veraneo… Llamar incluso a la puerta de los vecinos donde sabemos que hay niños de una edad parecida, o abordar a grupos de niños.

17 MENCIÓN APARTE PARA LA ADOLESCENCIA. La edad no debe ser excusa para ignorar las obligaciones sociales ni asumir como normales actitudes y reacciones que nunca lo son. Corregir en estos casos resulta más incómodo, pero también refuerza el mensaje de que ser sociable no depende del estado de ánimo.

18 LOS EXTREMOS SON MALOS. El niño no tiene ningún problema con la sociabilidad; más bien todo lo contrario. Pues bien, el exceso de extroversión tiene también sus inconvenientes cuando, por ejemplo, se habla mucho y se reflexiona poco. Hay que aprovechar y orientar esa faceta del carácter.

19 ACTIVIDADES. A veces no es problema de autoestima ni hay un motivo aparente para el aislamiento. Simplemente el chico o chica se encuentra incómodo en las relaciones personales. Las actividades escolares como los debates, el teatro, o talleres sobre cómo hablar en público son mano de santo para quebrar esa desconfianza.

20 CENTROS RESPONSABLES. La competencia social a secas, desprovista de vínculos éticos o cívicos, no se encuentra por ningún sitio en los planes de estudio . Se da por supuesto que la escuela socializa, y eso es quedarse muy corto. Los padres, a través de las Ampas, pueden y deben reclamar al centro un sencillo plan de objetivos en competencias sociales.

21 MARCAR LA DIFERENCIA. Saber los cubiertos en la mesa; conocer la prioridad de hombres y mujeres al bajar y subir una escalera; saber qué forma de saludar es la más adecuada en cada caso… ¿Son normas pasadas de moda? Son normas que cada vez se siguen menos… y por eso se aprecian tanto cuando se practican.

22 ¿PORQUÉ? Unas buenas competencias en las relaciones sociales aportan seguridad psicológica, hacen más amable la convivencia, reducen la conflictividad, son útiles para lograr los objetivos personales, se aprende más y mejor del entorno…

Eva Bach: "Todos tenemos algún maestro que nos ha marcado"

Eva Bach, pedagoga, maestra y formadora de formadores, es coautora de ‘Madres y padres influencers’ (Grijalbo), junto a Montse Jiménez. Aprovechando la visita de Eva Bach a Madrid de la mano de EduCaixa y La Granja dentro de ‘EMOcionaTOUR2020. Por una Educación más humana’, la han entrevistado desde el periódico Magisterio.

Se plantean cuestiones como cómo comunicarnos con un hijo adolescente o cómo podemos guiarle sin invadir su espacio.

Bach y Jiménez ayudan a padres y madres en esta aventura. Adelantamos que decirles lo que hacías o no hacías a su edad no suele funcionar. ¡Dentro vídeo!

 

 

Cambio climático: así impacta en la salud de los niños

Los niños soportan hasta el 88% de la carga de enfermedad atribuible al cambio climático. ¿Qué problemas de salud están aumentando?

 

Por Olga Fernández

Olas de calor, grandes inundaciones, sequías intensas… El cambio climático es ya una realidad y afecta a nuestra salud. Según estimaciones dela OMS, entre 2030 y 2050, la crisis climática causará unas 250.000 defunciones adicionales cada año, debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico. Además, el informe “Cambio Climático y Salud” del Observatorio de Salud y Medioambiente, elaborado por el Instituto DKV de la Vida Saludable en colaboración con Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), advierte que afectará especialmente a la infancia porque amenaza su supervivencia, su desarrollo, su acceso a la alimentación, a la educación y a la sanidad. ¿Por qué son tan vulnerables los niños? “La edad pediátrica comprende un período de desarrollo en el que existen características anatómicas, fisiológicas, metabólicas y conductuales propias que la hacen especialmente vulnerable a los fenómenos asociados al cambio climático global”, responde doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (CSM-AEP) y experto en salud medioambiental.

Más enfermedades

Más del 90% de los niños respira aire contaminado y la contaminación de los ecosistemas son un factor clave en el crecimiento de las enfermedades crónicas de la infancia, según datos del artículo “Amenazas, desafíos y oportunidades para la salud medioambiental pediátrica en Europa, América Latina y el Caribe”, publicado en la revista Anales de Pediatría en 2019. El informe señala una serie de enfermedades infantiles y juveniles con tendencia creciente: el asma, atribuible al tabaco y a la contaminación atmosférica urbana e industrial; el cáncer, debido a tabaco, radiación ionizante, dieta embarazo, contaminación…; los trastornos del neurodesarrollo (autismo, déficit de atención-hiperactividad, síndrome alcohólico fetal), por exposiciones a tóxicos durante el embarazo y la infancia (drogas legales e ilegales, metales pesados, solventes, pesticidas, alquilfluorados, contaminación del aire por PM10, NO2, hidrocarburos…); la obesidad, causada por exposiciones intrauterinas a tabaco, ftalatos, bisfe-nol, dioxinas, pesticidas organoclorados, por sedentarismo, glotonería, alimentación con fórmulas artificiales; o algunas malformaciones, por exposiciones intrauterinas a alcohol, fármacos, tolueno. Además de la creciente tendencia de estas enfermedades, existen otros problemas asociados a las olas de calor intensas que se han vivido en los últimos años.

El impacto directo en la infancia incluyen desde el cierre de colegios por golpes de calor en los niños, hasta el incremento de quemaduras solares o mayor riesgo de melanoma (cáncer de piel). En junio de 2017, las aulas de media España registraron picos de entre 35 y 40 grados de temperatura, dando como resultado la hospitalización de números escolares por golpes de calor. El aumento de la temperatura ambiental también conlleva un incremento de enfermedades relacionadas con la comida en mal estado (el calor hace multiplicar las bacterias y otros elementos infecciosos que se encuentran en los alimentos). Por último, las enfermedades que causan mayor número de muertes son: la neumonía, el infarto cerebral y los problemas cardiovasculares. Estas enfermedades, sostiene el informe DKV, están relacionadas con efectos ambientales resultantes del cambio climático como son las altas temperaturas agravadas por la alta contaminación y la mala calidad del aire, sobretodo, en las zonas urbanas.

 

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Niños más vulnerables

  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que, pese a que los menores de 5 años son sólo el 12% de la población, reciben el 43% de la carga de enfermedades de causa ambiental. “De hecho se estima que, de la morbimortalidad atribuida a la emergencia climática, hasta un 88% recae en los menores de 5 años”, señala Juan Antonio Ortega.
  • El informe de DKV sostiene que las razones que hay detrás de esta vulnerabilidad están relacionadas con su menor desarrollo biológico, mayor consumo energético y metabólico, y su ausencia en la toma de decisiones. Los sistemas fisiológicos de los niños, y en especial el inmunológico y de detoxificación, aún no están maduros. Por ejemplo, sus pulmones no se encuentran completamente formados. Además, necesitan un mayor aporte de oxígeno y sustancias nutricionales que los adultos al estar en la etapa de crecimiento y desarrollo. Por ello, comen más alimentos, beben más líquidos y respiran más aire por kilogramo de peso corporal que los adultos.
  • Estas razones los hacen más vulnerables a la contaminación ambiental y a los impactos del cambio climático. “La Asociación Española de Pediatría (AEP) es muy consciente de las amenazas que es- tos fenómenos suponen en la salud de los más pequeños y por ello apuesta por la formación de los jóvenes pediatras en la disciplina específica de salud medioambiental pediátrica; así como la implicación y aprendizaje de pediatras, familias y niños, en la creación de ambientes más saludables, empezando por el en- torno más cercano”, asegura la doctora María José Mellado, presidente de la AEP.

 

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La trampa de pasar tiempo de calidad con los hijos

Parece que no importa cuánto tiempo pasemos con los hijos, siempre que este sea de calidad. El mensaje podría esconder una trampa para perpetuar la primacía de la vida profesional.

 

Por Rodrigo Santodomingo

Abundan en internet las listas de consejos para aprovechar el tiempo con los hijos. Todas asumen como inevitable la escasez de horas en familia. La mayoría se sirven, en su afán por ayudar a progenitores ultraocupados, de fórmulas empresariales. Hablan de maximizar, optimizar, mejorar el rendimiento, aumentar la eficiencia. Como si los hijos fueran otro cuadradito a “agendar” en la rutina productiva.

En ocasiones, las recomendaciones rozan el delirio: una asociación de EEUU para la Educación Infantil recomienda reservar un momento diario de “conexión” con los retoños. Lo suyo, aclara, es que se haga “en persona, cara a cara”. Pero si esto se antoja imposible, no hay motivo para preocuparse. Siempre se puede recurrir a notas motivacionales colocadas en la mochila.

Cada vez más expertos advierten que el tan manido tiempo de calidad esconde una trampa perversa. Se trata, denuncian, de una artimaña lingüística para que, en la batalla entre vida laboral y familiar, casi siempre gane la primera. Su truco infalible pasa por calmar conciencias parentales, incluso cuando los horarios apenas reservan migajas para los chavales.

“Cantidad y calidad tienen que ir juntas. Para que se dé un instante de intensa calidad, hacen falta muchos instantes previos, mucha cantidad que va tejiendo un vínculo afectivo sólido”, apunta Eva Bach, pedagoga y autora de obras como Madres y padres influencers (Grijalbo). La escritora catalana explica que esos momentos mágicos en familia son “a veces muy efímeros: una mirada, un gesto, una palabra que reconforta”. De ahí el absurdo en pretender planearlos al milímetro, con escuadra y cartabón, negando su naturaleza espontánea e imprevisible.

Para el pediatra y escritor Carlos González, esa obsesión por exprimir segundos provoca efectos antieducativos. “No hay que esforzarse por estar todo el rato haciendo cosas. Los niños necesitan su espacio para jugar, para aburrirse…, pero sabiendo que sus padres están ahí, disponibles, si los necesitan”, reflexiona.

Cuestión de prioridades

Yendo a la raíz del problema, emergen presiones que muchos padres estiman ineludibles. La rueda laboral -nos insisten- gira a tal velocidad, impulsada por una exigencia y una competitividad tan feroces, que quien se sale corre el riesgo de no poder reengancharse. Amén de satisfacer el ego profesional, situar al trabajo en el top de prioridades parece una necesidad si queremos cumplir con los requisitos de un estilo de paternidad consumista.

“En mis conferencias suelo hacer la misma pregunta: ¿a qué estamos dispuestos a renunciar? Hay cosas irrenunciables, pero también un montón de obligaciones que nos creamos nosotros mismos”, dice Bach. La catalana cuenta el caso de una madre que, cada cierto tiempo, pedía un permiso sin sueldo para hacer un viaje con sus hijos. Quería anteponer, en su crianza, las experiencias compartidas a los bienes materiales. “Muchos me preguntan que quién puede hacer eso; y yo respondo si los que sí pueden hacerlo, lo hacen”.

González, por su parte, apuesta por un modo de vida más austero y propone soluciones de shock que, a bote pronto, suenan no exentas de un humor provocativo. “En vez de decirle a tu hijo que vas a pasar dos horas máximo con él pero va a ser tiempo de calidad, dile a tu jefe que vas a ir a trabajar dos horas de inmensa calidad y que, por lo tanto, te pague lo mismo”.

La propia Bach prefirió hace años inclinar la balanza en favor de sí misma y los suyos. “Renuncié a un sueldo fijo y un contrato seguro. Hacerme autónoma tiene sus contrapartidas, pero me permite gestionar mucho mejor mi tiempo como realmente quiero”. “Qué inocencia pensar que lo normal es tener una carrera profesional en la que nos realizamos. Otra gran mentira: para casi todos, el trabajo es solo trabajo”.

Más allá de factores socioeconómicos, las leyes españolas cuentan aún con amplio margen para facilitar la conciliación. Los permisos de maternidad y paternidad han aumentado en los últimos años, acercándose a la media europea. Es pasada esa primera etapa de crianza cuando las diferencias se revelan más evidentes. “Lo que no nos cuentan en las comparativas sobre conciliación”, argumenta González, “son las facilidades que dan países como Suecia al solicitar una reducción de jornada sin que baje mucho el sueldo, o la posibilidad de pedir periodos de excedencia cobrando el salario mínimo”, concluye González.

22 consejos para malcriar a los hijos

Muchos padres no sabrían explicar cómo educan o pretenden educar a sus hijos, pero todos conocen o creen conocer lo que nunca se debe hacer. Por eso esta lista de buenos consejos para hacer mal las cosas sólo es una ayuda para reforzar y tener aún más presentes las verdades universales de la crianza de los hijos. Léase estos consejos, por tanto, con su sentido al revés.

Por Javier Peris

1. LO MEJOR ES DAR MAL EJEMPLO. Esto del ejemplo no es tan fácil. Los padres somos como somos y no es bueno -ni tampoco viable- parecer lo que no somos. El mal ejemplo se produce en acciones muy básicas: ser desordenado, perezoso, quejica, criticón, excesivamenteirónico… Vale, se trata de un programa ético bastante exigente. La opción B es esforzarse en que nuestros defectos no se muestren delante de los niños, y para eso es muy importante la complicidad de la pareja.»

2. TRATAR IGUAL A TODOS LOS HIJOS. Es lo más cómodo, y los padres que proceden de familias numerosas siempre tienen argumentos para justificar el café para todos. Lo más habitual, en cambio, es que tratar igual a todos los hijos al final resulte más difícil y trabajoso que adaptarse al carácter y las necesidades de cada uno. Los niños no son inmunes al veneno del agravio comparativo pero sí se dan cuenta de si el cariño es el mismo para todos.

3. EVITAR LOS LLOROS Y EL JALEO. La vida doméstica de una familia normal es ruidosa y, en muchos momentos, molesta para el padre o la madre, o para ambos al mismo tiempo. Las correcciones a los hijos no deben hacerse en función del tono de sus quejas o del alboroto de sus juegos, sino por razones de educación y respeto a los demás. Muchas veces dejarles llorar y protestar ruidosamente puede ser la decisión más acertada.

4. AYUDARLES A SORTEAR LOS FRACASOS. Qué pena da ver a nuestros hijos hundidos tras una mala experiencia, un error o una decepción. Quisiéramos evitarles esa angustia o esa humillación, pero sabemos que las necesitan. Sólo procesando individualmente esos fracasos se formará su carácter. Ayudarles en estos casos puede consistir simplemente en unas palabras de consuelo, dando por supuesto que los baches de la vida existen para hacernos más fuertes..

5. DARLES TODO LO QUE PIDAN. ¿Quién no está de acuerdo con que dar a los niños todo lo que desean es la mejor forma de malcriarlos? El problema es que los límites entre lo superfluo y lo conveniente se han desdibujado mucho, y somos los propios padres los que no lo tenemos claro. Pero empecemos por lo más básico: que se acostumbren a escuchar la palabra ‘no’, y que además se mantenga.

6. QUE HAGAN LAS COSAS PORQUE SÍ. Vale, no hay que dar muchas explicaciones cada vez que se indica o se corrige algo, pero en determinadas situaciones hay que esforzarse en que entiendan las razones de los padres. Quizá así tampoco lo entiendan ni lo compartan, pero al menos percibirán el empeño de los padres por explicar el criterio y el deseo de que su hijo lo comparta.

7. SER ARBITRARIOS. Es una de las actitudes más eficaces para criar hijos pasivos y débiles. “Si hago tal cosa, mal; si no la hago, también mal”. Cuando no se puede prever la reacción paterna ante una acción o ante unas palabras, el comportamiento más lógico es la inhibición.

8. PRESCINDIR DE CÓDIGOS ÉTICOS Y/O ESPIRITUALES. Los hijos van aprendiendo el código ético de los padres mediante pequeñas enseñanzas que reciben en el día a día. Lo resumiremos con un ejemplo. Contestar a un profesor siempre es una mala idea porque conlleva un castigo, pero sobre todo porque es una grave falta de consideración a un adulto que además te está haciendo un gran servicio.

9. REPETIR MUCHAS VECES LAS COSAS. La mayoría de los niños y jóvenes no tienen problemas de audición ni de atención. Cuando no siguen a la primera las instrucciones de los padres es simplemente porque no les apetece. Los padres menos avisados entran entonces en una agotadora espiral de repeticiones. Para evitarla hay que seleccionar las correcciones; no deben ser muchas ni constantes, y no atenderlas debe tener consecuencias.

10. PONERSE SIEMPRE DE SU PARTE. Nuestros hijos no tienen mala intención. O eso queremos creer. Por eso, nos fastidia que les achaquen defectos o errores que nos parecen improbables. La bronca de un profesor siempre resulta excesiva; el parte negativo por descuidar la puntualidad, desproporcionado; el gesto de fastidio de un vecino al que casi atropella el niño, una falta de educación…

11. NO RESPETAR LAS PROPORCIONES HAY QUE SER DRÁSTICOS. Montar un pollo por dejar un juguete en el pasillo y no dar importancia a que el niño grite o maltrate de alguna forma a un hermano, familiar o amigo, o a ser maleducado con los mayores. Hay batallas diarias muy obvias que hay que librar con calma y constancia, mientras otras hay que estar muy atento para detectarlas. Todas son importantes pero ninguna igual a otra.

12. QUE TENGAN MUCHAS COSAS. Que no les falte de nada no significa que les sobre de todo. Necesitan bolígrafos, cuadernos, vestidos… pero si tienen pocos los cuidarán mejor. Luego están los juguetes y otros regalos de mayores que no dejan de ser juguetes: nada decepciona más a los padres que comprobar el poco caso que les hacen o lo mal que los cuidan. Una vez que se ha empezado con mal pie en este asunto resulta muy difícil rectificar.

13. PIERDE LA PACIENCIA, DESAHÓGATE. El efecto ha sido inmediato: por fin hemos visto la preocupación reflejada en su rostro y en toda la tarde no ha dicho ni pío. “Me he pasado, sí, pero mira cómo ha aprendido”. Pues no, no ha aprendido; o mejor dicho, ha aprendido que tiene que estudiar más o ser menos contestón sólo porque así evitará esa desagradable reacción del papá o la mamá. No; no es una buena lección.

14. QUE NO SE JUNTEN CON CIERTA GENTE. La ‘cierta gente’ verdaderamente tóxica o indeseable es muy escasa, así que atentos a enmascarar prejuicios. Debemos preocuparnos si vemos relaciones inconvenientes de nuestros hijos por todas partes y al mismo tiempo: en el colegio, en el deporte, en el barrio, en la propia familia… El problema seguro que es nuestro. El menor aprende a valorar la amistad y las relaciones- también- equivocándose.

15. QUE LA EDUCACIÓN LA LLEVE UNO DE LOS CÓNYUGES. El famoso ‘reparto de tareas’ no se aplica en este punto. La responsabilidad en la Educación es compartida, nadie lo discute, pero cada pareja es un mundo y en el trato con los hijos es inevitable la desigualdad. La crianza más saludable es la que implica en el mismo grado, con la misma intensidad a padre y madre, pero adaptándose a lo que puede aportar cada uno..

16. ENGAÑARLES. Engañar a un niño, como se suele decir, es lo más fácil del mundo y, para los padres, un recurso para economizar en explicaciones, justificar las indicaciones o evitar temas delicados. Cada vez que engañamos perdemos la oportunidad de explicar a los hijos algo que seguramente no entenderán en ese momento pero que quedará latente en su pequeño cerebro. Igual que le pasa a la mentira.

17. NO CUMPLIR LAS PROMESAS. Otro recurso facilón es la promesa de un incentivo que no pensamos cumplir, o al menos no de momento. Esto también funciona, pero durante menos tiempo, hasta que el niño o la niña asimila la falta de credibilidad del progenitor. La consecuencia es que esta desconfianza hacia los padres se extiende a todos los aspectos de la crianza.

18. AMENAZAR CON UN BOFETÓN. O con una palmada en el culo o la zapatilla. A estas alturas, en esta sociedad hipercivilizada, todavía nos sorprende que nos salga una amenaza así, tan natural. En parte porque lo hemos escuchado miles de veces en nuestra niñez, en parte porque forma parte del lenguaje coloquial, es posible que no le demos importancia, pero en la mente de un niño suena muy fuerte, aunque todavía es peor que se acostumbre a escucharlo… y menos a sufrirlo.

19. CONTROLAR SUS ESTUDIOS. Haz un seguimiento diario y minucioso de las obligaciones escolares de tus hijos… y conseguirás que no se sientan responsables de sus éxitos ni de sus fracasos. Ayúdales, que no se sientan solos en esa parcela tan importante de sus vidas, pero déjales probar sus límites por ellos mismos, encontrar las motivaciones adecuadas y equivocarse y aprender de los errores.

20. INHIBIRSE DE LAS PANTALLITAS. Ya se sabe, son de otra generación, los llamados nativos digitales… ¿Qué podemos hacer contra eso? No hay que hacer nada ‘contra’ sino más bien ser conscientes de que buena parte de su educación la están asimilando de las pantallitas. Y eso puede ser bueno o muy malo. Y como en tantas otras cosas, que la relación del niño con el mundo digital resulte provechosa y satisfactoria sólo se consigue con esfuerzo.

21. DESCONFIAR DE LA FELICIDAD. Un niño feliz es un niño que sabe que hay reglas y obligaciones, pero además es un niño al que se le nota que es feliz. Los padres podemos confundir de manera inconsciente la alegría de los hijos con la falta de madurez o una culpable despreocupación. La felicidad es una obligación que se aprende a ejercer desde niños y no se debe abandonar nunca.

22. ¿QUÉ HEMOS HECHO MAL… O BIEN? Hemos seguido concienzudamente estos consejos y… ¡este hijo es una maravilla! Lo mismo ocurre -es más frecuente- al contrario: somos unos padres estupendos y… este niño es un vago y un sinvergüenza. Pues sí, estas cosas pasan. El hijo o la hija son, al fin y al cabo, personas diferentes, condicionadas por el fenotipo y el genotipo de una forma tan complicada como misteriosa. Y también libre para sus propias decisiones.

Menudos Corazones ha inaugurado una casa para las familias de niños con cardiopatías

La Fundación Menudos Corazones presentó el pasado 14 de febrero en Madrid, coincidiendo con el Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas, su nueva Casa Menudos Corazones. La vivienda, con 9 habitaciones dobles con baño y espacios comunes, se encuentra bien comunicada por transporte público con los hospitales de referencia en cardiopatías congénitas de Madrid y desde este mes de febrero aloja gratuitamente a familias con hijas e hijos con cardiopatías congénitas hospitalizados.

Apenas un año después de haber iniciado los trabajos de rehabilitación de la vivienda de tres plantas, Menudos Corazones ha mostrado la nueva cara de la Casa con un vídeo en el que tiene un papel destacado la actriz Belén Rueda, su presidenta de honor, quien se ha volcado con este nuevo y necesario recurso de la Fundación.

“Hace 20 años, muchos de los logros que hemos conseguido nos parecían inalcanzables. Pero esta Casa Menudos Corazones… es que ni entraba dentro de nuestros sueños y ¡ya es una realidad!”, ha reconocido Belén Rueda.

Por su parte, María Escudero, presidenta de Menudos Corazones, recordó que el alojamiento fue el primer proyecto puesto en marcha por la Fundación. “Es realmente emocionante abrir la Casa Menudos Corazones, fruto de nuestro esfuerzo y de la solidaridad de quienes nos han apoyado. Con este nuevo espacio, acogedor y cómodo, las familias podrán reconstruir parte de la normalidad que han perdido al abandonar su hogar y su rutina por la hospitalización de su hijo o hija con cardiopatía congénita”.

Reyes Martínez y Pablo Burillo, de Castilla-La Mancha, conocen bien esta realidad. Se trasladaron a un gran hospital de Madrid en 2018 para el nacimiento de su hija Lara, a quien habían diagnosticado una cardiopatía. “Veníamos por unas pocas semanas, pero todo se complicó hasta tener que permanecer 10 largos meses fuera de casa”, ha contado Reyes.

Durante ese tiempo, Menudos Corazones les dio alojamiento gratuito en uno de sus pisos compartidos. “¡Y menos mal! Nuestra economía no hubiera podido soportar el gasto de alquilar una vivienda en una ciudad como Madrid”, contaba Pablo, quien también destacó la importancia de contar con un espacio donde desconectar de las intensas jornadas hospitalarias: “La UCI pediátrica es un lugar que emocionalmente te sobrepasa”.

“Más de la mitad de las niñas y los niños con cardiopatías congénitas que se operan en Madrid se trasladan, como Lara y sus padres, desde otras comunidades autónomas. Poder dar respuesta a sus necesidades hace que este nuevo hogar de Menudos Corazones sea una magnífica noticia”, reflexionaba Belén Rueda. “Y aunque este ilusionante reto es hoy más real que nunca, no podemos olvidar que va a seguir necesitando, además de nuestro trabajo, toda la ayuda posible”.

Con la nueva Casa Menudos Corazones, la Fundación prácticamente duplica su capacidad de alojamiento, sumando estas 9 habitaciones a las siete ya disponibles en dos pisos, y a las tres habitaciones de hotel cedidas por NH Hotel Group desde 2003. En total, 19 familias podrán ser acogidas cada día por Menudos Corazones.