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La política educativa de los últimos tres años impulsada por la consellera de Enseñanza, Irene Rigau, contra el fracaso escolar se ha centrado en las aulas pero ha ignorado el entorno social de los alumnos y no desarrolla medidas de corresponsabilidad con las familias. Ésta es una de las críticas que contiene un análisis realizado por la Fundación Bofill, presentado en Barcelona el 7 de marzo, de las principales medidas de la política educativa de los dos últimos gobiernos de la Generalitat (2011-2013).





